Pov Sebastián
Es difícil aceptar que me llegaste a enamorar, a despertar sentimientos que creí que no podía llegar a sentir. Tu un insignificante y débil humano, convertido en un demonio, has hecho que un demonio de mi categoría, haiga caído en las redes del amor. Pero haberme enamorado de ti no era el problema, el problema es tener que callar mis sentimientos hacia ti, tener que reprimir las veces que quiero hacerte mío y hacerte gemir mi nombre de placer.
Pero debo callar y guardar estos sentimientos en lo más profundo de mi interior, ya que tengo miedo, si yo, Sebastián Michaelis, uno de los grandes príncipes del inframundo tiene miedo, miedo a ser rechazado por ti. Por eso, me conformo cada noche con verte dormir, el poder apreciar la paz que invade tu ser, mientras duermes.
Ciel Phantomhive, mi mayor deseo es que tú llegues a corresponder mis sentimientos, el que llegues amarme con la misma locura como yo te amo.
Solo hay una palabra que puede definirte y es perfección, si eres lo más perfecto. Esa mirada tan profunda que tienes, es la ventana a tu alma. Alma tan perfecta que no pude consumir, pero gracias a eso puedo tenerte por una eternidad.
Qué más puedo decir de ti, eres mi salvación y perdición, pero soy el que por ti daría mi eternidad, eres el único que en mi maldita existencia necesito, me volví un adicto a tu compañía.
Fin Pov Sebastián.
Se podían ver dos seres en una misma habitación, uno dormía tranquilamente sin saber que era acompañado por su fiel mayordomo, el cual todas las noches iba a velar por sus sueños, sin que este se lo ordenara.
-Bocchan- susurro Sebastián, mientras caminaba hasta situarse al lado de Ciel, Sebastián se inclinó lentamente hasta poder rosar sus labios con Ciel. Fue un beso, sencillo y delicado, dejando a relucir sus sentimientos hacia su amo- Ciel, mi Ciel no sabes cuánto te amo- susurro antes de separarse de él, le fue imposible ya que un par de brazos delicados y delgados se aferraron a su cuello.
-A donde crees que vas demonio- Ciel no dejo que Sebastián respondiera, ya que lo callo con un beso, dejando al mayor en shock, pero al poco tiempo reacciono, correspondiendo a ese beso, volviéndolo más apasionado poco a poco, se separaron una vez que el aire hizo falta.
-Bocchan- dijo Sebastián muy sorprendido por la acción del menor.
-Acabas de decir que me amas y piensas que te voy a dejar escapar así, como si nada, pues no idiota- dijo un Ciel muy sonrojado, por lo que acababa de decir, volviendo a unir sus labios en un beso cargado de pasión y lujuria, Ciel se dejó llevar por la lengua de su mayordomo, la cual recorría toda su boca, hasta encontrar la suya y empezar una batalla, en la cual el mayor llevaba la ventaja.
-aahh Sebastián – gemía Ciel, cuando sintió las manos del mayor, por debajo de su camisón, las cuales los despojaron de su ropa de un momento a otro. Mientras Sebastián besaba desde su cuello, pasaba por su barbia hasta llegar al lóbulo de su oreja, la cual mordisqueo y chupo para después una cuantas palabras.
-Bocchan, permítame hacerlo mío- pidió Sebastián, esperando una respuesta, mientras volvía a mordisquear el lóbulo de la oreja de su joven amo.
Sebastián lo había dejado sin palabras, mas con toda la excitación que le provocaba cada vez que lo besaba y sus manos recorrían su delicado cuerpo, como que si este fuera de cristal y con la más mínima fuerza fuera a romperse- idiota, he estado esperando mucho tiempo para esto-
Sebastián reprimió una carcajada, ni en esos momentos su joven amo dejaba de ser orgulloso, decidió no hacer esperar más a su amo, y fue bajando hasta llegar a su cuello, el cual ataco sin piedad alguna, dejando marcas de propiedad, porque así era de ahora en adelante, era suyo y de nadie más. Poco a poco fue descendiendo hasta llegar a unos de los pezones rosados de Ciel, el cual chupo y mordisqueo con talento y profesión hasta dejarlo erecto, lo mismo hiso con el otro pezón, siguió bajando, dejando un camino de saliva desde el cuello hasta llegar a su ombligo, en el cual introdujo su lengua simulando embestidas, sintiendo como su joven amo enredaba sus dedos en los mechones de su cabello, jalándolos por el placer que le provocaba.
-aahh ahh Seba ahh Sebastián más abajo por favor- gimió sin control, sintiendo como Sebastián se desasía de su última prenda dejando libre su erección y tomándola entre sus manos.
-mmm parece que bocchan ha estado esperando por mí- se burló Sebastián con su típica sonrisa.
