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FORTUNA, IL MIO AMORE. por Karenlauren

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Al salir del baño me sequé y vestí con unos tejanos negros algo ajustados y una camisa de manga corta esmeralda a juego con mis ojos y unas deportivas negras con rayas blancas. 

Me terminé de secar el pelo con la toalla y me miré en el espejo de medio cuerpo de encima la cómoda. En mi reflejo vi a un chico que parecía estar un poco más recompuesto... eso me animó bastante, iban a mejorar las cosas. Seguro. 

- Asahi! - llamé saliendo de la habitación. 

- ¿Qué ocurre?

- ¡Salgamos a dar una vuelta! 

- Pareces más animado, claro. - tenía que reconocer que la bañera me había despejado, necesitaba pensar con claridad... Quería empezar de Zero. - Espera que coja un par de cosas. 

Se fue a su habitación y volvió vestido con unos tejanos blancos, una camiseta de tirantes a juego con un tigre con las fauces abiertas estampado, una sudadera de cremallera negra abierta y unas tenis rojas a juego con sus ojos. 

Me sonrojé y aparté la mirada. 

- ¿Listo? - él se acercó y tomó mi mano saliendo a la calle sin cerrar la puerta con cerradura. 

- ¡Espera! la puerta...

- ¡Es igual! por aquí no vienen ladrones! - se giró hacia mí sonriendo con tanta diversión que no pude evitar devolverle la sonrisa y preguntarme de dónde había salido tanta felicidad. 

Me dejé llevar por él hasta un centro comercial que no conocía. Entramos en todas las tiendas de ropa posibles y me hizo probar toneladas de ropa, todo y que le dije que no me hacía falta me compró una gran parte no sin antes prometerme que me dejaría devolverle el dinero. 

Después fuimos a una heladería y nos compramos un helado cada uno, ahora estábamos paseando tranquilamente por el centro cargando un montón de bolsas. Me fijé en su helado de chocolate... 

- ¿Quieres? - dijo él acercándolo a mis labios. Sin pensarlo dos veces le eché una lametada y sonreí con felicidad. 

- ¡Delicioso!~

Él me miró y rápidamente se inclinó para coger un poco de mi helado de fresa. 

- ¡Oye! - me quejé en broma mientras él me sonreía y volvía a tomar de mi helado para hacerme enfadar. Reí y, como revancha, le día todas las bolsas cambiándolas por su helado de chocolate. 

Salí corriendo mientras él me miraba entre sorprendido, confuso y juguetón. Cogió las bolsas y las dejó a un lado para salir corriendo tras de mí, los helados se estaban derritiendo lentamente así que, para cuando me alcanzó mis manos estaban pegajosas y pringosas de helado de chocolate la derecha y de fresa la izquierda. 

Él me abrazó por detrás entre risas y se terminó lo que quedaba de los helados. 

- ¡Oye! ¿Por qué te has comido mi helado? - dije triste. 

- Tranquilo... - me guiñó un ojo despreocupadamente y tomó mis muñecas con sus manos, eran más grandes y fuertes que las mías y eso, en el fondo, me encantó. - ¡Ahora viene lo mejor! 

- ¿Eh, qué...? ¡Aaah! - se me escapó un gritito de sorpresa al ver cómo empezaba a lamer mi mano de arriba abajo limpiando el helado de chocolate. Me giré entre sus brazos para verle cara a cara y le dejé hacer pero no iba a quedarme mirando así que empecé a lamer el helado de fresa de mi otra mano. 

- Misaki... - me miró a los ojos, los suyos brillaban atravesando mi corazón con una sensación que conocía muy bien, demasiado. Pero aún era pronto para volver a empezar... quería esperar un poco de tiempo y olvidar para que no fuera un simple sustituto en mi corazón. 

Cerré los ojos y volví a mi tarea hasta que en mi mano izquierda tan sólo quedaba mi saliva y en la derecha la suya. Me sentía fuertemente marcado por él... pero los momentos que pasábamos juntos eran intensos para mí, jamás había hecho esto con mi ex novio... 

