Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Tempestad en un Aullido por harulovesringos

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Se que mi ausencia en esta página ha sido prolongaaaada!!! Pero ya volvíiii!!! aunque solo sea por un ratito jajajajaj!!! (Lo siento mucho, mi vida universitaria esta totaaalmente loca! ¡A penas y tengo tiempo para estudiar, y las materias son comlicadas! ¡Por si a alguien le da curiosidad, estudio Biología! pero bueno, mis ideas han estado por todos lados por lo mismo y me fue muuuy dificil el terminar este capítulo, pero sin más que decir por ahora, les dejo el capítulo ; ^ ;.

“Despierta...al fin volviste a casa...”había una voz que le hablaba y en su alucinación vio a alguien que resplandecía frente a una luz dorada, sonaba como si estuviera lejos y su voz hacía eco a pesar de tener esa presencia aparentemente frente a él. Sus largos cabellos caían por sus hombros y enmarcaban su rostro en mechones a los lados, mientras que la mayoría estaba peinada en una trenza holandesa formando una especie de corona tras su cabeza. Su piel era especialmente blanca como la nieve y brillaba aún más con esa luz que lo rodeaba. Aquella persona aproximó su mano al rostro del azabache y la acarició con sus delgados dedos, la sensación era suave y tersa como el roce de la mano de una madre sobre su hijo. Sus orejas pardas estaban bajas en señal de sumisión y calma.

A causa de aquella luz cegadora no pudo descifrar la forma de su rostro ni sus facciones, solo sabía que su voz era cálida y suave, su cuerpo delgado aunque bien formado y sus ropajes eran como las de las tribus de indios americanos que tan bien conocía al vivir en Estados Unidos desde que era pequeño con sus padres adoptivos. Un chaleco color camello que cubría hasta por encima de su ombligo donde había un tatuaje de un espanta pesadillas con plumas y una capa de pieles de zorro cubría su cuerpo hasta los talones de sus pies descalzos.

-¿Quién eres?- cuestionó el menor y esa presencia simplemente evadió la pregunta y miró hacia otro lado. Al no obtener respuesta, el azabache reiteró su pregunta con un tono desesperado. -¿¡Quién eres!?- trató de acercarse y el otro dio un paso hacia atrás, como si tuviera miedo de responder, como si hubiera algo que ocultar. Tras un largo silencio y una mirada expectante por parte del menor, al fin hubo una respuesta.

-Aún no estás listo...-respondió simplemente y se dio la vuelta, evitando encarar a Kuro.

-¡¿A qué te refieres con que no estoy listo?!- aquella sensación de familiaridad que tenía en su pecho hacía que cada respuesta de esa aparición le quemara cada vez más.

-Será pronto, mi niño... Lo prometo...- dijo para desvanecerse de pronto y dejar el sueño de Kuro en total oscuridad.

-¡ESPERA! ¡NO TE VAYAS!- el azabache sintió como si cayera al abismo, una sensación demasiado familiar para su gusto...

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Un castaño de cabello a los hombros, ojos azules como el cielo más despejado, de esponjosas orejas grandes, rostro afilado y masculino, y semblante y físico fuerte se encontraba sentado en su trono en medio del bosque en aquella noche estrellada. El resplandor de la luna llena se reflejaba en su brillantes orbes que parecían emanar luz de hidrógeno.

Dos figuras se hicieron presentes frente a él e hicieron una reverencia a sus pies, y aquellos lobos tomaron su forma semi humana nuevamente revelando sus rostros, el de cabellos color negro atados en una trenza y ojos grises cargaba aquel saco que no le parecía para nada pesado gracias a sus fornidos brazos y complexión fuerte. El líder les saludó formalmente y pidió que se levantaran. Con un ademán de su mano ordenó que abrieran la bolsa y liberaran aquel bulto. Rasgaron el saco con sus garras y de ahí salió Kuro, hecho un ovillo entre las pieles que cubrían su cuerpo en la residencia Deathhawk. El castaño enfureció y no podía explicarse cómo habían fallado y traído a un humano. Soltó un gruñido dominante y los otros dos no pudieron más que gemir y bajar las orejas en señal de redención. Masajeó sus sienes y sintió el tatuaje de media luna bajo su ojo derecho arder por la ansiedad, siempre le pasaba eso.

