Misaki abrió los ojos lentamente recordando todo lo sucedido la noche anterior... Miró su bolsa puesta encima de una cómoda moderna de color caoba que iba a juego con un armario empotrado con las puertas del mismo color y una cama de madera del mismo tipo de madera con sábanas rojas de un material muy suave. Había una ventana que daba a un lindo parque que parecía un mini bosque.
Sorprendido se levantó y salió al comedor vestido con una camiseta que le iba demasiado grande como para ser suya... Asahi le había dejado una ya que se había olvidado el pijama en casa de... Da igual, sacudió la cabeza para quitar esos pensamientos de su mente.
- Buenos días, Misaki - dijo Asahi des del sofá color negro en el ámplio comedor, se fijó en que estaba desayunando y su estómago gruñó al ver la comida. Se sonrojó y cogió su estómago con las manos. El chico de pelo negro y ojos rojos rió con ganas palmeando suavemente el lado vacío del sofá. - Ven, te daré un poco.
Misaki se sentó a su lado y esperó a que Asahi le alcanzara una tortita pero, en vez de dejar que se la comiera Misaki se la puso en los labios. El castaño, por acto reflejo, dio un bocado y sonrió feliz. Sabían de maravilla... - Gracias, están deliciosas.
El mayor se preguntaba cuando Misaki se daría cuenta que acababa de dejarse alimentar por él, pero era demasiado distraído y ni tan siquiera lo pensó. Siguió comiendo hasta que se terminó todo.
- Me vas a contar qué hacías en la calle a esas horas... o te lo voy a tener que sacar?
La sonrisa de Misaki pasó a ser un rostro serio, demasiado para el gusto de Asahiro que empezó a acariciar la parte externa de su muslo suavemente subiendo por el estómago hasta llegar al abdomen dónde empezó a manosear los pectorales del castaño.
- ¡Ah! P-para... - gimió Misaki mientras trataba de detenerle pero elmayor era demasiado insistente. - De acuerdo!!! te contaré...
Dijo sonrojado y molesto... pero no se había sentido tan mal. Le gustaba que le tocara Asahi. Se puso más rojo tan solo por sus pensamientos mientras que el peli negro le llamaba para que volviera al mundo real.
- Yo... ayer me llamó mi sempai y me dijo que... - no podía hablar, el recuerdo del miedo volvió a su corazón. Asahi le abrazó mientras le colocaba en su regazo. - ... estaba esperando un hijo de mi novio.
Asahi no dijo nada así que se limitó a continuar con el corazón hecho un puño.
- Usami-san... yo tenía que decírselo pero... al final no me escogió a mí, estuve llorando pero él se cansó de intentar consolarme así que se fue con sempai y pasaron el día juntos... Yo lloré todo el tiempo y al salir él no estaba, dejó una nota...
- ¿Qué decía?
- Que nos quería a ambos, al bebé y a mí. - Asahi le miró sorprendido e impactado.
- No puede ser...
- Así que cogí mis cosas y me largué. No tenía dónde ir... - la pareja se miró a los ojos - hasta que te encontré. Así que yo...
- Puedes quedarte el tiempo que quieras... es más, me enfadaré si te vas! - teatralizó el mayor haciendo sonreir a Misaki mientras se preguntaba qué clase de idiota era Usami-san.
Misaki se bajó de su regazo.
- ¿Puedo bañarme?
- Por supuesto, tienes baño propio en tu habitación.
Este se dirigió hasta el cuarto pero se paró en la puerta y dijo para sorpresa de Asahi:
- Muchas gracias por dejar que me quede, prometo intentar no ser una molestia y te devolveré el dinero... creo que eso es todo.
- Tómatelo con calma, quiero que estés en el cielo aquí. - le guiñó un ojo pícaro mientras Misaki se sonrojaba y entraba en la habitación para ir al baño.
Asahi se quedó mirando la puerta cerrada de la habitación de Misaki... Agradecía a Dios que Usami-san fuera el mayor imbécil del mundo y otra vez volvió a agradecer su suerte.
Misaki Takahashi había caído en sus brazos y no iba a soltarlo por nada del mundo. Iba a ser suyo, no... ya era suyo. Des del momento que cruzó esa puerta.