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Tu Mentira [HunHan] por hh_mili

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Notas del capitulo:

Hola!!!!!!!! Aqui estoy de nuevo jejejej lo siento por no haber subido el cap. antes mi mama olvido pagar el inter y nos cortaron!!!!!!!!! pero ya estoy de nuevo aqui jejejejeje espero que les guste el nuevo cap :)

------------♥------------

 

Luhan no dudaba de su palabra mientras lo veía salir apresurado. Oh Sehun no era hombre que fracasara en sus propósitos. Era un ganador.

Sabía más de su marido que lo que él se imaginaba. Cuando lo dejó solo en casa durante el mes y medio que transcurrió entre su compromiso y su boda, había pasado muchas horas rastreando su nombre en Internet, alimentando la insaciable curiosidad que sentía por el hombre poderoso del que se había enamorado y con el que estaba a punto de casarse. Había leído cada noticia relacionada con su persona, cada artículo o nota sobre su trayectoria profesional y su vida privada.

Y había tenido mucho que leer.

Aunque sabía ya que su padre era el magnate del transporte Oh Kyuhyun, lo que no había sabido era que su padre había empezado como simple camionero para convertirse en millonario a la edad de treinta años. Por supuesto, su matrimonio con la hija de su acaudalado jefe había supuesto el primer paso en una larga carrera de éxitos, una estrategia con la que el propio Luhan estaba familiarizado. De hecho, sospechaba que su propia madre. Jessica, se había casado por dinero, no por amor. De alguna manera se sentía profundamente avergonzado de que su madre, siempre tan materialista, no hubiera hecho nunca nada en la vida excepto gastar el dinero de su pobre marido.

Al menos Oh Kyuhyun había ascendido a pulso, revelándose como un astuto hombre de negocios al convertir la renqueante empresa de transportes en la mayor de toda Corea. Oh había ampliado su empresa por otros continentes y sectores, comprando buques de carga y un par de compañías aéreas.
Su matrimonio le había dado dos hijos, la mayor, había fallecido en accidente de coche pocas semanas antes de cumplir veintitrés años. El deportivo que conducía, y con el que se salió de la carretera para estrellarse contra un poste, había sido un regalo de su padre, que la adoraba. Poco después su suegro falleció al entrar en un terrible descenso físico por la muerte de su hija.

El nombre de Sehun empezó a aparecer en los artículos sobre la familia Oh cuando tenía dieciocho años, y no precisamente por haber continuado en el negocio familiar, como lo había hecho su hermana. Aparentemente había saltado a la fama como manager de una agencia de cantantes y actores a edad tan joven, cuyo antecesor había sido detenido por desfalco tres años antes. Enfrentados a un futuro incierto, habían acudido a Sehun, que había abierto un bufete de abogados un poco antes de terminar la universidad.

Los había ayudado, desde luego. Pero no denunciando al hombre que los había estafado, tal y como ellos le habían pedido, sino convirtiéndose en su manager. Al parecer siempre había alimentado una secreta pasión por el negocio del espectáculo.

El trato al que había llegado con ellos era que no cobraría comisión alguna durante el primer año, a cambio de que hicieran todo lo que él dijera sin preguntar nada. Con tan poco que perder como tenían, todos los actores y cantantes habían aceptado.

Al cabo de tres años, había tenido éxito: cada uno de sus clientes había triunfado siguiendo sus consejos. Y su nueva empresa. SM, se había convertido en la agencia de asesoría de imagen más famosa de toda Corea, hasta que el punto de que lo habían bautizado El hombre del Maquillaje.

Su modus operandi era el siguiente: ideaba y pensaba para cada artista una nueva imagen, a veces incluso un nombre nuevo, y siempre una renovada confianza en su persona. Todo ello, combinado con muchos minutos de televisión, lograba convertir a sus clientes en las caras más conocidas del país.

Fue inevitable que, después de aquel éxito. Sehun ampliara su radio de acción al mundo de la publicidad.
«Los productos no son muy distintos de la gente. Necesitan una imagen para tener éxito»: era una de las frases de Sehun que había leído, poco después de que fundara SMEnt. Su estrategia había dado resultado y Sehun había triunfado una vez más, con la ayuda de un creativo equipo de colaboradores.

Su éxito más famoso había sido Wendy Son, una cantante de baladas que había ganado una Guitarra de Oro pero que, desde entonces, había entrado en decadencia. Durante los últimos años, había ganado también veinte kilos. Sehun no le cambió el nombre; sólo se lo acortó para hacerlo más popular. Él personalmente supervisó su dieta y su programa de ejercicios hasta que consiguió que recuperara su peso ideal y su antigua figura. Tiñó su espléndido cabello negro de castaño con las puntas azules y cambió radicalmente su vestuario. Su primer álbum como “Be Natural” fue un éxito: disco de oro en pocos días y de platino en varias semanas. Años más tarde todavía se continuaba vendiendo. Por supuesto, su música también había cambiado: había ganado en ritmo y sensualidad.


Para cuando cumplió los veintitrés, Sehun ya se había convertido en multimillonario y en una especie de playboy. En Internet encontró centenares de fotografías en las que aparecía haciendo lo que suelen hacer los playboys en su tiempo libre. Había imágenes suyas asistiendo a las galas de estreno, participando en los torneos de golf, navegando en yate, conduciendo coches de carreras, relajándose en suntuosos complejos vacacionales…

En la mayor parte de las fotografías había aparecido del brazo de una mujer u hombre diferente. De hecho, fue una sorpresa para toda la prensa que, con veintitrés, se casara con Sulli, la top model Coreana. Luhan se había sentido muy celoso de todas las conquistas anteriores de Sehun: pertenecían al pasado, después de todo. Pero sólo había tenido que ver una de las fotografías de su primer compromiso para darse cuenta de que él nunca podría competir en ese terreno. Sulli había estado sencillamente despampanante.

