Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo una pequeña historia. por SHIKIu

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!! Como podrán ver volví jejeje y les traigo un nuevo cap, espero no estén enfadados por el tiempo TTuTT lo siento bueno sin más aquí el cap.

    Era una tarde larga y nublada, el aire era pesado y tan frío que te erizaba la piel con sólo soplar suavemente, bajo aquel mal tiempo corría la joven loba lo más rápido que sus fuerzas y heridas le permitían, no quería ser atrapada por esos dos sujetos de la liga, sabía que tal vez no era el mejor momento pero… ¿qué pasó con el castaño? ¿Ese sujeto lo habrá dejado en paz?, Esas eran las preguntas que tenía en mente la morena, el chico había sido una mierda con ella, pero no fue su culpa, él no tenía idea  que su padre trató de salvar a su hermana.

    Mientras ella seguía en plan de huida llegó a un callejón sin salida, se dio la vuelta y los hombres se acercaron corriendo parando justo frente a la pelinegra, “váyanse antes de que se arrepientan” dijo con voz gruesa poniéndose en 4 patas, los tipos  sonrieron arrogantes “no nos hagas reír asqueroso animal, acabaremos contigo” contestó uno de los sujetos sacando de su chaqueta un nunchaku, y el otro sacó a su vez un par de sai, “se los advierto, váyanse ahora o lo van a lamentar” volvió a advertir la ojiesmeralda echándose para atrás, los sujetos volvieron a sonreír pero esta vez burlonamente y uno atacó primero, con total dominio sobre su arma lanzaba golpes con el nunchaku a la loba, ella los esquivaba pero debía admitir que el hombre era rápido. Vio la oportunidad y lanzó un zarpazo, el sujeto se agachó y el otro corrió e impulsándose de la espalda del primero, saltó moviendo los sai de forma increíblemente veloz, la loba se sorprendió y sólo le dio tiempo para tratar de cubrirse, mientras el tipo cortaba la piel de la chica con cada movimiento el otro sujeto golpeaba con el nunchaku, corte, golpe, corte, golpe, corte y golpe nuevamente, Makoto se enfadó y sacudiéndose fuertemente alejó a los hombres de su cuerpo, “me toca” dijo algo cansada la chica, ella tomó posición y corrió, corrió muy muy rápido alrededor de los hombres envolviéndolos en un pequeño remolino y luego sin previo aviso, la chica impactaba su cuerpo con velocidad haciéndolos volar con cada golpe, cuando los sujetos estaban en el suelo tratando de incorporarse, la morena cayó al suelo exhausta, los hombres se vieron entre sí confundidos… “N-no puede ser… Es muy veloz, pero no tiene ninguna de las características de un lobo veloz” dijo uno de ellos levantándose del piso asombrado, “maldición, es verdad, a menos que sea… Aunque no lo creo, es imposible” decía el otro también poniéndose de pie, “sí, es estúpido siquiera pensarlo” agregaba el otro mirando con desprecio a la pelinegra la cual estaba en el suelo con sangre saliendo de sus heridas abiertas.

