Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu Mentira [HunHan] por hh_mili

[Reviews - 87]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!!!!! Aqui me tienen de nuevo XD 

Lamento no poder actualizar antes estaba con examenes y aun no terminaron, pero hare todo lo posible para actualizarlo hasta el viernes no prometo nada jejejejej esque esta semana tambien tengo cumpleaños que festejar (?) seeee abril es mi tortura hoy es el cumple de mi primo, el 23 de mi dulce tormento XD el 24 de mi hermana y el 26 de dos de mis amigos ahhhh es una tortura (?) pero escapare jejeje 

Muchas muchas gracias por su comentarion ahora los respondere :) gracias tambien por las lecturas ya llegaremos a 6000 :) Sin nada mas que decir, ahi les dejo el capitulo :)

 

------------♥------------

 

Luhan se quedó sin aliento cuando Sehun, soltando una maldición, frenó bruscamente a un lado de la carretera. Ni siquiera tuvo tiempo de preguntarle por lo que sucedía, porque lo levantó en brazos del asiento y se internó con él en el bosque tropical.

—No puedo esperar —fue lo único que le dijo.

No necesitó más. Luhan sabía lo que iba a hacer. Y sabía también que se lo iba a permitir.

La palmera bajo la que se encontraban era de tronco ancho, y estaba ligeramente inclinada. Sehun no se desvistió. Simplemente se desabrochó el pantalón, después a él terminando por quitárselo seguido de la pequeña pieza de satén negro.

Lo besaba, no de una manera tierna y ni tampoco tenía piedad de él. Ni siquiera se limitó a prepararlo convenientemente, Sehun se dejó llevar por el salvajismo arrastrándolo a él en el proceso. Empezó a tocarlo por todos lados, sintió ambas manos de Sehun aferrase a su trasero separándolo, uniéndolo y levantando un poco para poder restregar ambos miembros causando un delicioso placer para ambos. Lo volteó quedando de espaldas a él.

Lo mejor iba a venir.

Luhan soltó un grito cuando lo sintió penetrarlo y no sabía si para su buena o mala suerte fue rápido para después soltar un gran suspiro al sentirlo dentro. Después de eso tomándolo del rostro él lo acalló con sus besos, ahogando los gemidos que le subían por la garganta. “No estaban en un lugar privado”.

Empezó a embestir con demasiada fuerza mientras le encajaba las uñas en la cadera, él sólo podía apoyar la frente en aquel húmedo tronco cuando no lo estaba besando. Sehun lo volteó para poder encararlo mientras lo seguía penetrando y el aliento de sus gemidos se mezclaba.

La cabeza le daba vueltas por lo salvaje de aquella unión, de aquella pasión que le provocaba ser tomado de aquella manera aún sin recurrir a tocarse para poder liberarse también. Sehun alcanzó demasiado pronto el orgasmo sintiendo aquel espeso y caliente líquido llenarlo, pero aun así a él le encantó: sobre todo la manera en que lo abrazó, desesperado, como si le fuera la vida en ello.

—Lo siento —murmuró contra su pelo—. Lo siento.

Su disculpa lo sorprendió.

—No necesitas disculparte —susurró Luhan—. No me importa.

—Claro que necesito disculparme —gruñó—. Me he comportado como un animal.

—Pero a mí no me importa, de verdad —insistió él.

Sehun alzó la cabeza y él pudo sentir la intensidad de su mirada, en medio de la oscuridad que los envolvía.

—¿Me estás diciendo la verdad?

—Yo nunca te mentiría —y le acunó el rostro entre las manos.

Sehun soltó un gruñido y lo besó de nuevo haciendo que ahora sus lenguas y labios se reconocieran aún más. Lo besó hasta que sintió que su miembro se endurecía de nuevo en su interior.

—La próxima vez será para ti, cariño… —musitó contra sus labios, y se incorporó con él en brazos, sin separarse. Pues a diferencia de él Luhan no había terminado del todo.