Pese a todo, no había experimentado celos, porque Sehun lo había elegido a él. Sin embargo, había dejado de sentirse cómodo y satisfecho con su propia apariencia. Así que había contratado a un asesor de imagen… ¡en vez de recurrir a su insoportable madre!… y el resultado lo había complacido mucho. El día de su boda se había sentido realmente guapo, y convencido de que era el verdadero amor de Sehun…

—Qué estúpido he sido… —murmuró mientras tomaba una tostada y la mordía con rabia.

Pensar en las mentiras y engaños de su marido lo había hecho enfadar de nuevo. Estaba furioso con Sehun, sí, pero sobre todo consigo mismo. Debería haberlo enfrentado con la verdad, con lo que había escuchado en el hospital, cuando el dolor había estado aún fresco en su mente y en su corazón.
Ya era demasiado tarde. Estaba atrapado, y no sólo por su amor no correspondido, sino por el renovado deseo que sentía por Sehun, ansiaba desesperadamente disfrutar de aquella segunda luna de miel con él, ansiaba hacer el amor con el rubio durante días y días… No tenía sentido fingir otra cosa. Ni pensar que podía hacer o decir algo que pudiera evitar lo que terminaría sucediendo de todas formas…

Levantándose, se acercó el caballete y retiró la sábana que cubría el lienzo. Lo que veía allí seguía teniendo el poder de sorprenderlo… y de excitarlo.

De repente sonó el teléfono, sobresaltándolo. Era imposible que Sehun hubiera llegado ya a la oficina: apenas hacía diez minutos que había salido. Por supuesto, bien podría estar llamándolo desde el teléfono del coche, pero lo dudaba: era algo que no solía hacer.

Esbozó una mueca al pensar que podría ser su madre, deseando enterarse de los detalles de la boda de Kai. La había llamado la noche anterior cuando ya se estaba desnudando para irse a la cama, y había pospuesto la conversación, pretextando un dolor de cabeza.

—¿Diga? —respondió, con tono poco alegre.

—Oh —era una voz de hombre—. Perdona. ¿He llamado en un mal momento?

No era su madre, sino Baekhyun, el esposo de Park Chanyeol, Baekhyun era lo más cercano a un amigo que tenía. Sorprendentemente, habían estudiado en el mismo internado, pero en aquel entonces no habían hecho amistad. Baekhyun había ido una clase por delante y sus caminos nunca se habían cruzado, aunque, si eso hubiera ocurrido, tampoco habría sucedido nada. Luhan no había sido un chico muy popular ni siquiera en su propia clase, debido quizá a su timidez, pero sobre todo a que no le había interesado nada de lo que había apasionado a sus compañeros. La ropa, los móviles, las parejas… todo eso siempre le había parecido una pérdida de tiempo. Había preferido estar solo a la charla frívola de las otras personas. Había preferido pintar, y soñar.

Le habían interesado los chicos, claro, pero de una manera romántica, ideal. Había pensado en el sexo opuesto, y en el sexo mismo, con la imagen del tu media naranja como modelo. Nada que ver con los chicos duros que asistían a la escuela cercana a la suya, y con quienes sus compañeros y él mismo se veían obligados a relacionarse de cuando en cuando. Su pareja perfecta siempre había sido algo mayor, mucho más tierno y un amante mucho más experimentado.


En la facultad de Bellas Artes había hecho un par de amigas, ambas lesvianas. Su media naranja no había aparecido por ninguna parte y una vez más, sus compañeros habían optado por ignorarlo.
Para cuando conoció y se casó con Sehun, había empezado a sentirse muy solo. Verse de repente transportado al mundo de la fama como esposo de un conocido millonario había sido una terrible experiencia. No había estado acostumbrado a saltar a la arena pública, o a hacer el tipo de cosas que Eunhyuk probablemente habría esperado que hiciera, sobre todo después de conocer a su madre. Al fin y al cabo Jessica era una mujer muy bien relacionada que había organizado la boda de su hijo en tan sólo mes y medio.

Luhan había sobrellevado la situación sorprendentemente bien gracias a Baekhyun, que muy pronto se había revelado como un gran amigo. Era un chico fantástico, nada vano ni frívolo pese a su increíble belleza, y tampoco nada egoísta como solían ser las esposos de los ricos.

Con Baekhyun a su lado, apoyándolo durante la mayor parte del tiempo, Luhan había superado su introvertido carácter para convertirse no en alguien extrovertido como el rubio pero sí al menos en una persona lo suficientemente seguro de sí mismo como para desenvolverse bien en compañía de la gente rica y famosa.

Después de su aborto, sin embargo, destrozado y deprimido se había negado a ir a fiestas. Incluso había rehuido a Baekhyun, avergonzado de que Chanyeol hubiera podido confiarle la humillante verdad al amor de su vida. Se había imaginado a Baekhyun no riéndose de él, pero sí compadeciéndolo.

Enfrentarse a Baekhyun en la boda de Kai había sido algo ciertamente incómodo, ya que para entonces se sentía algo avergonzado por no haberlo llamado. Casi había esperado que Baekhyun lo ignorara pero su amigo se había mostrado tan cariñoso como de costumbre, diciéndole que se alegraba de ver que tenía mucho mejor aspecto, e insistiendo en que tenían que quedar algún día para comer juntos. La cual era probablemente la razón de su llamada…

—Oh, perdona —se disculpó Luhan—. Creía que era mi madre…

Baekhyun se echó a reír.

