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Edge of Darkness [EXO - SooKai] por Dyo_14

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza, pero aquí está el primer capítulo <3

Lanzó un gran bufido. No se podía permitir faltar a la escuela, sus padres eran tan estrictos en eso que seguramente le castigarían el resto de su vida. Aún en el suelo giró sobre su espalda y contempló el azul del cielo.

 

 

 

No podía tomar otro autobús, pero el que se acababa de escapar volvía en 2 horas. Se sentó sobre el pavimento para poder anudar su corbata y una vez bien puesta, se apoyó sobre sus palmas para levantarse. Sus caderas dolían demasiado últimamente y le impedían bailar como deseaba. Estaba realmente molesto pero por ningún motivo recibiría tratamiento médico, no pensaba pisar un hospital, no estaba en sus planes a futuro.

 

 

 

La calle estaba desierta y comenzaba a hacer frío. El moreno se sentó en la banca destinada a soportar el  peso de varias personas todos los días, y entonces sintió pena por ella, al menos no era alguien donde todos debían apoyar sus traseros a diario. Elevó una mano para ordenar sus cabellos cobrizos  mientras entrecerraba los ojos. Un señor vestido con pantalones holgados, una camiseta grande y una gorra se acercó para tomar asiento a su lado.

 

 

 

El hombre lucía desgastado y viejo, como si alguien hubiese succionado toda la vitalidad y felicidad que llenaba a aquel sujeto, sin embargo, una sonrisa retorcida se posaba  en sus labios y su pierna no dejaba de moverse ansiosamente mientras miraba hacia un lado de la calle, casi sin parpadear.

 

 

 

El lugar era puro silencio y soledad. El hombre se removía al lado de JongIn y le hacía sentir muy nervioso, incluso estaba contagiándole su maldita ansiedad y lo que menos quería el moreno era ponerse ansioso y temeroso junto al hombre.

 

 

 

— ¿Perdiste el transporte, muchacho?

 

 

 

Aquella voz rasposa le erizó la piel  y le aceleró el corazón (más de lo que ya estaba), asustado ante la repentina pregunta y las notorias ganas de charlar del hombre mayor a él.

 

 

 

—Hum… si, lo he perdido.

 

 

 

Su voz sonó como algo entre chillona y gangosa, haciendo que se sorprendiera bastante de sí mismo. El hombre a su lado dejó viajar una risa burlona tras escuchar la respuesta del joven. Se inclinó hacia el chico haciendo rechinar la banca y le susurró al oído.

 

 

 

— ¿Tomarás el que sigue?...

 

 

 

JongIn se quedó mudo, aquello había sonado más bien como una invitación a morir que una sugerencia a tomar el otro bus. A lo lejos, un hombre de traje comenzaba a caminar a la parada. Ambos miraron a la nueva persona quien murmuró un “buenos días” mientras se colocaba al lado de JongIn y se rehusaba a mirar siquiera al hombre mayor.

 

 

 

Luego de unos momentos el motor del siguiente autobús se podía escuchar. El primer hombre en llegar luego de JongIn se puso de pie en un salto, riendo mientras miraba al menor. El hombre lucía emocionado y el doble de ansioso mientras el transporte se acercaba lento pero seguro.

 

 

 

— Éste camión pasa por tu escuela.

 

 

 

Le dijo mientras señalaba con un dedo el pecho del moreno, apuntando al escudo impreso del la escuela en la camisa que el otro portaba. El hombre de traje miró casi ofendido al sujeto de pie y torció los labios mientras miraba a JongIn con unos ojos penetrantes.

 

 

 

El  muchacho solo sonrió pero no contestó nada, simplemente fijó la vista en el camión que cada vez estaba más y más cerca. No podía, su cabeza gritaba que no, que esperara otra hora y media más. Pero otra parte de él le incitaba a tomar el bus y no llegar tarde (Al menos no tanto).

 

 

 

El autobús por fin se detuvo, justo al frente de ellos y abrió sus puertas con un chillido casi espeluznante. JongIn se inclinó ligeramente a un lado para poder ver el interior de aquella gran maquinaria.

 

 

 

No se alcanzaba a apreciar realmente el interior, solo sombras dispersas. Las ventanas estaban cubiertas por algo que no permitía ver el interior y el no poder vislumbrar a los pasajeros del camión le ponía los pelos de punta.