-Salgan de aquí...- dijo con su voz de barítono.

-Alpha... Lo sentimos mucho...- dijo el de cabellos gris oscuro y ojos amarillos, se disculparon ambos arrodillándose.

-¡QUÉ SE LARGUEN! - gritó nuevamente. Asustados salieron corriendo con el rabo entre las piernas. El mayor soltó un suspiro, cansado y exasperado por la ineptitud de sus espías. Acercándose lentamente al humano comenzó a olfatearlo suavemente. Había algo que no estaba bien y lo había sospechado desde el momento en que lo vio. Se arrodilló cautelosamente a su lado y lo volteó. Viendo su rostro redondo y fino, un recuerdo vino a su mente. -Esto no está bien...- susurró para sí mismo. Un gemido por parte del menor lo sacó de sus pensamientos y ágilmente se alejó del cuerpo de aquel chico.

-Espera... No te vayas...- habló el menor entre sueños antes de despertar de golpe, sudando en frío y jadeando fuertemente. Cerró los ojos y puso sus manos sobre sus párpados, tratando de calmarse. A lo lejos un castaño lo observaba y al ver sus ojos entró en shock.

 

-No puede ser cierto...- se dijo a sí mismo. Tragó en seco sin poder reaccionar.

 

Kuro abrió los ojos y parpadeando varias veces aclaró la vista, pudo notar que no estaba en el mismo lugar de donde se había quedado dormido.

-Genial… ¿Ahora dónde diantres estoy?- dijo pensando en voz alta. Comenzó a examinar el lugar y miró por todas partes hasta donde le fue físicamente posible. Repentinamente escuchó una voz grave que le hablaba a lo lejos.

-No tienes por qué preocuparte, niño humano...- habló el Alpha tratando de permanecer calmo. El de ojos bicolor en un respingo miró en dirección de donde venía la voz. -Estás seguro aquí con nosotros, en los dominios del clan Moonlight.- El mayor posó su mirada azul cielo sobre los ojos bicolor de Kuro. -Dime ¿cómo te llaman pequeño? - le tendió una mano para incorporarse. El menor, desconfiado, se alejó un poco del castaño y este sonrió. -Vamos, no tienes nada que temer- decía aún con la mano extendida con una rodilla sobre el suelo.

-¿Qué hago aquí?- cuestionó Kuro en vez de responder a la pregunta del Alpha.

-No tienes que preocuparte por eso, estás seguro aquí, puedes quedarte esta noche y mañana mis soldados te acompañarán a tu residencia- respondió el Alpha a la vez que lo tomó por los hombros y lo levantó sin esfuerzo alguno. -Ven conmigo.- indicó el mayor y Kuro obedeció, aún desconfiado.

Caminaron por un sendero del territorio Moonlight y el de cabello azabache no pudo dejar de observar la majestuosidad de ese a pesar de estar solamente iluminado por la luz de las antorchas, pero sus ojos se abrieron y su asombro se hizo evidente cuando divisó la mansión Zdrach, la familia real del clan Moonlight. Tras entrar a la residencia, Kuro se quedó embelesado debido a la enormidad del lugar, debía haber por lo menos un centenar de habitaciones ahí.

-Disculpe señor... - dijo Kuro sin terminar la frase.

-Jacko, puedes decirme así-

-Siento que eso es un poco informal, considerando que vive en un lugar como este… Supongo que es el Alpha...-

-Puedes decirme Alpha si lo prefieres...-

-¿Vive aquí con su familia?-

-No... Yo no tengo familia ya, casi todos murieron hace tiempo.- respondió con un deje de nostalgia. Podía recordar aquel tiempo en el que esa mansión estaba abarrotada de gente y de quienes amaba. Ahora solo estaban ellos dos.