—No tienes por qué disculparte. A mí me pasa lo mismo con la mía.

—¿De veras? —Luhan no pudo evitar sonreír.

—Oh, sí. Me llama constantemente y siempre se está metiendo en mi vida, como todas las madres.

—Pero tú no se lo permites —repuso Luhan, recordando la manera en que Baekhyun se había encarado con su madre en su boda, diciéndole que se largara.

A Luhan le habría encantado poder hacer lo mismo al menos en algunas ocasiones con la suya, que era una mujer dura y dominante. A su marido le había amargado la vida. En opinión de Luhan, su madre era así porque desde niña le había faltado confianza en sí misma. Nada era lo suficientemente bueno para ella: siempre estaba poniendo peros a todo. Quizá si hubiera tenido hermanos u hermanas. Luhan habría podido desarrollarse mejor como persona, sin verse continuamente presionado por su madre para que tuviera «éxito».

Sólo una cosa en la vida había hecho Luhan que había contentado a su madre, y era casarse con Sehun. Incluso la había felicitado por haber quedado embarazado con tanta rapidez; orgullosa, le había dicho que era un chico muy inteligente.

Por lo demás, Jung Jessica no se había mostrado precisamente muy entristecida por el aborto de su hijo, simplemente le había dicho que lo sentía, sin demasiada emoción. Al fin y al cabo, ya era el señor de Oh y ya vendría otro hijo…
Luhan podía imaginarse la reacción de su madre si algún día encontraba el coraje necesario para abandonar a Sehun.

—Aunque últimamente mi madre está bastante tranquila —le estaba diciendo Baekhyun—. Por supuesto, ayuda que esté viviendo al otro lado del mundo. Y que yo me haya casado con un millonario.

—Sí, a las madres parece que les gusta eso, ¿verdad? —comentó Luhan, entristecido.

—No te preocupes demasiado por lo que le guste o le disguste a tu madre, Hannie, la mía piensa que estoy loco porque me he puesto a trabajar, y además dono mi salario a actividades benéficas. Pero… ¿qué importa? Eso me hace sentirme bien. Siempre llega un momento en que tienes que tomar la decisión de hacer lo que es mejor para ti. Lo que sea, con tal de que te haga feliz.

«¡Feliz!», exclamó Luhan para sus adentros. Sabía perfectamente que nada de lo que hiciera él le haría feliz de verdad. Tenía que admitir, que tenía muchas ganas de que llegara el sábado. Le parecía de algún modo perverso sentirse tan entusiasmado ante la perspectiva de gozar de una segunda luna de miel con un hombre que no lo amaba, y que probablemente se había casado con él sólo para dejarlo embarazado. Pero la vida en sí era perversa, según había descubierto recientemente, y lo mismo la atracción sexual. Había intentado luchar contra el deseo que sentía por el mayor y había perdido la batalla.

—Sehun me va a llevar de segunda luna de miel —le confesó. No tenía sentido guardarlo como un secreto, ya que
estaba decidido a ir.

—¡Es una noticia maravillosa! ¿Cuándo sales?

—El sábado que viene —no añadió que eso dependía de que Sehun pudiera conseguir finalmente una reserva.

—Eso es estupendo Hannie, realmente estupendo.

—Sehun quiere que tengamos otro bebé.

—Sí, ya me lo imaginaba, quiero decir que… Sehun es joven, y Yeol me dijo que se moría de ganas de tener hijos.

—Sí, lo sé —«hasta el punto de que estaba dispuesto a dejar embarazado a cualquiera con tal de conseguir su objetivo», añadió para sus adentros.

Pero no, no había elegido a cualquier chico, sino a un jovencito lo suficientemente tonto e ingenuo como para que no cuestionara sus motivos. Y que se había quedado tan impresionado de que un hombre tan importante lo eligiera a el, que había sido absolutamente incapaz de pensar en nada.

Una vez más experimentó una punzada de furia contra Sehun.

—Mira, ¿por qué no comemos juntos un día de esta semana? —Sugirió Baekhyun—. Podemos aprovechar para hacer compras. Seguro que necesitarás ropa nueva para tu viaje.

—Ay —se lamentó Luhan, avergonzado—, seguro que te fijaste en el traje que lucí ayer, en la boda de Kai… El caso es, Baekhyun, que hace tiempo que no me compro ropa. Es como si ya no me… interesara.

—Es comprensible, lo has pasado muy mal Hannie y Sehun también. Mira, estoy seguro de que, si te ha propuesto pasar una segunda de miel, no ha sido únicamente para que intentéis tener otro bebé. Él te quiere mucho, ya lo sabes.

—Pues no, la verdad es que no lo sé —murmuró Luhan antes de que pudiera evitarlo.

—¿Qué? ¿Tú crees que Sehun no te ama? ¡Eso es ridículo, Luhan! Sehun te adora.

Luhan deseó no haber dicho nada: había sido una estupidez por su parte. Aun así, había sido un alivio descubrir que, al parecer, Baekhyun no estaba al tanto de la verdad sobre su matrimonio. Ahora sí que podría salir a comer con él y no sentirse incómodo…

—Supongo que tienes razón —se apresuró a asegurarle—. Desde lo del aborto, he sufrido una pequeña crisis de auto confianza. La depresión puede hacerte tanto daño, Baekhyun… Empiezas a imaginar todo tipo de cosas.

