Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fruto del amor -Kaisoo. por Exoshipper

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Adaptación Kaisoo.

Si prefieren leerlo en Hunhan, busquenlo en mis fanfics n.n

(Jongin)

 

 

Había estado pasando esa madrugada tratando de analizar o comprender cómo es que fui tan estúpido, tan marica, tan pendejo e insolente, ¡la puta madre!, eso es poco para mí. Cómo fui tan jodido, tan mierda como cuando nací; como para dejar que otro verga igual que yo... me ganara. 

Iría ahora mismo en busca de ese niñato "Kyungsoo" y le rompería todo lo que se dice madre. Pero no, claro, porque el muy imbécil nunca se dejó ver su deforme rostro. ¡Por marica! 

Porque sabía muy bien que me ganaría y que yo después de la carrera lo primero que haría sería buscarlo y matarlo cinco veces. Por lo tanto, no dejó ver su rostro. Para que no lo reconociera. 

¿Pero cómo estaba tan seguro de que él ganaría? 

¡Todo fue planeado! ¡Jugó sucio! 

 

– Esto ya fue la gota que rompió el vaso – Pensé en voz alta enarcando una ceja. – ¿O cómo era?... La gota que chorreó, el vaso, ¿era primero la gota? – Seguía hablando sólo.

 

 

No, era primero el vaso.

 

 

– ¡Cállate voz marica! ¡Tú no sabes nada ! – Grité a la voz de mi interior.

 

Perdiste.

 

– Lo sé y no puedo soportarlo. – Apreté la mandíbula cabreado.

 

Hazlo trizas.

 

 

Clavé mi mirada entrecerrada a un punto indefinido, me encontraba exasperado.

 

– Sí... – Susurré decidido y me puse de pie. 

 

Me miré al espejo. Mi espejo. Mi único amigo que siempre ha estado en las buenas y en las malas conmigo. Siempre termino enfrente de él. Con él he experimentado el no tener orgullo porque siempre termino yendo tras él. Siempre está exactamente en el mismo lugar, esperándome. Para decirme lo hermoso que estoy. 

Por eso lo amo.

Me despierto y me muestra mi imagen hermosa.

Tan hermosa y tan sola...

 

Una vez estando de pie y frente al espejo, tomé mis guantes de licra negros y brillosos, que dejaban al descubierto los nudillos y yemas de mis dedos. 

Seguía igual de arreglado como en las carreras.

 

Salí de mi casa, dando un portazo en ella. Y la dejé ahí. Nos veríamos dentro de tres días. Y no había nadie que me detuviera.

Porque mis malditos padres se hartaron de mi maldita forma de ser. Y se largaron, los muy pendejos.

Como si mucha falta me hicieran.

 

 

Demasiada.

 

 

Otra vez la maldita voz. Al parecer es la única que me acompaña siempre.

 

Subí a mi moto y aceleré bruscamente hacia un antro gay.

 

Eran las cinco y media de la madrugada. 

 

-- Jongin era así. Un tipo confuso, pero determinado. Un tipo machista, pero marica. Rasista, pero amante. Violento, pero placentero. Fuego, pero hielo. Frío, pero caluroso. Tenebroso, pero tierno. 

Llorón, pero risueño. Malo, pero bueno. 

Bipolar. 

Sólo, pero vivo. --

 

Había llegado al antro gay "Erotic".

Vaya para nombresito. 

Apagué el motor de mi moto y bajé con el casco entre mis brazos pegado a la cintura. Entré al antro y todos pusieron su atención en mí. 

¿Por qué? 

Bueno, porque aparte de ser bello... rompí una botella de cerveza en el cráneo de un tipo. Caminé al frente, hacia la barra de bebidas. 

 

– ¿Qué tanto me ven? ¿Quieren probar o qué? – Señalé mi pene, saltándolo hacia ellos. Me miraron aterrorizados. 

Solté una carcajada sarcástica. 

Me lancé a un tipo con el ceño fruncido. Muy amenazante. Se hizo para atrás con miedo. 

Bufé y me carcajee.

 

- Patético. - Murmuré y me voltee.

 

Y ahí estaba. 

 

El niñato/rostrodeforme/sucio.

Kyungsoo.

 

Entrecerré mi mirada a él con la mandíbula apretada y los puños apretados. 

 

– Desde que te vi, parado ahí en la carretera con tu casco puesto, pensé que eras marica. – Dije cerca de él. – Pero nunca pensé que una marica puta. – Le solté sin percatarme de que ya no tenía casco. 

Y su rostro...

Tan jodidamente orgasmeante. 

Mirándome despreocupado e indiferente, de nuevo.

 

– ¿Y tú qué? Te recuerdo que estás aquí, también. – Dijo sarcásticamente. 

