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Twins Sentence por Steamulation

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Notas del capitulo:

20.04.2015

No me termina de agradar el mundo en el que estoy ahora, no me terminan de gustar las motivaciones por las cuales me guio. No termino de convencerme de la sonrisa que tengo en la cara. Y no puedo decir porque, pero tampoco termino de agradarme yo mismo

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Capitulo dos – Bastardo.

-“…Bastardo”-

Me levante con esa hermosa palabra atorada en mis oídos, alguien la decía como un susurro a milímetros de mí, crispando los invisibles bellos de mi piel, la fuerza del aliento con la que empujaba me retuvo por un segundo extra en la realidad, después me perdí de ella, como si entrara una especie de túnel, la pesadez, la necesidad de desconectar mi cerebro, estaba fuera de mi control. De esas veces en que no sabes si estas soñando o simplemente está sucediendo, estaba somnoliento, pero me resistía a creer lo que decía,  como si fuera un fantasma atormentándome, porque no lo sentía así, no parecía quererme lastimar. Era más un reclamo, como una palabra llena de coraje y rencor. Sin una pizca de odio.

La cabeza martillaba horriblemente, contradiciendo a  mis ganas de quedarme y morir justo ahí, en mi cama, en posición fetal, oliendo a vómito, consecuencia de haber bebido hasta la última gota de alcohol de mi casa, aun así recuerdo que quería más, aunque ya no podía abrir la boca y tragar, las ordenes que mandaba a mi cerebro no existían en esos instantes donde la bebida ya había tomado posesión de mi ser por completo, la razón o la poca razón que me quedaba me decía que lo estaba haciendo bien, solo abrir la boca,  pero mi mandíbula era tonta, mi garganta no podía si acaso tragar.

Mientras todas las sabanas hechas bolas demostraban que del 100 % de mi cuerpo solo había podido taparme una pierna y un poco de mi abdomen, comencé a temblar, era una fría mañana y yo, daba entender que realmente estaba ebrio.

Moví un poco el rostro y trate de enfocar lo demás del cuarto donde descansaba, estaba solo,  eso me mantuvo aliviado, después escuche como se azoto la puerta de salida con mucha fuerza, alguien estaba furioso, trate de preguntarme ¿Quién?, pero mi memoria estaba rota, incompleta, apenas lograba recordar cómo me llamaba,  “tick-tick-tick” mi alarma sonaba, eran las 5:00 am, con las pocas fuerzas que me quedaban, estire las manos para tocar con los dedos el botón de apagado. La apague.

Estaba experimentando por primera vez el proceso de una “Cruda”, esa extraña leyenda urbana para los oficinistas amargados como yo, que preferimos ponernos a ver maratones de series de antaño,  que beber, la gente asocial no bebe, la gente asocial si bebe vomita y termina con resaca… ahora comprendo que soy un punto en el universo después de ponerme borracho, por primera vez la depresión por la nada me invadió, el dilema shakesperiano, comencé a recitar como un robot mi pesar a solas “Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia, como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.”.  Me siento como un recién nacido en una sala de parto. Enojado, temeroso, desnudo, expuesto…frágil.

Deje caer mi propio peso a un costado del suelo, la mitad de mi estaba apoyado en el piso y la otra sobre el colchón, seguí dormido casi toda la mañana.

****

No fue un día productivo, después de apestar a cigarro y alcohol durante un buen rato por fin quede limpio y tranquilo, tras una bestial ducha de más de una hora, quede arrugado como una pasita,  rápidamente me eche sobre el sillón y prendí mi celular, muchos emails de mi Supervisora y los pendientes de la oficina llenaban sin límite mi buzón, leí los que eran importantes y otros más los elimine. Títulos como “Señorita caderona, morena y bajita” o “Soy alguien en busca del amor”, eran los primeros en irse. Desde hace un tiempo mi familia estaba con la absurda idea de volver a conseguirme una novia, todas sus opciones de candidatas y sus constantes acosos para saber si estaba disponible acababan con apretar el botón  “delete”.  Desde registros en sitios de solteros, hasta amigas del tío del vecino del amigo de mi tatatatara abuelo solían escribirme cuando se enteraban del buen partido que era.

