--Yes, this is how our story begins. --
- ¿Entonces? – preguntó Matt, sonriendo del otro lado del teléfono. Escucho un largo suspiro y algo parecido a: ‘’mierda’’ antes de escuchar la respuesta que no esperaba.
- Que te partan la madre.
No lo pudo evitar. Terminó soltando una gran carcajada a la vez que el pelirrojo caía de su cama con un ruidoso ‘TUMP’. Mello se restregó la cara con su mano libre, preguntándose una y otra vez del porqué tenía que ser él quien soportara a Matt a pesar de ser a través de un teléfono. Creyó escucharlo quejarse sobre que le dolía el trasero, eso y sin dejar de reír.
-¡Oh por Dios! –soltó con otra risa. – Es por eso que te quiero, eres demasiado gracioso.
-¡No pretendía hacerlo gracioso, idiota! Eso, para tu lenguaje estúpido, significa un rotundo: ¡No!
De repente, su risa cesó. El pelirrojo se aclaro la garganta antes de decir algo, pero el rubio se le adelanto sabiendo que iba a decir alguna tontería.
-No, Matt, no saldré contigo- siseó intranquilo. -Hablo enserio. Sé que somos amigos desde hace bastante tiempo, y que tal vez yo haya sido muy injusto contigo, sabiendo que tú me has mandando fotos de ti sin que te lo haya pedido para saber cómo eres, pero prefiero mantenerme en anonimato contigo hasta el final de mis putos días.
-Iba a preguntarte qué hora era por allá. Pero gracias por hacerme sentir mal, sabiendo que mi mejor amigo no me quiere cerca - contestó. Mello se rascó la nuca nervioso. - ¿Sabes? A pesar de que sea temprano por aquí, me iré a dormir y me quedaré así por tu culpa. Adiós.
-Matt yo n-
Colgó.
-Resentido de mierda.
Soltando un grito de desesperación, el rubio tiro el teléfono contra la pared, esperando que su rabia desapareciera. Para su maldita desgracia, el aparato no termino rompiéndose en los miles de pedazos que deseaba ver. Rebotó contra la pared y cayó en su cama.
Antes de levantarse del piso, en donde todo este tiempo había estado sentado, la puerta de su habitación se abrió. Un hombre alto, de complexión delgada, y pálido, entró con una paleta gigante en su mano. Su mirada neutra y seria era suficiente como para calmarlo y bajarlo de su nube en un instante. Ryuzaki, su cuidador, levantó una ceja expectante y se apoyo en el marco de la puerta esperando a algo.
-¿Qué quieres? –preguntó Mello. Se levanto de un salto del suelo y salto hasta su cama, tomando el teléfono entre sus delgadas manos.
-Una explicación, por su puesto ¿A qué se debe tanto escándalo a estas horas? – respondió el pelinegro, lamiendo su paleta.
-A nada. Tonterías – respondió.
Ryuzaki soltó algo parecido a una risa.
-¿Tontería que comienza con M y termina en att? Oh, sí, te comprendo. El mío se llama Light y esta para joderme todos los días.
-No me importa tu jodida relación con Justin Fake Bieber. Y si sabes la respuesta a mi enojo no preguntes.
-Mello, ya hemos hablado de esto antes.
‘’ ¿Modo padre activado?’’ se preguntó mentalmente, viendo como el pelinegro hacia camino a su cama.
Se sentó a un lado suyo, levantado ambas piernas y juntándolas contra su pecho en una posición fetal. La paleta aun seguía en mano, siendo lamida por él, aunque de forma perdida. Ryuzaki estaba algo perdido en sus pensamientos, pensando bien lo que diría a continuación.
-A ti te gusta. Y parece que a él también le gustas tú. Y, si mal no recuerdo, cada vez que hablan termina diciendo frases de libros románticos, palabras tiernas y asquerosamente empalagosas, cumplidos y demás cosas; sé que te gusta que te trate así, te hace sentir especial.
-Ryu, ¿sabes que tan cursi suenas ahora? Das pena.
-Lo sé, trato de ayudar.
-No ayudas mucho – murmuró el rubio, desviando su mirada.
-Solo te diré esto –se aclaró la garganta y le miro directamente a los ojos. – Las oportunidades aparecen una vez en la vida, y esos son los momentos en que nosotros debemos saber tomar decisiones. Esta oportunidad llamado Matt Jeevas ha estado esperando por ti durante mucho tiempo, y si yo fuese él me hubiese dado por vencido contigo. Pero ya ves, sigue detrás de ti a pesar del tiempo, – bajo un poco la voz. – y quitando todos esos insultos y maldiciones que se las aguanta.
-Él no sabe como soy. Todos huyen, literalmente, cuando me ven. Es como si vieran a…no sé, ¿Voldemort?
Ahí todo cobro un poco de sentido para Ryuzaki; exceptuando la parte del que no debe ser nombrado.
-¿Tienes miedo de perderlo por tu actitud de Badass? –preguntó con una sonrisa en el rostro, fastidiándolo un poco. Mello le fulmino con la mirada.
-No es una actitud de Badass, así soy yo.
-Lo sé. Todos lo saben y aun así tienes amigo que siguen a tu lado, ¿o no?
El pelinegro se encogió de hombros. Se levanto de la cama, dejando a su amigo sentado en la cama. Antes de salir del cuarto, se detuvo en el margen, volteando un poco la cabeza.
-Haz lo que creas que es correcto.
.
.
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-¿Qué?
-Lo que oyes. Tienes cinco horas. Si en cinco jodidas horas no estás allá, perdiste tu oportunidad. Así que mueve tu culo flojo y comienza a cambiarte.
Se escucharon algunos sonidos desde el otro lado del teléfono, maldiciones, y un grito de alegría.
-¡Te amo, Mello! ¡Joder, juro que te amo! – gritó Matt. Se notaba lo contento que se puso por la noticia.
-Sí, si, como digas – a pesar de que el pelirrojo no le viera, el rubio tenia las mejillas teñidas de un rojo oscuro. Sentía que estaba a punto de prenderse en fuego por el calor de su rostro y la vergüenza que pasaba al escucharlo decir que lo amaba.
-¡Te veo allá! ¡Tomaré el jodido avión por ti! ¡Ahora me baño! ¡Llevare mi ropa favorita, la que te gusta a ti también! ¿Recuerda? La de rayas rojas y negras, la que decías que me veía sexy.
Más vergüenza.
Es por esto que nunca escucha los consejos de Ryuzaki.
Siempre termina arrepintiéndose al final.
--And this is how my life gets a meaning. Just for him. --