Lo miré.

– Pero tú eres una marica más puta que yo. – Gruñí.

– ¿También quieres competir en esto? Dale, te aseguro que ahora sí ganas. – Dijo enarcando una ceja.

 

Hijo de puta.

 

Vaya, hasta que mi interior y yo por fin estamos de acuerdo en algo.

 

– No me emputes cabrón, te tolere lo de hace un rato, pero esto ya no. – Dije ladeando la cabeza y rompiéndole la nariz con mi casco que llevaba en manos. Se tambaleó hacia atrás y cayó, agarrando su nariz ensangrentada. Me lamí los labios y tumbé el casco. Me senté sobre él y lo tomé del cuello de su chamarra acercándolo a mí. 

Su mirada estaba perdida. 

Y ya había derramado un litro de sangre. 

Lo rodee con la mirada por unos segundos, tal vez un minuto. 

 

– ¡AHH! – Grité cayendo por encima de él completamente.

Me había dado un rodillazo en el culo.

– ¡Hijo de puta! – Dije fuerte haciendo mueca de dolor sobre su cara. Lo miré y su mirada era satisfecha y placentera. Me miró y se lamió los labios. Aún tapando su nariz. 

– Viste, ya ganaste. – Dijo. – Eres el marica más puto. Te he dado por atrás y has gritado como perra excitada. – Finalizó, riendo.

Fruncí el ceño.

 

– El único marica puto aquí eres tú, por darme por atrás. ¡Tú me diste por atrás con tu rodilla huesuda hijo de puta! – Me exalté. 

Se volvió a lamer los labios. 

 

– Exacto, nenón. Te di con mi rodilla, cuando te pude haber dado con mi enorme pija. – Cerró los ojos. – Y no sé a ciencia cierta qué fue lo que te cabreó. – Dijo encogiéndose de hombros. 

 

– ¿Cómo? – Pregunté confundido y humillado.

 

– Claro. No sé si te cabreó que te haya dejado en ridículo, o el hecho de que fue humillante que todos vieran como eres tan puto como para excitarte con el simple roce de una rodilla en tu culo, o simplemente que te di con mi rodilla cuando tú deseas que te de con mi pija. – Dijo y me tumbó a un lado. Se quejó de dolor en su nariz y se paró. 

Yo estaba paralizado.

Y todos riéndose.

Riéndose de mí. 

Kyungsoo se fue alejando entre tanta gente.

 

Pero la verdadera razón de mi enojo era que, me había ganado de forma sucia en la carrera. 

Aunque, ahora con lo sucedido, creo que eso era lo que menos me importaba. 

 

Si Kyungsoo quería guerra, guerra tendría. 

Porque yo también puedo darle por atrás. 

Con mi rodilla.

Con mi codo.

Con mis dedos.

Con mi lengua.

Con mi pene. 

 

¿Era en serio que él me creía un marica? 

Nunca había actuado como un marica. 

En todo caso, él no se quedaba atrás. 

 

Le iba a demostrar quién era el marica aquí. 

 

 

-- Claro, pero no olvidemos que Jongin, también era vengativo.

Tenía de todo un poco. 

Él nunca ha tenido una persona a la cual cuidar, protegerla y si le hacían daño, vengarla.

Por eso se cuidaba a sí mismo, se amaba como nadie lo amaba a él, se recordaba lo valioso que era. Y si le hacían daño, se vengaba. 

Jongin no sabía cuáles eran las cosas y los detalles más importantes de la vida. 

Sus padres nunca lo educaron, lo amaron ni lo valoraron.

¿De qué se quejaban de Jongin? Si él nunca los molestó. Nunca les pidió un consejo, nunca lloró delante de ellos, nunca. 

Porque Jongin sabía cómo eran sus padres.

No lo escucharían ni le harían caso, de todas formas.

 

" ¿Por qué me tuvieron si fui un pedazo de mierda desde feto? "

 

El pensamiento de Jongin siempre era ese. 

 

Entonces, ¿qué podía saber Jongin de la vida? 

 

Por eso, él se prometió a sí mismo, que si la vida y el amor le permitían llamar "hijo" o "hija", a un bebé o bebita, en algún momento de su maldita vida... Lo/la amaría con su vida. Y no lo/la haría sufrir como a él lo hicieron sufrir sus padres. 

Y le enseñaría de la vida, aunque por ahora, él no supiera nada de ella.

 

Por eso por cualquier mínimo suceso, él se sentía miserable y lloraba.

 

Como por perder una carrera.

 

Pero Jongin estaba dispuesto, dispuesto a vivir la vida. A cometer errores, a retractarse y a vencer. A reír, a llorar, a amar, caer, levantarse y luego caer otra vez. Dispuesto a vivir momentos que nadie se atrevería a vivir por él.