-¿Vive usted aquí sólo? Es un espacio realmente enorme para una sola persona... - entrevistó el menor con curiosidad.

-No, para nada. En está casa vivimos mi sobrino, mi servidumbre y yo. Aún así, quedan muchas habitaciones vacías.- mientras caminaban, Kuro no pudo evitar sentirse atraído por una de las habitaciones.

Hosa...

No sabía qué significaba esa palabra, pero era como si una voz dulce resonará en su mente mientras le pedía que se acercara y un retumbar en su corazón le hizo sentir temor. Tenía una puerta de madera roja, sin embargo tenía muchos papeles con inscripciones ilegibles para él que tapaba la entrada.

-¿Qué hay ahí?- preguntó el menor, sin embargo, Jacko hizo como si no lo hubiera escuchado y siguió de largo. Minutos después, llegaron a la habitación en dónde Kuro se quedaría durante la noche. Una chica de bellos ojos verdes, cabellos castaños y orejas finas le llevó una bebida que le ayudaría a propiciar el sueño, el menor la bebió y a los pocos instantes su cuerpo se relajó lo suficiente para caer en los brazos de Morfeo.

Ven a mí,

Yo te amaré

Hasta el día en que yo muera.

Sus ojos se abrieron de golpe y el cantar de los pájaros en la mañana lo hizo salir de sus cavilaciones. Otra vez esa voz que creía escuchar mientras estuvo frente a esa puerta, era la misma de su sueño con esa persona. Salió corriendo de la habitación donde había pasado la noche y rápidamente se dirigió a aquella puerta de madera roja. Esta vez, todo los sellos estaban rotos y la entrada entre abierta. Se adentró en aquel lugar y nuevamente la voz resonó en sus oídos.  

Ven a mí,

De repente mi vida no parece un desperdicio...

Él descubrió una persona dentro de una celda que encontró en la habitación de la puerta carmesí en la mansión Zdrach. Sus cabellos eran largos, rubios que estaban peinados con la parte superior en un tocado hecho con su propio cabello y este se veía tan suave como la seda de la que estaban hechas sus vestiduras. Kuro se hincó para ver al individuo más de cerca, sin embargo, los barrotes de aquella celda le impedían verlo bien. No sabía si se trataba de una chica o un chico y tampoco podía determinar su edad puesto que su piel era blanca como la porcelana y tersa cual terciopelo. Tenía complexión delgada y su estatura no era tan alta.

El azabache no pudo evitar notar que aquella persona veía siempre el piso, a pesar de estar sentada. A través de la cortina que formaba su larga cabellera distinguió los ojos color ámbar. Un ámbar apagado, cuál miel quemada, sin brillo y con la mirada perdida.

-¿Hola?- dijo Kuro, esperando alguna respuesta. El otro enderezó su cuello y su mirada chocó con la suya. El azabache no pudo evitar sentir una palpitación en su corazón, igual que sintió con el Alpha de los Deathhawk, pero esta vez, esa palpitacion le provoco un dolor y una opresión en el pecho tan fuerte que algunas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Mientras tanto, Jacko se dirigió a la habitación de Kuro y cuando no encontró a nadie, tuvo un mal presentimiento y salió corriendo.

