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Sarasouju por miss_seragaki

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Notas del fanfic:

DRAMAtical Murder three—shot

Pareja: Mink/Koujaku

Advertencias: BL, AU, lemon, lenguaje ofensivo, crack ships.

El "Sarasouju" o Árbol de Sal (o Sala), que tiene un significado importante en el budismo. Se cree que la iluminación se alcanza bajo estos árboles. También es el título de una hermosa canción de Rin'.

 

Las flores del árbol de sal se blanquean
cuando llega el tiempo de florecer.
Una vida nace en este mundo,
Un lugar desconocido comienza a desaparecer.
Y los flores del árbol de sal se blanquean.
                                                                    -Rin', Sarasouju

 

.....

Mientras abro los ojos lentamente, la luz del medio día asalta sin piedad a mi dolorida cabeza. Bebí mucho anoche en la fiesta de Año Nuevo de la universidad… aunque no lo suficiente como para olvidar lo que pasó. Nunca bebo tanto como para alegar amnesia cuando despierto en la cama de un completo extraño.

 

En realidad, esta es la primera vez que despierto en la cama de un extraño. No lo digo porque niegue que salto de cama en cama… lo digo porque siempre despierto en la cama de una mujer.

 

No sé qué me pasó anoche. Tal vez… solo se me antojó probar algo diferente. Debe ser eso. No me gustan los hombres. Bueno, si no contamos a Aoba, no me gustan los hombres.

 

Aoba es especial. Nos conocemos desde niños. Es menor que yo por cuatro años, así que cuando él entró a la Universidad de Midorijima para estudiar Informática, yo ya estaba trabajando en mi tesis sobre Música Tradicional. Creo que siempre me gustó Aoba desde que éramos pequeños, pero nunca me atreví a decírselo. No creo que me hubiese rechazado, pero mi reputación fue más importante para mí que mis sentimientos, y terminé perdiéndolo. Ahora tiene a otra persona, y es feliz con él. Se casarán en Alemania el próximo año.

 

Nada que hacer... No puedes recuperar algo que nunca fue tuyo. Eso es lo que siempre dice mi madre.

 

Tiene más de dos años que no la veo…

 

Ahora mismo, estoy haciendo una maestría en etnomusicología… supongo que solo intento alargar mi tiempo en Midorijima porque no quiero volver con mi familia, dueña de una cadena de importantes hostales tradicionales a lo largo de todo el país. En Kioto, me esperan una prometida a quien no conozco, obligaciones familiares que no quiero y un negocio familiar al que detesto…

 

¿Cómo es que llegué a la cama de un hombre? Ahora que lo pienso… no fue tan complicado…

 

Al estar la maestría, tengo que cumplir con algunas horas de actividades como asistente y de suplente de los profesores titulares. Por eso, Haga-sensei, el titular de una de esas materias, me invitó a la fiesta de Año Nuevo del profesorado. Supuse que sería bueno pasar el rato, beber gratis y llevarme a la cama a alguna profesora guapa de otro departamento. Es una de las cosas que sé hacer mejor…

 

Resultó que las cosas no salieron como yo esperaba.

 

Suena un poco idiota, pero cuando vi a ese tipo de piel color canela, me dio curiosidad. ¿Era un profesor? No se veía como uno. Rastas pelirrojas, botas militares… lucía más como un guerrillero que como el miembro del profesorado... Luego, Haga-sensei me dijo que el tipo era un estudiante extranjero que estaba haciendo su doctorado en algo sobre arqueología. No puse mucha atención… pero creo que como vino de alguna universidad importante del extranjero, la titular de su área, Yoshie-sensei, quiso presumirlo en la fiesta…

 

A pesar de toda mi curiosidad, no me acerqué. ¿Qué iba a decirle? Hubiera quedado como un subnormal. Así que… preferí pasar las horas conversando con las profesoras, y coqueteando con las más guapas… pero no podía obligarme a dejar de buscarlo en la sala.

 

Al inicio, pensé que solo era curiosidad porque es extranjero. Luego, me descubrí a mí mismo pensando en que era irritante que fuese más alto que yo, y que pareciera tener mejor cuerpo que yo… nuestros ojos se encontraron accidentalmente en un par de ocasiones.