A mi edad, con mi trabajo, con mi físico,  cualquier mujer no me dejaría ir. Pero no contaban que tenía un enorme odio hacia ellas, hacia los mejores amigos, hacia los hermanos menores, hacia las relaciones y hacia el mundo. La única persona que se salvaba de mi ira, era yo mismo, aunque para ser sincero, llevaba una clase de relación tormentosa , solía rechazarme y solía volver a mis propios brazos.

Al cabo de un rato pedí comida,  nada especial, quería pizza, así que busque dentro de mis viejas libretas un numero local, marque a prisa y al comienzo el operador me indico que por mi zona no tenían cobertura, refunfuñe y  azote el teléfono, continúe con otro número, curiosamente uno que no conocía, “¿será nuevo?”, estaba escrito con una letra que no era la mía, me contestaron rápidamente.

-Hola Pizza Jack!-

-quiero ordenar una pizza-

-Claro!-

-Va a ser de…-

-Ya sé cómo llevarla-

-¿Qué?-

-Alguien dejo el pedido antes para este número-

-¿Enserio?-

-Sí, se le llevare en 30 minutos-

-ah… ok-

Al tocar la puerta fui corriendo hasta ella, y pague a la chica de la pizza, para ser casi las 3 de la tarde moría de hambre, llevaba toda la mañana limpiando el desastre de anoche que no recordé que tenía que desayunar. Otra cosa que ocupaba mi cabeza era la idea de cómo mi cuerpo pensaba triturarla y convertirla en parte de mi energia.

-¿está mudándose?- me pregunto sin pena, lo que me hizo abandonar mi trance nutricional, mi departamento estaba semi vacío y ahora con lo de anoche había bolsas de basura en la entrada, daba el aspecto de que estaba a punto de salir corriendo. La terminal de la tarjeta estaba por finalizar el pago.

-No, realmente no- la joven se movió la gorra a forma de que se le tapara la cara, como si estuviera avergonzada, desde hace mucho o cuando comencé a recobrar mi vida social, pude entender que tan “galante” podía ser ante los demás,  cuando tienes ojos para solo una persona y esa persona te acepta con todos tus defectos sueles olvidarte de ti mismo, ahora era distinto, la gente o mejor dicho las chicas se ponían rojas o nerviosas con pláticas demasiado sencillas, como en este momento, pero la ignore y me despedí por cortesía, le cerré la puerta justo en la cara.

No importaba cuan bellas y agradables fueran, todas por igual me resultaban molestas, la sola idea de enamorarme otra vez me causaba un miedo enorme y mi única salida era mostrarme así, como un enorme muro inalcanzable y con una altura sin límite. Impenetrable, irrompible… insensible

Cuando estaba frente a esa deliciosa creación del ser humano, por instinto mis labios comenzaron a salivar. Justo la que me mas me “gustaba”, pepperoni, tomate y carne. La pizza podía ser mi compañera eterna en esta vida, solo la debía tener a mi lado por la eternidad,  siempre y cuando tuviera dinero, pero me mataba tanto en el Gym  para quemar sus rastros en mi cuerpo, por eso era un amor toxico,  la tenía junto a mi tan seguido, pero me resultaba tan doloroso.

La puse justo sobre la mesa de la sala, corrí por una soda y una bolsa de papas, hoy era un día especial por qué pasaría toda la tarde mirando películas, tenía que comer, no moverme y no pensar en subir o no de peso.

La tome sobre mis dedos, sintiendo como la mantequilla resbalaba por ellos,  abrí la boca y le di una enorme mordida… desearía no haber hecho eso nunca.

Un extraño flash me vino a la cabeza, como un robot solo recogí toda la basura de ayer, sin preguntarme que es lo que había pasado anoche, como una especie de autodefensa. Mi estómago se contrajo y escupí el pedazo de pizza.

