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Tu Mentira [HunHan] por hh_mili

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Notas del capitulo:

Hola!!!!!!!! Aquí estoy de nuevo XD les traigo el nuevo capítulo, pensaba subirlo el jueves porque se cumplieron los 5 comentarios pero tuve unos problemas con el documentó…….no encontraba el capítulo por ningún lado…..y resulta que estaba en mi flash xd

Bueno sin nada más que decir les dejo es capítulo de hoy……



------------♥------------

 

Cuando Luhan se despertó a la mañana siguiente, por un fugaz instante no recordó dónde estaba. Pero luego, cuando contempló su antiguo dormitorio, ya más despejado, los recuerdos afloraron… y con ellos la desesperación.

Gimió y rodó al otro lado de la cama, enterrando la cara en las almohadas. «No puedo soportarlo. Es demasiado». Mordiendo la almohada para no sollozar, se hizo un ovillo y rezó para volver a dormirse sólo en el sueño podía encontrar un mínimo de tranquilidad. Tardó bastante, pero al final consiguió su objetivo.

Seguía allí, muerto para el mundo, cuando Baekhyun lo llamo. Luhan se despertó con un sobresalto cuando su madre le sacudió un hombro suavemente.

—¿Qué pasa? —exclamó, sentándose en la cama.

—Tienes una llamada —le dijo, tapando con la otra mano el micrófono del teléfono inalámbrico—. Park Baekhyun.

Luhan se quedó sorprendido. ¿Cómo habría sabido Baekhyun que estaba allí? Sólo había una respuesta a aquella pregunta: Sehun debía de haber llamado a Chanyeol para contarle lo sucedido. Y luego Baekhyun habría concluido que no había tenido ningún lugar adonde ir que no fuera la casa de sus padres.

No quería hablar con Baekhyun. No quería hablar con nadie. ¿Pero cómo podía negarse, con su madre delante? Jessica era una amante de las buenas maneras.

—Gracias —tomó el teléfono, y esperó a que su madre saliera de la habitación antes de hablar.

—Hola.

—Luhan, soy Baekhyun.

—Sí. Ya me lo ha dicho Omma.

—Por tu voz, deduzco que estás fatal.

—¿De veras?

—Sí, pobrecito… Mira, sé lo que pasó. Chanyeol tuvo que llamar a Sehun ayer por un asunto urgente y él se lo contó. Tengo que decirte que, en mi opinión. Sehun se ha comportado como un absoluto canalla. Ahora que Chanyeol no me está oyendo, puedo decirlo.

Luhan suspiró.

—La culpa no fue toda suya.

—Tonterías. Él tuvo toda la culpa. Para empezar, nunca debió haberse casado contigo.

—Ya.

—Pareces tan triste… Dime. ¿Qué vas a hacer? No a largo plazo, sino hoy. ¿Qué piensas hacer hoy?

Luhan soltó una nerviosa carcajada.

—Pretendía levantarme y salir a pedir empleo en una galería de arte que conozco. En una ocasión, su propietario me dijo que me lo daría si lo necesitaba. Pero la verdad es que no tengo fuerzas para hacerlo. Sólo tengo ganas de quedarme en la cama y seguir durmiendo…

—Eso es la depresión. No puedes hacer eso. Mira, hoy es mi día libre. Voy a buscarte e iremos juntos a esa galería de arte. ¿Dónde está, por cierto?

—En el centro.

—Perfecto. Luego comeremos juntos. Conozco un sitio por allí. ¿Qué hora es? Mmmm… las diez y diecisiete minutos. Te daré de tiempo hasta las once para que te prepares. Levántate y dúchate. Y ponte algo de colores alegres.

Luhan no supo qué decirle. Negarse era imposible. Baekhyun era como un torbellino. Su amabilidad lo conmovió tanto que ya no pudo reprimir las lágrimas.

—Gracias —pronunció con voz ahogada.

—De nada.

—Vamos. Levántate y deja de llorar.

—¿Cómo sabías que estaba llorando?

—Hannie, yo también soy de ese tipo de hombre.

Y un hombre increíblemente guapo, según comprobó Luhan una vez más cuando le abrió la puerta a las once. Vestido con un elegante traje negro y una camisa rosa pálido estaba impresionante.