-Cállate maldi ahhh- no pudo continuar insultando ya que de improvisto Sebastián metió el pene a la boca, con su lengua delineo el orificio del orín, después paso a acariciar el glande de Ciel con sus labios.
Mientras Sebastián otorgaba tal placer a su amo, este subió una de su mano hasta llegar a la boca de Ciel, el cual introdujo dos de los dedos de su mayordomo a su boca para lubricarlos muy bien con su saliva. Saco sus dedos de la boca de su amo y los dirigió a la entrada de este, mientras chupaba desde la base hasta la cabeza del pene de Ciel, hizo un poco de presión para introducir un dedo, Ciel por su parte solo gruño al sentir el dedo de su mayordomo dentro de él, se sentía raro y un poco incómodo, pero dejo que Sebastián siguiera con su tarea. Una vez que el primer dedo entraba y salía con facilidad introdujo el segundo dedo, abriéndolos y cerrándolos como si fueran tijeras para poder dilatar bien la entrada de su amo, siguió con este procedimiento hasta que toco la próstata de Ciel, lo que hizo que este se viniera en la boca de su mayordomo, el cual trago toda la esencia de su amo sin desperdiciar ni una sola gota.
-Tan delicioso como lo imagine bocchan- dijo Sebastián, subiendo para poder besar a Ciel, el cual estaba con sus ojos fuerte mente cerrados, con sus mejías sonrojadas y los labios entre abiertos, Ciel correspondió al beso que Sebastián le otorgo, el cual rompió ya que Sebastián retiro sus dedos de su interior.
-Ciel, quiero que me llames por mi nombre Sebastián- dijo el menor viendo a Sebastián a los ojos.
-Ciel, ya no aguanto más- dijo el mayor, el cual ya estaba demasiado excitado.
-continua por favor, Sebastián.
Sebastián ante la atenta mirada de su bocchan comenzó a desvestirse lentamente, una vez estuvo totalmente desnudo, se situó entre las piernas del menor, y procedió a introducirse lentamente en la entrada de su amo.
-aahhh Sebastián duele- se quejó Ciel por el dolor, derramando algunas lágrimas cuando sintió que Sebastián se introdujo de una sola estocada.
-Lo siento, dolería más, si lo hubiera hecho lento, solo relájate Ciel- procedió a lamber las lágrimas de Ciel, para después besarlo, se sentía muy bien estar dentro de Ciel, era muy estrecho y húmedo su joven amo, lo enloquecía el placer que sentía estar adentro, pero no quería lastimar a su bocchan, así que se contuvo y espero hasta que Ciel se acostumbrara a su intromisión.
-Muévete Sebastián- dijo Ciel mientras movida sus caderas y arañaba la espalda de Sebastián. Sebastián no hiso esperar a su joven amo, y comenzó a dar estocadas lentas pero profundas, que hacían que Ciel gimiera cada vez más fuerte por el placer.
-más ahh más rápido ahh Sebas- se estaba volviendo loco por las estocadas que le daba su mayordomo, comenzó a besar a Sebastián , con el cual comenzó una guerra entre sus lenguas por saber quién tenía el control, hasta que Ciel rompió el beso por el fuerte gemido que dio, ya que Sebastián había dado en su próstata.
-aaahhh sebas aamm ahí mm por aa favor, dame más ahí- una vez que Sebastián encontró el punto que volvía loco a Ciel dirigió todas su estocadas a ese lugar.
Sabía muy bien que estaba a punto de venirse, así que dirigió su mano hasta el miembro de Ciel y comenzó a masturbarlo al ritmo de sus estocadas, Ciel no lo resistió mas y se vino entre el abdomen de Sebastián y el de él, provocando que su entrada se volviera más estrecha de lo que era, haciendo que Sebastián se viniera dentro de él.
-SEBASTIAN/CIEL- gimieron ambos, para después besarse calmados y pausadamente.
-Deseo que me ames, Ciel Phantomhive, porque yo te amo como no tienes idea-susurro Sebastian al oído de Ciel, mientras salía lentamente de su cuerpo y se acostaba a la par del cuerpo de su joven amo.
-¿Deseas que te amen?, no pierdas, pues, el rumbo de tu corazón. Solo aquello que eres has de ser, y aquello que no eres, no. Así, en el mundo, tu modo sutil, tu gracia, tu bellísimo ser, serán objetos de elogio sin fin y el amor... un sencillo deber. De Edgar Allan Poe- recito Ciel antes de acurrucarse en el pecho de Sebastián el cual lo abrazo posesivamente.
-Sebastián, yo ya te amo- dijo Ciel antes de caer dormido.
-solo fue un deseo mi Ciel- susurro Sebastián, al percatarse que su amante se durmió.