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All for you por ninnae

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Notas del fanfic:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.


Traigo una nueva historia, no pensaba publicar esto, de hecho he estado batallando escribiendo los capítulos de los otros fics pendientes, pero bueno es lo que salió, espero les guste.

Capítulo 1: La necedad te aleja de lo que amas


—Maestro debería decirle lo que siente, han pasado por muchas cosas juntos.


Shion quien acababa de tomar un sorbo de su té, comenzó a toser escandalosamente, Mu lo veía tranquilamente mientras tomaba un pedazo de la tarta de frambuesas que tenía delante de él.


Cuando Shion terminó de recomponerse vio fijamente a su discípulo quien estaba más entretenido en disfrutar su postre, en lugar de auxiliarlo.


—¿Qué es lo que quieres decir Mu?


—Me refiero al maestro Dohko —contestó como si nada Mu.


Shion se hizo el desentendido, aunque un leve sonrojo apareció sobre sus mejillas.


—No sé a qué te refieres yo no…


—¿Es por eso que se le queda viendo cada vez que tiene oportunidad? —cuestionó el caballero de Aries con cierto tono burlón.


—¡Yo no me le quedo viendo!


Mu quería reír por la actitud infantil de su maestro, ¿no podía acaso aceptar sus sentimientos?, ambos han estado juntos por más años de los que se puedan contar, y quien sabe cuántas cosas han vivido.


—Si no hace algo tarde o temprano va a perderlo —Mu tanteó un poco el terreno, necesitaba hacerle ver a Shion su necedad.


—Que no siento nada por él ¡carajo!


Mu entrecerró los ojos y meditó con cuidado sus palabras, tal vez con aquello lo haría reaccionar.


—Mmm supongo, que al menos ahora podré decirle a Kanon que usted y el antiguo maestro no tienen nada —mencionó Mu divagando


—¿Kanon?


Mu tomó su taza de té entre sus dedos y bebió un sorbo de él, con parsimonia volvió a dejar la taza sobre la mesita que tenía enfrente. Shion veía a su discípulo con el ceño fruncido a la espera de una respuesta.


—¿Qué sucede maestro?


Shion resopló impaciente.


—¿Qué quieres decir que le puedes decir a Kanon que Dohko y yo no tenemos nada?


Shion había caído como pez en el anzuelo. Mu sonreía internamente.


—No es nada serio,  solo que he notado que Kanon tiene cierto interés en el antiguo maestro desde hace algún tiempo.


Mu escuchó el crujir de los dientes de Shion, sabía que su maestro estaba molesto, pues siempre hacía el mismo gesto cuando se enfadaba.


—Haz lo que quieras.


Mu vio fijamente al lemuriano mayor, se esperó que su maestro respondiera impulsivamente como solía hacerlo cuando se trataba del maestro Dohko, o que por último diera a conocer su malestar, pero solo obtuvo una frase desinteresada de parte del sumo pontífice a pesar de su evidente enojo.


—¿Seguro? —Mu decidió sondear un poco más, quizás intentar otra cosa—. ¿No le molesta que él maestro salga con alguien más?


Vio emitir un respingo a Shion, pero este calló y solo negó con la cabeza a la vez que tomaba el tenedor que estaba junto a su tarta.


Mu suspiró, tal vez sería más difícil de lo que esperaba hacer confesar a su maestro, solo esperaba que aquella falta de interés no le costara caro.


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—Dohko al fin te veo nuevamente.


El chino alzó la mirada a quien le hablaba, se hallaba frente a la entrada de géminis; venía llegando de un corto viaje de dos semanas a Rozan, había decidido visitar a su discípulo Shiryu y a su protegida Shunrey, a quienes hace mucho tiempo no veía.


—Buenas tardes Kanon —saludó el custodio  de libra con una sonrisa afable, su actitud despreocupada y siempre entusiasta llamaba poderosamente la atención del menor de los gemelos, después de todo habían podido batallar juntos durante la guerra contra Hades y desde entonces no había podido quitarle la mirada de encima. Tal vez solo fuera una creciente amistad o un enamoramiento, eso es algo que Kanon no tenía definido, solo sabía que le gustaba estar al lado del castaño.


—Te ves bien, parece que el viaje te sirvió para descansar.


—Más de lo que te imaginas, ver a los chicos me sirvió para sentirme otra vez en familia, lejos de los deberes militares tan estrictos del santuario.