 

 

 

El hombre desarreglado le dedicó una última risilla y con el dedo índice se golpeó el pecho levemente, indicando que si lo tomaba llegaría a clase. Tragó saliva mientras miraba como las sombras lo consumían al entrar al bus. Se puso de pie con el corazón acelerado, solo por curiosidad quería preguntar.

 

 

 

El hombre de traje se hizo un paso atrás y miró a JongIn mientras éste se acercaba al bus. Las manos del moreno temblaban y se aclaró la garganta parándose en seco justo frente a la puerta para hablar con el chofer.

 

 

 

— D-Disculpe — se cacheteó mentalmente por tartamudear de aquella forma — ¿Usted va al colegio del sur?

 

 

 

El chofer se inclinó y le miró de arriba hacia abajo mientras asentía levemente. Le extendió la caja de monedas para pagar su pasaje y al ver que JongIn retrocedía un poco asustado soltó una carcajada. La persona detrás suyo susurró un “no subas muchacho”, pero era demasiado tarde, JongIn tomó su mochila y depositó el dinero necesario, la curiosidad por ver qué era lo malo que había dentro como para prohibir a todos el tomar otro bus, el que todos realmente temieran por algo tan ridículo.

 

 

 

 Colocó el primer pie sobre el escalón del bus y el chofer le apuró, así que subió corriendo los escalones restantes y la puerta se cerró justo tras su espalda, casi atrapando su mochila. La oscuridad lo abrumó pero tras varios segundos estando ahí, su vista se adaptó y entonces pudo ver que unas luces tenues y mugrientas estaban encendidas a lo largo del pasillo. Se mordió el labio inferior para luego tomarse de un tubo y comenzar a caminar buscando un lugar.

 

 

 

Vio al hombre mugriento sentado al lado de una mujer de mediana edad, con un vestido floreado que llegaba hasta arriba de sus rodillas estando sentada. Ambos se miraban a los ojos con sonrisas enormes y se tomaban de las manos, la alegría parecía haber vuelto al cuerpo del viejo.

 

 

 

Frunció los labios luego de apartar la vista, dedicándose mejor a buscar un asiento disponible. Había localizado ya varios, pero se sentó en el más próximo, al lado de un chico que miraba directamente por la ventana. Se acomodó en el asiento y colocó la mochila en sus piernas, hasta el momento no había visto a algún traficante de órganos o algún demonio que quisiera chupar su sangre. Un repentino enojo lo invadió, aquello no parecía ser peligroso o terrorífico, ¿para qué era que los adultos le decían que no tomara algún otro autobús en esa parada?.

 

 

 

Bufó molesto mientras peleaba con el cierre de una bolsita de su mochila, necesitaba sus audífonos para poder escuchar música y relajarse aunque sea un poco. En cuanto llegara de la escuela les diría a sus padres que todo era una vil mentira. Cuando por fin pudo abrir la bolsa delantera soltó otro gran bufido porque, diablos, aquellos cables estaban más enredados que sus propios pensamientos. Los sacó para poder comenzar con la labor de buscar como desenredar aquella maraña de tecnología; incluso la punta de su lengua se encontraba fuera de su boca.

 

 

 

No fue hasta que estaba a punto de jalar el cable con desesperación, que una voz suave y calmada a su lado habló, haciendo que diera un salto por el susto que le metió. Giró el rostro una vez que se llevó una mano al pecho y miró con ojos desorbitados al muchacho páliducho y de órbitas enormes. Éste señaló sus audífonos entre sus manos, para luego repetir lo que antes había dicho.

 

 

 

— Si lo pasas por ahí, se van a romper.

 

 

 

JongIn enmudeció pero sus ojos viajaron hasta sus manos, deslizando mejor el conector de los audífonos por otra parte y, como si fuera un acto de magia, todo el cablerio se desenredó. Sus labios se curvaron en una sonrisa al conectar los aparatos a su celular y después giró el rostro de nueva cuenta hasta el muchacho a su lado.

 

 

 

— Soy JongIn, gracias por la ayuda.

 

 

 

Le sonrió con amplitud, pero el de tez más clara le miró con ojos grandes e inexpresivos para luego desviar la vista a la ventana de nueva cuenta. JongIn miró también tras fruncir el entrecejo, no le gustaba cuando las personas eran groseras y, justo como si el adverso hubiera leído sus pensamientos, habló.