    Los hombres caminaron hacia la chica pero ella ya no tenía fuerzas para seguir luchando, uno de ellos  la tomó por la camisa desgarrada y la golpeó con el nunchaku una y otra vez, la golpeaba en el rostro, abdomen, espalda, brazos y piernas… Ella apenas y gemía de dolor con cada golpe y esto hacía sonreír sádicamente a los hombres “oye, no la mates aún, es mi turno ahora” dijo el otro sonriendo de lado, miró a la joven loba que estaba toda golpeada y apenas se movía. Se puro sobre ella y con los sai comenzó a cortar su cuerpo ya lastimado… Makoto gruñía de la agonía…Nunca se había descuidado así y nunca la habían maltratado de ese modo… Voy a morir… Voy a morir el día que se explicaron tantas cosas… Pensaba la morena casi inconsciente y de repente un dolor mayor y muy fuerte sintió en su pierna derecha, “¡aaahhhggg!” Gritó la pobre chica “cierra la boca desgraciada, pronto acabará tu sufrimiento” le dijo sacando la afilada arma de la pierna de la ojiesmeralda con odio, ella realmente creía que moriría esa tarde… Y cerrando los ojos esperó el golpe final… Pero antes de que eso pasara, la voz de Yuko resonó en toda su cabeza, así que con una fuerza que salió de su interior, con su mano izquierda le dio zarpazo en la cara al sujeto abriendo varias heridas en todo su rostro, “¡aaahhh! ¡MALDITA!” Gritó el hombre de rodillas en el suelo, “¡qué te pasa bastarde! ¡Ahora todo será peor para ti!” Dijo él mientras iba a golpearla con el nunchaku, pero ella detuvo el arma antes de que impactara con su cuerpo, se lo arrancó de las manos al hombre y le dio una patada que lo envió directo contra una pared golpeándolo fuertemente contra la misma, cayendo al suelo como una muñeca de trapo. Pero por detrás llegó el otro sujeto y le clavó los sai en la espalda causándole un gran dolor “¡¡AARRRHHHGGG!!” Gritó la morena lanzando un golpe hacia atrás dándole al sujeto haciéndolo caer, “maldición” decía casi sin fuerzas ella cayendo de rodillas al piso, la sangre brotaba de su espalda con los sai todavía en el mismo lugar “ya no eres tan valiente ¿o sí?” Dijo el hombre que estaba en el suelo, Makoto lo veía borroso, estaba mareada y con ganas de vomitar… Pero antes de que los hombres pudieran proseguir, la chica distinguió una mano atravesar el pecho de uno de los hombres lanzándolo contra la pared al lado de ellos, el otro sujeto trató de lanzarle un golpe a esa persona desconocida, la cual esquivó los golpes y lo tomó del cuello estampándolo contra el suelo dejándolo aturdido, caminó a paso lento hasta el sujeto y con sus garras le desgarró el cuello… Makoto no lograba enfocar la vista, pero podía distinguir algunos rasgos que le resultaban muy familiares… Cabello castaño con algo de azul… Piel blanca y… ¿Acaso podía ser él? Fue lo último que pensó antes de sucumbir al cansancio y la pérdida de sangre…

    El joven vampiro estaba de pie en el callejón lleno de sangre, armas y dos cadáveres a los que él mismo puso en esa posición… Y la morena se encontraba frente a él en el suelo del lugar… Había caído inconsciente… Podía apreciarse que su estado era deplorable, estaba muy herida y golpeada, además de las heridas de la pelea que ella había tenido con el castaño, es más por su estado era difícil de reconocer, podía apreciarse que llevaba un par de sai clavados en la espalda, cada vez más el charco de sangre bajo la chica se hacía más y más grande… Yashida no sabía qué hacer, ¿debía ayudarla? O ¿debía dejarla morir?... Esta sería la oportunidad perfecta para acabar con ella pero… ¿Y si lo que le dijo la pelinegra era cierto?... “N-no puedo… No puedo hacerlo… Debo, debo obtener respuestas” y tras decir esto el chico cargó en brazos a la joven loba y procedió a llevarla a la casa de la única persona que podía encargarse de ella…    