- Deberíamos volver a casa... - mis palabras parecieron un duro golpe para él pero eso era lo que quería decir, cuando se dio la vuelta dispuesto a irse sentí que si le dejaba ir esto le haría mucho daño así que traté de cogerle por la manga pero se me escapó, tropecé y terminé abrazándole por la espalda. - No me malentiendas, yo no quería decir eso... pero tampoco puedo salir contigo ahora. 

Él se giró y le miré a la cara, noté cómo mis ojos se humedecían. 

- Yo... no quiero que seas un sustituto de aquél hombre... Asahi, yo...¡¡¡QUIERO AMARTE!!! - cerré los ojos y miré al suelo, avergonzado - pero necesito un poco de tiempo, quiero quererte y que sea de verdad, no quiero que seas un...parche - sin darme cuenta empecé a sollozar y me abracé pasando los brazos por mi abdomen - lo siento... de veras lo s-siento... 

Sentí cómo su cuerpo se apretaba al mío mientras pasaba sus brazos a mí alrededor. 

- Misaki, - su voz susurraba contra mí oído produciéndome corrientes de placer por mi espalda. Malditos puntos sensibles. Me alejé un poco para verle la cara y no se diera cuenta de lo que había encontrado. - Me haces más que feliz al decirme esto... puedo esperarte, tonto... aunque no lo haré por siempre. 

- Tú... 

- Si en un par de meses no te has enamorado de mí juro que te obligaré a amarme... No puedo dejarte ir, Misaki, llenas mi vida con tus sonrisas y mi corazón no soportaría el vacío que dejarías así que... ámame Misaki.... ámame cómo yo lo hago, hasta que haya un fin... 

Me impactaron sus palabras, el ser objeto de tanto amor me hacía la persona más feliz del mundo y no pude evitar lanzar mis brazos sobre su cuello y estamparle un beso en los labios al que correspondió tiernamente. Me detuve antes que pasara a ser algo más profundo. 

Nos miramos a los ojos y bajé una mano mientras entrelazábamos nuestros dedos... ese era el momento más especial que había vivido en toda mi vida, jamás lo olvidaría. 

Fuimos a recoger las bolsas y volvimos a casa, al abrirlas nos dimos cuenta que faltaban un par pero no eran importantes así que tampoco la reclamamos. Dejamos todo en mi habitación y fuimos a la cocina. 

Hicimos la cena entre los dos y la tomamos sentados en el sofá, pusimos una película e hicimos palomitas después de terminar la cena. 

Sin darme cuenta de quedé dormido al lado de Asahi. 

A la mañana siguiente me desperté en mi cama... a este paso realmente iba a amarle más que a nadie en el mundo, él respetaba mis deseos y lo que sentía. Era muy feliz a su lado... 

Me levanté y fui a cambiarme, ya me había saltado dos días de universidad y no podía faltar más. 

Al salir por la puerta me encontré con Asahi en la cocina, estaba haciendo café y tostadas. 

- Que bien huele~ - dije yendo hacia dónde estaba él mientras ponía la mesa. 

- Gracias, ¿irás a la universidad hoy?

- Si, ya no puedo saltarme más clases o iré perdido totalmente. - reí por lo bajo disimulando lo nervioso que estaba, no me hacía mucha ilusión volver pero... debía hacerlo. 

- ¿Quieres que te lleve en coche? Después de todo vamos por el mismo camino... - asentí y saqué la tetera ya con el café hecho, la dejé en la mesa y, al instante de depositarla sobre el aislante de metal sentí cómo unos brazos me rodeaban y se colaban por mi camiseta.

- ¡Ah! - gemí al sentir cómo pellizcaba y jugueteaba con mis pezones mientras su respiración daba en mi oído, excitándome. - Asahi... 

Él dejó de tocarme y salió de debajo mi camiseta para abrazarme fuertemente... me sentía a salvo en sus brazos, era cómo ser abrazado por un osito. 

- Misaki, no estés nervioso... todo va a salir bien. - me tensé al oír sus palabras... 

- ¿Cómo lo has...?

- No soy tonto... y deberías saber que observo todos y cada uno de tus movimientos... sería un sacrilegio perderse tan siquiera uno de ellos - me sonrió juguetón y se sirvió café en una taza, para mi sorpresa me la pasó y se sirvió para él después de darme el café. 

- Gracias.... - susurré sonrojado mientras echaba un trago... estaba delicioso... - sabe genial~... 

