Una silueta perfecta se exponía ante sus ojos, desnuda… moviendo las caderas de lado a lado, como si fuera una bailarina de cabaret; esa mirada le penetraba todos lo sentidos, sus labios dictaban muchas cosas que no era necesario hablar para que lo supiese. La sensualidad que desprendía le dejaba la boca seca, y en su mismo cuerpo emanaba una sed, una de terrible de deseo y excitación. Era la quinta noche que estaba presenciando lo mismo, la misma persona, el mismo cuerpo, todo… Y entonces…. Entonces… El despertador sonó…
Así es, un despertador que le arrancó el sueño de la manera más brutal posible. ¡¿Como podía ser posible?!
Sujk se levantó de golpe, sudoroso, con los cabellos revueltos y pegados a la frente, la respiración agitada y con un problema bastante grande entre sus piernas. —No puede estar pasando esto… — Mencionó con horror, devastado y confundido. Tenía que arreglar el problema y eso ameritaba una ducha con agua fría, sí, con agua fría. Sujk se deshizo de sus sábanas, entrando directamente al cuarto de baño e ignorando a Waccha, aquel minino pelinegro que estaba sentadito en su tapete para pies.
No podía continuar con esos sueños, y él lo sabía… ¡¿Qué?! Él no sabía nada, ni siquiera había querido soñar con ello, con él… Porque, porque él no gustaba de los hombres, claro que no. El batero reposó la frente en las baldosas de ese cuarto, mientras cerraba los ojos y trataba de acomodar todas sus ideas, encima de todo, tenía que ir al estudio y de nuevo sería el primero en llegar… Porque se había levantado temprano.
Se apresuró a salir de la ducha, a cambiarse y darle de comer a ese gato que era culpable. Sí, culpaba a Waccha por sus sueños subiditos de tono, y el pobre animal no tenía la culpa y lo sabía… ¡Al carajo! Se tenía que ir a ensayar. Apresurado salió y se dirigió al estudio.
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—Heeeey, no lo hagas, NO-LO-HAGAS— Juri masculló con horror cuando Leda le quitó el último chocolate que tenía Abeshi sobre la mesa de reuniones. Era divertido ver al vocalista de la banda pelear cual niño cuando le quitaban un dulce, aplicaba perfectamente de manera literal. Rió con maldad cuando se metió el dulce a la boca y Aggy blanqueó los ojos por el infantilismo de esos dos.
—Cabrones, déjense de juegos… — Negó levemente con la cabeza, mientras Abeshi reía ante la escena protagonizada.
Estaba a punto de tener una conclusión perfecta para el cumpleaños de Sujk, Y Abeshi como era su manager de confianza, les había autorizado el permiso de faltar al ensayo el día de hoy, y dejarían que Sensei fuese como idiota a esperarlos, allí empezaría todo.
Tenían la tarta perfecta, invitados perfectos, pero… Aún faltaba el regalo.
—Está todo en orden pero… Falta su regalo, y no sé que le gusta a ese viejo. Es complicado… —Comentó abatido el guitarrista, recargando su mejilla en la palma con un mohín de frustración al no tener eso último que jodia todo su orden. Jurí y Aggy se le quedaron viendo como “Tú serás el regalo de Sujk”. Leda no entendió nada y les miró con desconcierto. —¿Por qué me ven así?
—No te hagas, niña. Ya sabemos cuál será el regalo perfecto.
—¿A-ah, sí? — Titubeó Leda, con miedo de saber la respuesta a lo que planteaba Aggy.
—Sí, serás tú.
Estaba dicho y hecho.
—¡¿Ah?! Deben estar de joda, yo no… ¡Esperen! ¿Desde cuándo deciden por mí? — Se levantó de su lugar, azotando las palmas de sus manos sobre la mesa, haciendo un estruendo al tacto.