    En la casa de Yuko estaba ésta cenando, todos en la mesa la observaban extrañados… La chica, en primer lugar bajó a cenar con todos y, aún más raro, estaba muy risueña, parecía que un arcoíris estaba sobre ella, “Y-Yuko… ¿Estás bien?” Preguntó su madre algo preocupada “sí ¿por qué la pregunta madre?” Respondió ella con una sonrisa, la castaña clara le dio la mejor sonrisa que tenía “no, por nada hija es que… Hace tanto que no te veo tan risueña” dijo la mayor volviendo a su plato, la chica se lo pensó un poco, su madre tenía razón… No había estado así desde que su padre… En ese momento el timbre de la entrada sonó, “yo voy” dijo el rubio levantándose  del comedor familiar “no, yo me encargo Enzo” contestó ella apresurándose a abrir y, una vez más, todos se quedaron asombrados “¿qué habrá pasado con Yuko?” Preguntó ahora Miyu asombrada al igual que Enzo. Yuko llegó a la puerta pero al abrirla esa sonrisa que llevaba se esfumó… Justo frente a ella, tirada en el suelo se encontraba Makoto completamente inconsciente y sumamente herida…Corrió y se lanzó al suelo revisando a la joven loba, “no, no, no, no ¡no!” Repetía una y otra vez, era imposible que fuera real lo que sus ojos veían… No podía ser real ¿cierto? “¡ENZO! ¡VEN RÁPIDO!” Gritó desesperada, trataba de levantar a la morena “qué pasa Yu…” Pero no dijo nada más… Se quedó pasmado viendo la escena, “¿acaso estoy pintada o qué? ¡AYÚDAME JODER!” Pedía ella algo frustrada, el hombre reaccionó y cargó a la chica, Yuko cerró la puerta y entraron a la casa “¿qué pasa cariño?” Preguntaba la mujer a su esposo, pero a este no le dio tiempo de contestar cuando Kykio vio con sus propios ojos lo que ocurría, tuvo que contenerse para no soltar un fuerte grito… Fue rápido al comedor y distrajo a Miyu para que no viera tan horrible situación.

    El rubio subió las escaleras junto a la pelinegra y la chica en brazos “vamos a mi habitación” dijo la más baja seguida por Enzo, ella abrió la puerta y su padrastro entró colocando a la ojiesmeralda en la cama de costado. “Debemos pedir una ambulancia, se ve muy grave” dijo el hombre buscando un teléfono “¡no! ¿Estás loco? No podemos pedir una ambulancia, eso sería muy peligroso” le dijo Yuko deteniéndolo, el rubio puso cara de confusión “¿de qué estás hablando? ¡Si no hacemos algo va a morir!” Dijo casi gritando, Yuko frunció el ceño, es verdad, ellos no saben nada… Pensó ella “no lo entenderías… Debemos llamar a su madre, por lo que sé es enfermera, mientras yo lo hago haz lo posible por atenderla por favor” y tras decir esto tomó su celular y bajó rápido las escaleras dejando a Enzo con preguntas por responder, abrió la puerta trasera y marcó el número, colocó el aparato en su oreja y esperó que contestaran “vamos… Vamos…” Decía impaciente esperando que atendieran… “¿diga?” Respondieron y ella soltó un gritito de alegría “¡sí! Hola señora Setsuna, soy Yuko” dijo rápido “oh, ¡hola Yuko! ¿Mako está contigo? Desde que se fue a la escuela no sé nada de ella” dijo la mujer, ¿cómo iba a decirle que su hija estaba al borde de la muerte? Tomó aire y continuó “e-ella… S-sí está conmigo pero… No está bien” dijo la chica con nerviosismo “¿a qué te refieres? ¿Qué pasó?” Preguntaba la mujer preocupada “n-no lo sé con certeza, ella… Ella está muy mal, parece que hubiera tenido una pelea y sólo apareció en mi casa… Tiene que venir ahora” explicaba lo mejor que podía la pelinegra “¿p-pelea? No… Esto no suena para nada bien, ahora mismo voy para allá, por favor no dejes que algo malo le pase por favor” dijo muy preocupada la mujer cortando la llamada, Yuko volvió a entrar y se encontró con su madre “¿ella está bien? ¿Qué pasó?” Preguntaba también preocupada “no lo sé, pero su madre viene para acá, por favor mamá quédate aquí a esperar que llegue, y no dejes que Miyu… L-la vea” dijo con un nudo en la garganta “lo haré hija, ahora sube y ve cómo se encuentra” le dijo Kykio con una pequeña sonrisa y ella subió las escaleras corriendo, llegó a su habitación que lucía como una cámara de tortura con toda la sangre en el piso y cama… Ropa ensangrentada y rota botada por ahí y los sai que llevaba en la espalda estaban sobre la mesita de noche, se acercó y pudo ver todo el cuerpo de Makoto lastimado, con moretones, cortadas, quemaduras… Se veía muy mal y doloroso, le fue imposible contenerse y comenzó a sollozar apretando los labios, de pronto se sobresaltó al sentir una mano en su hombro “descuida, haré lo posible para que mejore, lo prometo” era el rubio que entró con algunas toallas y gasas en las manos junto con el quit de primero auxilios “¿llamaste a su madre?” Preguntó el hombre comenzando a revisar las heridas más graves “s-sí” fue lo único que pudo decir la pálida chica, “bueno, espero que no se desmaye o tendremos a dos pacientes en vez de una” dijo para calmar un poco la tensión que había en el lugar, la chica sonrió débilmente ante la broma del mayor, se sentó al lado de él “¿puedo sostener su mano?” Preguntó Yuko mirando a la loba que no reaccionaba, “claro, puede que eso nos ayude a los tres en este momento” dijo el rubio con voz comprensiva desinfectando la herida para poder cocerla, la chica de mira grisácea tomó la mano de la ojiesmeralda y la apretó suavemente mientras se el labio inferior aguantando las ganas de lloras que tenía…