Hoshi había estado conmigo. “Hoshi, claro hoshi”

Trague saliva y revolví nuevamente mi cabello, esta ocasión parecía más desesperado que muchas otras, seguido de  un par de golpeteos sobre mi frente a la par y con la velocidad de las manecillas de mi viejo reloj manotee, estaba realmente nervioso.

Mi celular timbro, vi la pantalla “Hoshi Konoe”. Destape el Texto: “Hola mi Amor, ¿Te gusto la pizza? Es tu favorita, carne pepperoni y tomate” . Haciendo uso de la gravedad tire el aparato al piso, este se estrelló apagándose ante mis ojos.

-¿Qué había pasado?-

***

- ¿También usas sus pantaletas?- Como era de esperarse recibí un contra ataque, un tonto golpe hacia mí, sin apuntar a ninguna parte en específico, hace año y medio el chiquillo me habría logrado tocar pero ya llevaba muchos meses entrenando defensa personal como un loco. Solo basto que le tomara por la muñeca en el aire, alce su brazo y lo gire 90 grados, justo para someterlo como tan bien sabía que podía hacerlo. En segundo su cuerpo quedó inmóvil debajo del mío. –Wow!, no pensé que resultara tan fácil!- dije en un tono burlón, mirarlo así era entretenido, como un perro amordazado, aferrándose a una esperanza inexistente.

-¡Suéltame!- un berrido logre escuchar, lo admito estaba ebrio, muy ebrio para ser sincero, esa podría ser la justificación perfecta para las cosas que oculto y deseo hacer. –¡¡Que me sueltes!!- volvió a quejarse, eso me impulso a ensañarme con más ganas, lo azote contra la alfombra dos veces, su tórax sonaba como una caja de cereal mientras agitas para ver que sorpresa tiene, comencé a reírme, a él no le parecía nada divertido.  De repente me volvía retorcido, tal vez siempre fui así y no hice nada para remediarlo, tal vez Fuyu solo me cegó con su amor.

-Te hice una pregunta…- apenas y pude juntar las palabras, tenía poca facilidad para decir tan solo una frase, eso de los verbos y sujetos más el predicado, junto con el alcohol y el hermano de tu ex novia muerta travestido no eran mi fuerte.

-¿Qué?-  el mocoso travesti contestaba con un  “¿Qué?”, ¿acaso hablaba en chino?, me enfurecí y lo levante, como un trapo, no pesaba casi nada, había cargado mucho más peso en un solo aparato, pudo darse cuenta que su resistencia no parecía significar nada conmigo,  volví a recibir otro,  ahora eran manotazos como defensa, todos al aire y al azar, como si fuera a siquiera tocarme un solo cabello, fácilmente lo seguí controlando, llevándolo hacia el sofá con un enorme empujón, los hombres somos distintos a las mujeres, ellas son frágiles, pequeñas…nosotros no.

-¡¿Te dije que si usabas las mismas pantaletas de tu hermana?!- no supe como  tanto en tan poco tiempo, su cara se llenó de horror, una expresión nueva en una cara idéntica al amor de mi vida. -¡Responde!-

Sin darme cuenta la punta de su pie dio un golpe al azar, con una mula amenazada,  tan bueno fue que salí disparado, tuvo una puntería diabólica, casi a un lado de mi entrepierna, hice a un lado lo que me estorbaba y trate de recargarme con lo que pudiera, pero apenas mi vista servía para enfocar, termine cayendo sobre la mesita de la sala, embarrándome de comida china, cerveza y lo que encontrara.