—Bueno, pues no te imagines que no te ama. Por cierto, recuerdo una conversación que tuve con Joy una noche, poco después de tu boda. Te acuerdas de Joy ¿verdad? Era mi mejor amiga en la escuela. El caso es que ambos estuvimos comentando lo muy romántico que nos parecía que te hubiera elegido a ti. Después de todo, un hombre rico no tiene por qué casarse con su chico sólo porque lo haya dejado embarazado. Sehun habría podido haberte pagado una cantidad para que desaparecieras de su vida. O haberte conservado como amante, con un hijo a cuestas. En lugar de ello, eligió llevarte al altar. Eso es amor verdadero Hannie.

—Estoy seguro de que tienes razón.

—Yo sé que tengo razón. Pero entiendo lo que me has dicho acerca de la crisis de auto confianza que padeces. Hazme caso, Luhan: por mucho que Sehun se sintiera inicialmente atraído por ti… tú tienes que estimular esa atracción.
Una segunda luna de miel es la ocasión adecuada para proyectar una nueva imagen.

—¿Qué clase de imagen?

—La misma que Sehun suele dar a sus clientes. Más sexy. Más atrevida.

—Eso suena bien Baekhyun pero yo nunca he sido ni sexy ni atrevido.

—Por eso se trata de una nueva imagen pero no quiero oír más objeciones. Está claro que necesitas un empujón en la dirección adecuada y yo soy la persona que le lo va a dar. ¿Cuándo dijiste que saldrán?

—El sábado —respondió sintiéndose algo avasallado. Pero no triste.

—El sábado. Muy bien. En ese caso, también te pediré hora en un fabuloso spa y salón de belleza que conozco, Joy me llevó allí el día de mi boda. Cuesta un riñón, pero… ¿qué diablos? Sehun se lo puede permitir.

—No me importa lo que cueste… —el propio Luhan se sorprendió de sus palabras—… si al final término pareciéndome aunque sea un poco a ti.

Y sí podía conseguir que Sehun lo mirara con un deseo sincero y genuino: la clase de deseo que no se podía simular.


Para cuando colgó el teléfono, Baekhyun estaba entusiasmado con los planes de aquella semana. Se llevaría a Luhan a comer al día siguiente, y el miércoles y el jueves a comprar ropa. Sospechaba que iba a necesitar más de un día para convencerlo de que adquiriera el guardarropa que él tenía en mente. El viernes lo pasarían entero en el spa, lo que significaría tomarse toda la semana libre, pero eso no era problema. Por algo estaba casado con el jefe.

—¿Yeol? —llamó a su marido mientras bajaba las escaleras a toda prisa—. Yeoli, ¿dónde estás?

No recibió respuesta. No estaba en ninguno de los salones, ni en la cocina.

—¿Chanyeol!!? —volvió a llamarlo, más fuerte esa vez.

—Estoy aquí —le llegó su voz procedente del jardín trasero.

A veces Baekhyun se arrepentía de haber abandonado el apartamento de Chanyeol en Gangnam, un pequeño y acogedor estudio donde nunca se habían perdido de vista…Pero, por supuesto, ahora necesitaban un hogar más grande.

Salió a la terraza trasera y finalmente lo vio, de pie en medio del enorme jardín, con las manos en las caderas.

—¿Qué te parece si instalamos un cajón de arena allí —le preguntó él, señalando una esquina—… y una casita en miniatura allá?

—No hay prisa —repuso con una sonrisa en la voz—. El bebé todavía tendrá que esperar seis meses.

—Ya, pero sabes que yo solamente estoy libre un día entero a la semana.

Que era precisamente ese día: lunes. Baekhyun frunció los labios haciendo un puchero.

—Debería haber adivinado que volverías a recuperar tu obsesión por el trabajo una vez que estuviéramos casados.

—Ya, eso mismo le dijo la sartén al cazo.

Su marido tenía razón, le encantaba trabajar con Chanyeol en su negocio inmobiliario. Y le encantaba también ser capaz de enviar su propio dinero a Sojin, que estaba a punto de abrir su segundo orfanato en Japón.

—¿Qué tal la conversación con Luhan? —inquirió Chanyeol—. Apuesto a que no has conseguido convencerlo de que salga a comer contigo.

—Pues te equivocas —respondió, todo petulante—. Hemos quedado mañana. El miércoles y el jueves me lo llevaré a comprar ropa y el viernes nos iremos al salón spa de Irene. ¿Y sabes por qué?

—No me lo digas, ha aceptado irse de segunda luna de miel con Sehun.

—Exacto. Y a Dream Island, ni más ni menos.

—¡Fantástico! —Exclamó su marido—. ¡Estaba muy preocupado por esos dos desde que Luhan perdió el bebé!

—Pues yo estaba más que preocupado por él —repuso Baekhyun—. Es un chico tan vulnerable… ¿Sabías que se le había metido en la cabeza la idea de que Sehun no lo amaba?

—¿Qué?

—Sí, yo me quedé tan sorprendido como tú, quiero decir que… ambos sabemos que lo quiere, ¿no? Pero… ¿por qué me miras así… como si supieras algo que yo no sé? —Acababa de cruzar las manos, exasperado, cuando de repente se dio cuenta—. ¡Oh, no! —exclamó, asombrado—. Sehun no lo ama. ¿Verdad? Si se casó con Hannie fue sólo por el bebe, por eso se quedó tan afectado cuando tuvo el aborto…

—Eso me temo —admitió Chanyeol, suspirando.

—¡El muy…!

