Después de pasar el resto del día nadando y jugando en la orilla del lago, Minseok y Luhan tomaron el último autobús a la ciudad. No soltaron la mano uno del otro en todo el camino de vuelta.
—¿Por qué no vienes a pasar la noche en mi casa? —preguntó Minseok, acariciando los dedos de Luhan.
—No debería. Mi mamá se preocuparía.
—Entonces ¿Qué tal si yo me quedo en tu casa?
—Sí. Creo que estaría bien. Tenemos algunas mantas extra y el sofá es muy cómodo.
Minseok dio vuelta y miró al otro chico, su cara se mostraba sorprendida. —¿Harías dormir a tu novio en el sofá? —Volvió a girar hacia la parte delantera del autobús, sus labios expulsados en un puchero—. No me quedaré a menos que pueda dormir contigo. Necesito tus mimos.
Luhan rió y pellizcó la mejilla de Minseok. —¿Cómo puedes ser tan tierno y tan guapo al mismo tiempo?
El chico más pequeño respondió inflando sus mejillas, lo cual sólo hizo que Luhan riera más fuerte.
—Entonces— Dijo Minseok, mientras saltaba desde el autobús a la parada—. Me gustó mucho escuchar tu voz hoy... quiero decir, tu voz que no es un susurro. No es que tu voz susurrante no sea agradable, porque lo es...—Minseok se giró hacia Luhan—. Lo que estoy intentando decir es... Espero que de ahora en adelante hables más en voz alta. Me hace muy feliz.
Mordiendo su labio, Luhan agachó la cabeza. —Necesito un poco de práctica. Ya sabes, hasta que salga naturalmente.
Al llegar, Minseok lo jaló más cerca suyo y lo besó suavemente en los labios. —Estaré aquí para ti cuando necesites a alguien con quien practicar. Incluso estaría feliz escuchándote recitar el menú de tu madre una y otra vez.
Luhan suspiró y sacudió la cabeza. —¿Qué tal si simplemente hablamos? Acerca de cosas. ¿Todavía quieres quedarte esta noche?
Minseok entrecerró los ojos e inclinó su cabeza hacia un lado. —¿Obtendré mimos?
El otro chico se rió y puso sus manos en las mejillas de Minseok y le devolvió el beso. —Todos los mimos que quieras.
La casa estaba oscura cuando llegaron al hogar de Luhan. Había una nota de su madre en la heladera, diciendo que iba a la casa de sus amigas a jugar a las cartas. Luhan desempacó los recipientes vacíos de su bolso, que olía a miel, luego arrojó el bolso y la manta a la lavadora. Cuando regresó a la cocina, Minseok dejaba correr agua enjabonada en el fregadero para que poder limpiar los contenedores.
—No tienes que hacer eso —dijo Luhan, tratando de empujarlo fuera del camino.
Minseok lo empujó con su cadera.
—Quiero hacerlo. Tengo que pagar por mi ducha y cama esta noche de alguna manera.
—Ok. Bueno, voy darme una ducha mientras haces eso.
—¡Espérame! ¡Ahorraremos agua si nos duchamos juntos! —dijo Minseok, fregando los platos furiosamente.
—No. Tómate tu tiempo. Voy a estar de vuelta en 5 minutos —dijo Luhan sonriendo. Luego aclaró la garganta y habló más fuerte—. Luego de que te duches, iremos a mi habitación y hablaremos.
Minseok se giró para mirarlo, una sonrisa se extendió a través de su cara. —¿Y nos haremos mimos?
Luhan rodó los ojos y sonrió. —Sí, y nos haremos mimos.
Una vez que ambos se habían duchado, Luhan le dio a Minseok algunos de sus pantalones y una camiseta para usar, luego lanzó su ropa en la lavadora y comenzó la carga. Luhan volvió a su habitación justo cuando Minseok tiraba de la camisa sobre su cabeza.
—Es un poco apretada.
Luhan caminó hacia él y tiró del el dobladillo de la camiseta, estirándolo. —Está bien. De todos modos es una camiseta vieja. Solo la uso para estar dentro de casa. Me adelanté y comencé el lavado de ropa. Tu ropa estará lista en la mañana.
—Es linda.
Luhan seguía estirando el dobladillo de la camisa. —Puedes quedártela si te gusta.
El otro chico se rió y lo tiró hacia él en un abrazo. —No. Tu voz es linda.
Luhan envolvió sus brazos alrededor de Minseok y lo apretó. —Gracias. Estoy empezando a creerme eso.
Minseok lo soltó y se recostó sobre la cama, dando palmaditas en el lugar junto a él. Luhan apagó la luz arriba y subió a la cama junto a él donde se recostaron en silencio por un rato, sólo mirándose el uno al otro.
Estirándose, Minseok pasó su pulgar por los labios de Luhan. —Espero que algún día lo digas.
—¿Decir qué?
—Que tú también me amas.
Luhan besó el pulgar de Minseok.
Moviendo su mano para correr el cabello del rostro del otro chico, Minseok sonrió una pequeña sonrisa.
—Ese será el día más feliz para mí. Pero por ahora, ¿qué tal unos mimos?