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El amor en las buenas y en las peores por amber0714

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Abriendo los ojos a otro amanecer

Al llegar a la mañana siguiente Souichi se dio cuenta que se había quedado dormido con la cabeza sobre la cama y sentado en una silla junto a Morinaga mientras sostenía su mano apretándola fuertemente, un leve sonrojo apareció en su rostro para luego deshacer el agarre que tenía, volteo a ver el rostro de Morinaga, el cual no había cambiado ni un poco desde la noche anterior, aún seguía sudando y al parecer le había dado fiebre. Se levantó de la silla y fue a cambiar el agua del balde y nuevamente humedecer el trapo para pasarlo por el rostro del peliazul, miro el reloj que se encontraba a un lado de la cama y se dio cuenta que ya eran las 9 de la mañana el estar toda la noche en vela había hecho que se quedara dormido hasta tarde, decidió ir a hacer algo de comer para cuando Morinaga despertará así que le puso el paño en la frente, nuevamente se inclinó hacía el frente y le dio un beso en los labios como la noche anterior, quién diría que el hecho de que Morinaga estuviera durmiendo le hiciera más fácil el demostrar su afecto por el ojiverde.

Salió de la habitación y se puso a sacar las cosas que Morinaga había traído en la maleta, podría ser que hubiera algo nutritivo que sirviera para hacerle, claro que le pediría ayuda a Matsuda para cocinarlo, ya que si él lo hacía corría el riego de envenenar a Morinaga con su comida de baja calidad.

Cuando termino de sacar todo se sorprendió de lo que había en la maleta; había pasta de dientes y dos cepillos al parecer eran para su hermana y su tía, varias botellas de agua, latas de pescado, embutidos pre cocidos, arroz enlatado para recalentar, y muchas otras comidas enlatadas, también pudo distinguir pequeños botes de medicamentos, pastillas para el dolor de estómago, cabeza, indigestión, analgésicos, desinfectantes, vendas, jeringas y otras cosas que no sabía para que eran, pero lo que sin duda le sorprendió fue que hubiera unas cajetillas de cigarros. Como era posible que en el peligro en el que se encontraba tuviera pensamientos para saber que agarrar y todavía pensar en las necesidades tan insignificantes como el cepillo de dientes y los cigarros. En verdad Morinaga era un caso que jamás había visto, siempre viendo por el bienestar de los demás siempre atento para que los demás tuvieran todo lo que necesitarán dejando lo que el necesitaba al final sin quejarse. Un dolor le llego al pecho como en la noche anterior, no podía creer que tal persona como el peliazul existiera, se quedó un rato mirando las cosas que se encontraban a lo largo de la barra de la cocina, hasta que la voz de su tía lo trajo de regreso.

-trajo muchas cosas, los medicamentos nos serán de gran ayuda y más en esta situación-dijo para tomar los analgésicos, y mirarlos detenidamente.

-Podrías por favor recalentar algo de la comida que trajo para cuando despierte, yo te ayudare a preparar la comida para Kanako y nosotros, todavía hay gas por lo que puedes utilizar la estufa para cocinar sin problemas.

-No te preocupes Sou-kun, Kana-chan y yo ya almorzamos, fui a avisarte que la comida estaba lista, pero te vi durmiendo profundamente supuse que te habías pasado la noche en vela cuidando a Morinaga-kun por lo que preferí dejarte descansar, en cuanto a la comida de Morinaga-kun enseguida la preparo y también la tuya, espera en la sala pronto estará lista. Dijo con una sonrisa para luego tomar el arroz pre cocino y ponerse a prepararlo, tomo una verduras enlatadas y las revolvió en el arroz y así continuo hasta terminar de preparar una comida que parecía hecha con los mejores ingredientes y no se varias latas tomadas a la prisa.

-Ya está lista Sou-kun, es mejor que comas para que le lleves de comer a Morinaga-kun, lo más recomendable es que lo despiertes pues desde ayer no ha comido nada y lo mejor es que lo haga pronto para que tome el medicamento para el dolor- Tomo la bandeja con comida y se la llevo a la mesa.

-Está bien Matsuda-san comeré junto con Morinaga en la habitación muchas gracias-

Tomo la charola de comida y la llevo hasta la habitación, la puso sobre el escritorio y se acercó a la cama, tomo el paño y se lo quito, le tomo del hombro y lo sarandeo un poco y lo llamo para despertarlo.

-Oe Morinaga despierta… despierta te digo tienes que comer-

El peliazul arrugo un poco más el entrecejo y fue abriendo poco a poco los ojos

-Sem…pai… que paso, donde estoy-trato de levantarse pero un fuerte dolor lo hizo que cayera nuevamente de espaldas y cerrara fuertemente los ojos y apretando los dientes para no soltar ningún quejido pues el intenso dolor que tenía le había quitado hasta la respiración.

-Con calma idiota no te muevas, estas herido, acaso no te acuerdas lo que te paso ayer. Se acercó rápidamente para tomar al ojiverde de los hombros para evitar que se siguiera moviendo

-Aagg… due…le, duele… mucho- decía con la respiración entrecortada y nuevamente comenzando a sudar.

-Lo sé te traeré enseguida unos analgésicos, pero necesito que primero comas, no puedo dártelos si tienes el estómago vacío-lo trataba de calmar mientras lo miraba con un rostro preocupado y le secaba el sudor.