De manera sorprendente, cargó con él en esa postura hasta el buggy. Y, de manera más sorprendente aún, condujo hasta la villa con él sentado en su regazo, de frente a él, fundidos sus cuerpos en uno solo. Sólo con su pantalón encima para no mostrar sus piernas desnudas. La carretera tenía sus baches y, para cuando aparcaron Luhan sólo podía pensar en una cosa: en desahogar aquella clamorosa excitación sexual que atenazaba su cuerpo.

Cuando Sehun bajó del buggy para dirigirse a la villa, con él en brazos, Luhan enterró el rostro en su cuello mientras rezaba para que ese desahogo llegara pronto.

Como no entraron en la casa, alzó la cabeza… justo a tiempo de descubrir sus intenciones.

—¡No! —gritó al ver que bajaba lentamente los escalones que llevaban a la piscina—. ¡Destrozarás nuestra ropa!

—Lo dudo. La ropa cara aguanta mucho.

El agua los fue envolviendo poco a poco, deliciosamente tibia y sensual. Pero sus ropas no tardaron en convertirse en un problema. La camisa de Sehun se le pegó al pecho, mientras que la camisa de Luhan flotaba algo en la superficie.

—Será mejor que nos desnudemos —propuso él.

—Pero… —no quería separarse. Además él sólo tenía su camisa… él era el del problema.

—Sí, lo sé… pero no será más que una corta interrupción. Tenemos toda la noche. Luhan. De hecho, disponemos de diez días enteros.

Luhan descubrió que desvestirlo en una piscina no era tarea fácil. Finalmente quedaron los dos desnudos. El agua acariciaba su piel como un guante de seda.

—Creo que deberíamos salir.

—¿Salir?¿Por qué?

—Hacer el amor en el agua es una fantasía muy común, pero suele tener un efecto de anticlímax. Mi única intención al venir aquí era enfriarnos un poco. Quédate si quieres dentro mientras voy a buscarte una toalla o algo —salió rápidamente de la piscina y desapareció en la casa.

Luhan no pudo evitar una punzada de decepción. ¡Él no pensaba en absoluto que hacer el amor pudiera ser un anticlímax! Por supuesto, él ya había alcanzado el orgasmo, mientras que Luhan estaba totalmente frustrado…

Sehun volvió con un grueso albornoz blanco. Se había atado una pequeña toalla azul a la cintura.

—Vamos, amor. Afuera del agua.

Luhan intentó combatir su pudor mientras subía los escalones y abandonaba la piscina bajo su mirada. Desafortunadamente no era todavía el hombre mundano que le habría gustado ser: poniéndose a toda prisa el albornoz, se ató el cinturón.

—No, no, Hannie —le dijo él, desatándole el cinturón y abriéndole de nuevo el albornoz—. Quiero mirarte mientras te seco el pelo… —y, dicho eso, se quitó la toalla que llevaba a la cintura.

Se tomó su tiempo en secarle el cabello con la toalla y, desde luego, lo miró. Mucho. En un determinado momento le abrió el albornoz para descubrir sus pezones erectos por la brisa y procedió a secárselos, haciéndolo estremecerse de placer. Acto seguido entornó los ojos y arrojó la toalla a un lado.

—Hora de irse a la cama.

—¿La cama? —repitió Luhan, sorprendido. Se había estado imaginando que harían el amor en cualquier otra parte. Fuera, quizá, en una de las tumbonas, o en el enorme salón, donde había tantos sofás. Y alfombras. Mullidas y exóticas alfombras hechas para hacer el amor en ellas…

—Sí, la cama —repitió él—. No te sorprendas tanto. En mi locura hay un orden.

No lo dudaba. Evidentemente, el animal incontrolable que la había amado unos minutos antes, y que tanto le había gustado a él, había desaparecido. Había sido sustituido por el frío hombre de mundo que, demasiado bien lo sabía Luhan, no hacía nada que no hubiera pensado antes.

