¿A dónde puedo ir? pensaba un distraído Misaki mientras caminaba por las calles desiertas con sus ahorros y una bolsa de mano colgada al hombro.
De repente se chocó con alguien y cayó al suelo.
- Lo siento! - dijo levantándose rápidamente y alzando la mirada para encontrarse con unos ojos rojos que me miraban intensamente.
- La próxima vez mira por dónde vas...
- Si, lo siento! - dije ante su mirada que no se apartaba de mí, me miraba de arriba abajo sin perderse un centímetro de mi cuerpo. -¿Ocurre algo?
- ¿Cuánto cobras?
- ¿Perdón?
- Eres prostituto, ¿no? - me sonrojé y retrocedí, asustado e indignado.
- ¡No! por supuesto que no.
- Entonces, que haces en las calles a estas horas? - le miré desconfiado.
- Me tengo que ir, adiós. - me despedí e hice ademán de pasar por su lado para seguir con mi camino pero al último momento él me cogió del brazo, deteniéndome.
- Responde. - fruncí el ceño y me deshice de su apretón.
- Eso no te importa.
- ¿Y eso quién lo dice? - le miré incrédulo, parecía muy cabezota... como un niño pequeño.
- Pues... ¿un desconocido con el que te has chocado por casualidad en medio de la calle?
Él me miró con los labios apretados y el ceño fruncido, parecía que estaba tomando una decisión muy importante. ANtes de que tan siquiera pudiera verlo él tenía en su hombro mi mochila y me cargaba en su hombro como un bombero.
- ¡Oye! ¿Qué haces? - me quejé dándole inútiles golpes con mis puños en su musculosa espalda. - ¡Suéltame!
- No. - me quedé pasmado. Estaba loco este tipo!
De repente sentí cómo lágrimas caían por mi rostro... Estaba asustado y ese hombre seguramente me llevaría a uno de esos lugares dónde obligan a la gente a prostituirse. Mi cuerpo tembló ligeramente y empecé a sollozar.
No tenía la suficiente fuerza cómo para soltarme de su agarre.
- Por favor... suéltame... - mi voz tembló al decir esas palabras, ese día había sido demasiado duro para mí... en esos momentos tan solo quería descansar en una cama y dormir hasta que se me psara el bajón.
El hombre se paró al momento de oirme, me bajó y abrazó contra su pecho mientras le acariciaba la espalda calmándole.
Misaki se aferró a su camisa y se relajó.
- ¿Realmente no me recuerdas? - dijo el hombre a su oído.
- No, lo siento... ¿Nos conocemos? - el hombre suspiró.
- Soy Asahi, me graduaré este año en la misma universidad que tú... He estado un tiempo observándote Misaki, des del primer día que vi tu sonrisa no pude dejar de pensar en tiy poco a poco has ido invadiendo mi corazón... así que pienso llevarte a mi casa quieras o no. No voy a desaprovechar esta oportunidad.
- ¿¡eE-h!? - estaba sin palabras... ¿aquél chico se me acababa de confesar?
Me tomó la mano y echó a andar:
- Vamos, no queda lejos mi piso.
- Espera yo... - fui interrumpido por el contacto de sus labios sobre los míos, fue un contacto fugaz pero sirvió para que él me arrastrara hasta su piso, me metiera en lo que sería mi próxima habitación y quedara conmigo hasta que me dormí.