Luhan envidió no sólo su belleza, sino su aire de absoluta seguridad y confianza en sí mismo. Si algo positivo había sacado de aquella última semana, era su convencimiento de que, a su modo, el era también una persona atractiva, con una buena figura y un estilo propio.

Cuando Sehun eligió para él la chompa blanca con líneas rojas de lana y pantalón negro que lucía en ese momento, le había parecido demasiado llamativo, demasiado escandaloso. Ahora, en cambio, ni su color ni su ajustado talle la molestaban lo más mínimo.

—Perfecto —aprobó Baekhyun, mirándolo de arriba abajo—. Vamos, recoge tus cosas y vámonos.

—Quiero llevarme un par de pinturas —dijo Luhan, y señaló el paquete envuelto que había dejado en el vestíbulo, apoyado contra la pared—. Si eres tan amable de llevarme el maletín…

—¿Son tuyas? —le preguntó mientras bajaban los escalones del portal.

—Sí. Quiero ver qué es lo que Yifan piensa de ellas.

—¿Yifan?

—El dueño de la galería. Wu Yifan.

—No lo conozco, pero es igual. La verdad es que no sé mucho de arte. ¿Son buenas?

—Yo así lo creo.

—Me gusta ese tono —lo miró, alegre—. Muy positivo.

—Es difícil no ser positivo a tu lado, Baekhyun.

—¡Qué cosas tan bonitas me dices!

«Y qué maravillosa persona eres tú», pensó Luhan mientras se dirigían a la galería. No le sorprendía que Chanyeol lo amara tanto. Ese último pensamiento, sin embargo, fue como una espada de doble filo, porque lo llevaba a ansiar de nuevo la luna… ¡Qué no habría dado por que Sehun la hubiera mirado como Chanyeol miraba siempre a Baekhyun, y Kai a Kyungsoo! Pero él nunca lo había mirado así. Ni nunca lo haría.

Baekhyun conducía en silencio, indeciso sobre si sacar el tema de Sehun o no. No tenía ninguna intención de decirle que Sehun creía haberse enamorado de él durante su segunda luna de miel, porque, francamente, lo dudaba. Que lo deseara era otra cosa. Baekhyun dudaba seriamente de la capacidad de Sehun para enamorarse, sobre todo cuando en teoría lo había estado de aquella patética y engreída top model…

Decidió esperar a ver a Sehun aquella noche antes de formular juicio alguno sobre ese punto. Se estaba convirtiendo en un especialista en interpretar en lenguaje corporal: su trabajo en el negocio inmobiliario le estaba enseñando muchas cosas. En esos días podía saber, simplemente mirando a un cliente, si se trataba de un comprador serio o no. A esas alturas, a Sehun le resultaría muy difícil engañarlo.

Mientras tanto, necesitaba averiguar lo que Luhan sentía por su marido. Obviamente, se sentía muy dolido. Quizás hasta lo odiaba. Pero demasiadas veces el odio era precisamente la otra cara del amor. En cualquier cosa, lo de poner a prueba las frágiles emociones de Luhan bien podría esperar hasta la hora de comer. Lo invitaría a una copa de vino o dos, y esperaría a que se relajara lo suficiente antes de abordar un tema tan delicado.

—¿Dónde está esa galería de arte? —le preguntó cuándo ya se acercaban al centro.

—Gira a la izquierda en el siguiente semáforo. Y luego la segunda calle a la derecha. Detrás hay lugar para aparcar.

Baekhyun encontró la galería, un edificio de color gris claro de dos plantas, contiguo a un callejón que llevaba al aparcamiento trasero. En la fachada, un enorme ventanal proporcionaba una vista completa de las obras expuestas, entre ellas una gran colección de cerámica.

La campanilla de la puerta anunció su entrada y un hombre rubio, vestido con una camisa negra y una corbata de estampado de Cachemira salió de la trastienda. Al principio no pareció reconocer a Luhan, pero en seguida una enorme sonrisa se dibujó en su rostro de rasgos finos y atractivo.

