Your voice it chased away all the sanity in me
Se negaba a abrir sus ojos, pues sabía que de hacerlo perdería la poca cordura que aún quedaba en su ser.
Las suaves y cálidas manos, ligeramente acaneladas, recorrían con confianza, deseo y ternura, cada parte de su pálida piel. Sentía ligeras descargas eléctricas que le recorrían desde los dedos de los pies hasta la raíz del cabello, su cuerpo se estremecía con cada roce, deseaba más de esa sensación tan placentera, más de aquel joven castaño que ahora besaba su abdomen.
Las brisas de invierno se hacían presentes en la habitación, haciendo estremecer el cuerpo desnudo de ambos, pero poco parecía importarles.
-Hipo…- murmuro, animándose por fin a abrir sus parpados, mostrando sus hermosos ojos celestes inundados en lujuria.
-no quiero que digas nada…-sentencio de una forma que incluso podría catalogarse como rígida. Y cuando se percató de que los rosados labios se volvían a abrir, se inclinó un poco, besando con pasión los ligeramente pintados labios.
No quería escuchar su voz, porque sabía que al hacerlo, toda la magia desaparecería.
When you cried, I'd wipe away all of your tears
When you'd scream, I'd fight away all of your fears
Jack se estremeció en su lugar, con las lágrimas amenazando salir de sus ojos, en su interior se desataba una tormenta, tal como las que solía crear. Una tormenta de sentimientos, su niño era diferente, su niño lo había olvidado y ahora, justo frente a él, devoraba con pasión los labios de aquella joven.
No sabía porque no podía apartar la vista, desde hace 20 minutos estaba deseoso de poder abandonar la habitación, quería salir volando por la ventana, correr por el pasillo, incluso arrastrase hasta la puerta…pero simplemente se había quedado petrificado, al ver como el pequeño de enormes ojos verdes que una vez lo amo y creyó en él, con todo su ser…ahora era un hombre, un hombre que lo había dejado como un hermoso sueño de la infancia.
Y dolía, dolía demasiado ver, como aquel joven de piel pecosa, acariciaba las largas y delgadas piernas, casi tan blancas como la misma nieve…una piel tan pálida como la suya.
Pero entonces ya no pudo soportar más. El muchacho castaño separo con un poco de brusquedad las piernas de la joven, quien solo miraba algo asustada, pero ansiosa, como el de mirada verdosa se posicionaba entre sus piernas dispuesto a…
-¡ya basta!- grito, a la vez que golpeaba el suelo con su cayado, desatando de inmediato una onda de un frio aire, que calo en lo más profundo ambos amantes, obligándolos a separes, debido al cambio tan brusco de temperatura.
Los ojos esmeraldas se abrieron de golpe, abrazándose a si mismo, frotando su piel, en un intento de conseguir calor… ¿Por qué estaba nevando en su habitación?
-Hipo…-llamo la joven de cabellos rubios, tan claros que incluso parecían blancos-¿Qué sucede?-
Finalizo, acurrucándose en el pecho del castaño, quien ya se había puesto en pie, tomando una cobija, para cubrir a la muchacha.
-no lo…- callo por unos instantes…nieve en su habitación…-Jack- murmuro
-¿Qué?- volvió a preguntar la muchacha
-creo que es mejor que regreses a casa Elsa- y separándose de ella, busco sus pantalones, se los puso y de inmediato le entrego a la joven su ropa.
-pero si…-
-¿no decías que querías esperar hasta la luna de miel?- cuestiono, con cierta molestia, logrando en la rubia un ligero rubor a la vez que se estremecía.
-sí, mejor me voy-
I've tried so hard to tell myself that you're gone
But though you're still with me
-¿realmente estas aquí?- pregunto al aire, mientras entraba de nuevo a la habitación.
Su corazón latía a mil por hora, “él no existe” se repetía mil y una veces en su mente, ya había esperado demasiado y no quería sumar una decepción más a su colección.
-estoy aquí- murmuro el joven de cabellos albinos, justo frente al castaño, pero este miraba a la nada, con sus ojos sumidos en la tristeza y los labios fruncidos, en una mueca de dolor puro.
Hipo suspiro con cansancio y decepción, camino hasta la pequeña mesa de noche, donde reposaba su celular y unos audífonos. Tomo ambos objetos, coloco los audífonos en sus oídos. Se recargo sobre la pared y comenzó a deslizarse sobre esta, hasta que quedo sentado en el suelo.
-te extraño-murmuro, a la vez que reproducía aquella canción que ya conocía al derecho y al revés. Una canción tan hermosa como las rosas, que al tocarlas te lastimaban, justo así era esa melodía, al escucharla solo abría sus heridas.
-Hipo…-llamo el espíritu, agachándose hasta quedar frente al castaño, con pena, miro los hermosos ojos verdes cristalizándose, con las lágrimas luchando por salir- estoy aquí…-pero de nuevo el más alto solo fijo su mirada en otro punto.
These wounds won't seem to heal
This pain is just too real
There's just too much that time can not erase
Jack se sorprendió al escuchar como el joven repetía con voz quebrada la letra de aquella canción, las lágrimas ya caían por las mejillas de ambos, Hipo con el dolor y tristeza apoderándose una vez más de él, y Jack con la impotencia de no poder lograr que su una vez niño lo mirara.
-¡estoy aquí!- volvió a gritar-¡mírame, Hipo!...por favor- rogo por último, en un delicado murmullo, pegando su frente al pecho, aun desnudo del castaño, sabiendo que lo atravesaría….
