Los sábados el restaurante no abría hasta la cena, por lo tanto la madre de Luhan se tomaba la mañana libre holgazaneando sobre el sofá y poniéndose al día con sus telenovelas. Allí es donde ella se encontraba cuando él salió de su dormitorio a las 8:30 am. Se sentó sobre el sofá al lado de ella y se puso sus piernas en el regazo de modo que él pudiera frotar sus pies y tobillos.
Ella cerró sus ojos y suspiró. —¿Qué hice para merecer un hijo tan maravilloso?
Luhan rió y movió sus manos a los dedos del pie. —Yo creo que es al revés, Mamá.
—Bueno, pienso que tendremos que estar de acuerdo con discrepar sobre esto. —Ella abrió sus ojos y observó a Luhan, notando su ropa y pelo—. ¿Cuál es la ocasión? Te ves como si estuvieras vestido para un paseo.
Él sonrió un poco y le dio una mirada rápida. —Minseok y yo iremos a algún sitio. Me dijo que me vistiera cómodamente.
—Entonces, este Minseok. ¿Es tu nuevo "amigo"? ¿Cuándo podré conocerlo? — preguntó ella, él entonó juguetón.
—Él viene a recogerme a las 10, así que...
Ella se sentó. —¡Espera! ¿Él vendrá aquí? Bien, debo recibirlo correctamente. Y también podría empacarles un almuerzo para que se lleven con ustedes mientras estoy en ello. Ve y lava los vegetales para un kimbap mientras voy a cambiarme.
Para las 9:30 la mamá de Luhan ya había hecho un banquete y lo había empacado prolijamente en una mochila para que los muchachos se lo llevaran. Estaba poniendo la tetera a hervir cuando se oyó un golpe en la puerta de adelante
—¡Oh! ¡Llegó media hora temprano! Parece que no podía esperar para verte. — dijo ella con una sonrisa.
Luhan abrió la puerta y vio a Minseok parado allí, sonriendo.
Los ojos de Minseok se centraron en su pelo y luego se movieron hacia sus ojos. —Ya no esconderás esos bonitos ojos de mí.
Luhan sintió sus mejillas enrojecerse, se distanció e hizo señas a Minseok para que entrara.
—Mi madre quiere conocerte —dijo en voz baja.
Lo hizo pasar y lo llevó a la cocina donde su madre estaba vertiendo té en 3 tazas. Cuando ella alzó la vista Minseok le hizo una reverencia.
—Hola, soy Minseok.
—Es un gusto conocerte, Minseok. Por favor, siéntate y toma un poco de té. Háblame un poco de ti.
—Bueno, tengo 19 años y acabo de mudarme de vuelta de los Estados Unidos la semana pasada —dijo ya sentado.
—¿Mudarte de vuelta? — Preguntó la madre de Luhan. —Así que, ¿naciste en Corea? ¿Qué trajo a tu familia de vuelta a Corea? —Él asintió.
—Sí, yo nací aquí. Nos trasladamos a los Estados Unidos cuando tenía 14 años. Pero regresé solo. Mi mamá y mi papá aún están en los Estados Unidos.
—¿Tus padres no vinieron contigo? ¿Por qué querrías regresar solo? —preguntó ella, surcando la frente como si fuera la cosa más confusa que jamás había oído.
Minseok sonrió y miró la mesa. —Era mi deseo, así que ellos lo permitieron.
La madre de Luhan inclinó su cabeza hacia un lado. —¿Tu deseo? ¿Qué quieres decir?
—Sólo que extrañaba Corea, así que me dejaron regresar solo. Ambos están muy ocupados con sus negocios allí. —Ella asintió lentamente.
—Ya veo. Bueno. Considérame como tu madre mientras estas aquí. Serás bienvenido aquí en cualquier momento. —Luego se levantó, caminó alrededor de la mesa y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Minseok desde atrás—. Todo aquel que hace feliz a mi Luhan instantáneamente es mi familia. —Luego le dio un beso sobre la cabeza y lo soltó.
Minseok se sonrojó y e inclinó la cabeza. Desde donde estaba sentado, Luhan pudo ver el mentón de Minseok temblar. Se levantó y abrazó a su madre, dando al otro chico un momento para recomponerse a sí mismo. —Bueno, mamá. Vamos a salir ahora. —Ella le devolvió el abrazo.
—Diviértanse. —Luego susurró en su oído: —Creo que te necesita tanto como tú lo necesitas a él.
Habían estado en el autobús durante una hora cuando Luhan finalmente preguntó a Minseok a donde iban.
—Ya lo verás. Estaremos allí pronto. —Tomó la mano de Luhan y cerró los ojos, apoyándose contra el reposa cabezas—. Simplemente siéntate y relájate.
Luhan miró sus manos, el corazón le latía en su pecho. Echó una mirada al rostro de Minseok y vio una pequeña sonrisa en sus labios. Mordiendo su labio, sonrió y ajustó sus manos donde los dedos se entrelazaban. Minseok apretó su mano una vez y luego se durmió. Luhan pasó el resto del viaje observando la cara durmiente de Minseok.
A la 1pm ya se habían bajado del autobús y caminaban por una ruta. Minseok no soltaba la mano de Luhan, balanceándola ligeramente mientras caminaban. A su izquierda un lago apareció a la vista, con un muelle y unas pequeñas embarcaciones.