-Disculpa… ¿Quién eres tú?- habló nuevamente el azabache entre jadeos. El rubio solamente lo miró al igual que la vez anterior. En el interior, Kuro no podía evitar sentir curiosidad, ¿cómo era posible que tuvieran a una persona encerrada así? ¿Sería un prisionero? El de ojos ambarinos olfateo el aire y su cabeza se ladeó un poco, como si sintiera interés y así, se acercó gateando hacia los barrotes que lo encerraban, sacó uno de sus brazos y en sus muñecas se veían diferentes cicatrices, tanto cortes como quemaduras habían dejado rastro en la porcelana que era su piel. Kuro tomó su mano y en un movimiento brusco, el mayor lo jaló hacia sí y el azabache chocó con los barrotes. Las largas garras del mayor se acercaron a la mejilla de Kuro y sus finos y largos dedos acariciaron la piel aterciopelada. Los ojos ámbar comenzaron a humedecerse y ambos brazos rodearon el cuerpo del menor a través de su prisión. Soltaba gemidos y sonidos que asemejaban palabras inteligibles, mientras desesperadamente trataba de acercarlo más. El menor se asustó un poco.

-E...espere...- el de ojos bicolor se soltó del agarre del mayor, lo tomó por los hombros y lo miró a los ojos. Su mirada se veía confundida y su nariz y ojos se habían tornado de un color rojo que resaltaba sobre su piel nivea -¿Porque está encerrado? ¿Hizo algo?- Kuro aún tenía muchas dudas que comprendió no le podría resolver. Repentinamente, las manos de aquella persona acunaron el rostro del de ojos bicolor, mientras sonreía. Un calor fue transmitido y su corazón se sintió como nunca antes.

-Hosa...- susurró el rubio con su enmudecida voz.

Un estruendo rompió el momento. Todo pasó muy rápido y Kuro no comprendía qué estaba sucediendo. El alpha de los Moonlight entró a la celda y tomó bruscamente del peinado al otro, separándolo del azabache. Un chillido salió de los labios del otro. Mientras lo despeinaba y le gruñía, las orejas del de ojos ámbar salían a relucir. También era un lobo, igual que Jared y todos los demás. Intercambiaban gruñidos y la intensidad de cada uno daba a relucir la posición social en la manada. Al parecer el rubio era un Omega*.

-Se...señor...¡basta por favor!- exclamó Kuro, pidiendo clemencia por el otro.

-¿¡Qué es lo que estás haciendo aquí!?- cuestionó el Alpha con rabia. -¿Quién te ha dado el derecho?-

-Yo sólo... estaba observando la casa del Alpha y... encontré esta habitación...- Jacko soltó al rubio y este, asustado, se hizo un ovillo en la esquina de la celda mientras sollozaba.

-¡Nunca debes entrar aquí! Es una habitación prohibida. El es un enfermo, está descerebrado, no piensa. Podría ser agresivo y no quiero que te lastime.-

-¿Por qué lo trata de esa manera?-

-Él...es mi hermano... se supone que los hijos de los Alphas nacen con las cualidades de un gobernante como un Alpha o con la fuerza y resistencia de un Beta, sin embargo ocurrió una desgracia para el clan y nació débil, tonto e ingenuo como un Omega... además, él es la persona de la que habla una profecía que significa calamidad para la victoria de nuestro clan por sobre los otros, y para empeorar la situación vino al mundo como un anormal y tiene la capacidad de concebir. Es una deshonra y nunca debió nacer... además... trajo vergüenza a todo el clan y eso lo hizo enloquecer tiempo después. Mi padre se suicidó por su culpa y tuve que sucederlo antes de tiempo. Todas las desgracias del clan han sido por su egoísmo.- escupió en palabras venenosas

-No lo entiendo... ¡Simplemente no lo entiendo! ¡Dígame qué está pasando!  cuestionó Kuro con desesperación. Jacko Zdrach  frunció el ceño y suspiró.

-Bien...pero salgamos antes de aquí- el Alpha cerró la celda nuevamente, dejando al rubio perturbado y temblando.

Kuro caminaba detrás de Jacko y veía cómo todos hacían una reverencia siempre que el de cabello castaño pasaba frente a ellos. Llegaron al mismo paraje donde había despertado la noche anterior. Entre toda la vegetación que había, en el centro del paraje se distinguía una piedra adornada con flores, ramas entretejidas y pieles de animales diversos. -Estoy seguro de que esto no es de tu incumbencia, pero ya que has descubiertos uno de los secretos del clan, bueno...-

-Por favor dígamelo...- intervino Kuro con decisión en su voz.