—Ay, vamos, Leda. Sabemos que te mueres por Sujk, no hace falta que nos digas tu orientación sexual. — Insinuó el bajista y Leda se quedó petrificado con lo que escuchaba. Encima de todo, se atrevía a insinuar que tenía la pinta de ser gay. Pero lo más grave: Habían descubierto sus sentimientos por Sujk, y él no podía permitir ser el regalo de alguien que no le dedicaba ni una mirada…
—NO. Me niego a lo que proponen. —Neceó el guitarrista con rencor. —Ni siquiera le gusto, ni siquiera es…
—¿Gay? — Interrumpió Juri , con sarcasmo y coludiéndose entre miradas con Aggy. —Quizá para ustedes es complicado pero, para nosotros no. Sujk te come con la mirada, Leda. — Acotó Juri con toda la sinceridad posible. Y el guitarrista se quedó con la boca abierta.
—Bien, no hace falta que hagamos todo un teatro de amor para esto, tenemos el regalo perfecto. Anótalo en la lista, Leda. — Aggy apuntó al papel sobre la mesa con su dedo índice, sentenciando al líder, quién insatisfecho, aceptó.
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El batero había llegado al estudio, no había nadie… solo esos instrumentos esperando por sus dueños. En ese momento el móvil de Sujk sonó y tuvo que desplegar el mensaje de texto por parte del vocalista:
“[SMS/Juri]: Sensei, se nos presentó un problema, perdimos el setlist de las canciones a ensayar. Y al parecer Leda es el único que tiene las canciones. Por favor, ve a su departamento porque parece que el chico se quedó dormido. Aggy y yo calentaremos un poco en el estudio”.
Se quedó mirando el aparato por un largo tiempo, petrificado… Claro, iba a ir al departamento del chico con quien había tenido un sueño bastante subido de tono, era perfecto ¿No? ¿Por qué no le habían dado el día libre? Era su cumpleaños, lo merecía al menos… Pero no, el maldito destino lo quería ver sufrir.
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—¿Qué hacemos aquí, par de idiotas? — Refunfuñó Leda, cuando Aggy le arrebató las llaves de las manos para que pudiese abrir el departamento del guitarrista.
—Sensei viene para acá. Así que no trates de huir porque así no podrás cazar a tu hombre de oro. —Se burló el bajista, recibiendo un tremendo zape en la nuca por parte del guitarrista.
— Basta, no quiero hacer nada. No quiero ser el regalo de nadie… — Rezongó como un niño pequeño, y siendo empujado por Juri, fue que entraron al departamento.
—Leda, deja de armar tanto drama. Entretienes a Sujk, vamos al estudio y preparamos todo para su fiesta sorpresa, luego llevas al viejo al estudio y como regalo, le confiesas tu amor. —Así de fácil planteó todo el vocalista de la banda. Su plan iba a dar resultado. Y Leda debía cooperar.
—Está todo listo, entonces… Tú te quedas, Juri y yo vamos al estudio y los esperamos. — Sentenció Aggy, quién salió del departamento con Juri, pues Sujk no tardaría en llegar.
En serio, Leda no necesitaba enemigos, o algo que se le pareciese, porque entre Juri y Aggy tenía para que le hicieran la vida imposible. Ahora venían de buenas a primeras a decirle lo qué debía de hacer, cómo actuar y demás… Aunque, era claro que no sabía cómo actuar cuando estaba a solas con Sujk, ese baterista… Ni siquiera se dio cuenta de en qué momento se le metió en la cabeza, en sus sueños, en su corazón… Lo detestaba realmente, porque ni siquiera le hacia el mínimo caso, porque no le dedicaba miradas o no lo invitaba a salir, ellos dos, solos. Carajo, por eso, algunas veces lo llegaba a tratar mal, pero no era su intención, estaba poniendo una barrera entre sus sentimientos, por miedo a perderlo por completo.
Fue en ese preciso momento que el timbre de su departamento le interrumpió toda su laguna mental, sabiendo exactamente quién era. —¿Quién es…? — Todavía tuvo el lujo de preguntar lo obvio, dándose de topes sobre la puerta.
—¡Soy Sujk! ¡Abre!