-Aaaah…sem…pai- le empezaron a resbalar lágrimas por la cara y sujetaba las sábanas de la cama con fuerza, al parecer en verdad era insoportable, que incluso hacía que derramara lágrimas.

-Vamos Morinaga sé que te duele, pero por favor soporta un poco más necesito que comas para darte el medicamento. Ayer no te quejaste en absoluto sino fuera porque te desmayaste ni cuenta me hubiera dado que estabas herido imbécil porque no me lo dijiste- Al verlo así nuevamente su enojo regreso, aunque sabía que no era el momento para estar reclamando cosas como esas aun así se sentía culpable por no haberse dado cuenta en el momento de la agonía del menor.

-Aaah ah ahhh semp..ai- era la única respuesta que recibía del agonizante hombre que tenía en la cama, dejando de lado su enojo tomo la charola nuevamente y se sentó en la silla poniendo la comida a un lado de la cama.

-Abre la boca Morinaga-Dijo acercando una cuchara con comida a la cara contraída de dolor del ojiverde. Morinaga al escuchar la voz de Souichi, tomo un poco de aire para soltarlo poco a poco, abrió sus ojos, y luego procedió a abrir la boca, recibiendo lo que Souichi le daba, con dificultad comenzó a masticar la comida y tragarla, pues todo por el más mínimo movimiento que hacía agrandaba el dolor que tenía en su espalda.

-Una vez más- Le decía con más comida acercándola a su rostro.

-Ya no- dijo para nuevamente contraer su cara por el dolor -Duele demasiado-

-Está bien te traeré los analgésicos pero una vez que te los tomes vas a terminar de comer me escuchaste salió unos segundos de la habitación y volvió con un pomo de medicamento, saco dos pastillas y las acerco a los labios de morinaga.

-Toma, abre la boca, es la medicina-Morinaga abrió la boca y Souichi le puso la medicina en la lengua, luego levanto un poco su cabeza, recibiendo un quejido del ojiverde y le empezó a levantar el vaso con agua para que se pudiera pasar las pastillas. De momento trataré de bajarte la fiebre con un paño húmedo en una horas más te daré el medicamento para que te la baje, ahora termina de comer- tomo nuevamente la comida y procedió a lo que estaba haciendo con anterioridad de darle de comer en la boca.

Morinaga abrió y trago un par de cucharadas más antes de sentir sueño, al parecer los analgésicos estaban haciendo efecto y no lo iban a dejar terminar su almuerzo-

-No te duermas aún tienes que terminar tu comida debes de tener energías para que te recuperes pronto-al parecer sus palabras no fueron escuchadas, porque nuevamente el peliazul había caído a un profundo sueño, al menos parecía estar un poco mejor con el medicamento porque esta vez aunque su cara estuviera un poco pálida y al mismo tiempo roja debido a la fiebre, su rostro no mostraba dolor como toda la noche anterior, al menos esta vez si iba a descansar.

-Porque siempre me tienes que preocupar de esta manera- le decía mientras le quitaba el cabello húmedo de la frente debido al sudor. Recordó el día del ataque del otaku, el día del incendio y ahora esto-Como es posible que te arriesgues tanto por mi familia, ese es mi deber idiota, no tienes por qué sufrir tú por mis asuntos-

-Sempai- Salió un suspiro de los labios de Morinaga dejando a Souichi un poco perplejo

-En verdad no sé qué hacer contigo… idiota- y nuevamente como si fuera costumbre se acercó a sus labios y le dio un beso. Aaa como disfrutaba de esos labios, no quería ni imaginar no poder probarlos nunca más, quería sentirlos nuevamente recorrer su cuerpo, sentir su aliento junto a su cuello, sus fuertes manos recorriendo cada centímetro de su piel, quería sentirse estremecer por ese hombre que le robaba su cordura y le hacía enloquecer de placer. A largo un poco más el beso haciéndolo más apasionado, hasta que una pequeña voz lo saco del trance en que había entrado.

-Niisan deberías de hacer eso cuando Morinaga-san está despierto, no abuses de él mientras duerme- le decía su hermana pequeña desde la puerta mirando con los brazos cruzados a la altura del pecho desaprobatoriamente.-Niisan eso se le llama abuso, ABUSO. Enfatizaba sus palabras ante un Souichi congelado por la situación en la que lo encontraron.

-No…yo solo..yo estaba…es que. Trataba de excusarse sin encontrar algo valido que pareciera creíble cuando era más que evidente que lo estaba besando de una forma desesperada.

-Sí, si como tú digas niisan, yo solo digo que lo hagas cuando Morinaga-san este despierto y pueda corresponderte y no le robes el aire como lo estabas haciendo hace unos momentos, sabes que está convaleciente y te aprovechas de la situación, en serio no puedo creerlo de ti niisan, como sea venía a cuidar de Morinaga-san para que tú pudieras comer ya que también vas a enfermar si no te cuidas y ya sería mucho que los dos hombres de la casa estén fuera de combate no crees-Decía la pequeña sin darle mucha importancia al rostro de su hermano que se encontraba más rojo que un tomate y se había quedado sin palabras por la forma tan madura que le había hablado su hermana y al mismo tiempo restándole  importancia al hecho de que encontrara a su hermano mayor besándose con un HOMBRE.


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