 

Su mirada turquesa parecía atravesarme…

 

Dejé de mirar hacia la sala, y me concentré en una de las maestras del área de literatura. Se reía de todas mis bromas, y se sonrojaba por todos mis halagos…

 

Me aburrí mortalmente de ella luego de un rato, y entonces salí a fumar. Estaba concentrado en las estrellas. La noche estaba bastante despejada…

 

—Oye, rojo —me dijo una voz grave. Cuando giré la cabeza para mirarlo, lo vi acercarse a mí con largas zancadas —. Dame fuego.

 

Su expresión arrogante me enfureció. En retrospectiva, creo que estaba celoso de que le pusieran más atención que a mí…

 

Además… Jodido estúpido. ¿Quién creía como para darme ordenes? ¿Rojo? ¿Qué sobrenombre idiota es ese? Solo porque llevaba puesto un kimono rojo, no quería decir que pudiera llamarme así…

 

—No me llamo “rojo” —respondí sacando mi encendedor de uno de mis bolsillos. Se lo ofrecí sin muchas ganas.

 

Él me miró sin inmutarse, y sacó de su abrigo una pipa larga. La encendió con un gesto concentrado, y el aroma de un tabaco intensamente especiado llenó el aire de inmediato.

—Es obvio que no te llamas rojo, imbécil —me miró condescendientemente y me regresó el encendedor.
—Claro que es obvio —respondí irritado. Me dieron ganas de darle una paliza. 
—Soy Mink —comentó casualmente y aspiró una bocanada de humo de su pipa.
—Koujaku.
—Lo sé —sonrió con cinismo—. Yoshie-sensei me dijo que estás en la Maestría de Etnomusicología, en el departamento de Artes Tradicionales, y que tocas el koto y el shamisen como un puto dios, o algo así.

 

Me quedé en silencio. ¿Qué podía responder? Acababa de llamarme imbécil, pero sabía más de mí que yo de él. Eso me enojó bastante.

 

—No lo hago mal —respondí luego de exhalar el humo de mi cigarrillo —. Pero Yoshie-sensei tiende a exagerar cuando habla de los hombres que le gustan.
—No mintió cuando dijo que tienes manos de músico —su mirada cayó sobre mis manos y recorrió mis dedos con atención, haciéndome sentir incómodo.
—Tú estás en el doctorado en el Departamento de Arqueología, ¿no? —comenté sin mucho interés—. ¿Cuál es tu especialidad?
—Religión. —respondió sin mirarme—. Estoy estudiando las similitudes entre los conceptos de la divinidad en el shinto y en las religiones nativas americanas.

 

Lo miré unos momentos. Tuve que admitir para mí mismo que era un tema interesante… aunque me pareció raro que un tipo que parecía paramilitar estuviera interesado en cuestiones tan profundas… Desvié la mirada hacia el cielo, aunque pude sentir sus ojos sobre mí.

 

— ¿Cuál es el tema de tu tesis? 
Leitmotifs en la música popular tradicional de Midorijima.
—Mmh —articuló como respuesta mientras aspiraba el humo de su pipa.
— ¿Qué quiere decir eso? —me sentí ligeramente ofendido por la vaga respuesta. 
—Solo pensé que estarías trabajando en algo más pretencioso, como el teatro Noh.

— ¿Y porqué pensaste eso?
—Porque tienes toda la pinta de niño rico. Y el rector comentó que tu padre es patrono de varios artistas conocidos.
— ¿El rector? —lo cuestioné, asombrado—. ¿Por qué hablaba del rector sobre mí?

—Esa fiesta es una porquería —cambió el tema sin aviso—. Voy a beber a otro lado. ¿Vienes?

 

Creo que lo miré con desconcierto, porque soltó una risa burlona de lo más irritante.

 

—Vamos, rojo —comenzó a caminar sin mirarme —. No me gusta beber solo.

 

Lo seguí por curiosidad.

 

Fuimos a algunos bares, y hablamos de cosas sin importancia, todo relacionado con el profesorado y con los tiempos de entregas de la documentación para el semestre próximo, y cosas por el estilo. Es realmente raro, pero no creo haber pensado en ningún momento en levantar a una chica. Parecía que la seguridad que Mink exudaba me tenía atrapado y no podía mirar nada más que sus ojos turquesa obscuro…

 

Para cuando dieron las cuatro de la mañana, yo ya había bebido tanto que comenzaba a contar chistes estúpidos. Pero Mink, a pesar de haber bebido lo mismo que yo, parecía completamente sobrio. Cabrón. Yo quedando como un imbécil, y él, fresco como la puta mañana…

 

—Realmente debería irme a casa —le dije cuando salimos del último bar. No sé si era el tercero o el cuarto… comencé a marearme, tanto que apenas podía andar derecho.
—Mañana la universidad descansa —me dijo con seriedad mientras pasaba mi brazo por encima de sus hombros para ayudarme a mantenerme de pie.
— ¿Vas a invitarme otra copa? —le pregunté con sarcasmo, y él me regresó una mirada extraña.