Tragó saliva, suspiró de manera larga y giró el pomo de la puera para abrir. Y ahí estaba, parado con ese semblante serio que lo caracterizaba. Como deseaba con todas sus fuerzas lanzarse a sus brazos y decirle algo como: “Feliz cumpleaños”. Y luego darle un beso… ¡Demonios! Estaba pensando como si fuese una jovencita de secundaría… —Ah, pasa— Leda se hizo a un lado, para que el otro pasase.
—Juri me envió un mensaje. Me dijo que perdieron la lista de canciones a ensayar y que tú tienes una, así que vine por ella. Ellos ya deben de haber llegado al estudio.
“Esos bastardos, los mataré a penas los vea”. Pensó Leda, una vez que Sujk terminó de hablar. —Claro, la tengo. Solo espera. — Salió corriendo hasta su pequeño estudio. El corazón le latía tan fuerte que, estaba seguro que se saldría de su pecho y huiría hasta los pies de Sujk. Carajo… Malditos nervios que se cargaba.
Y Leda no era el único. Sujk estaba tan nervioso como el guitarrista. —¿Qué me pasa…? — Se cuestionó en voz baja, recordando su sueño, uno que era bastante maldito, porque los protagonistas estaban ahora mismo, solos y en un departamento. Sujk debía sacarse todo pensamiento de la cabeza, pero teniendo a Leda cerca, era imposible.
El guitarrista llegó, hasta donde Sujk estaba y le tendió la lista de canciones. — Ten, es esta. — Sonrió de manera nerviosa y Sujk le miró con una ceja enarcada.
—Yuuto, esta hoja esta en blanco…
—¿Eh? — Sorprendido, miró lo que le había entregado al batero. Se sonrojó por la vergüenza. Quería que se lo tragara la tierra, encima de todo, Sujk parecía reírse de él ante lo que veía.
—Venga, te ayudaré a buscarla. Claro, sino te molesta.
Los dos fueron a buscar la lista, entre los montones de papeles que tenía Leda, unos que estaban en perfecto orden y que Sujk se encargaba de desordenarlos a su antojo.
—¡Hey! No desordenes nada, me ha costado tanto poner este estudio en su debido orden. —Refunfuñó Leda.
—Calma, no te vayas a morir… — Exageró el batero.
Leda paró en seco todas sus acciones. Se quedó viendo a Sujk de espaldas… Recordando todo lo que Aggy y Juri le habían dicho, eso de ser su regalo… tal vez estaba dentro de sus posibilidades, pero… ¿Y las de Sujk? — Feliz cumpleaños… — Le susurró al otro.
Sujk también se detuvo en buscar, no había recibido ninguna felicitación en todo el día. Y, era Leda quién se encargaba de recordarle que hoy cumplía un año más de vida. — Gracias, Yuuto.
“Yuuto”. Leda siempre se había sentido especial con Sujk, él siempre le llamaba por su nombre, siempre lo cuidaba aunque este no lo notase, tal vez por eso se había enamorado del baterista. Tenía que ser ahora, el momento de confesarle todo, pero no era bueno con las palabras, así que caminó hasta donde estaba Sujk. Aquel que retrocedía pasos hasta topar pared y se le quedó viendo con sorpresa, más no se apartó y eso le dio gusto.
—No tengo un regalo que darte… — Susurró el guitarrista, sonriendo gentilmente, pero a una distancia comprometedora.
—N-no hace falta… — Sujk estaba titubeando, y eso le dejaba en claro que Juri tenía toda la razón. Sujk parecía gustar de Leda.
—Así que te vas a conformar con esto.
Al término de esas palabras, fue la boca de Leda quien apresó la de Sujk. Y terminaron besándose con vehemencia, haciendo un tremendo desastre en el estudio de Leda y sabiendo que con eso, su relación iba a mejorar de ahora en adelante.
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Al otro lado de la cuidad: Juri y Aggy comenzaban a aburrirse. Había pasado una hora desde que habían dejado a Leda en su departamento, y nada que llegaba ese par.
—No creo que haya fiesta sorpresa, Aggy. — Comentó Juri, quien desde la ventana esperaba a ver si Sujk y Leda llegaban.
—Creo que no veremos a ese par por unos días. Así que comamos pastel nosotros, y celebremos. Después de todo, el regalo ya le llegó al festejado.