—No seas demasiado duro con él Baekhyun, Sehun quiere tener una familia, y con Sulli no pudo ser, ¿Qué se suponía
que tenía que hacer? ¿Resignarse? Sehun es un superviviente y un emprendedor.

Baekhyun entrecerró los ojos.

—¿Dejó a Luhan embarazado a propósito antes de casarse con él?

—Eso creo, aunque no me lo dijo directamente, Sehun no suele hablar demasiado de su vida personal. Sin embargo, aún sigue obsesionado con Sulli.

—¿De esa engreída? ¡Si Luhan vale diez veces más que ella!

—Lo sé también como tú.

—Pobre Hannie… no me extraña que haya perdido la confianza en sí mismo, de alguna manera habrá percibido todo esto, que él no está enamorado, menos mal que he logrado convencerlo de que no eran más que imaginaciones suyas…

—Eso ha estado muy bien, porque… ¿quién sabe? Quizá Sehun acabe enamorándose con el tiempo.

—Mmm… Eso me parece muy improbable, a no ser que él cambie —repuso Baekhyun, pensativo—. Tiene que dejar de ser el pobrecito Luhan y yo me encargaré de que deje de serlo esta misma semana.

—No hagas ninguna locura Baekhyun, a Sehun le gusta Hannie tal como es.

—Sí, pero no está enamorado de Hannie tal como es, el chico tiene que salir un poquito de su concha, ser más atrevido y descarado… Más sexy.

—Eso es una misión imposible, Baekhyun.

—No seas tonto, es sólo cuestión de decorar el escaparate, las personas son criaturas visuales. Si él parece más sexy, él lo verá más sexy y lo tratará de una manera diferente. Y entonces Hannie se sentirá más sexy y se comportará como tal, a partir de ese momento todo irá suave como la seda.

—Si tú lo dices…

—Yo lo digo.

Chanyeol se encogió de hombros.

—Supongo que no le habrás contado lo de nuestro bebé.

—Dios mío, no. Con ello sólo habría conseguido entristecerlo aún más, tú tampoco se lo has dicho al mandril ese ¿verdad?

—No.

—Pues no lo hagas, al menos hasta que vuelvan de esa segunda luna de miel, que espero sea un éxito.

—Conociendo a Sehun como lo conozco, lo será.

—Él no es Dios, ¿sabes? —le dijo Baekhyun con tono algo irritable. Sehun nunca había sido su favorito entre los amigos de Chanyeol. ¡Y ahora menos que antes!

—Eso no se lo digas a él, ni a sus clientes.

—El problema con Oh Sehun es que es demasiado inteligente y demasiado guapo para su propio bien —continuó el, punzante.

—Tiene un ego bastante grande —concedió él.

—Y otra cosa bastante grande, presumo.

— Byun Baekhyun! —exclamó Chanyeol, falsamente escandalizado.

—¡Oh, no me vengas con ésas! Tú y yo conocemos la reputación que tiene tu amigo con las mujeres u hombres, antes de comprometerse con Sulli, ya tenía una larga lista de conquistas.

—Eso fue hace años. Ha cambiado.

—No, no ha cambiado. En el fondo no. Es un chico malo en el dormitorio, no me digas que no.

—Me parece recordar que, la primera vez que nos vimos, a ti le gustaba bastante que yo lo fuera…

—Eso era distinto —repuso Baekhyun

—¿Por qué?

—Porque estábamos enamorados.

—Luhan está enamorado de Sehun.

—¡Sí, pero Sehun no está enamorado de él!

—Si él no lo sabe, no puede dolerle…

—¡Eso es tan típico de ustedes! —Exclamó Baekhyun, dando un pisotón en el suelo—. ¡Son incapaces de ver más allá de sus narices!

—Eso no es verdad —se defendió Chanyeol—. Estoy seguro de que Sehun preferiría que la situación fuera diferente, pero no lo es. No siempre podemos escoger las personas de las que nos enamoramos. Tú deberías saberlo mejor que nadie, Baekhyun, intenta entender un poco a Sehun, por el amor de Dios. Sé tolerante, el cielo sabe que ya lo eres bastante con todo el mundo…

Baekhyun se quedó sorprendido: era muy raro que Chanyeol lo criticara. Pero una vez que reflexionó sobre sus palabras, se dio cuenta de que había juzgado con demasiada dureza a Sehun. El problema era que no siempre se podía juzgar a un rico con imparcialidad: su juicio estaba demasiado sesgado.

—Tienes razón. No estoy siendo justo con Sehun, lo que pasa es que ojalá no se hubiera casado con un chico como Hannie, es tan frágil…

—¿Con una madre así? ¡Sospecho que tras ese exterior frágil esconde un fondo de acero!

—Quizá…

—¡No lo dudes! Y ahora, basta de hablar de Sehun y de Luhan. Y deja de preocuparte de ellos. Son adultos, ya se arreglarán.

La mañana del sábado sorprendió a Luhan con otra crisis de auto confianza, en esa ocasión generada por él mismo. ¿Cómo era posible que hubiera escuchado los consejos de Baekhyun? No era tanto la ropa nueva lo que le molestaba como el hecho de que la hubiera convencido de que fuera a aquel salón de belleza.

¡Debía de haber estado loco! El timbre del teléfono le hizo soltar un gruñido. Debía de ser Sehun, para preguntarle si estaba listo, le había telefoneado la noche anterior para avisarlo de que pasaría a buscarlo a las ocho de la mañana, y sólo faltaban cinco minutos.


Luhan llevaba despierto desde que su reloj despertador sonó poco después de las seis. Había rechazado el desayuno de Seulgi, diciéndole que ya comería algo en el aeropuerto. Estaba tan nervioso, que sabía que sería incapaz de digerir nada.