-Es una historia larga... Así que usare esto, no me complace hacerlo, pero lo verás por ti mismo...- el castaño se sentó delante del más bajo y puso su mano en su coronilla, los ojos de Kuro se llenaron de una bruma negra y aspiró aire como si le faltase el oxígeno en los pulmones. En su cabeza se comenzaron a formarse imágenes, como si a través del tacto del mayor se estuvieran transmitiendo los recuerdos de años pasados.

 

>>-El Aura es la fuente energética que todos poseemos desde el día de nacimiento y nos acompañará hasta el día de nuestra muerte. La vida de nuestra especie depende de ésta energía. Se dice que quien consiga controlar el Aura será acreedor del poder infinito. Un día, la codicia y el odio entre los clanes provocó la ruptura del equilibrio en la energía y el Aura se dividió en dos bandos. La profecía cuenta que en el ápice de la rivalidad entre los dos clanes más poderosos, se formará un lazo entre los hijos de ambos bandos y de ellos nacerá el ser que posea el poder completo del Aura, y así traerá paz a todos los clanes del mundo. Eso sucedió hace mil años, y desde aquel tiempo, los que poseemos los poderes del humo hemos batido una batalla a muerte con los que controlan el poder del relámpago.- un lobo de apariencia joven estaba sentado en la pastura y las hierbas de la cima de una montaña. Su cabello color lila platinado se encontraba siendo trenzado por las hembras más jóvenes del clan Moonlight mientras él hablaba con los dos hijos del Alpha, transmitiendoles la sabiduría que necesitarían en el futuro cuando pasaran a tomar el puesto de su padre y su tío respectivamente. Jacko Zdrach, el hijo mayor sabía que tarde o temprano debería tomar el puesto de su padre, por lo que siempre procuraba poner mucha atención a las palabras del chamán, pues por más que quisiera parecer totalmente capaz, dentro de él estaban siempre sus inseguridades y carcomían ese lado decidido de él. Por su parte, la historia de la rivalidad entre los clanes le era fascinante al menor de los hermanos y desde que empezaron a recibir su formación para el futuro, le pedía al mayor que relatara la historia una vez más. A pesar de que Jacko ya se había hartado de tener que escuchar el mismo cuento siempre, al ver el rostro iluminado y los ojos brillantes de su hermano cada semana en sus lecciones lo hacía poder soportarlo. Gamateru Zdrach era el menor de los hijos del Alpha. Su cabello rubio, complexión delgada y su piel nívea, al igual que sus ojos grandes y brillantes lo hacían parecer una hembra cuando era pequeño. Siempre le molestaba que sus compañeros de la educación general del clan lo trataran como la niña débil y bonita del grupo que necesitaba protección. Por lo que a partir de que cumplió doce años comenzó a pedirle a su padre que lo dejara entrenar con su tío Sandstorm, la cabeza de los guerreros del clan. Después de mucha insistencia por parte del menor, el Alpha Killer Zdrach accedió a la petición de su cachorro. Años después, gracias a las enseñanzas del chamán, y del entrenamiento de su tío, los hermanos adquirieron todos los conocimientos necesarios para cuando llegara el momento además de una complexión musculosa y bien formada, sin embargo el menor aún poseía la característica de ser muy delgado, lo cual lo acomplejaba un poco pues seguía recibiendo las burlas de sus compañeros, además de miradas extrañas por parte de muchos de ellos. Al parecer ser hijo de la cabeza del clan no significaba nada para ellos y seguían abusando del de ojos ámbar.