Cuando me quise incorporar no pude, apoye ambas manos sobre el vidrio sucio, pero lo hice mal, una por debajo de mi pecho y la otra clavada en el borde, con los dedos en la orilla como si estuviera escalando un muro,  parecía que no tenía ni el mínimo de coordinación en mi cuerpo,  un mareo tremendo me domino, todo se movió a mi alrededor  “Felicidades Natsu, estas tremendamente ebrio”, comencé a reír, no sé por qué, pero mi subconsciente me lo pedía, reír y tal vez, solo tal vez,  vomitar sobre mi alfombra tan cara, pero recordé lo mucho que me gustaba y  todo lo que costaba,  que en segundos esos deseos se fueron. Después de sentir como palpitaba mi pierna por el golpe regrese a la realidad. Dolorosa realidad.

-Deja de hacer estupideces, viejo estúpido – esa voz provenía de Hoshi, quien pasaba su mano rápidamente por su brazo izquierdo, como si se estuviera sobando,  tenía una expresión de dolor, bajaba y subía sus dedos sobre su piel, mientras que jadeaba, como si ese golpe le hubiera costado toda su energia. Habíamos bebido los dos, pero él no tenía experiencia, aun así se había resistido mucho.

Como él, comencé a tocarme la pierna,  tan solo un rozón sentí un ardor terrible, para empujarme me había encajado el tacón de su bota, no sentía húmedo, no estaba sangrando. -¿Viejo?- le dije después de un rato de asimilar que el mocoso se había molestado.

Recargue mi espalda sobre la mesa y abrí mis piernas, estaba cansado y solo quería dormirme, en todo el tiempo que llevaba vivo jamás había tenido una experiencia como esta, el remordimiento de una posible demanda por acoso sexual no me sorprendía, solo estaba esperando la tempestad . Cerré los ojos, lo ignore por completo. No quería más Hoshi, ni más Fuyu, ni nada, me sentía realmente pesado, tan solo respirar era molesto.

Mi cabeza se desconectó, seguido de un pitido en mis oídos. Me perdí.

No sé cuánto tiempo paso, cuando estas ebrio no sabes qué hora es y en un abrir y cerrar de ojos pasan horas como si fueran minutos.

Desperté, había algo apretando mi cuerpo, cuando abrí los ojos descubrí que el peso sobre mí era Hoshi, sentado sobre mis piernas, al principio pensé que era Fuyu, pero recordé que estaba muy borracho y volví a la realidad. –Despierta…- dijo casi sin poderlo escucharlo claramente, estaba pegado a mi oído, el susurro de su voz no me molesto. Al contrario se podía sentir cálido como si en un tono más fuerte en ella te demostrara que estaba a punto de comenzar llorar.

-¿Qué qui…eres?- sus manos movieron mi rostro, para poder verle frente a frente, no tenía ni las fuerzas para hacerlo a un lado, pero decidí no pelear más,  realmente no quería que me tocara, al menos por lo todo lo que le había hecho,  sí que la había cagado,  cuando nuestros ojos se cruzaron lo vi, tenía un moretón por debajo de su ojo izquierdo, ese debió ocasionarse cuando le estrelle la cara en el piso mientras lo empujaba.

Mi semblante en una reacción espontánea hizo cambiar su rostro, me miro con incertidumbre, a pesar del tiempo no dejaba de ser transparente, siempre, todo el tiempo mi cara describía lo que sentía, era molesto, justo ahora me sentía mal por él y no quería que lo supiera, de todas las personas en el mundo, tenía que estar junto a   Hoshi. – Shhh…- acerco sus labios a los míos y me beso, si quisiera tan solo podría hacerlo a un lado, pero no. Al contrario le correspondí al beso, que a un inicio fue tonto porque solo pego su boca a la mía con un movimiento brusco, acomode su barbilla justo para que pudiera enseñarle como tenía que hacerlo, notando lo obediente que era, deje de lamentarme por todo, por fuyu, por él y por mí, tan solo continúe, de nuevo mi lengua hizo el trabajo, primero tratando de abrirse camino entre sus dientes, una vez ahí, comenzaba la curiosa interacción entre los dos, la suya no tardó mucho en seguirme el ritmo. La última vez que había besado alguien había sido precisamente a su hermana, comenzar a hacerlo con alguien más no resultaba tan aterrador como lo llevaba pensando todos estos meses, el leve sentido de la culpabilidad desaparecía después de 5 minutos de placer, esa clase de impulso era la que te daba el alcohol, sacaba lo que realmente eras, el deseo de ser infiel por encima del falso amor, “El amor solo es mentirle a una sola persona, tarde o temprano terminara”. Al cabo de un rato podía ver que no aguantaba más, su cara está a punto de explotar en llanto, completamente colorado, apretaba con los puños el cuello de mi camisa,  de sus labios resbalaba nuestra saliva, su espalda se contraía cada vez que mordía su boca. –Es suficiente…- dije para hacerlo a un lado. Las cosas poco a poco se habían salido de mi control, y no podía dar marcha atrás.

