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HOT 'N COLD por BurnOurGlories

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Notas del fanfic:

Pues esto salió el jueves anterior cuando estaba aburrida en clase de ecología. Será parte de un arco llamado Teenage Dream y escrbiré Oneshots o Drabbles aleatorios de las aventuras de Sehun y Jongin en su adolescencia...

Porque a veces las canciones de Katy Perry me recueradn al sekai :D

Notas del capitulo:

El título no tiene nada que ver con la canción x'D Todos los shots de este au tendrán títulos de canciones de Katy Perry. 

Porque Jongin es el sueño adolescente de Sehun y viceversa.

Disfruten ;)

 

~HOT ‘N COLD~



Jongin caminaba por los pasillos del instituto, la suave luz de la mañana lastimaba sus ojos. Soltó un bufido de exasperación, ¿Quién fue el que dictaminó que la escuela empezara tan temprano? Aquello de madrugar no era saludable absolutamente para nadie.

Era su segundo año y después de mirar en el tablón de anuncios que salón le tocaba, el moreno algún algo dormido se tambaleó rumbo a él, en busca de un escritorio para poder dormir en paz. Sin embargo, sus planes se vieron totalmente arruinados cuando vislumbró a la frágil figura sentada en el penúltimo escritorio junto a la ventana. Jongin no lo había visto antes y casi estúpidamente concluyó que era un chico nuevo.

El muchacho veía distraídamente por la ventana mientras Jongin tragaba con dificultad. No podía observar su rostro pero notaba la piel pálida que parecía brillar con el sol y una cabellera castaña de hebras sedosas y lisas. El moreno caminó suavemente hacia el chico, tomando asiento en el escritorio frente al castaño.

—Hola— saludó Jongin con timidez.

El muchacho giró el rostro. Jongin jadeó pues frente a sus ojos se encontraba la persona más hermosa que había visto. Ojos somnolientos del color chocolate, al cabello caía sobre su frente haciendo lucir sus delicadas facciones. Nariz perfecta y labios finos de un muy bonito color de rosa. El chico mantuvo una expresión seria, tan solo pestañeando. Lucía extrañado.

— ¿Hola? —respondió con voz suave.

—Kim Jongin—se presentó el moreno casi con brusquedad, extendiendo una de sus manos hacia el pálido.

—Oh Sehun— el castaño tenía un pequeño ceceo. Lindo pensó Jongin. Sehun estrechó su mano en un toque más delicado que el roce de una pluma.

Jongin sonrió a Sehun, este último se sonrojó levemente. Lindo, concluyó el moreno.

 

 

Al parecer Oh Sehun era el chico más tímido que existía en este mundo o eso pensaba Jongin. Después de semanas de intentar entablar una amistad, el moreno no había conseguido más que unos suaves “Hola”. Jongin empezaba frustrarse.

Aquel día Jongin había decidido olvidar sus esfuerzos y subir a la azotea para matar el tiempo del receso. Se sorprendió al encontrar a Sehun sentado en un rincón, observando el panorama con una pequeña sonrisa en su rostro. Era la primera vez que Jongin lo miraba sonreír. Jongin se quedó helado, tragando con dificultad. Sonrió de lado. Con que aquí era dónde el pálido se escondía todos los recreos.

Se acercó con cautela. Sehun alzó la vista y lo fulminó con la mirada, borrando su anterior sonrisa. Jongin no le hizo mucho caso, tomando asiento frente a él. El castaño apartó la vista hacia su almuerzo. Jongin no despegó la vista de Sehun hasta que este se quejó en voz baja.

—Deja de mirarme.

—No quiero.

Sehun apretó las manos, frunciendo sus labios en un adorable puchero. Jongin quiso molestarlo pero antes de poder abrir siquiera la boca, el pálido deslizó la tarrina de comida hacia él.

Jongin sonrió, tomado en un poco del sánduche sorprendentemente delicioso.

No intercambiaron más palabras pero a partir de aquel día Oh Sehun y Kim Jongin se convirtieron en los mejores amigos.

 

 

En realidad Jongin nunca supo cuando su amistad pasó a ser algo más. El moreno sabía que desde un principio que sentí algo que no era exactamente amistad por Sehun. El pálido por otro lado era tan difícil de leer, Jongin no sabía lo que este sentía por él.

Sehun estaba algo borracho bailando en la pista de baile mientras Jongin asesinaba con la mirada a su acompañante. Se encontraban en la fiesta de Park Chanyeol, un muchacho de último año buen amigo de Jongin.

El moreno se dirigió a la improvisada barra en la cocina. Maldiciendo por lo bajo, tomó unas cuantos vasos de tequila antes de sentir unos delgados brazos rodearlo por la espalda.

—Nini— murmuró Sehun en su oído con voz queda. Jongin se estremeció.