Un buen día, ambos hermanos fueron llamados a la zona de juntas en la mansión por parte de su padre. Llegaron juntos y excusándose, entraron cautelosamente. Al ver directamente a los ojos de sus invitados, el ceño de los hermanos se frunció al mismo tiempo, poniéndose en posición de defensa. Los individuos que se hicieron presentes eran nada más y nada menos que el Alpha y su consejero del clan Deathhawk. El primero, un hombre de ojos azulados casi blancos y mirada fría como el hielo, cabello platinado atado en una coleta con largos mechones que enmarcaban su rostro, su piel acanelada y barbilla fuerte, con una cicatriz en su cuello que iba del lado derecho de su cuello, bajando hasta la parte media de fornido torso. Por su parte el segundo era realmente joven, probablemente de la edad del mayor de los hermanos. Sus cabellos negros la altura de la cintura, la mitad atada en una media cola alta. Sus ojos azul cielo mostraban mucha calma e incertidumbre a la vez. La mirada celeste y la dorada se cruzaron. Ya se conocían, hacía mucho tiempo y Gamateru lo reconoció cuando el de cabello azabache le dedicó una sutil sonrisa.

-Palladin...- susurró más para sí, sin embargo su padre escuchó ese suave susurro que salió de los labios durazno del rubio. No sabía qué sentir. Su interior estaba lleno de emociones. Una parte de él sentía alegría y nostalgia por ver nuevamente a su amigo después de tantos años y la otra parte sentía enojo y tristeza por verlo con el clan enemigo, después de todo no se habían visto desde que eran cachorros en sus sesiones secretas de juego en el bosque muchos años atrás.

Jacko miró rápidamente a su padre y poniéndose en una posición defensiva llevó lentamente su mano derecha a su espalda, materializando su reloj del aura en caso de tener que invocar su arma por un posible ataque inadvertido.

-¡Padre! Ellos son del clan Deathhawk... ¿Qué es lo que están haciendo aquí?- advirtió el castaño con recelo en su voz. Killer levantó su palma y con un ademán les indicó a ambos que dejaran su postura.

-Estos hombres vinieron hoy con una propuesta de paz y esto tiene que ver con alguno de ustedes dos, por lo poco que me han contado antes de que llegaran.- respondió el líder con voz serena.

-¿Con nosotros?- cuestionó el menor en voz baja viendo a su hermano por el rabillo del ojo, su rostro se mostraba confundido, pero a la defensiva como lo había estado desde que entraron y se enfrentaron con aquellos individuos.

-¡NI UNA MIERDA! ¡No me salgan con que quieren hacer las paces después de todos estos años! Esa ni yo me la trago... - Bufó el castaño con rabia.

-Tranquilízate, Jacko...- sentenció el Alpha. Después de volver a sus cabales, el castaño y su hermano menor fueron llamados a sentarse al lado de su padre, a lo que ambos obedecieron. Al cambiar de posición y enfrentar a sus invitados, Gamateru pudo observar algo de lo que no se había dado cuenta, había una segunda presencia junto al Alpha de cabellos platinados, un joven con la misma mirada que él, sin embargo su cabellera era azabache y se encontraba peinada la mayoría para un lado y el restante trenzado a su cabeza. No podía negar que era atractivo hasta cierto punto, pero simplemente bajó la mirada cuando ésta se cruzó con la del contrario. -Blizzard Ebenum... Ahora que ya están mis hijos aquí, habla de una buena vez... y sé rápido...-  espetó Zdrach, cosa que molestó un poco a Blizzard.

-No tienes que ser tan cruel, Killer... después de todo fuimos amigos una vez ¿no?- El Alpha de ojos ámbar y cabellos castaños aspiró una bocanada de humo a su pipa y exhaló el remanente, mirando molesto y con una vena de su sien palpitando a su enemigo. Por una vez en su vida trataría de escuchar al de cabellos platinados y tratar de no salirse de sus cabales.

-Habla ya...- reiteró Killer.