 

 

 

— KyungSoo.

 

 

 

Las cejas fruncidas de JongIn se convirtieron en una extraña mueca que incluyó todo su rostro. ¿Solo eso? ¿Su nombre y ya?, vaya, el chico era algo maleducado, pero de igual forma el moreno era alguien a quien la gente solía calificar como “habla hasta por los codos”. Sonrió con suavidad para después tomar una gran bocanada de aire, pero cuando estuvo por hablar, el otro se adelantó.

 

 

 

— ¿Por qué has subido al bus?, ¿no te dijeron que es… peligroso?

 

 

 

El moreno cerró la boca de golpe al escuchar las palabras dichas por el adverso. Habían sonado tan lúgubres, el chico pálido tenía un aura que causaba un poco de miedo y curiosidad. Era tan extraño, aquel era el único chico de su edad (a parte de él, obviamente), su uniforme iba pulcramente limpio y bien planchado, su cabello caía en un copete sobre su frente y era tan oscuro como la noche.

 

 

 

— P-Perdí el anterior… de igual forma, no se ve peligroso.

 

 

 

Las comisuras de los labios del chico se alzaron hasta formar una sonrisa que no alcanzó sus ojos, entonces giró el cuerpo hasta poder quedar más o menos de frente al moreno, inclinando la cabeza hacia un lado para poder escanear a JongIn, soltó una leve risilla y colocó su mano derecha sobre la rodilla ajena.

 

 

 

— Tienes razón, no has muerto… hasta ahora.

 

 

 

— ¿Qué?

 

 

 

JongIn echó medio cuerpo hacia atrás con los labios fruncidos en una mueca de miedo y desagrado, ¿cómo el tal KyungSoo podía decir esas cosas tan a la ligera, y con una risa?. KyungSoo dejó de reír, y negó con suavidad, alejando su mano de la rodilla del chico para volver a sentarse en la posición correcta.

 

 

 

— Como sea, la siguiente parada es tú escuela, nos vemos mañana, supongo.

 

 

 

JongIn giró el rostro para poder ver por la ventana que lo que su compañero había dicho era totalmente cierto, así que cerró la bolsa de su mochila y le lanzó una mirada a KyungSoo, quien había regresado su atención a la ventana. El moreno anunció que esa era su bajada y se puso en pie, no sin antes despedirse de aquel nuevo conocido.

 

 

 

— Fue, ehm, un placer conocerte KyungSoo, no creo vernos mañana, pero hasta luego.

 

 

 

Se levantó entonces, echándose la mochila al hombro para luego emprender camino hasta la puerta del autobús, pero cuando dio el primer paso, la voz del adverso le drenó la sangre del cuerpo, haciendo que palideciera y su boca colgara en incredulidad y tal vez, temor.

 

 

 

— Oh, créeme que nos veremos, JongIn. Buen… día.

 

 

 

*~*~*~*

 

 

 

Faltaban 34 minutos para que el primer periodo de clases llegara a su fin cuando fue que JongIn irrumpió en el salón de clases, con la mochila al hombro y jadeando en busca de aire. El profesor Lee era un hombre de 54 años que, aun para su edad, estaba muy bien conservado y por palabras de algunas chicas, incluso seguía siendo apuesto; era una pena que no supiera comprender muy bien a sus alumnos. Permitió que el moreno tomara asiento en la clase pero no le quitaría la falta, y no podría poner que entregó su tarea a tiempo.

 

 

 

Las clases eran una reverenda bola de aburrimiento, los compañeros de los asientos traseros hablaban demasiado bajo pero el susurro y el cuchicheo se escuchaba por toda la habitación y desconcentraba a aquellos que si querían poner atención. JongIn se desparramó en su pupitre, dejando caer la mochila de su hombro mientras un BaekHyun curioso le disparaba mil y un preguntas sobre cómo es que había llegado tan tarde, pero tomando el cuenta que él solo tomaba un bus, había llegado temprano.

 

 

 

JongIn se bloqueó totalmente. No prestaba atención al parlanchín BaekHyun, a la coqueta de SunHeo delante de él, y mucho menos al profesor que explicaba una difícil ecuación doble. JongIn pensaba en el chico del transporte, estaba dándole demasiadas vueltas en su cabeza, en sus últimas palabras, porque habían sonado como si el chico estuviera realmente seguro de que él tomaría el camión al día siguiente.