Y ahora el momento había llegado, el momento con el que había estado soñando toda la mañana y que de repente ahora lo aterrorizaba tanto.

—Sí, Sehunnie —dijo nada más descolgar—. Ya estoy listo…

—Ahora mismo bajo.

Nada más colgar. Luhan se apresuró a mirarse en el espejo por enésima vez en esa mañana, se alegraba de que el pantalón blanco de cintura baja fuera de tela elástica, porque era extremadamente ajustado, y parecía adherirse a su trasero y a sus muslos como una segunda piel. Lo cual, combinado con sus zapatos negros un poco altos, resaltaba la longitud de sus piernas… y lo hacía parecer sexy.

El conjunto entero era sexy, sobre todo la camisa blanca y negra, con cuello “V”, quizá si hubiera llevado una camiseta interior habría parecido menos provocativo pero atraía precisamente la mirada hacia todo él…
Luhan casi se alegraba de llevar una chaqueta negra para cubrirse, aunque por desgracia el cuello amplio de la camisa seguía quedando a la vista. Además, la chaqueta tendría que quitársela en cuanto subiera al avión, o al menos, cuando desembarcaran en Caims. Su destino turístico tenía una temperatura medio de veintiocho grados, incluso a esas alturas del año, y una humedad muy alta.

Llevaba ropa para soportar aquel calor: camisetas provocativas, shorts, y dos trajes de baño especialmente diminutos: rojo, con una parte inferior algo provocativa, y otro que le había parecido engañosamente pudoroso colgado en la percha, pero que no lo era en realidad.

A pesar de tener la figura adecuada para lucir esa clase de ropa, Luhan no se sentía nada cómodo exhibiendo su cuerpo, se había dejado convencer para comprarse todas aquellas cosas por Baekhyun, que era una persona extremadamente persuasiva. No le extrañaba que le estuviera yendo tan bien en el negocio inmobiliario.

«Estoy guapo», decidió Luhan. En aquel salón de belleza sabían trabajar bien. Era sólo que tenía la sensación de que el chico que la estaba mirando desde el espejo no era él. No, ese chico era demasiado moderno, y sí, sexy.
Otra vez la palabra: sexy.

De repente pensó en la pintura que había terminado la noche anterior y que estaba oculta en un armario, junto con la otra. Ambas eran buenas, muy buenas, sus mejores obras.
¿Se atrevería a enseñárselas algún día a Sehun?

Lo dudaba seriamente.

«Al fin», pensó el rubio, entrando apresurado en el estudio.

En unas pocas horas estarían en Cairns. Luego, tras un corto vuelo en helicóptero, en Dream Island, donde estarían solos en la villa más lujosa y cara de todo el complejo.

¡Apenas podía esperar!

La semana que acababa de pasar había sido una de las más largas de su vida, en cierta forma había conseguido distraerse de su creciente frustración trabajando largas horas en la oficina, después de lo cual se había empleado a fondo en el gimnasio para caer rendido en la cama. Pero aun así la espera se le había hecho interminable, le habría sentado bien poder jugar al golf, el golf siempre conseguía relajarlo. Pero Kai estaba fuera de luna de miel y Chanyeol andaba desbordado de trabajo, vendiendo cosas y haciendo dinero, ya que Baekhyun se había pasado la mayor parte de aquella semana con Luhan.

Esa mañana se había despertado excitado y aliviado. En ese momento sólo se sentía excitado.
No se había molestado en llamar, había entrado sin más y se había quedado paralizado de asombro.

—¡Dios mío! —exclamó.

Seguir el consejo de Baekhyun había merecido finalmente la pena, pensó el castaño con una punzada de placer, aunque no hubiera sido nada más que para ver la cara que había puesto el mayor.

La expresión de sus ojos quizá no fuera de amor, pero era lo que más se acercaba. Lo barrió con los ojos de la cabeza a los pies, boquiabierto.

Finalmente cerró la boca, y sonrió. Una sonrisa súper sensual.

—¡Guau!

Esa única palabra lo ayudó a recuperar la confianza que había perdido, le devolvió la sonrisa.

—He seguido los consejos de Baekhyun, ya era hora de que cambiara de aspecto, ¿no te parece? ¿Qué piensas de mi
nueva imagen? —dio una vuelta completa, tenía el cabello más brillante y un nuevo corte dejando su tradicional flequillo.

—Pienso —pronunció con un brillo en sus ojos—, que si no salimos de aquí ahora mismo, perderemos ese avión. ¡Así que dame tu equipaje, precioso, y vámonos ya!

Eso mismo fue lo que hizo el castaño, eufórico, antes de ponerse la chaqueta, colgarse lsu bolso de viaje al hombro y calarse sus elegantes gafas de sol.

Sehun no dejó de contemplarlo admirado durante todo el camino hasta el aeropuerto, con expresiones que iban de la diversión irónica a la abierta admiración. No se mostró tan contento durante la corta caminata a través de la terminal, sin embargo, cuando las demás personas se fijaron en el, Uno incluso se atrevió a silbarle.

—Granuja libidinoso… —masculló entre dientes.

Luhan no estaba muy seguro de que le gustara llamar tanto la atención. Se sentía raro. No estaba acostumbrado a que se la quedaran mirando. Pero le agradaba que su marido se pusiera celoso. Aun así, se alegró cuando por fin embarcaron y pudieron estar solos, en la primera clase del avión.

—Voy a tener que practicar mi cinturón negro de kárate —le comentó él una vez que colocaron su equipaje y se abrocharon el cinturón.

