Tres días habían pasado, ¿o serán más? ¿Tal vez menos? No, eran tres. Jong Hoon comía exactamente tres veces al día; desayuno, almuerzo y cena. Si habíamos comido nueve comidas últimamente, significaba que eran tres días. Bien, ya lo saben, he estado aquí este tiempo y no me he ido. ¿Por qué? Bueno, no me acuerdo de hacerlo. Ni siquiera sé dónde queda la puerta de salida en este lugar. Todo el departamento es oscuro y me tropiezo con continuidad. Es mejor quedarse aquí en el cuarto.
– ¿Te sientes bien hoy? –me preguntó Jong Hoon, seguía ocultando su rostro y su voz estaba ronca sin embargo parecía mejorar.
–Sí, me siento bien, gracias –digo mientras con cuidado me levantó de la cama.
– ¿A dónde vas? –se cruzó de brazos.
–A… la cocina –dije mientras me movía hacía la puerta.
Jong Hoon se movió deprisa y se paró delante de la puerta. Me acerqué y mire su rostro, me agaché un poco para ver sus ojos pero veía una cosa extraña…
–Puedes correrte un poco hacía atrás, por favor –dijo. Lo estaba, prácticamente, pegando a la puerta. Me alejé sonrojado. Habíamos estado demasiado cerca.
–Gracias –musitó, parecía volver a tomar aire. –Saldré un momento, te pido de favor que no toques nada y que te quedes dentro de la habitación, en preferencia. Si deseas, puedo traer la consola para que juegues, o te presto unos libros, lo que quieras, pero por nada del mundo salgas.
–Ok, ok –no pregunté por qué, seguro tendría su motivo… pero que rayos digo, obvio quiero saber–. ¿Por qué quieres que…? –se había ido.
Me volví a sentar en la cama. A los minutos Jong Hoon llegó con la consola, el televisor, una bolsa con libros y comida. Los dejó en la habitación y volvió a dirigirse a la salida del cuarto.
– ¡Cuidado! –grité cuando casi choca con el marco de la puerta. Se frenó de repente, puso una mano al frente, encontró la salida y se fue.
Por poco y se hubiese pegado, casi se lastima. Claro, no ve por esa capota estúpida que le tapa la vista pero por nada del mundo se la quita. O por lo menos, nunca lo he visto sin ella. Tiene problemas ese tipo.
Cogí el televisor y lo enchufé, estaba feliz de que si quiera hubiese luz en esta casa (de la que solo conozco el cuarto y el comedor). Jugué unos cuantos videojuegos, había una colección muy grande, tuve que elegir uno por dedocracia. Después ojee los libros mientras comía una bolsa de frituras. Libros de aventura e historia en su mayoría eran los que estaban ahí. Hubo un tiempo que me aburrí pero por extraño que parezca, no salí del cuarto. Bueno, tal vez solo para ir al baño, pero del resto, no tomé otro camino que fuera del cuarto al baño.
–Noticia de último minuto, se le avisa a los ciudadanos tener especial cuidado cuando transiten por las calles, de noche. Se dice que el número de bandas criminales ha aumentado un 48% en comparación a las cifras del año pasado –informó una periodista en el noticiero de las 7:00 p.m. –Ha habido muchos desaparecidos y muertos estas dos semanas, queremos evitar dichos sucesos. Se recomienda discreción. Informa Jun Ah para las noticias.
Apagué el televisor, que aburrido ver las noticias. Volví a ojear los libros hasta que más tarde escuché un ruido venir de la entrada. No quise salir del cuarto por más curiosidad que tuviera. Me quede estático sentado en el piso. La puerta se abrió.
–Ya llegué –Jong Hoon apareció por el marco. Su voz estaba muy ronca.
– ¿Te pasa algo? –pregunté levantándome y acercándome.
–Estoy bien –levantó su brazo, temblaba.
–No, mírate –todo su cuerpo estaba temblando.
–Es que está haciendo mucho frío afuera. Te haré algo de comer –iba a girarse para salir y se dio de lleno con la pared.
Lo sujete por los brazos antes de que se cayera al piso. Sentía algo mojado en mi mano. Cuando Jong Hoon se incorporó, mire mi mano derecha y tenía rastros de un líquido rojo. A pesar de la oscuridad, mire hacía la espalda de Jong Hoon y tenía manchado de sangre la espalda. A pesar de estar oscuro pude notarlo, incluso el olor a hierro se impregnaba en la chaqueta.
¿Lo habían herido? Las pandillas, violencia, maltrato, sangre…
– ¿Wookie? –caí al suelo, desmayado.