    Después de unos minutos, el timbre sonó y la madre de Yuko corrió a abrir la puerta, la abrió y se trataba de un rostro conocido “¿Setsuna?... ¿Tú eres la madre de Makoto?” Preguntó con algo de sorpresa “así es Kykio… Disculpa no poder saludar apropiadamente pero ¿dónde está mi hija?” Dijo algo apurada la morena, “no te preocupes, ven te llevo” dijo la pálida mujer guiando a la otra hasta la habitación de Yuko, TOC TOC TOC se escuchó “¿sí?” Preguntó Yuko limpiando sus ojos que ya estaban rojos, “hija la madre de Makoto ya está aquí” contestó la mujer desde la puerta, la gótica se levantó rápido y corrió a abrir “pasen” dijo la chica y antes de poder reaccionar, cuando la mujer vio el estado de su hija comenzó a llorar descontroladamente… Cayó de rodillas al piso “¡Setsuna!” Dijo Kykio tratando de levantarla junto a Yuko, “¿Setsuna?” Dijo ahora Enzo levantándose “¿q-q-qué  l-le  p-pas-so  a  m-mi M-Mako?” Tartamudeaba entre llantos la morena al hombre “yo… No lo sabemos… Yuko la encontró así en la entrada…” Respondió apenado “alguien debió traerla… Estaba inconsciente cuando abrí la puerta, parecía que estuviera así desde hace algún tiempo”  respondió la pelinegra mirando a la loba en la cama, “es mejor que te sientes un momento Setsuna, prometo hacer lo posible por ayudar a tu hija y…” Pero no terminó “¿M-Mako?...” Era la pequeña de pelo cobrizo quien se asomó por la puerta que estaba abierta al ver que todos estaban dentro “maldición” dijo bajito la pálida chica “M-Miyu… E-este, n-no no pasa nada es sólo que…” Fue interrumpida por su hija mayor “Miyu vamos a tu habitación” dijo la pelinegra tomando a su hermanita por el brazo llevándola a la recámara de ella, pero la chica estaba en shock por lo que sólo se dejó hacer.

