El chico en el espejo miró a Luhan, sus ojos se ampliaron.
—Ese soy yo —dijo, tocando su cabello.
A último minuto había cambiado de opinión y había ido al salón en lugar de a su peluquero usual. El viejo hombre en realidad no era el indicado para seguir con la última moda. El estilista del salón había hablado con él para cambiar el color de su cabello a un rubio fresa. El corte era en capas al frente y lados, y corto detrás. Su fleco había quedado un poco largo, así que lo había peinado hacia un lado, pero seguía cubriendo sus cejas. Luhan estaba agradablemente sorprendido por lo mucho que le gustaba. Le sonrió a su reflejo. Era hora de volver a su hogar y ver la reacción de su madre.
Cuando Luhan llegó a casa atravesó el restaurante. Al comenzar a hacer su camino hacia la cocina, Kyungsoo, uno de los asistentes de su madre, intentó detenerlo.
—Lo siento, no puede entrar ahí, es peligroso. Puedo llamar al chef si así lo desea.
Luhan sonrió y lo calló. —Soy yo, Luhan.
Los ojos de Kyungsoo se ampliaron y su boca se abrió. —¿Luhan? ¿Qué sucedió? Quiero decir, no, se ve bien. Es solo… ¿qué te llevó a esto?
Sacudiendo la cabeza, palmeó la espalda de Kyungsoo y caminó hacia la cocina para saludar a su madre. El otro hombre se quedó ahí, sorprendido por el nuevo estilo de Luhan.
Su madre estaba acomodando los platos en la bandeja cuando ingresó en la cocina. Lo miró y tuvo una reacción tardía. Le tomó al menos tres segundos darse cuenta del cambio en Luhan antes de sonreírle tan ampliamente que parecía que el rostro se le dividiría en dos.
Luhan caminó hacia ella y le tomó la mano. —¿Te gusta? —preguntó viendo sus ojos clavados en el nuevo cabello.
—Oh, cariño, ¿cómo es posible que seas cada vez más guapo? —rió y lo atrajo para abrazarlo—. Pero, tengo que preguntar… —dijo, empujándolo nuevamente para verle a los ojos—. ¿Por qué el cambio?
Agachó la cabeza instintivamente para ocultarse tras su fleco, el cual ya no era tan largo. —Yo… —susurró—, hice un amigo.
Su madre sonrió y puso las manos en sus mejillas. —Eso me hace más feliz de lo que puedes imaginar, bebé. Espero conocer a tu “amigo” pronto. —Le besó la frente y lo empujó hacia las escaleras—. ¡Ahora lárgate! Debo entregar esta comida antes de que se enfríe.
Una vez arriba, Luhan fue hacia la cocina y se hizo algo para comer. Raramente cenaba. Pero por alguna razón estaba famélico hoy. Después de comer limpió la cocina, luego tomó una botella de agua y fue a su cuarto.
Se miró en el espejo, nuevamente estaba sorprendido por lo diferente que se veía. Se veía… —Cómodo —dijo algo fuerte. Sacó su teléfono y encendió la cámara. Luhan había visto a otros chicos hacer eso en la escuela, así que, ¿por qué no él? Después de diez fotos, Luhan finalmente cogió el truco y tomó una con la que estuvo feliz.
De repente sintió su teléfono vibrar y un nuevo mensaje apareció. Lo abrió para ver una imagen de Minseok sonriéndole. Bajó el mensaje, “dame tu dirección así puedo ir a recogerte mañana. Necesitarás estar listo a las diez. Usa algo que no te importe ensuciar. Kekeke”.
Luhan dudó por un momento y luego le envió la imagen con su nuevo estilo y su dirección a Minseok. Luego sostuvo el aliento, pensando cómo sería la respuesta, si tuviera.
Después de unos minutos Luhan estaba convencido de que no recibiría nada de Minseok, pero su teléfono sonó de nuevo.
“Como si no esperara realmente soñar contigo esta noche. Ahora seguro lo haré”.
Luhan se sintió ruborizar hasta las orejas. “¿Entonces te gustó?” escribió.
Casi en seguida recibió una respuesta.
“Tanto que no sé si pueda esperar hasta mañana para verte”.
Los latidos de Luhan aumentaron y secó sus manos en el pantalón antes de contestar: “Estoy agradecido de que te gustara. Te veo mañana. Buenas noches”.
Minseok le contestó con otra imagen. Estaba en lo que parecía su cama, sonriéndole a la cámara. “Buenas noches también para ti. Deseando que llegue mañana”.
Cayendo en su cama, Luhan suspiró hacia el techo. Su corazón seguía martillando en su pecho y sus palmas estaban sudando otra vez. Él nunca había pensado mucho sobre el amor o la lujuria, o cualquier otra cosa que envolviera a dos personas. Él nunca se había visto atraído hacia otra persona, o incluso pensado en la posibilidad de gustarle a alguien. Esto era completamente nuevo para Luhan y se sentía a punto de morir. Aquellas palabras, incluso si no habían salido de la boca de Minseok, fueron suficientes para hacerle difícil respirar y su corazón latiera como loco en su pecho. ¿Cómo podía estar pasando esto? ¿Y solo en dos días? ¿Esto era lo que la gente llamaba amor ciego? Luhan no lo sabía, pero las mariposas en su estómago le decían que estaba muy entusiasmado por ver a Minseok al día siguiente.