 

Comenzó a caminar, casi arrastrándome. Me pareció perfectamente normal, y de momento, ni siquiera me pregunté a donde me llevaba. Estaba absorto mirando las plumas rosadas que le adornaban las largas trenzas que caían por su pecho.

 

—Camina también. No puedo cargarte todo el camino, idiota.
—Ah… —intenté responder algo, pero no me vino nada a la mente. Tampoco hice el esfuerzo de caminar. Luego de unos momentos, se me ocurrió una pregunta—. ¿A dónde vamos?
—Vivo cerca —comentó con evidente irritación y me miró a los ojos.
—Ah…

 

Su mirada me pareció menos fría por unos instantes. Realmente, no era mal parecido. Su piel tenía un color hermoso, y sus facciones eran armoniosas a pesar de sus líneas pesadas y masculinas. Y su olor era muy agradable… era… ¿canela?

 

Honestamente, no sé qué mierda me pasó. Cuando me di cuenta, ya estaba besándolo. El olor de su piel me llenó la nariz.

 

Lo más raro fue que él me besó también. Su lengua invadió de repente mi boca y un escalofrío me recorrió completo. Tal vez fue porque acabábamos de beber unos shots de gelatina, pero su saliva tenía un gusto dulce bastante peculiar. No era desagradable en lo absoluto…

 

Me dejé llevar al edificio donde vive. Para ese momento, ya nos habíamos besado varias veces en el camino, y conforme nos acercábamos a la puerta de su departamento, las cosas comenzaron a calentarse. Cuando abrió la puerta, me empujó adentro, cerró de golpe la puerta tras de sí, y luego me lanzó al sofá.

 

Por un momento, me pregunté qué mierda estaba haciendo. Era un tipo, quien probablemente me había embriagado para llevarme a su casa, y yo le estaba permitiendo quitarme la ropa y tocarme por todos lados.

 

Todo el lugar olía intensamente a incienso. No sé si fue el olor a incienso, el alcohol, o sus besos lo que me mareó al punto de que, por un momento, no supe dónde estaba el piso y dónde el techo.

 

Puede que la combinación anterior hiciera que no sintiera vergüenza o repulsión algunas cuando comenzó a meter sus dedos húmedos de saliva en mi cuerpo. La verdad, nunca me habían tocado ahí, y yo jamás pensé en intentarlo. Me enojó bastante sentir tanto placer. Pero no hice nada para detenerlo… así que supongo que no debería quejarme.

 

Por supuesto, fue demasiado para mí cuando me abrió las piernas. Digo… no soy una mujer…

 

—Sabías bien a que te traje, rojo —me dijo al ver mi expresión probablemente azorada —. Ahora, o te largas, o aguantas como hombre.

 

No me fui.

 

A pesar de ser un gran imbécil, se tomó más tiempo para “prepararme” usando suficiente lubricante en sus dedos largos. Se sentía demasiado, demasiado bien… aunque no fue nada comparado con lo que vino después. Honestamente, pensaba que iba a dolerme mucho y que iba a ser espantoso, pero…

 

Fue el mejor sexo que he tenido en mi vida.  El maldito tiene un movimiento de caderas mortal.  Lo hicimos dos veces, y la segunda fue tan buena como la primera. Tal vez… mejor, porque el cabeza de trapeador fue capaz de encontrarme un par de puntos sensibles que yo no tenía idea de que existían…

 

Y luego, aquí estoy, despertando en su cama de sábanas con olor a canela.

 

 Aunque la resaca está matándome, me tomo el tiempo para mirar alrededor. La habitación es cómoda y agradable, y está llena de objetos que jamás había visto. Reconozco sobre la cama un atrapasueños, y la cobija de lana es muy vistosa, con una trama geométrica de tonos rojos y ocres. Hay una mesita que parece una especie de altar, con algunas figuras de madera, velas a medio quemar y un incensario. Todo está perfectamente ordenado y limpio, y ahora que no estoy ebrio, me doy cuenta de que el aroma a incienso que impregna todos los muebles es bastante agradable.