—Aquí estamos. ¿Ves el bote de remos azul con el cobertor? Es de mi tío. Dijo que podría usarlo cuando quisiera. Pero, primero... —dijo el chico más pequeño, llevando Luhan a una parte plana debajo de un árbol—. Vamos a comer. Me muero de hambre. —Pusieron la manta que Minseok había llevado y sacaron los contenedores de alimentos que había hecho madre de Luhan—. Tu madre es impresionante. Fue muy amable de su parte hacer esto para nosotros. Seguramente es mejor que las bolsas de papas fritas que había empacado. —Luhan sonrió mostrándose de acuerdo.
Después de haber estado comiendo durante unos minutos, Minseok rompió el silencio. —¿Recuerdas el otro día cuando te dije que te diría un secreto a cambio del tuyo?
Luhan miró Minseok, que estaba jugando con su ensalada de frutas. —¿Sí?
—Bueno. —dijo Minseok, masticando una uva—. Ahora voy a decirte lo que es. —Respiró profundo y soltó el aire—. Cuando era un niño era petizo y gordo. Fui acosado. Mucho. A veces era tan terrible que simplemente iba al baño y lloraba tanto que vomitaba. —Luhan podía ver el dolor en los ojos de Xiumin mientras hablaba—. Un día, cuando estaba en sexto grado, estaba en el baño llorando después de una golpiza particularmente dura, y un chico en el baño de al lado me dijo algo que cambió mi vida. Dijo "toma lo que te dan, pero no les des nada a cambio. Se darán por vencidos y te dejarán en paz si no les das la satisfacción de ver cuánto sufres. Eso es lo que hice, y ahora incluso no reconocen mi existencia. Es…"
Los ojos de Luhan se ampliaron en reconocimiento mientras terminó la frase. —... mejor de esa manera.
Asintió. —¿Lo recuerdas? No me habías visto, pero cuando fuiste, te seguí y te vi. Estábamos en clases diferentes, pero siempre te buscaba en los pasillos y en el patio. Cada vez que te veía, más quería conocerte. Cuanto más aprendía de ti, más te quería.
—¿Por qué nunca me dijiste nada? —Preguntó Luhan, su voz fue apenas un susurro.
—Lo iba a hacer pero luego mis padres se mudaron a Estados Unidos. —Inclinó su cabeza hacia un lado y miró a Luhan—. Pero nunca me olvidé de ti. Siempre estabas ahí, flotando dentro y fuera de mis pensamientos. Por eso he vuelto. Necesitaba ver si estabas bien, si estabas viviendo felizmente. Pero entonces te encontré allí en la oscuridad, tarareando solo, todavía cerrado a todos y a todo. Mi corazón se rompió y entonces supe que tenía que hacer lo que pudiera para sacarte de ese lugar oscuro. ¿Me dejarías hacer eso? —Minseok se acercó a Luhan y le tomó la mano, acariciando los dedos con el pulgar, sus ojos absortos en los de Luhan—. Si aceptas mi corazón, te prometo, que voy a hacer cualquier cosa y todo lo que esté a mi alcance para hacerte feliz. Para no permitir que sufras otra vez.
Luhan estaba tan sacudido por la confesión de Minseok que incluso le estaba costando reunir sus propios pensamientos. Miró su mano en la de Minseok, viendo la forma en que el pulgar del otro chico rozaba suavemente sus nudillos. Él le hacía lo mismo a su madre, a quien amaba inmensamente. Observó la mirada ansiosa de Minseok y se vio reflejado. También pudo ver allí la verdad. Los ojos de Luhan se movieron hacia los labios de Minseok. Lentamente se inclinó hacia adelante hasta que sus labios estaban a un respiro de distancia.
Minseok estaba rígido, su respiración se aceleraba y su corazón golpeaba más fuerte en su pecho. Soltando la mano de Luhan, Minseok puso sus manos en cada lado de la cara del otro chico y lo besó, inhalando su aroma a través de su nariz, drogándose con todo de él.
El beso rápidamente pasó de un inocente roce de labios, a un dulce enredo de labios y lenguas con sus respiraciones asomando. Luhan, quien había movido sus manos hacia la cintura de Minseok, cerró los ojos y agarró la tela de su camiseta, llevándolo encima de él mientras se recostaba en la manta. Minseok movió sus labios a la mandíbula de Luhan, besando una línea húmeda por el cuello hasta su clavícula al descubierto. Un pequeño gemido escapó de Luhan y empujó sus dedos por su cabello, animándole a continuar. Minseok posó besos húmedos succionando a lo largo de la garganta de Luhan y empujó una mano debajo de su camisa, saboreando la sensación de la piel de su amor. Cuando sus dedos rozaron contra uno de sus pezones, Luhan gimió y se agarró del hombro de Minseok.
Minseok se trasladó desde el cuello de Luhan a su oreja y succionó el lóbulo. —¿Te gusta eso? — Le susurró en el oído.
—Sí. No te detengas —se quejó.
—Lo que sea por ti, Luhan. —Minseok dijo mientras jalaba la camisa de Luhan hacia arriba sobre su cabeza y luego hizo lo mismo con la suya—. No quiero nada más que hacerte feliz.