Al voltear a mirarlo pude notar aquellos ojos idénticos a Fuyu, pero con una expresión más fuerte y con mucho más rencor, estaba molesto. –No pienso irme aun, es de madrugada- me puse de pie como pude, trate de coordinar mi respiración y enfocar mi vista, cuando al fin pude, observe a lo lejos a Hoshi, quien debido a lo oscuro de la noche y las pocas luces a nuestro alrededor podía notarse desanimado. Me daba la espalda y se negaba a verme – Voy a quedarme aquí hasta que …- me sorprendí, estaba a punto de llorar, el pecho comenzó a molestarme, fingí no haberme dado cuenta, por inercia una fuerza oculta me impulso a caminar para dejarlo atrás cuanto antes, pudo darse cuenta, están huyendo otra vez – amanezca, me iré con el primer tren- dijo para concluir su frase entrecortada, apenas la escuche, ya había llegado a mi cuarto, hice todo lo posible por lograr llegar hasta el colchón, me arroje sobre el, justo en esa sensación de estar drogado y distante entrelace a mi conveniencia la realidad con mis sueños para escapar, me quede dormido sin intentar pensar en más, a lo lejos, muy a lo lejos escuche el llanto del chico…

******

Corrí una vez más hacia el teléfono, apreté el botón de encendido,  sin esperar que todo el menú se terminara de cargar a prisa y con una velocidad de rayo en mis dedos marque el número de Hoshi, escuche sonar un par de veces, no contesto, sentía su rostro burlándose de mí, tenía una extraña sensación, como si el estómago me fuera a explotar, una ansiedad terrible,  del enfado lo arroje  lejos  y para mi maldita suerte  termino a un costado de la caja de la pizza, del fuerte golpe esta se cayó sobre mi hermosa alfombra, manchando todo.

Sabía que estaba haciendo algo mal, no lograba recordar casi nada, ¿por qué me había afectado tanto el alcohol?, ¿porque había quedado totalmente perdido después de besarnos?, ¿por qué lloraba?...

Me acerque a la caja y la levante, mi móvil estaba apagado, sin vida… cubierto por queso y carne, trate de ser optimista y pensar que no le pasaría nada. Pero no, estaba totalmente arruinado, mi hermoso celular y mi hermosa alfombra.

Pero eso apenas era lo que comenzaría a preocuparme, dentro de la caja donde venía empacada la pizza había un sobre cubierto por una bolsa, me di cuenta en cuanto saque, al abrir aquella carta, no supe que pensar o razonar, me quede como en una especie de limbo y no estaba borracho, realmente quería evadir la realidad. Ese sobre tenía fotos mías, actuales,  de mi rutina diaria, de mis visitas al gimnasio, de mis salidas tarde del trabajo, del café que solía frecuentar… la sola idea de imaginarme a la persona que las había tomado en todos esos horarios me llenaba de una mórbida sensación.

Claro está, quien más podía haberlo hecho que Hoshi.

Remato con fotos mías y de Fuyu, donde ella aparecía con la cara quemada.

-¡Bastardo!-

Ahora esa palabra estaba en mis labios con toda connotación de rabia y coraje.

Notas finales:

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