 

En ese momento, la puerta de la habitación se abre y Mink entra vistiendo un desgastado pantalón gris con roturas en las rodillas. No lleva ninguna otra prenda, y las rastas anaranjadas le caen sobre los hombros descuidadamente. Mierda… esos abdominales son mejores que los míos… y eso es mucho decir.

 

—Ey, rojo —me dice con su maldito tono irritante—. Te traje esto —deja sobre la mesita de noche un vaso con una pastilla efervescente que está disolviéndose en el agua.
—Deja de llamarme así —levanto el vaso y me bebo todo el contenido de golpe.
—No me da la gana —Mink responde con una media sonrisa un tanto cínica, y de un jalón quita las sábanas y la manta de la cama, dejándome completamente desnudo sin aviso.
— ¡Oye! —le grito enojado, pero antes de que pueda decir algo más, se trepa sobre mí y comienza a besarme el cuello —. ¡No! ¿Qué rayos te pasa?

 

Mink me mira fijamente, y luego comienza a bajar por mi pecho, marcando las líneas de mis músculos con la lengua. Mientras va dejando un rastro de saliva en mi piel, siento su mano tibia acariciar mi entrepierna sin aviso alguno. Su boca sigue bajando hasta que su lengua tibia y húmeda comienza a lamer mi longitud completa, repasando todos los lugares más sensibles. Luego, su boca me envuelve, succionando y lamiendo alternadamente.

 

Sé que tengo que decir que no. Pero… Mink realmente sabe lo que está haciendo… y se siente tan bien…

 

Pasan unos momentos. Su boca continúa estimulándome sin piedad, y puedo escuchar mis propios gemidos y los sonidos húmedos que vienen de su boca rebotar en las paredes. Esos sonidos no deberían parecerme tan eróticos.

 

Mink se detiene de golpe, haciéndome soltar un gimoteo frustrado. Sin pedirme permiso, me gira bocabajo y me levanta las caderas. Al escuchar el cierre de su pantalón bajar, tiemblo en anticipación. Sé lo que viene… y lo deseo tanto…

 

Me duele cuando comienza a entrar en mí, pero el dolor parece acrecentar las demás sensaciones. ¿Desde cuándo soy tan pervertido? Sus caderas chocan contra las mías, con fuerza, una y otra, y otra vez… comienzo a respirar siguiendo el vaivén de sus movimientos, mientras oleadas de placer me recorren rítmicamente mientras sus uñas se entierran en los costados de mis caderas.

 

Es demasiado para mí… comienzo a sollozar en voz baja y entierro el rostro en la almohada para no darle la satisfacción de escucharme. Pero Mink me jala de los cabellos, obligándome a despegar el rostro de la almohada, y de alguna forma, me gira de modo que quedo recostado de lado, todo esto sin que su miembro salga de mí. Yo no hubiera podido hacer eso…

 

Levanta mi pierna y la sostiene con fuerza, mientras comienza a empujarse contra mí. Unas lágrimas se me escurren de los ojos mientras grito. No es dolor. ¡Es que estoy sintiendo tantas cosas tan intensas a la vez! Esto no es justo. Él ni siquiera parece agitado, y yo estoy a punto de venirme.

 

Con los dedos, recoge la secreción transparente que escurre de mi miembro y la usa para resbalar su mano mientras me bombea con fuerza. Sonríe con cinismo mientras mira mi rostro. Maldito. Ni siquiera quiero imaginarme que cara estoy poniendo… debo verme completamente ridículo…

 

—Si ya no puedes aguantar, rojo —me dice con la voz ligeramente rasposa—, mejor córrete de una vez.
—Ca…lla…te... —articulo con torpeza mientras me limpio un hilo de saliva que se me escurrió de los labios. ¿Qué carajos? Esto no es una puta película porno… y aún así… creo que estoy gritando como en una…

 

Lo que más me enoja es que ya no puedo aguantar más. No quiero venirme antes que él, pero, ¿cómo evitarlo, si no deja de moverse y de tocarme? ¿Acaso lo hace a propósito…? Por supuesto que sí, porque es un jodido imbécil…

 

Un espasmo que sale disparado de mi cadera me recorre, llegando hasta las puntas de mis dedos. Creo que estoy gritando… mi visión se pone negra, y por unos segundos, solo puedo sentir un fuego abrasador que me consume desde dentro. Odio que este maldito me haga sentir estas cosas…

 

Intento recuperar el aliento mientras me quedo inmóvil, sintiendo como mece con fuerza mi cuerpo exhausto. Luego de unos momentos, un gruñido escapa de sus labios, al tiempo que siento su liquido espeso calentarme desde dentro. Anoche usamos condones, por lo que la sensación nueva me sorprende a pesar de sentirme tan cansado… ¿será porque es suyo, que no me causa asco? Incluso… me gusta cómo se siente.