—Hannie, cariño… ¡Cuánto tiempo! ¡Estás guapísimo! Y… ¿qué es lo que me traes? ¿Pinturas nuevas? Vamos a ver…

—Son diferentes de lo que he hecho hasta ahora —dijo el castaño mientras desenvolvía el paquete—. Son para mirarlas de lejos —colocó las pinturas sobre un aparador, apoyándolas en la pared.

Tanto Yifan como Baekhyun se quedaron impresionados. No sólo eran buenas, pensó Baekhyun. Eran obras maestras.

—¡Dios mío! —exclamó Yifan, llevándose las manos a las mejillas. Aquel gesto resultó más elocuente que cualquier palabra.

—¿Te gustan? —inquirió Luhan, sonrojándose.

Ambas pinturas eran desnudos. La primera se titulaba Desesperación. Un título muy adecuado. Un joven estaba sentado en un taburete, con los hombros hundidos y la cabeza entre las manos. No se le veía el rostro: afortunadamente, aquel detalle la volvía irreconocible. Y afortunadamente también, las partes más íntimas de su cuerpo no resultaban visibles.

La segunda pintura no era tan discreta como la primera. EL joven estaba sentado a horcajadas sobre una silla, con los brazos apoyados en el respaldo. De la parte inferior sólo se veían las piernas, pero se podían distinguir perfectamente el pecho, con los pezones endurecidos y tal vez la hombría un poco erecta.

Una vez más. Luhan se alegró de haber hecho irreconocible su rostro con un eficaz uso de las sombras. Sólo se le veía un ojo, un ojo increíble con una expresión tan intensa como inconfundible: el título. Deseo, resultaba casi innecesario.

Era la pintura más cargada de erotismo que Baekhyun había visto en su vida.

—¿Las ha visto Sehun? —le preguntó en voz baja, un poco ronca. Mirar aquella pintura le había acelerado la respiración. Podía imaginar perfectamente la reacción de otro hombre… Lo bueno era que conocía el control sobre él y otras partes de su cuerpo.

—No.

Su respuesta no lo sorprendió.

—Podría conseguir treinta de los grandes sólo por ésta —declaró Yifan, señalando la pintura titulada Deseo—. Tengo varios clientes acaudalados que compran desnudos. Por la otra no creo que saquemos tanto. Quizá sólo veinte.

Luhan se lo quedó mirando impresionado. ¡Cincuenta mil dólares! Ya había sabido que eran buenas, pero no tanto…

—Por supuesto, si pintases algunas más —añadió Yifan, con los ojos brillantes—, podríamos montar una exposición, por ejemplo, para antes de Navidad. Con la publicidad adecuada, causarías sensación.

Luhan no sabía qué decir.

—Has encontrado tú fuerte, Hannie—continuó Yifan—. Los desnudos siempre se venden bien. Pero te sugiero que pintes un rubio la próxima vez. Y un cambio de escenario. Tu amigo… —miró a Baekhyun de arriba abajo— podría ser un buen modelo. Pero conserva el blanco y negro. Es muy expresivo.

—¿Y qué tal otro hombre más masculino? —sugirió Luhan, evocando el cuerpo desnudo de Sehun. No necesitaría que posara para él. Recordaba cada línea de su cuerpo. Cada músculo.

—Eso sería aún mejor —exclamó Yifan, entusiasmado—. ¡Ampliarías tu mercado potencial con unos cuantos desnudos masculinos!

—No estaba pensando en varios —repuso Luhan—, sino en uno. Uno solo. Tardé cerca de tres meses en pintar esos dos.

—Ya, pero ahora que sabes que son buenos… —le señaló Yifan, con tono petulante— pintarás con mayor rapidez. No hay nada como la confianza en uno mismo para eso, y la inspiración. Todavía quedan siete meses para Navidad. Con cuatro obras más bastará. Pongamos dos rubios y dos hombres ¿morenos?. ¿Qué me dices?

—No lo sé, Yifan. Yo sólo he venido a darte una opinión, y a pedirte trabajo.

—¿Trabajo? Oh, cariño, siento no poder ofrecerte nada. En estos momentos la situación es bastante difícil. Ya tengo a una chica que viene a ayudarme los fines de semana y los días de exposición. Y no puedo despedirla a ella para contratarte a ti. ¿Verdad?