    Una vez ahí, Yuko se quitó el sweater gris manchado de sangre y se sentó en la cama de la menor, sin embargo la niña no salía de su estado de asombro “oye enana… ¿Estás bien?” Preguntó calmada Yuko… Pero la niña no decía nada “¿sigues ahí?” Preguntaba la chica pero nada “¡MIYU!” Gritó la mayor y la niña reaccionó por fin “Y-Yuko… ¿Esa era Mako?” Preguntó la pequeña algo pálida, la pelinegra se lo pensó un poco, ya no había vuelta atrás… Era tarde para mentirle… “Sí, era Makoto” afirmó la gótica, las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de la más pequeña, y se sentó al lado de su hermana “¿q-quién le hizo eso? ¿Por qué l-le harían algo así a Mako? Ella no es una mala persona…” Lloraba la niña de ojos chocolate “tienes mucho que aprender Miyu… Al resto de las personas no les importa cómo sea otra persona, sólo le hacen daño y ya, la vida es así y siempre lo será” explicó cerrando los ojos Yuko, la niña lloró más fuerte “¡pero no es justo! ¡Mako no ha lastimado a nadie! ¡No merece que le hagan eso!” Gritó Miyu levantándose de la cama “¡eso no importa! ¡Eres muy pequeña para entenderlo!” Le gritó a su hermana menor la cual retrocedió… ¿A qué se refería Yuko con que no entendería? ¿Qué estaba pasando? “P-pues entonces dime, cuéntame para poder entenderlo” le dijo a la mayor con el ceño fruncido “no es tan fácil como crees enana… Nada lo es,,,” Dijo Yuko mirando al suelo de la habitación, la niña empuñó sus manos y se paró frente a su hermana “¿por qué todos siempre dicen lo mismo? ¿Crees que para mí las cosas son muy fáciles? ¡Pues te equivocas! ¡También mi vida es dura! ¡Si no se los digo es porque no quiero llenarlos de más preocupaciones!” Decía la pequeña desde lo más profundo de su corazón… Era de admirarse debía admitirlo Yuko pero ¿qué quería decir la niña con que tenía problemas? La pelinegra la miró a los ojos con su mirada inexpresiva  y la pequeña tragó saliva algo nerviosa pero decidida “¿crees en criaturas mágicas?” Preguntó la mayor mientras Miyu la veía sin comprender a qué se refería.

    En la habitación de la gótica se encontraba una castaña con lágrimas saliendo de sus ojos, le dolía el pecho y el corazón ver a su hija en esa condición… Y más que nada le dolía no poder hacer nada por ella… No poder evitar que la liga no atacara a Mako, ya estaba acostumbrada a esa clase de vida, a esconderse y no llamar la atención de las personas, lo había vivido con su esposo Keitaro… Y siempre le dolía verlo llegar a casa con heridas en todo el cuerpo, o con sólo una pero enorme herida en algún lugar, lo más peligroso era que no podían ir a un hospital o clínica a tratar sus heridas por miedo a que supieran su nombre y los mataran a los dos… Por lo que ella misma se encargaba  de curar las heridas del pelinegro, luego el peligro se triplicó cuando supo que esperaba un bebé, claro que se alegraron mucho con la noticia pero eso no significaba que no había peligro, por casi 7 meses Keitaro tuvo que quedarse en casa para disminuir el riesgo de ser descubierto para que nada malo le pasara a su esposa e hija y cuando nació Makoto fue muy hermoso, Keitaro estaba tan ilusionado, la cuestión era saber si ella sería una chica lobo o una humana… Pero ya todos sabemos qué resultó ser… Esto ya lo venían venir y estaban preocupados, claro que si ella hubiera sido humana el riesgo sería el mismo.

    “Qué mal que tengas que compartir el mismo destino de tu padre… Mi niña… Lamento no poder hacer más por ti” dijo la mujer secando sus lágrimas tomando la mano de su hija entre las suyas, la pelinegra ahora se encontraba casi completamente vendada, su rostro estaba hinchado  y morado por los golpes recibidos, sus brazos tenían cortes leves y otros más profundos, y también con hematomas, le habían quitado todos los piercings de su cara y orejas, incluyendo toda su ropa, parecía una momia con todas esas vendas. “Tranquila Setsuna, todo va a resultar bien, Enzo y yo haremos lo posible por ella, le debemos mucho” dijo entrando la pálida mujer con dos tazas de café, “¿mucho que agradecer?” Preguntó la mujer recibiendo la taza de porcelana con la caliente bebida oscura dentro, Kykio sonrió “así es, estos últimos meses que Makoto ha estado con Yuko, ha sido su única amiga y le ha sacado tantas sonrisas” explicó la castaña clara, Setsuna se sorprendió ¿única amiga? “No entiendo muy bien Kykio, ¿a qué te refieres?” Quiso salir de la duda la castaña, “sí, verás, Yuko era muy unida a su padre desde que nació, pero por problemas económicos y constantes peleas Kojiro, el padre de Yuko y yo nos separamos… Eso fue un golpe muy duro para ella que tenía sólo 3 años en ese entonces… Yo me la llevé a la casa de mis padres que me ayudaron en ese momento tan crítico, digamos que estaba tan enfadada con él que, me desquité no permitiéndole ver lo que más quería… Y esa era Yuko” contaba triste Kykio, Setsuna frunció el ceño pero la dejó continuar.