 

Puedo sentirlo cuando se sale de mí, y deja con cuidado mi pierna sobre la cama. Luego, siento un beso tibio sobre mi frente. Me parece muy raro que por momentos me trate con tanta dulzura…

 

Quisiera levantarme y bañarme, pero de verdad no puedo moverme. Estoy absolutamente agotado. Mientras se me cierran los ojos, siento que se levanta de la cama y sale de la habitación.

 

Quiero decirle que no se vaya… pero me niego a hacerlo. No le daré la satisfacción.

 

Cuando despierto de nuevo, el sol está escondiéndose. ¡No puedo creer que me haya quedado dormido tanto tiempo!

 

Me siento en la cama, sintiendo un ligero dolor en mi parte baja. Después de tres veces, era obvio que terminaría así… al mirar alrededor, noto una hoja de papel junto a la almohada. Sencillamente dice: “Cuando te vayas, cierra con llave y luego pásala por debajo de la puerta”.

 

Hago una bola con el papel y lo dejo sobre la cama. Ese imbécil…

 

Mink no está, por lo que me baño y me visto rápido. No quiero que me encuentre aquí cuando regrese.

 

Al volver a casa, me dejo caer en la cama para dormir. Estoy demasiado cansado… y demasiado confundido. ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué me acosté con él? No me gustan los hombres.

 

No, de verdad no me gustan los hombres.

 

No me gustan otros hombres a parte de Mink…

 

Mierda.

 

.....+.....

 

—Me alegra que hayas venido a cenar —dice Aoba con una sonrisa mientras le ayudo a sacar los platos—. Ya me habías rechazado seis invitaciones.
—Comenzaba a pensar que nos habíamos librado de ti —Tae-san, la abuela de Aoba, me mira por encima de su hombro con una sonrisa.
—Quería venir antes, pero este semestre ha sido una locura —respondo mientras acomodo los palillos sobre las servilletas—. Tener que dar clases es agotador. Pero es un requisito.
—Bueno, al menos por fin Koujaku-san nos regala su tiempo —mi amigo peliazul dice con un tono tan sarcástico que me hace soltar una carcajada.
— ¿Entonces —desvío el tema—, ya tienes trabajo?

 

Mi amigo asiente con orgullo.

 

—Gracias a las influencias de mi abuelita, me ofrecieron un empleo en Toue, en el departamento de servicio técnico. No es mucho, pero me servirá de referencia cuando me vaya a Alemania.
—Realmente te voy a extrañar —sonrío.
— ¿Acaso crees que no voy a obligarte a visitarme? —me mira con un gesto de niño consentido.

 

Asiento y le revuelvo los cabellos.

 

— ¿Y tus padres? ¿Irán a la boda?
—Ah, Haruka y Nine  juraron que aparecerán en la boda, pero no les creo —Aoba parece triste de momento—. Están muy concentrados con su trabajo en la selva.
—Esos dos irán— Tae-san dice con firmeza mientras comienza a servir la cena. El aroma es demasiado tentador—. Yo misma iré por sus desobligados traseros a Brasil si es necesario.

 

Aoba sonríe y le da un beso en la mejilla.

 

—No hagas idioteces —la anciana le dice con una sonrisa.

—Eres la mejor abuela del mundo.
—Cállate y sirve el té.

 

Aoba y yo terminamos de poner la mesa, mientras Ren, el pequeño Pomerania negro de mi amigo, comienza a menear la colita y a hacer trucos para ganarse un premio. También le gusta la comida de Tae-san.

 

Siempre me causó gracia que Aoba le pusiera ese nombre a su perrito, porque Ren también es el nombre del hermano mayor de Aoba y de su gemelo, Sei. Haruka y Nine querían tener dos hijos, pero cuando encargaron al segundo, un tercero llego sin avisar. Hoy, Ren estudia arquitectura en Tokio, y Sei, artes plásticas en París. Aoba es el único que se quedó en Midorijima, aunque él también se irá pronto. Cuando eso pase, yo ya habré terminado la maestría y no tendré razones para quedarme… tendré que volver a Kioto.