—¿Para qué?

—Para pegar a tus admiradores.

Luhan se sonrojó de placer.

—No seas tonto.

—No soy tonto, sino sincero. Apenas te reconocí esta mañana Hannie, estás pecaminosamente sexy.

Decidió no tomarse a mal su comentario porque tenía razón, parecía diferente, y sí, también sexy.

—Ayer me pasé todo el día en el salón de belleza, así que debo advertirte, antes de que recibas el saldo de tu cuenta, que el tratamiento me ha costado una pequeña fortuna —un precio exorbitante, pero que había merecido la pena. Le habían blanqueado los dientes, le habían cortado y teñido el pelo, le habían depilado las cejas, le habían hecho la manicura… Incluso le habían depilado el vello de cierta parte del cuerpo, dejándole la piel tan lisa como una bola de billar hasta el último centímetro.

Oh, vaya… Se había olvidado de eso por un momento tragó saliva nervioso, ¿Debería mencionárselo en ese momento, o dejar que lo descubriera por sí mismo después?

Al final, optó por no decirle nada.

—Y mi vestuario también ha costado mucho —le informó. Al parecer, el tipo de belleza que deslumbraba a las personas costaba un montón de dinero.

—Mi dinero es tu dinero, amor… —sonrió mientras le tomaba la mano y se la llevaba a los labios.

Sehun comprendió inmediatamente que no debería haberlo tocado. Pero era demasiado tarde…

Lo contempló con una mezcla de curiosidad y excitación mientras le lamía suavemente las puntas de los dedos, y se metía deliberadamente su dedo corazón en la boca.

El Luhan de antes se habría quedado consternado, ¿Qué haría aquel nuevo Luhan?

Vio que la sorpresa que se había dibujado en sus ojos se transformaba en otra cosa. Se le dilataron las pupilas, entornó los párpados, cuando empezó a chuparle el dedo, vio que entreabría los labios dejando escapar un leve gemido, un gemido no de asombro sino de placer: de puro placer sensual.

Sehun siempre había sabido que Luhan era una criatura sensible y apasionado, sólo su timidez y su falta de experiencia le habían impedido aportar una mayor creatividad a su vida sexual y él no había querido molestarlo con demandas o peticiones que él habría podido encontrar repulsivas, o desagradables.

En ese momento, sin embargo, se daba cuenta de que aquel nuevo Luhan muy bien podía estar preparado para ampliar sus horizontes, le excitaba imaginárselo haciéndole a él lo mismo que él estaba haciendo con su dedo…

La vista del asistente de vuelo acercándose con el carrito de las bebidas lo obligó a interrumpirse. No obstante, resultó gratificante escuchar su gemido de protesta. Evidentemente estaba tan excitado como él, quizá incluso más. Tenía una mirada vidriosa que sugería que se había rendido totalmente a aquella caricia, ajena por completo a lo que la rodeaba.
Sólo una intensa excitación sexual podía producir aquel efecto.

Pensó que aquella segunda luna de miel iba a ser todavía mejor de lo que había esperado.

—¿Les apetece alguna bebida, señores? —inquirió el asistente.

El rubio se volvió hacia Luhan, que seguía algo aturdido.

—¿Un poco de champán, cariño?

Parpadeó varias veces asombrado, y asintió con la cabeza.

—Champán para mi esposo y un escocés doble para mí sin hielo.

El castaño se bebió de un trago la copa mientras el mayor saboreaba lentamente su whisky, paladeando al mismo tiempo la deliciosa perspectiva que tenía por delante. Aquel nuevo Luhan estaba más que preparado y dispuesto para gozar de su segunda luna de miel. De repente, convertirlo en padre había dejado de ser su objetivo principal. Lo primero era desahogar la frustración que había tenido que soportar durante los últimos tres meses.

Al volver, el asistente de vuelo se detuvo con la intención de rellenar sus vasos.


Luhan se había quedado mirando su vaso, sorprendido de verlo vacío.

—No, gracias —dijo al asistente, y le devolvió el vaso. Ya estaba experimentando el efecto del alcohol en su estómago en ayunas y se sentía ligeramente mareado.

Aunque quizá no fuera el champán se sentía con la cabeza ligera desde que Sehun le había hecho eso, cerró con fuerza los dedos sobre los brazos de su asiento mientras evocaba lo que había sentido cuando Sehun le lamió el dedo.
No había querido que se detuviera. No le había importado dónde estaban, o que alguien pudiera verlos.
Y, cuando Sehun se sacó su dedo de la boca incluso había soltado un gemido de protesta.

El recuerdo le provocó una súbita oleada de vergüenza. ¿Qué debía de pensar Sehun de él?

—No —le dijo él con tono suave.

—¿No qué? —se volvió para mirarlo.

—No tienes por qué avergonzarte.

—¿Cómo…? —se interrumpió al darse cuenta de que se había puesto colorado—. Debes de pensar que soy tonto… —toda su anterior euforia se trocó en consternación. El proyecto de Baekhyun de convertirlo en un hombre descarado y sexy había estado condenado al fracaso desde el principio, no podía adquirir esa clase de confianza en sí mismo. Nunca la había tenido, ni siquiera antes de su aborto.

—No pienso eso en absoluto —replicó Sehun—. De hecho, admiro los cambios que has hecho en tu aspecto durante esta última semana, estás increíble. Pero eso no es lo mismo que cambiar la persona que eres por dentro, eres básicamente tímido. Hannie tú nunca podrías ser un exhibicionista, algo de lo cual yo me alegro. Yo nunca me habría casado con un chico que disfrutara haciendo el amor delante de todo el mundo.