—Por supuesto que no.

—Mira, cariño —acercándose, le tomó las manos entre las suyas—, aprovecha esta oportunidad para pintar. Pon toda tu emoción en el trabajo.

—No sé, Yifan —la verdad era que no se sentía con mucho ánimo para hacerlo. Volvía a sentirse terriblemente cansado—. Yo… pensaré sobre ello.

—No te las lleves —objetó Yifan al ver que se disponía a envolver de nuevo las pinturas—. ¿Y si las mando enmarcar y las exponemos? Quizá recibamos alguna oferta.

—De acuerdo —aceptó Luhan—. Pero no las vendas sin consultarme antes.

—Como quieras.

—¿Estás seguro de que quieres vender esas pinturas? —le preguntó Baekhyun minutos después, mientras tomaban el aperitivo. Él había pedido un agua mineral, y su amigo una copa de Chardonnay, de las bodegas de Hunter Valley. Estaban en una cafetería del barrio; no era nada del otro mundo, pero Baekhyun lo conocía y la comida era buena—. Son magníficos, pero cualquiera podría darse cuenta de que eres tú, Luhan tu eres el de las pinturas.

—¿Tan obvio es?

—Sí.

Luhan bajó su copa de vino.

—¿Qué importa? A Sehun, desde luego, no le va a importar. No me quiere, ni a mí ni a mis pinturas.

—¿Estás seguro de eso?

—Completamente.

—¿Tú le sigues amando, Luhan?

—No debería —desvió la mirada, sacudiendo la cabeza—. Sé que no debería.

—Pero lo amas.

Asintió, incapaz de hablar.

De pronto le no supo qué hacer ni qué decir. Lo único que sabía era que tenía que asegurarse de que lo que Luhan creía era realmente la verdad. Si Sehun no lo quería, entonces se merecía lo que le ocurriera. Pero si realmente lo amaba… entonces tenía que saber que aquel encantador hombre seguía amándolo a su vez.

—Sehun vendrá a cenar esta noche a casa.

Luhan alzó la cabeza y se le quedó mirando con una expresión que era una mezcla de sorpresa y reproche.

—No ha sido idea mía —se apresuró a explicarle Baekhyun—, sino de mi media naranja. Y yo no pude negarme.

Luhan suspiró resignado.

—Sehun y Chanyeol están muy unidos. Por no hablar de Kai. Ninguno de los dos aprobó que Sehun se casara conmigo. Pero estuvieron en nuestra boda y no dijeron una sola palabra.

—Nunca lo habrían hecho. Son amigos muy leales.

—Lo entiendo. Pero no tienen nada en común, excepto quizá el golf, tal vez el canto y que son muy ricos. ¿Por qué son tan buenos amigos?

—Chanyeol no siempre fue rico —le señaló Baekhyun—. Cada uno aprecia las virtudes de los demás. Y se comprenden muy bien. Estuvieron juntos en el internado, compartiendo la misma habitación. Y también en la universidad. Hasta que el padre de Chanyeol se suicidó. Eso lo sabías, ¿verdad?

—Sí. Sehun me contó la historia después del jaleo que se montó en tu boda.

—Aquello dejó destrozado a Chanyeol. Se convirtió en un ser amargado. Tanto Sehun como Kai le ayudaron mucho.

De repente. Luhan frunció el ceño.

—¿Sabías que el padre de Sehun había sido un maltratador?

—Cielos, no. No tenía ni idea. Y no creo que Chanyeol lo sepa tampoco. Si lo sabía, jamás me lo mencionó.

—A Sehun no le gusta hablar de ello.

—Pero a ti te lo dijo.

—Sólo recientemente.

«Durante su segunda luna de miel», pensó Baekhyun. Cuando Sehun afirmaba haberse enamorado de él… Tuvo oportunidad de seguir pensando sobre ello durante la comida. Y durante el trayecto de vuelta a casa de Luhan.

—Gracias por la comida, Baek —le dijo Luhan, una vez ante la casa de sus padres—. Y por haberme acompañado a ver a Yifan.

