Me desperté con el olor a alcohol en mi nariz. Levanté mi brazo y golpee la mano de… ¿Jong Woon? Abrí los ojos y lo vi sentado en una silla al lado de la cama.
–Aparta esa cosa de mí –le dije con voz suave. Tal vez por el desmayo y porque me acababa de levantar era que no me salía mi tono de regaño.
–Ya me lo dejaste en claro –dejó el algodón untado de alcohol a un lado y se sobó la mano. –Me diste un susto.
Intenté recordar lo que había pasado antes de que me desmayara. Estaba en el cuarto, Jong Woon llegó, se iba a ir, vi sangre.
– ¿Cómo está tu herida? –pregunté incorporándome de golpe.
– ¿De qué hablas?
–Date vuelta.
– ¿Por qué? Tienes que quedarte en cama.
–Solo date vuelta –le digo.
Jong Woon no me hizo caso y se quedó sentado en su lugar. Me levanté y camine hasta ponerme detrás suyo. Puse mi mano en su espalda y lo empuje hacía delante. Estaba limpio.
–Pero… –yo juraba haberla visto.
–Wookie –se incorporó, me agarró de la cintura y me recostó en la cama. Lo sentía cerca de mí. Su rostro seguía oculto pero vi… alto, eso es algo… ¿gris?
–Jong Woon…
–Te traeré algo de comer –se separó de mí y salió de la habitación.
Recuperé la respiración que se había ido de mis pulmones y espere un poco a que el color bajara de mi cara. Me sentía nervioso. Es raro tener a un chico desconocido encima de ti y sentir… lo que sentí. Me eché aire con las manos. Por Dios, debo calmarme.
Me levanté de nuevo y observe la habitación. El televisor ya no estaba y tampoco los videojuegos. Los libros todavía seguían ahí, pero estaban desparramados por el suelo. Los recogí uno por uno y acomode en dos pilas cada volumen. Me dieron ganas de ir al baño y fui al que había en la misma habitación.
Un olor a esencia de vainilla llenó mis fosas nasales. Era un gran aroma. Hace mucho no había olido una fragancia así. Casi desde que llegué aquí. ¿Por qué no me habré ido antes? En el cesto de la ropa sucia vi la manga de una chaqueta sobre salir de él. Abrí la tapa y cuando fui a meterlo vi que el saco era azul rey pero tenía una mancha oscura. Lo saqué todo y sí, era el mismo que tenía Jong Woon cuando llegó y que vi manchado de sangre antes de que me desmayara. Tuve que tirar el saco de nuevo al cesto y cubrirme la boca para no vomitar.
–Ya está lista la comida –gritó Jong Woon. ¿Era mi impresión o tenía la voz más ronca?
–Y-ya voy –respondí mareado.
Algo blanco estaba en el piso. Lo recogí intentando no caerme de cara al suelo. Era una hoja doblada y algo arrugada. La abrí y había un número escrito en él. Saqué mi celular de la chaqueta que tenía puesta. Lo prendí. Tenía más de mil mensajes de texto y llamadas pero me invadía más la curiosidad. Marqué el número.
– ¿Hola? ¿Quién habla? –contestó la otra persona. Casi suelto el teléfono.
–H-hee Chul hyung.