 

Aoba y Tae intercambian una mirada cargada de afecto mientras nos sentamos a comer.

 

Mientras los miro, me da un poco de envidia. Aoba siempre ha tenido a su abuela con él. Y, a pesar de que los padres de Aoba siempre están de viaje desde que él era niño, cuando regresan a Midorijima puedo ver que los lazos que los unen son profundos e inquebrantables.

 

Yo no tengo eso.

 

Mi madre fue la amante de mi padre por muchos años. No fue hasta que su esposa murió que mi madre se casó con él. Yo tenía doce años en ese entonces, y esa fue la razón por la que tuvimos que volver a Kioto, dejando atrás las amistades que habíamos hecho en Midorijima.

 

La vida con él siempre fue un infierno. Mi padre golpeaba a mi madre todo el tiempo, y no paraba de humillarla e insultarla. Y yo le tenía tanto miedo a mi padre…

 

No puedo negar que mi elección de carrera tuvo que ver con mi padre. A pesar del ser solo el hijo de su amante, se aseguró de que estudiara música y artes marciales desde pequeño. Por eso, toco el koto y el shamisen.

 

Cuando le dije a mi padre que regresaría a la isla donde pasé varios años de mi infancia para estudiar música tradicional en la prestigiosa Universidad de Midorijima, se alegró. Pensó que sería bueno que “su heredero profundizara sus conocimientos de música para mantener la tradición familiar”, y más basura como esa. Yo solo vine porque realmente quería estudiar música y porque quería alejarme de ellos.

 

Mi familia no solo tiene dinero y maneja una cadena de hoteles. Además, tiene una larga historia con las artes tradicionales. Mi padre continúa la tradición familiar como patrono de artistas, y como tiene una rara fascinación con los tatuajes, es el mecenas de un conocido artista llamado Ryuuhou. Es él quien me hizo los tatuajes de peonias que tengo en la espalda. Me arrepiento de haber permitido que me los hiciera a petición de mi padre, pero en ese momento era un chico, y todavía buscaba su aprobación. No conseguí nada en realidad.

 

Me alegro de que estén en mi espalda. Así no puedo verlos. Aunque… puede ser que sea psicológico, pero a veces, los tatuajes me duelen…

 

— ¡Koujaku! —Aoba exclama con irritación.
— ¿Eh? —lo miro, avergonzado.
— ¡Ahhh…! ¿Dónde rayos tienes la cabeza, hipopótamo? —frunce el ceño—. Te pregunté por tu novia, la chica rubia que estudiaba filosofía.
—Ah… terminamos —sonrío—. Pero eso fue hace dos meses. Estuve saliendo con una estudiante de contaduría… y luego con una de derecho…
—Eres un ofrecido —Tae-san me dice a modo de regaño. Nunca ha aprobado que salte de relación en relación. La anciana realmente me quiere y se preocupa por mí…
—Lo lamento, Tae-san —me disculpo sinceramente—. Quisiera ser más responsable, y poder tener una relación tan duradera como la de Haruka y Nine… pero creo que no estoy hecho para eso.
—No lo sabrás si no lo intentas —la anciana me mira con mucha seriedad.

—Es cierto —Aoba me dice con una sonrisa—. Sé que si encuentras a la persona correcta, y dejas de portarte como un idiota, podrás tener algo hermoso.

— ¿Como lo que Will y tú tienen? —pregunto con algo de sarcasmo. Creo que aún no acepto del todo que perdí mi oportunidad…
—Exacto —mi amigo sonríe ampliamente, mientras siento al pequeño perrito subirse a mi regazo sin permiso—. ¡Ren! —
—Déjalo —rasco la cabeza del perrito negro—, creo que es el único que no me regañará el día de hoy.

 

Aoba me dirige una amplia sonrisa. Quisiera poder ser tan optimista como él con respecto a mi futuro.

 

No se lo he dicho aún… pero yo ya sé que tendré que casarme con una mujer a quien no conozco y a quien probablemente deteste, y tal vez un día, si ella se muere, pueda casarme con la mujer que realmente ame.

 

Maldita sea.

 

 

Terminaré igual que mi padre.

 

 

Notas finales:

...

 

Algunas ligeras correcciones al capítulo, nada importante. :D


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