-Bien, lo que queremos hacer es restaurar la paz entre los clanes del Humo y del Relámpago.- Sentenció recuperando su semblante serio. En sus ojos se denotaba la determinación al igual que en sus palabras. La noticia le cayó como un balde de agua helada a los presentes del clan Moonlight y se reflejaba la sorpresa y la incertidumbre en sus rostros.

El rostro de Killer comenzó a distorsionarse para mostrar una mueca de disgusto y confusión en cierto grado.

-¿Y cuál es tu maldita intención? ¿Es que a caso crees en esa tonta profecía que cuentan?- amenazó el Alpha. Blizzard permaneció estoico por un momento, después  sonrió de lado, como si estuviera burlándose del castaño.  

-Nada de eso VIEJO amigo- dijo, recalcando la palabra que describía su edad, haciendo que una vena volviera a saltar en la sien del castaño. -Tan solo déjame terminar de contarte lo que tengo planeado. Quiero que realicemos una alianza entre ambos clanes y persuadir a todos los demás para unirse al movimiento, desde nuestros territorios hasta los del lejano Oriente.- terminó su discurso. Levantó  sus hombros y alzó  sus manos a los lados de su torso. - Así de fácil, yo solo quiero que vivamos en armonía y creo pertinente que para realizar esta alianza mi hijo se una espiritualmente con uno de los tuyos.- en los ojos del Alpha del clan Deathhawk se veía que no había buenas intenciones con respecto.

-¿¡MATRIMONIO!?- gritaron los hermanos al unísono.<<

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Toda la noche su mente no dejó de dar  vueltas y vueltas. Pensando... ¿Que significaba para él? Si, no podía negar que aunque lo conocía hacía muy poco, en su interior había comenzado a crecer algo, un sentimiento muy intenso y era algo más que simple agradecimiento. Desde que lo había besado había estado muy desconcertado y pensaba todo el maldito tiempo en él. Incluso ahora que había terminado en su clan por una equivocación de los cazadores, se enfadó tanto al pensar que podría haberle pasado algo. A pesar de todo, estaba emocionado de volverlo a ver desde aquella vez y cuando el sol tocó la punta de la montaña en la que estaba establecida su clan, se levantó rápidamente y corrió a la habitación donde lo había dejado. Antes de llegar a la habitación escuchó el sonido de algo rompiéndose en el suelo y pasó la cortina de la puerta.

Un muchacho que había sido designado para atender a Kuro había dejado caer una bandeja con una taza de arcilla que había sido encomendado a llevar a la habitación. Estaba en el piso, temblando y aterrorizado, Jared tuvo un mal presentimiento. Fijó su vista en los aposentos donde había dejado al chico de mirada heterocromática. Su sorpresa fue mucha cuando en lugar de una persona, un rastro de humo estaba recorriendo la habitación. Corrió a buscar al Alpha.

-¡Tio! No está...- exclamó alterado el peli plata.

-¿No está que?- extrañado cuestionó el mayor, dejando de lado un pendiente con forma de luna que tenía en en sus manos. Jared corrió hacia él y lo tomó de la mano, llevándolo a rastras a la habitación anterior. El Alpha observó con cautela y su semblante calmado se tornó a una mirada aterradora. Se habían metido con su familia... Era hora de atacar...

Notas finales:

Espero les haya gustado el capítulo, es un poco más larguito que los anteriores por todo el tiempo que me tomé en hacerlo. Como lo dije, mis ideas han estado por todos lados y no encuentro manera de hacer coincidir las ideas que tengo para la historia, mis hoyos mentales son enooormes y cómo llenarlos se me ha complicado mucho. De todas maneras, espero les haya gustado el capítulo, espero puedan haber descifrado quién es cada quién y cuál es la relación de nuestro protagonista con todos estos lobos jajaja!

 Hasta luego!

Omega*: este fanfic no es un Omegaverse, al igual que la palabra Alpha, se refiere a un rango en una jerarquía.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).