-Jack…-
…o no
Cause your presence still lingers here
And it won't leave me alone
Estaba tan feliz como la primera vez, no podía dejar de dar vueltas en el aire, su risa llenaba la habitación y su alegría contagiaba al más alto.
-¡no me olvidaste!- y por fin se detuvo frente al castaño, aun sobrevolando en el aire, con la imborrable sonrisa en su rostro.
-imposible hacerlo, Jack- y sin previo aviso, jalo al espíritu aprisionándolo entre su brazos, besando con el mayor cariño que alguien pueda sentir.- no sabes cuánto te extrañe- murmuro, una vez se hubiese separado, para así esconder su rostro entre el cuello y hombro del albino.
-y yo a ti…- menciono, mientras descendía, hasta que sus pies tocaron el suelo. Y una vez que soltó su cayado, se aferró al muchacho castaño, abrazándolo con fuerza y miedo de volverse a separar.
And I held your hand through all of these years
But you still have all of me
-ghm…-jadeaba con los labios apretados, negándose rotundamente a dejar que algún sonido escapara de sus labio, incluso tomo una de las almohadas y la coloco sobre su cara, ¡demonios! No quería que lo viera, estaba rojo, sudado, agitado y completamente excitado.
-Jack, deja que te vea- murmuro, tratando de quitarle la almohada, pero el albino se aferró aún más al cojín.
-no- contesto en un tono un poco infantil, provocando una pequeña risa en el castaño
-entonces me detendré…-
-¡ni se te ocurra!, ¡cabeza hueca!- grito, mientras lanzaba muy lejos la almohada
-no pensaba hacerlo- murmuro cerca de los labios del albino, con un toque sumamente sensual, que logro erizarle la piel al más joven en apariencia.
Y ambos se unieron en un cálido beso, sus cuerpos ardiendo con cada roce, aun si las paredes de la habitación ya se hallaban escarchadas.
-te has vuelto demasiado bueno, ¿lo sabias?- murmuro con tristeza el albino, aun aferrado al cuello del de ojos verdes.
-practique mucho para este día…-
-lamento que tuvieras que hacerlo con alguien que no fuera yo-
-eso ya no importa, ahora estas aquí- y con cariño, volvió a besarlo
Now I'm bound by the life you left behind
Su piel ardía, y no sabía la razón. No sabía si era por la excitación, el frio calando su espalda o las uñas de Jack que se encajaban en su él, no lo sabía, pero no importaba, ni siquiera importaba la escarcha que se formaba en su cuerpo, ya que Jack ya no era consciente de sus poderes…Ya no importaba nada.
-solo un poco más…-gruño por lo bajo
Penetrando con salvajismo la pequeña y ya no más, virgen entrada del albino. Hipo disfrutaba como nunca, su mirada esmeralda, se escondía entre los cabellos platinados, que ahora se bañaban en sudor, mientras que el dueño de estos, se enredaba en el bien formado cuerpo acanelado.
Jack ni siquiera era consciente de la frialdad de la pared contra la que estaba recargado, mientras que el castaño lo abrazaba a su cuerpo, asegurándose de que no caería, encajando su miembro entre las piernas del más bajo.
Ambos ya sentían los espasmos, ambos lo sabían, estaban llegando a su punto. La habitación se llenaba de jadeos, cansados y excitados…
-solo un poco más…-
Y entonces ambos llegaron al orgasmo, en perfecta sincronización, El castaño dentro del albino y este entre el vientre de ambos.
Se quedaron quietos entre la penumbra, con la respiración agitada y deseos de más…tenían que recuperar los 5 años que perdieron.
And if you have to leave
I wish that you would just leave
-se ve hermosa- murmuro el albino
-lo sé- sonrió, completamente cautivado ante la imagen que tenía frente a él
Jack sonrió con melancolía, era hora, debía marcharse y esta vez seria para siempre, su niño había crecido y no necesitaba más de él. Al menos se quedaba con el consuelo de que su pequeño estaría en buenas manos; si, en aquella mujer de hermosa figura, de preciosos ojos zafiros y sonrisa dulce y amable.
“Se parece a ti” fueron las palabras que le dijo Hipo cuando hablaron sobre aquella hermosa muchacha, y aunque en un principio se negó a creerlo, al final comprobó que era cierto. La muchacha hasta cierto punto era idéntica a él, no solo por su físico; sino por su rebeldía, por ser temeraria, fuerte, alegre, amable. Era un sueño para todo hombre.
Y Jack sabía que Hipo sería feliz con ella, aun si a él le partía en mil pedazos, era hora de afrontarlo, su niño, no lo era más, ahora era un adulto que debía crecer y formar una familia, igual que lo hacían todos,
-es hora de irme…- murmuro con tristeza, al ver como los pasos de la joven estaban cada vez más cerca del altar
-gracias por todo…-
Jack sonrió, se acercó al castaño y beso sus labios de forma casta y dulce. Y justo en ese momento, los ojos esmeraldas se iluminaron en un tenue azul celeste…estaba hecho, Hipo lo olvidaría definitivamente.
Se alejó en silencio, aunque tampoco es como si lo necesitara, solo que quería callar sus sollozos, eso era lo correcto, dejar ir a su niño.
Tomo su cayado y emprendió el vuelo, no sin antes provocar una pequeña nevada, pues un recuerdo fugaz surco su mente: “yo deseo casarme en un día nevado”.
Eso fue lo que hace cinco años le confeso su niño y él cumplió ese deseo…
Adiós Hipo