Sehun no estaba acostumbrado a actuar por impulso. Era tan pragmático como Yeri le había dicho que era. Por eso mismo, el hecho de que el menor le hubiera hecho perder el control, aunque sólo hubiera sido por una vez, no podía menos que suscitarle una cierta satisfacción.

—Vamos —dijo, tomándolo firmemente de un codo para hacerlo entrar en la villa y llevarlo al dormitorio.

La cama seguía deshecha, con los almohadones esparcidos por el suelo. Sehun alisó las sábanas y colocó luego los seis almohadones en dos filas: tres en el cabecero de la cama y los otros tres delante.


—Ahora, quítate esto —le bajó el albornoz por los hombros—. Túmbate en medio de la cama, con la cabeza apoyada en la primera fila de almohadones.

Luhan no pensó en desobedecer. Quería hacerlo.

Cuando el Sehun se agachó para recoger algo del suelo. Luhan, ya tumbado, alzó la cabeza y se quedó sin aliento al ver que estaba sacando el cinturón de las trabillas del albornoz. Una vez más, adivinó lo que estaba a punto de hacer.

—Levanta los brazos por encima de la cabeza, hacia el cabecero de la cama. Junta las manos y apóyalas en el almohadón. Así.

Con los ojos muy abiertos, vio que procedía a atarle con el cinturón del albornoz una muñeca y después la otra.

—¿Demasiado apretado?

—No —respondió él.

—Quiero que estés cómodo —le dijo mientras seguía trabajando.

Al fin saltó de la cama y se quedó mirándolo. Luhan no podía ver exactamente lo que había hecho: sólo sentirlo. No podía separar las muñecas, pero sí moverlas ligeramente.

Se las había atado con el cinturón, cuyo otro extremo debía de haber asegurado al cabecero de la cama.

—Qué imagen tan deliciosa.

Luhan no se sentía «delicioso», sino más bien insoportablemente excitado y cruelmente abandonado. Quería que continuara mirándolo, sí. Pero ansiaba mucho más que lo tocara…

—Así que… ¿te gusta, Hannie?

¿Qué si le gustaba? Le resultaba imposible describir lo que estaba sintiendo en esos momentos. Era como si todo su mundo hubiera basculado fuera de su eje. Respiraba aceleradamente, con el corazón a punto de salírsele del pecho.

Sencillamente no podía hablar.

—¿Quieres que te desate?

Sus miradas se encontraron mientras negaba con la cabeza de un lado a otro. Sehun sonrió.

—Tengo la sensación de que te va a gustar.

Se tumbó a su lado en la cama. Acababa de estirar una mano hacia su pecho cuando sonó el teléfono que estaba sobre la mesilla. Luhan lo contempló horrorizado.

—No contestes —logró pronunciar.

—No tardaré nada. ¿Diga? —Contestó con cierta brusquedad—¿Qué? No, no, no le pasaba nada a la comida. Ni al vino. Mi esposo se sintió un tanto indispuesto, así que tuvimos que volver inmediatamente —volviéndose hacia Luhan, le hizo un guiño—. Gracias por llamar. Sí, seguro que se pondrá bien. Sólo necesita un poco de reposo en cama y algunos mimos… Adiós —después de colgar, esbozó la sonrisa más sensual que Luhan había visto en su vida—. Y ahora… dediquémonos a esos mimos…

En ese momento el corazón le empezó a latir de una manera muy descontrolada. Como si de un tigre asechara a su presa se acercó poco a poco hacia él. Su mirada, esa mirada brillaba de excitación y deseo por él, por su cuerpo, y de alguna manera inexplicable se sentía dichoso, guapo y a la vez necesitado de quitar esa frustración que tenía desde que se le evito llegar al orgasmo.

Sehun se posicionó en cuatro encima de él. Besó sus labios y su mejilla para después dirigirse hacia su oreja para suspirar exageradamente y sentir su aliento estremeciéndolo al contacto, al parecer su esposo quería volverlo loco.