Siempre era interesante ver a un Sehun borracho, generalmente hablaba más y se pegaba como chicle a su cuerpo. A Jongin aquello no le molestaba en absoluto.

El castaño lo tomó de la mana, halándolo hacia el patio trasero de la casa, empujándolo a un columpio. Sehun se sentó en su regazo, rodeando el cuello del moreno con sus brazos y hundiendo su rostro en el mismo.

—Nini— se quejó— ¿Por qué no has bailado conmigo?

Jongin lo tomó de la cintura, siendo a Sehun acomodarse en su regazo. El moreno lo sostuvo con fuerza. El pálido soltó un sabe quejido de molestia.

—Porque estabas bailando muy cómodamente con Junmyeon—respondió Jongin con voz amarga.

—Pero él no me gusta Jonginnie. Tú eres quien me gusta— soltó Sehun con risitas tontas.

Jongin se quedó petrificado, ¿acaso había escuchado bien? Antes de poder replicar, Sehun juntó sus labios a los suyos en un beso algo torpe lleno de saliva y dientes. Jongin alzó los hombros, devolviendo el beso al instante.

Cuando se separaron Sehun le sonreía con dulzura. El corazón de Jongin dio un vuelco.

Siempre era bueno un Sehun borracho porque era el más honesto de todos.

 

 

A la mañana siguiente Jongin se despertó con un Sehun que dormía plácidamente junto a él, en alguna de las habitaciones de la casa de Chanyeol.

Jongin acarició sus cabellos, deleitándose con su suavidad hasta que unos orbes color chocolate lo observaban fijamente. El moreno le regalo una sonrisa al cual el pálido no demoró en retornar.

Ver sonreír a Sehun era de las cosas más maravillosas que Jongin había presenciado en sus quince largos años de vida. Era mágico como el rostro usualmente serio de Sehun se transformaba en algo sumamente adorable, esos labios rosas alzándose, revelando unos pequeños dientes blancos y sus ojos convirtiéndose en medias lunas crecientes. Era la viva imagen de la belleza.

En su amistad no eran necesarias las palabras y al parecer ahora que eran algo más tampoco necesitarían de ellas.

 

 

La nieve caía a su alrededor. Jongin suspiró, su aliento formando un vaho que rápidamente se desvaneció. Sehun estaba varios minutos retrasado. Sin embargo, el moreno esperaba pacientemente por el pálido. Era noche buena y seguramente las rutas de metro estaban abarrotadas.

A lo lejos Jongin adivinó la delgada y esbelta silueta de Sehun acercarse. Corría y sus mejillas usualmente pálidas se tornaron rojas debido seguramente al frío y al esfuerzo físico.

Jongin abrió sus brazos  en los cuales Sehun no tardó en lanzarse. El moreno lo abrazó fuertemente. El pálido suspiró contento.

—Perdona la tardanza, el metro era un caos.

—Está bien Sehunnie. No importa. Sabes que esperaría por ti siempre.

Sehun se tornó aún más rojo, apartó rápidamente su mirada, completamente avergonzado. Tomó de la mano a Jongin, halándolo hacia el centro de la ciudad. El moreno rió por lo bajo, sintiéndose en una nube mientras seguía al pálido sin rechistar.

 

 

Aquella noche fue la primera vez que se dijeron un te amo. Jongin no pudo evitar soltarlo  cuando observó a Sehun mirar maravillado el enorme árbol de navidad. Las luces intermitentes iluminaban de manera casi etérea el pálido rostro de Sehun.

—Te amo— balbuceó Jongin ahogadamente, sin nada de elegancia.

Sehun giró su rostro y lo miró con ojos como platos, simplemente pestañeando, confuso. Casi igual  que aquella primera vez que se conocieron. Pero, a diferencia de aquel día, Sehun inmediatamente le sonrió.

Adorable, Sehun era demasiado adorable.

Sehun se acercó a él, besó sus labios rápidamente en una caricia casi inexistente. Un pequeño sonrojo se esbozaba en sus pálidas mejillas. Mordió sus labios desviando por un segundo sus vista al suelo pero al siguiente instante miró a Jongin intensamente a los ojos. Aquellos orbes del color del chocolate lo miraban con adoración.

—Yo también te amo, Jongin.

Sehun era todavía sumamente tímido y muchas veces seguía sin poder leer al pálido. Pero si de algo Jongin estaba seguro es de que quería seguir resolviendo el maravilloso rompecabezas que era Oh Sehun, el joven de cabellos castaños que más amaba y que al parecer, por alguna razón desconocida, aquel extraordinario muchacho sentía lo mismo por él. 

 

~TBC?~

Notas finales:

Pues cuando me sienta inspirada escribiré Oneshots y drabbles de este arco.

Espero que les haya gustado y esto es culpa de Katy Perry, California Girls y Teenage Dream (no pregunten por qué xD)

Nos vemos~~~

:D

 


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