- ¡Parece que te encanta mi comida! ¡No sabes lo feliz que me hace eso! 

- Si, es la primera vez des de hace años que no como algo que no haya cocinado yo... 

- ¿Usagi-san no te llevaba a restaurantes?

- Apenas tenía tiempo... entre su trabajo y mi universidad el tiempo... se esfumaba... - igual que él, me hubiera gustado decir.

Terminé la taza y me serví otra para después zamparme cinco tostadas.

Recogimos las cosas y fuimos al garaje. 

- No sé cómo te cabe tanta comida en el estómago... - dijo Asahi divertido abriendo la puerta del conductor del coche. 

 Eché las mochilas en el asiento trasero y entré en el asiento del copiloto encogiéndome de hombros. 

- Es que tu comida está deliciosa, de hecho ¡aún me apetece comer más de esas deliciosas tostadas!~

- Glotón. - le saqué la lengua y nos miramos compartiendo otro momento de intimidad. 

- BIIIIIIIIIIIIIP!!!!!!!!!!! - Salté del asiento mientras Asahi miraba asustado hacia delante, había tocado sin querer el volante del coche dándole al botón del claxon. 

Ambos nos miramos y empezamos a reír felizmente. En esos momentos estaba más que convencido que le iba a amar más que a Usami-san.

 

 

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Llegamos a la universidad y Asahi me dejó en la puerta mientras iba a aparcar pero antes de bajar me dio un beso en los labios y dijo que le esperara a la salida. 

Entré casi flotando a la universidad. Asahi había puesto el mundo a mis pies.

Iba tan distraído que tan siquiera noté una inquietante mirada encima de mí. Seguí andando en mi burbuja de felicidad hasta que, de pronto, sentí un mareo. 

Me agarré el estómago hasta que pasó aquella sensación. Respiré hondo y me calmé. 

¿Qué demonios había sido eso?

Una mano me tomó de la mano sin que me diera cuenta y me arrastró a través del campus, tenía los ojos aún nublados por la sensación de mareo que había vuelto. 

Fijé la vista y abrí los ojos con terror. Puro, absoluto y completo terror que invadió mi cuerpo al ver esa cabellera peli plata y unos ojos violetas que me miraron con desprecio cuando el hombre se giró al ver que me resistía. 

Sentí cómo me faltaba el aire de repente y me agarré el estómago tosiendo. Me había dado un fuerte golpe provocando que cayera al suelo. 

Sentí cómo me cogía del pelo para levantarme y me arrastraba hasta los baños de la universidad. 

Grité por ayuda pero nadie vino a ayudarme...

¿Por qué?

- Asahi!!!!!!! - oí un "clic" que indicaba que ese cabrón había cerrado la puerta con llave para que nadie entrara y me clavó una bofetada para que me callara. 

Recibí otro fuerte golpe en el estómago que me hizo doblarme en dos por el dolor, sentía cómo si me estuvieran desgarrando el interior. 

- Para... - tosí y vi que con mi saliva había sangre entremezclada. De mis ojos humedecidos empezaron a bajar lágrimas de dolor, miedo, terror y desesperación. - Por... fav-vor... para...

Empecé a sollozar y grité de dolor cuando sentí cómo me volvía a levantar por el cuello apretando fuertemente... eso dejaría moretones más tarde. 

- No p-puedo... - le miré a los ojos cargados de ira mientras le arañaba las manos para que me soltara. – Resp-pirar.... 

Con mis últimas fuerzas le pegué una patada en la entrepierna haciendo que él abriera los ojos desmesuradamente y dijera las primeras palabras des de que me había cogido. 

- ¡¡¡NO ESCAPARÁS MISAKI!!! - se apoyó en la puerta de uno de los compartimentos mientras yo avanzaba casi a punto de desmayarme por el esfuerzo hasta la salida con una mano en el estómago... lo sentía hinchado y dolía mil horrores. - ¡¡¡TE ENCONTRARÉ!!!

Conseguí abrir la puerta y salí a fuera encontrándome con mi profesor de literatura, Hiroki Kamijou quién, al verme, enseguida llamó a una ambulancia que me llevó al hospital. 

Recuerdo los sonidos de las sirenas, las luces rojas y azules... después... nada. 


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