—Estar en el mar tanto tiempo hace que se antoje comer demasiada carne, ¿No lo crees así? — le susurró al oído con su voz grave, sensual.

Cuando lo sintió lamer su lóbulo se sintió derretir, su respiración empezó acelerase al igual que su deseo de más superaba la cordura en el mismo, Luhan no se imaginaba pidiéndole a Sehun que lo penetrara, que bajara su boca a esa parte que decían que lo haría gritar, pero tan solo hecho de tanta provocación que Sehun ejercía en él lo hacía considerarlo a sobre manera.

Deslizó sus labios por su cuello, podría sentir que esas marcas que de seguro aparecerán en cuanto esto terminara, tardarían en desaparecer. Inflaba su pecho cada vez más, se sentía genial tener a Sehun dejando besos húmedos por cada rastro y parte de piel de su cuerpo. Y el hecho de estar sujetado a la cama lo hacía más excitante de lo que era

Se mordió los labios, ahora estaba en uno de sus pezones succionándolo y lamiendo la punta una y otra vez hasta dejarlos erectos para después hacerlo en el otro. Cerrando los ojos fuertemente lo sintió bajando por su abdomen, el nerviosismo estaba entrando, ni Sehun ni el habían llegado más de los besos en zonas erógenas pero lo que tal vez seguirá lo quería.

—¡Hu…nnie!… ahhh…

Dio un gran gemido al sentir esa humedad en su miembro abrió los ojos y vio a Sehun sonreír con malicia, agarró mu miembro con la mano y empezó a lamer por toda su longitud lenta y tortuosamente para su suerte deteniéndose en la punta para meter la lengua por la hendidura.

¡Dios! Jamás había experimentado esa clase de placer en su poca experiencia en el ámbito sexual. Se retorcía y empuñaba sus manos, quería tocarlo quería que el también sintiera el gran gozo por el que pasaba en ese momento. En ese momento sintió su boca cerrarse en torno a su miembro succionando ávidamente mientras subía y bajaba.

Empezó a gemir como demente, como cuando su primera vez, mientras su boca bajaba podía sentir su lengua jugueteando por dentro y más gritaba cuando llegaba a la punta que le daba un poco más de atención y succión a esa parte de él.

Se sentía jodidamente bien, alzaba un poco la vista y su penetrante mirada lo hizo sentir casi estallar, lo miraba, miraba cada una de sus expresiones al retorcerse y emitir un gemido. Empezó a necesitar más, movía su ingle entorno a su boca como si la embistiera, estaba a punto de llegar al límite el sudor empezaba a abarcar su frente. Sintió su cuerpo flaquear y alcanzó uno de sus mejores orgasmos mientras lanzaba un grito brutal.

Mientras seguía en ese mundo de satisfacción se sorprendió al sentir que el rubio succionado de su semilla como si no quisiera dejar rastro de ella en su cuerpo, como si quisiera dejarlo seco mientras uno de sus dedos lo penetraba.

Esto no había acabado ahí.

Sehun se incorporó hacia su altura y empezó a besarlo con mucha voracidad mientras ahora introducía un segundo dedo y por alguna razón que creía imposible su miembro volvía a reaccionar como si nada hubiera pasado. Al sentir el tercer introducirse el ya se encontraba a si mismo gimiendo entre el beso.

Sehun paró bruscamente el beso, Luhan ya estaba más que preparado. Ahora seguía el por disfrutar, no era que él no lo hubiera hecho antes; A decir verdad había disfrutado de todos los gemidos del menor tanto como él, pero ahora tenía un gran y doloroso problema entre las piernas y buscaba liberarlo de una forma u otra.

Verlo atado con los brazos a su cabeza era sumamente delicioso, había estado con otras mujeres u hombres y era más que obvio que había experimentado juegos y un sinfín de posiciones pero nada era como estar con Luhan y enseñarle hacerlo. Anteriormente eran sumamente experimentados y no sabía la excitación de ser tú quien enseñe a ese ser y no ser tú el aprendiz.