Kanon rio. —Si el Patriarca te escuchara seguramente se enfadaría


Dohko sonrió estando de acuerdo. —Shion siempre se enoja por las cosas más absurdas, además de que es demasiado estricto.


—No lo dudo —Kanon se acercó a Dohko dejándose envolver por el aura alegre del chino, quería verlo desde que supo que partió, y ahora que estaba frente a él no iba a dejarlo escapar tan fácilmente—. Ya que estás aquí ¿por qué no pasas y me acompañas a comer?, tengo una pastel de chocolate que hice hace poco, es bastante, no podré comerlo solo y Saga no regresa hasta más tarde.


—¿Tú cocinas? —Dohko estaba sorprendido, no pensaba que la cocina estaba entre los talentos del geminiano menor.


Kanon emitió una sonrisa arrogante. —Sí y soy de los mejores.


Dohko rio suavemente, sin duda Kanon guardaba muchas sorpresas.


—Bien si es así, será todo un placer probar uno de los postres del chef.


Kanon con una enorme sonrisa plasmada en su rostro dirigió a Dohko al interior de Géminis, mientras pensaba que sería mejor servir con el pastel, ¿una taza de café o té? Aunque lo que fuera él lo disfrutaría de todos modos, en especial si era en presencia del libriano.


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Hacía ya un rato que Mu se había marchado a su templo, la visita a su maestro Shion no había terminado como él hubiera deseado, esperaba que finalmente después de tanto tiempo este confesará lo que sentía por el antiguo maestro y pudiera dejar de sentir tantos celos y molestias cuando lo veía en compañía de alguien más.


Con pesadumbre se sentó en su sofá en la busca de más ideas para poder hacer comprender a su maestro la situación, Kanon se aproximaba peligrosamente a Dohko forjando un vínculo muy fuerte que a la larga podría transformarse en algo más. No es que le desagradase Kanon, al contrario por difícil de creer que fuera era con uno de los que mejor se llevaba, uno de sus amigos más cercanos y también…


—Otra vez pensando en esos tres —Mu sintió como era asaltado por detrás mientras unos brazos juguetones lo apresaban y unos labios traviesos dejaban castos besos por detrás de su oreja. Mu reprimió un gemido.


—Sabes que no me gusta que me pilles desprevenido.


Saga sonrió maliciosamente. —Es por eso que lo hago, amo escuchar los suspiros y gemidos que tratas de retener ante mi toque.


—Eres un tonto —Mu golpeó suavemente a Saga sobre su brazo—. No es que me quiera entrometer, es solo que Shion es como mi padre al igual que Dohko y me gustaría que pudieran estar juntos.


—Pero para infortunio tuyo el tonto de mi hermanito está en medio ¿cierto?


Mu asintió algo azorado, Saga podía leerlo hasta en el más mínimo detalle, con él se sentía expuesto y completamente desnudo, pero confiaba en él con todo su ser, por lo que no le molestaba, el griego era uno de sus pilares más importantes en su vida, era la persona a quien más amaba y gracias al destino el correspondía al sentimiento.


—Supongo que me siento como un hijo con un deber que cumplir.


Saga solo negó, comprendía el pesar de su novio, pero no era bueno que se entrometa, si lo seguía haciendo de seguro no saldría bien parado, pues en algún momento debería elegir entre uno de sus amigos más cercanos y cuñado, y quien lo crio quien era para él el único padre que ha conocido.


—Deja que el mundo siga su curso, si el patriarca ama tanto como crees al maestro Dohko se dará cuenta de todo y actuará acorde a lo que le dicte el corazón —Saga rodea el sillón y sentó junto a Mu a la vez que tomaba una de sus manos entre las suyas—. En caso contrario alguien aprovechará lo que él no supo ver, y tú… —Saga habló mirando directamente a los ojos del lemuriano—deberás poder aceptarlo, aunque esa persona fuera Kanon.


—Me será difícil, pero entiendo lo que quieres decir —Mu beso los labios de Saga en una muestra de afecto—. Gracias por apoyarme, aunque en ocasiones solo haga tonterías.


—Es lo menos que puedo hacer, después de todo tú tienes la paciencia de aguantar mis berrinches.


Mu rio por la ocurrencia de su novio, sus bromas y palabras siempre lograban alivianar su corazón, y esta vez no había sido la excepción. Saga solía ser consciencia muchas veces y ahora como en otras ocasiones tomaría su consejo y dejaría que todo fluyera, aunque eso no impediría que sus deseos más íntimos estuvieran puestos en que su maestro fuera quien al final tuviera el corazón del séptimo custodio.


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