 

 

 

No, él no volvería a levantarse tarde, mucho menos a volver a tomar esa línea. Estaba bien que no le hubiese pasado nada, pero no era tonto, el tomar otro bus era totalmente aterrador para los demás adultos y por algo debía ser, bien decía aquel dicho: “Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”. No se podía arriesgar de tal forma, y no tomaría el bus equivocado a propósito solo para ver aquellos ojos grandes y brillantes nuevamente.

 

 

 

— … Entonces es obvio que no supe que decir porque, ¿Me gustan las chicas? Digo, son lindas, pero tengo esos sentimientos por mi vecino, ese que te conté, ChanYeol, así que… ¿Tú qué crees JongIn?

 

 

 

BaekHyun miró fijamente a un JongIn de piedra, con la mirada perdida en no sé dónde. El chico de rasgos afilados golpeó la frente del moreno con unos labios fruncidos, totalmente irritado.

 

 

 

— Kim JongIn, llevo parloteando como un estúpido desde hace exactamente 23 minutos, y tú sigues mirando a un punto muerto en medio del salón, ¿Quieres decirme qué demonios está pasando por esa extraña cabeza tuya?

 

 

 

El pie del mejor amigo de JongIn golpeteaba contra el suelo una y otra vez, demostrando que estaba enojado y esperando una buena respuesta o excusa porque estaba a punto de estrangularlo.

 

 

 

Para el chico delgado y pequeño no era fácil abrirse y contar cada cosa que le pasaba, y había estado juntando el valor para revelarle a su mejor amigo aquello, pero justo cuando lo hizo, el moreno decide no prestarle atención.

 

 

 

— Es que… conocí a alguien, en el autobús, solo estaba pensando en algo muy extraño que dijo. — explicó JongIn, despegando por fin su mirada del suelo y sus pensamientos obsesivos. BaekHyun suspiró profundo, pensando en que tal vez eran señales divinas para que deje de abrir la boca.

 

 

 

— Habla, ¿qué dijo?

 

 

 

JongIn solo juntó sus labios formando una fina línea recta con ellos y negó mientras se encogía, escuchando la voz completamente segura del muchacho aún en su cabeza, taladrando su cerebro y haciendo que se sintiera levemente enfermo.

 

 

 

— Él solo dijo… dijo que nos veríamos mañana, con una seguridad que juro que da miedo.

 

 

 

— Por Dios, JongIn, seguro el chico debe agarrar la misma ruta, no es como si hubiera mucha opción por ahí.

 

 

 

BaekHyun rodó los ojos y sacó su caja de almuerzo, restándole importancia a la cosa mientras se rellenaba la boca con arroz y rollos de huevo. JongIn decidió que no le explicaría a Baek que no había tomado la misma línea que siempre debe de tomar.

 

 

 

*~*~*~*

 

 

 

El camino de vuelta a casa fue más calmado con un BaekHyun decidiendo por fin revelar lo perfecto que su adorado vecino le parecía. JongIn en serio trataba de prestar atención, pero los ojos de KyungSoo llegaban a su mente e inundaban sus sentidos, haciendo que se sintiera tonto. De algún modo el pensar en KyungSoo y repetir su nombre le había parecido ya algo normal, como si le hubiese conocido de toda la vida.

 

 

 

El lapso de tiempo en el que se debió haber bajado del camión, llegó a casa y comió, realmente estaba borrado de su memoria y no recordaba bien como es que ahora se encontraba en su cama, con la pijama puesta y las luces apagadas. Todo lo que recordaba eran esos grandes y brillosos ojos, los labios prominentes y esa voz calmada y suave. JongIn se descubrió entonces pensando en cosas como “amor a primera vista” y, entre todas las ideas sueltas y colgantes, “maldición” y “terror” se encontraban entre ellas. Era una pena que JongIn haya estado tan cansado aquella noche y se quedara dormido antes de darse cuenta de que, en realidad, ya no había vuelta atrás. 

Notas finales:

Bueno, ésto es todo por hoy, espero que les haya gustado, no olviden dejar sus reviews que son muy importantes para mi. Si hay algún horror ortográfico pueden comentarlo para arreglarlo, aunque creo que lo he corregido todo ya, pero pues a veces se me pasan cositas y detallitos.

 

xoxo~


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