Se introdujo en el castaño lentamente disfrutando como milímetro a milímetro se enterraba a él deleitándose más con el jadeo del menor de fondo musical. Cuando estuvo dentro esperó un momento mirándolo a los ojos esos ojos llenos de deseo y hambre de más.

Empezó a embestir si no antes poner uno de los almohadones debajo de él para mejor acceso y entonces él empezó a gemir. Su entrada era exquisitamente cálida y húmeda para él se sentía genial salir y entrar de esa manera.

El ritmo acelerado de sus respiraciones, salía y entraba como si de un demonio se tratara jadeaba rugía y encajaba sus uñas y dedos en sus caderas mientras seguía arremetiendo mientras Luhan se estaba volviendo loco por tocarlo, sentirlo más allá de una penetración quería abrazarlo mientras entraba y salía de el de esa forma rápida y dura como era que hacía en esos momentos haciéndole doler la garganta temiendo quedar afónico.

El menor empezó a gemir más alto y pidiéndole cada vez más rápido, cada vez más dentro, cada vez más duro. Empezaron los espasmos en el castaño haciendo que aquellas contracciones también fueran sentidas por el rubio que parecía estar en otro mundo. En uno que él muy pronto iba a alcanzar y lo más excitante del asunto era que lo podría hacer sin la necesidad de ser tocado.

Un gran grito de satisfacción de ambos fue lo único que se escuchó para después reinar en el silenció bajo sus respiraciones alocabas que buscaban estabilidad.


—Espero que lo hallas disfrutado Hannie…—le dijo con su voz un poco recuperada mientras lo desataba de la cama

—Fue fenomenal…amor…— La curiosidad lo carcomía. — ¿A qué sabe? — sintió su cara arder y a juzgar por la risa juguetona se dio cuenta de que tenía un gran sonrojo en su rostro.

—Algún día no muy lejos lo sabrás… Recuerda son diez días cariño…

 

«~♥~»


—¿Te das cuenta, amor? —le dijo Sehun mientras nadaban en el mar—. ¡Ni una sola vez, en toda la semana pasada, me han llamado de la oficina!

—Es increíble —repuso, muy serio—. ¿Cómo habrán podido arreglárselas sin ti?

—Se está usted burlando de mí, señor, bajo su propia responsabilidad.

Luhan se echó a reír. ¡Qué feliz se sentía! Apenas una semana atrás, una felicidad semejante se le habría antojado imposible. Pero una semana en Dream Island era mucho tiempo. En aquellos días había llegado a conocerlo más que en todo lo que habían llevado de matrimonio, lo cual la había convencido de que Sehun, aunque no lo amaba como Chanyeol amaba a su esposo, lo quería y se preocupaba de él. Aquella nueva intimidad, que trascendía el puro sexo, representaba una esperanza para su matrimonio.

Sehun no había vuelto a hacerle ninguna confesión sobre su infancia, pero le había hablado bastante sobre su matrimonio. Luhan había descubierto que era mucho más creativo e imaginativo de lo que había supuesto en un principio. Luhan siempre había creído que los éxitos de su pragmático marido se habían debido más que nada a su visión para los negocios. Ahora sabía que solía participar personalmente en las campañas publicitarias que habían hecho famosa a su empresa.

Quizá por eso se había quedado tan sorprendido de que no lo hubieran llamado en toda una semana. Obviamente creía que SM no podría sobrevivir sin su presencia, o al menos sin su supervisión, sobre todo en lo que se refería a la agencia de modelos que había lanzado últimamente.

—Bueno, siempre puedes llamarlos tú —le sugirió.

—¡Cómo! —resopló—. Dime una cosa: desde que llevamos aquí… ¿cuándo me ha quedado tiempo para hacer otra cosa que no fuera mantener satisfecho a mi Hannie?

—Tú eres el único culpable. Insististe en que ampliara mis horizontes sexuales.