 

 

¿Cómo Jongin logró reconocer a Kyungsoo en aquel antro? Si en las carreras lo único que había conocido de él era su mirada. 

 

Pues claro, por su mirada. 

 

Pero, ¿tan poderosa podría ser una simple mirada? 

 

¿Qué tan "simple" fue la mirada de Kyungsoo para Jongin? --.

 

 

(Kyungsoo)

 

 

Muy bien. Triunfé en esa carrera, tal y como lo quería. A base de reflectores que dieran más oscuridad a la carretera para que Jongin perdiera la visión, pero gané de todas formas. 

 

¿Quién se lo imaginaría? El rey de las carreras de motos; Jongin, perdió una batalla. 

 

El nuevo rey: Kyungsoo. 

 

Qué excitante.

 

Haría de todo para refundir a Jongin poco a poco en todo, no sólo en las carreras. Le destrozaría la vida. 

Tal y como me lo pidieron. 

 

Todo sea por ser bien pagado.

 

Al irme de la carrera, me vine directamente al antro gay más famoso de Seúl: "Erotic". Para darle a los drogadictos su buena dosis de cocaína. 

Mi segunda fuente de dinero extra, aparte del que me pagaban para destrozar a Jongin. 

 

No pasó ni una hora y volví a encontrarme con ese tipo. Me repugnaba el sólo verlo, nada más lo estaría aguantando por todo un mes para recibir mi dinero y luego... luego irme a París y vivir ahí; millonariamente feliz por los siglos de los siglos. 

 

 

¡Qué tremendo cascaso me dio en mi nariz! El imbécil. Este dolor no se comparaba al dolor que él sentiría en los próximos días, al verse valer nada en su puta vida. Gracias a mí, claro. 

 

Todo el rollazo que nos echamos en el antro me causó gracia maliciosa. 

Pequeño ingenuo. 

 

Salí de ahí yendo directamente a mi moto. Me estaba colocando mi casco para irme de ahí de una buena vez. Pero alguien me tumbó con todo y moto.

 

Grité del dolor y miré por encima del casco a esa persona.

 

El marica puto de Jongin.

 

– Cuídate estos días, Kyungsoo. Porque no sabes con quién te estás metiendo. – Dijo Jongin, rojo de la cara.

 

Oh, nenón, creeme que sí lo sé. Y perfectamente. 

 

– Puedo asegurarte que ni tú sabes todo lo que yo sé de ti. – Dije maliciosamente y me agarró fuerte del cuello.

Y me escupió.

Iugh.

 

– ¿Qué dices imbécil? – Me gritó en la cara, apretando mi nuez del cuello.

Me faltaba el aire.

– Que te cuides tú, mejor. – Pude decir. Entrecerró los ojos. 

– No sé cómo defines tú el hecho de ser puto. – Me decía toscamente, con las venas de su frente saltadas. – Pero si se trata de ir fregandole la vida a alguien, puedo ser más puto que tú. – Me seguía diciendo y yo moría poco a poco. – ¿Y a quién crees que le voy a joder la vida? – Cerré los ojos. ¿Estaba muriendo entonces? – A ti, hijo de puta. – Finalizó, escupiendo de nuevo mis ojos. Y me soltó.

Me retorcí tomando aire y tosiendo. 

Quité mi casco para respirar mejor. 

Y él ya se estaba yendo en su moto.

 

Acaricié mi cuello aún tumbado en el suelo. 

 

¿Él creía que me metió miedo? Para nada. Pero había provocado que yo le hiciera más daño del que me están permitiendo. Quizás eso me provocaría un problema con mis jefes, pero, ¿qué mierda? Lo empezaba a odiar. 

 

El daño que le iba a causar era ajeno a mí, era deseado por otros. Pero ahora, sería porque yo quería provocarle daño. Porque ahora yo también deseaba verle destrozado. 

 

Y eso, eso sí era para temer.

 

Debería empezar a prepararse.

 

-- Kyungsoo era así. Malo muy malo. Y no se podría decir nada más, porque su sangre era roja como el infierno, literalmente. 

Su vida era todo lo contrario a la de Jongin. Él sí tenía padres que lo amaran y lo esperaran en casa. Pero Kyungsoo los odiaba, y se alejó de ellos porque él así lo quiso. 

 

Muchos tienen toda la felicidad a su alcance, y la dejan ir fácilmente. 

 

¿Quienes le estarían pagando a Kyungsoo para destrozar a Jongin? 

 

¿De verdad seguiría odiándolo hasta el punto de destrozarle la vida?

 

¿Qué podría ser tan fuerte como para lograr borrarle esos planes a Kyungsoo? --.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).