—¿Qué harás si te llama para decirte que ha encontrado comprador para tus pinturas? ¿Las venderás o esperarás a montar la exposición?

—Ahora mismo no lo sé. Es posible que no haga ni una cosa ni la otra. Son pinturas íntimas. Baekhyun. La verdad es que nunca pensé realmente en venderlas. Sólo quería saber la opinión de Yifan.

—No tienes por qué venderlas si no quieres.

—No, desde luego —no le gustaba la idea de que la gente las mirara y pensara que era él. Ciertamente había ejercitado su imaginación, pero el sentimiento, las emociones habían sido todas suyas. Suspirando, miró de nuevo a Baekhyun—. ¿Le dirás a Sehun que has estado conmigo hoy?

—Sí, ¿por qué no? Tú eres mi amigo. Él no.

—¿De verdad?

Su vulnerabilidad resultaba conmovedora. «Mataré a ese hombre si al final resulta que no te quiere», pensó Luhan mientras se inclinaba para darle un beso en la mejilla.

—Por supuesto que sí. Te llamaré mañana en algún momento. Y no te quedes con los brazos cruzados. Aunque no decidas vender esas dos pinturas en particular, sigue pintando. Y no duermas demasiado. El mundo del arte está esperando a su nuevo genio.

—Ojalá —rio Luhan, irónico, antes de bajarse del coche.

—¡Las ilusiones estás destinadas a hacerse realidad!

«Sólo algunas, Baekhyun», pensó Luhan, triste, mientras se despedía con la mano. «Sólo algunas».

«Mejor me habría quedado en casa», pensó Sehun, sombrío, a los pocos minutos de llegar a casa de Chanyeol. Antes habría soportado el frío menosprecio de Seulgi que la penetrante mirada de Baekhyun. Pero esa noche no le quedaba más remedio que aguantar aquella mirada. Y el interrogatorio nada sutil al que lo estaban sometiendo sobre lo que realmente había ocurrido en Dream Island.

—Lo siento, amigos —dijo nada más apurar su primera copa de vino, la del aperitivo—. Han sido muy amables al invitarme a venir esta noche, pero lo cierto es que no me apetece mucho hablar, y cenar tampoco, la verdad. Así que será mejor que me vaya a casa…

Gangman no quedaba lejos de la mansión que Chanyeol había adquirido en el centro.

—No seas estúpido —protestó inmediatamente Chanyeol—. Mira, no vamos a continuar interrogándote, ¿verdad, Baek? No te vayas. Tómate otra copa —y se la rellenó. Sehun suspiró.

—No sé si lo entiendes. Yeol.

—Yo sí —dijo Baekhyun, suavizando la expresión de su mirada por primera vez en toda la tarde—. Tú amas a Luhan, ¿verdad?

—Más de lo que nunca habría creído posible.

—Entonces tienes razón —repuso—. No deberías quedarte aquí esta noche. Debería ir buscarlo a casa de sus padres y decírselo ya.

—¿Qué? Dios mío. Baekhyun. ¿Cómo podría hacer una cosa así? Luhan me odia.

—No, no te odia. Hoy estuve comiendo con él y no te odia en absoluto. Es justo lo contrario, de hecho.

El corazón empezó a latirle tan rápidamente que hasta le martillearon los oídos.

—¿Todavía me quiere?

—Sí.

—¿Pero cómo es posible, después de todo lo que le he hecho?

—Porque es Luhan, por eso. Porque es bueno, amable y generoso. Él no se venga, Sehun. Nunca. Y tampoco es mentiroso. La única razón por la que continuó tomando la píldora fue porque no podía soportar la perspectiva de volver a tener otro hijo tan pronto. Después de todo, sólo han pasado tres meses. Probablemente tenía demasiado miedo de decírtelo. Tú puedes llegar a ser bastante intimidante, Sehun, sobre todo para alguien como Luhan.

Sehun se lo penso durante un buen rato, hasta que finalmente negó con la cabeza.

 

------------♥------------

 

Notas finales:

Que les pareció? Lo continuare el lunes si llegamos a los 50 Rws jejejejeje ya estoy trabajando en el siguiente capítulo. Se cuidan mucho mucho…..


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