—He creado un monstruo.

—No me había dado cuenta de que no estabas disfrutando esta semana…

A Luhan se le aceleró el pulso sólo de pensar en lo que acababa de hacerle. Tal vez no tuviera demasiada experiencia en el sexo oral, de hecho había estado mucho más nervioso de lo que había aparentado… Pero una vez que fue consciente del placer que le estaba dando, todo había marchado a las mil maravillas.

—Para ser la primera vez, se te ha dado condenadamente bien.

Estuvo a punto de decirle que lo había hecho por amor, pero no lo hizo. Esa era la única cosa que no había logrado resolver con aquel viaje: confesarle su amor. Quizá porque no había querido escuchar su respuesta. Luhan podía vivir con un marido que simplemente lo deseara, algo de lo que, ahora sí, estaba seguro. Pero no habría podido vivir con alguien que no le fuera sincero.

Sehun tampoco le había dicho que lo amaba, algo de lo cual se sentía agradecido. Se preguntó cuál sería su reacción si Sehun volvía a decírselo. Suponía que tendría que esperar y ver. Y seguiría tomando la píldora.

Lo de tener un bebé tendría que esperar. Lo cual le recordó…

—¿Qué hora es? —le preguntó.

—Las cinco y media.

Se habían ido a nadar a primera hora de la tarde, cuando mejor estaba el agua. Después pensaban acercarse a comer algo al restaurante. La noche anterior habían disfrutado de una copiosa cena de cinco platos en el restaurante principal, ya que Sehun había insistido en que necesitaban descansar y comer bien para recuperar las energías.

Posiblemente también habían bebido demasiado, porque ambos se habían quedado rápidamente dormidos nada más terminar de hacer el amor.

Ese día había sido diferente: Sehun lo había despertado temprano por la mañana para la primera de sus sesiones amorosas. La única vez que lo había dejado en paz había sido a media mañana, cuando la asistenta se presentó para limpiar la villa. Y también en ese momento, durante su baño en el mar.

—Tendremos que salir pronto —le dijo Luhan, pensando que no quería tomar demasiado tarde la píldora.

—Buena idea. Me está entrando dolor de cabeza. O he abusado mucho del sol… o de otra cosa —añadió con una sonrisa triste.

—Pobrecito.

—Me merezco el castigo —repuso, burlón—. Mira, yo saldré primero. Así no me sentiré tentado de volver a las andadas cuando te vea con ese bañador rojo tan sensual…

A Luhan le encantaba que le dirigiera esos cumplidos. Lo hacía sentirse realmente guapo y deseable.

—¿Piensas tomar algo?

—Seguro que habrá algún analgésico en el baño —ya se dirigía hacia la arena.

Luhan se quedó admirando su trasero desnudo, que ya se le había empezado a broncear. Nunca se ponía bañador: casi se había convertido en el nudista que había sugerido el primer día. Tenía un cuerpo magnífico, pensó por enésima vez. Por delante y por detrás.

—Espero que no te estés sirviendo del dolor de cabeza como excusa —le gritó cuando ya se encaminaba por el sendero flanqueado de palmeras que llevaba a la villa.

—No te preocupes, que seguiré al pie del cañón…

Riendo, salió también del agua. Cuando llegó a la villa, se zambulló en la piscina para quitarse la sal y la arena del cuerpo. Poco después. Sehun aparecía en la terraza, vestido con un albornoz, las manos hundidas en los bolsillos.

—¿Encontraste las pastillas?

—Desde luego —respondió con una voz extrañamente fría—. Pero no eran analgésicos. ¿Te importaría explicarme qué es esto? —sacó la mano derecha del bolsillo y le enseñó sus píldoras anticonceptivas.

Notas finales:

Espero que les haya gustado y de nuevo perdon por la tardanza!!!!!!!!!! espero sus comentarios :) 

Por cierto les queria decir que el fic ya esta a pocos capitulos de terminar :( 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).