     “Yuko lloraba muchas veces porque quería ver a su padre… Pero yo no le hacía caso a lo que decía… Estaba hasta el cuello de trabajo porque eso me mantenía distraída de todos los problemas que tenía y desgraciadamente… También de Yuko… Estuve tanto tiempo metida en mi trabajo que no me di cuenta que mi hija no era feliz y que tenía problemas en la guardería, no tenía amigos y siempre estaba sola… Un día se enfermó, le dio mucha fiebre y la llevé al hospital, y la persona encargada de atenderla fue nada más y nada menos que Enzo… Creo que ambos tuvimos una atracción mutua, desde ese momento empezamos a salir y para mí, todo se pintó de colores brillantes, él era un caballero conmigo, siempre era amable con mis padres y con Yuko… Pero ella no quería del todo  Enzo y fue él quien me convenció de dejarla que viera a su padre de nuevo después de casi dos años y así lo hice” explicaba la mujer sonriente y esa parte la morena la podía entender muy bien; cuando conoció a Keitaro todo fue más hermoso y colorido en su vida… Y se le escapó una sonrisa nostálgica al recordar los momentos con su esposo fallecido, “Yuko estaba muy feliz por ver a su padre otra vez y Kojiro igual… Ella siempre fue la luz de sus ojos, su princesita, ella siempre se quedaba con él hasta un mes completo, yo me preocupaba pero Enzo siempre me tranquilizaba, me decía que estaba bien que él la cuidaba… Pero yo no estaba muy segura… Kojiro le debía mucho dinero a personas peligrosas y temía por mi hija y también por él ya que le tenía mucho cariño, Enzo y yo nos casamos ese mismo año, Yuko tenía 5 y Miyu ya había cumplido su primer año, eso parecía alegrarle bastante, Yuko me decía que quería ser una buena hermana mayor, los años pasaron y mi hija parecía otra niña, sonreía y jugaba con otros niños…” Dijo Kykio con una sonrisa que poco a poco se fue borrando de a poco.

     “cuando Yuko tenía 10 años, Enzo y yo la fuimos a dejar en casa de su padre pero… Kojiro… Él la esperaba en la entrada de su casa, nosotros en el auto y Yuko se bajó muy contenta pero antes de que ella pudiera ir con Kojiro… una motocicleta deportiva de color negro se detuvo frente a él con dos hombres de traje negro y gafas de igual color… el segundo tipo sacó un arma y la vació en el pecho de Kojiro…” La mirada de la castaña clara se entristeció y la otra mujer permanecía en silencio “mi reacción fue bajar y abrazar a Yuko para protegerla, todo eso pasó en máximo 20 segundos y los sujetos se fueron tan rápido como llegaron, levanté la mirada y en el suelo estaba Kojiro con su camiseta blanca estaba totalmente roja por la sangre… No podía reaccionar al ver esa horrible escena… Enzo bajó del auto velozmente y fue a ver si estábamos bien luego fue con Kojiro a revisar su pulso, seguía con vida y llamó a una ambulancia mientras yo sostenía a Yuko… Pero ella no se movía, ella sólo veía a su padre en el suelo sobre ese charco de sangre… La ambulancia llegó y, camino al hospital no pudieron salvarlo… Y ya te imaginarás cómo tomó la noticia Yuko…” Terminó de contar la historia la pálida mujer, la castaña la miraba con comprensión… Así que el padre de Yuko estaba muerto… “¿quién crees que fue?” Preguntó la morena, la castaña clara lanzó una risa sin gracia “pues ¿quién más? Fue una muerte por encargo, él debía mucho dinero y el plazo de pago se había agotado… Nunca pudieron encarcelar al culpable… Ni con nuestros testimonios” dijo algo molesta Kykio, la castaña sintió algo de pena por Yuko… Es verdad que el padre de Makoto también estaba muerto pero… La pelinegra nunca vio cómo lo mataron ni el cuerpo sin vida del hombre “eso es muy injusto Kykio” dijo mirando la taza con la bebida a medio tomar, “lo sé… Nunca imaginé que Mako fuera tu hija… Qué vueltas da el destino ¿verdad?” Dijo la mujer con una pequeña sonrisa “es verdad” dijo Setsuna contagiándose de la sonrisa de la otra y observó a su hija, le tomó la mano y le dio un beso.