—¡Pero si eso es lo que acabas de hacer ahora mismo! —protestó—. Y a mí me ha gustado. Yo…

Su sonrisa la desconcertó.

—Lo sé —repuso él—, pero eso fue porque estabas tan excitado que te olvidaste de que estábamos en un lugar público.

—¿Cómo lo sabes?

—Créeme, lo sé.

Luhan se quedó mirando fijamente.

—No soy bastante mayor que tú Hannie, pero sí mucho más experimentado, reconozco los síntomas. Lo siento si te he hecho pasar vergüenza, no era mi intención hacer lo que hice. Lo que pasa es que me excité tanto que, por un momento, perdí el control.

—¿Tú? —le resultaba increíble que su marido pudiera llegar a perder el control. No lo había creído posible. No con él, al menos.

—No te sorprendas tanto. ¿Tienes alguna idea de lo frustrado que me he sentido durante estos últimos meses? Algunas noches estaba que me subía por las paredes.

«Claro», se dijo el menor, porque no era tanto el deseo por él lo que le había hecho perder el control, sino simplemente el deseo de sexo…

Debería haberlo adivinado. Superado un primer momento de decepción, intentó pensar con un mínimo de lógica. No tenía sentido aspirar a la luna ya había sabido cómo era las cosas cuando aceptó aquella segunda luna de miel. Sehun no lo amaba. Sin embargo, aparentemente, tampoco le había sido infiel. Debería sentirse agradecido por ello y aprovecharse precisamente de su frustración.

Porque lo cierto era que él no había sido el único en subirse por las paredes, al menos durante aquella última semana…

—¿Con cuántas personas has estado? —le preguntó de pronto.

—¡Vaya una pregunta! No tengo ni idea.

—¿Tantas han sido?

—Yo no me preocuparía por ellas si fuera tú, me olvidé de todas desde el momento en que tú apareciste.

No le extrañaba, pensó Luhan cínico. Al fin y al cabo, lo había escogido para ser el quien le de sus hijos.

—¿Por qué yo? —inquirió en un impulso, a sabiendas de que estaba pisando un terreno muy resbaladizo.

—Porque eras perfecto.

Una respuesta inteligente.

—¿Te importó que fuera virgen?

—¿Importarme? —pareció sorprenderse—. ¿Por qué habría de haberme importado?

Luhan se encogió de hombros.

—Porque no tenía experiencia. Tengo la sensación de que, al cabo de un tiempo, te parecí aburrido en la cama.

—A mí nunca me has parecido aburrido en la cama.

—Oh, vamos Hunnie, si vamos a dar un nuevo impulso a nuestra relación, lo menos que puedes hacer es ser sincero…

Sehun se daba cuenta de que la situación estaba empezando a escapársele de las manos.

—Hannie, amor, estoy siendo sincero. Yo nunca he pensado que eras aburrido en la cama, pero eso no significa que no haya querido, en algún momento imprimir a nuestra vida sexual un rumbo más… imaginativo. Y tengo la impresión de que
tú no te opondrías si intentase hacer eso mismo durante esta segunda luna de miel. Pero, si es que te he interpretado mal, te sugiero que me lo digas ahora.

—¿Qué quieres decir con eso de un… rumbo más imaginativo?

—No creo que éste sea el lugar más adecuado para que entremos en detalles. Si confías en mí, sin embargo, como un hombre experimentado, te lo demostraré cuando lleguemos a Dream Island —le lanzó una seductora mirada—. Te prometo que no haré nada que tú puedas encontrar, ex… excesivo.

—¿Cómo qué?

Sehun se encogió de hombros.

—Como atarte a la cama —respondió de manera frívola, y se arrepintió de inmediato.

Vio que abría mucho los ojos, pero no distinguió brillo de alarma alguno en sus profundidades. Sólo sorpresa. Y quizás un leve fulgor de excitación.

Sehun desterró aquella técnica amatoria como una de las posibilidades. Le excitaba insoportablemente imaginarse a Luhan desnudo en una cama, con los brazos por encima de la cabeza y las muñecas atadas a las barras del cabecero. Sospechaba que podría disfrutar de la experiencia tanto como él. Que podría entregarse con tanto entusiasmo como lo había hecho unos minutos antes, cuando le lamió el dedo. Se sentiría impotente para detenerlo, y disfrutaría aún más cuando él hubiera logrado vencer su timidez. Estaba seguro de ello.

—Por supuesto, podemos hacerlo si tú me lo pides… —añadió él.

El asistente escogió aquel momento para interrumpirlos con la comida. Sehun vio que Luhan se sonrojaba intensamente mientras recibía la bandeja. No tenía la menor duda de que le preocupaba que el hombre hubiera llegado a escuchar su conversación. O quizá se tratara de un rubor de excitación…

Sehun esperaba que fuera esto último. Probablemente porque él mismo estaba terriblemente excitado, para su sorpresa. Era una lástima que todavía faltara tanto para llegar a Dream Island. Realmente tendría que poner corto a una conversación tan provocativa. La espera no le iba a sentar nada bien. Pero no tenía intención de apresurar las cosas con el menor.

Así que durante la comida ejercitó un implacable control sobre su mente y su cuerpo, después de lo cual reclinó su asiento y le dijo a Luhan que iba dormir un poco.

—Despiértame cuando lleguemos, cariño —y cerró los ojos…

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno eso fue todo, muchas gracias a todas las lindas personas que me dejan su hermoso RW, me dicen que tal les parecio el capitulo, nos vemos pronto :)


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