    “Ven, el cuarto de huéspedes está listo” ofreció la pálida mujer  “si no es mucha molestia… ¿Puedo quedarme aquí?” Pidió la castaña, Kykio sonrió y asintió con la cabeza “cuanto gustes, a Yuko no le importará” y cerrando la puerta dejó solas a madre e hija.

     Yuko salió de la habitación de su hermana seguida de la menor que parecía algo sorprendida, pues su hermana mayor le había explicado el por qué Makoto se encontraba en esa condición tan lamentable, y también le habló sobre algunas de las criaturas que habitaban el mundo junto a los humanos, era mucha información que procesar, pero Miyu podía con eso sólo debía sentarse un rato a pensar las cosas “¿estás bien Miyu?” Preguntó la pelinegra mirando a su hermano detenerse frente a las escaleras “sí… Estoy bien sólo que… No esperaba nada así” dijo mirando a su hermana, la mayor asintió “¿bajarás con mamá y Enzo?” Preguntó la pálida chica “sí, ve a ver a Mako” terminó la conversación la menor comenzando a bajar las escaleras bajo la comprensiva mirada de su hermana mayor, comprendía a Miyu en ese momento, ella se enteró de igual manera que existían todas esas criaturas… La pequeña necesitaba algo de tiempo para procesarlo, la pelinegra abrió la puerta de su habitación y encontró  Setsuna sentada junto a la cama donde estaba Makoto recostada… Se veía tan diferente… Tan débil… Yuko se acercó a la mujer y se sentó a su lado “¿cómo sigue Makoto?” Preguntó la pelinegra observando a la chica que respiraba con dificultad, “hasta ahora sigue igual que antes” contestó la castaña viendo a la joven chica junto a ella “me es difícil creer que ella… Que ella se encuentre en esa situación… Makoto siempre se mostró fuerte…” Dijo la pelinegra suspirando, la mayor la miró y sonrió “es cierto Yuko, puedes pensar que ya debo estar acostumbrada a esta clase de cosas pero…” Hizo una pequeña pausa “como madre ver a tu hija de este modo… Siempre te dolerá sin importar cuantas veces vivas la misma situación” explica la morena con un nudo en la garganta, la pelinegra sintió una punzada en el pecho.

    “No se preocupe por nada, Enzo dijo que mañana mismo irá al hospital a conseguir una transfusión de sangre para ella y medicinas para tratar la inflamación, todo saldrá bien, ella es muy fuerte y algo como esto no acabará con Makoto” dijo dando ánimos a la ojicafé, ésta miró con asombro a la joven... Se le notaba muy preocupada por su hija… Tal vez ella… Y entonces la mujer sonrió cerrando los ojos “ella es igual de fuerte que su padre, superará esto, debemos tener paciencia” dijo Setsuna acariciando el cabello de la joven loba “bueno, debo buscar mi pijama y darme una ducha, con su permiso” dijo Yuko buscando en su armario lo necesario para ir a ducharse, pero antes de salir de la alcoba miró a la mujer “podemos tomar turnos para vigilarla esta noche si usted gusta, estaré en la habitación de huéspedes mientras” y tras decir esto salió del lugar dejando a una madre complacida, volteó la mirada en dirección a su hija y sonrió tranquila “vaya Mako, te has conseguido una buena chica… Espero sepas valorarla como se debe mi amor” dijo dándole un beso en la frente a la chica vendada.

 

Fin del Cap. 18

Notas finales:

Muchas gracias por leer, me hacen una chica feliz, nos leemos pronto!! Se les quiere SHIKI fuera!! n.n/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).