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Twins Sentence por Steamulation

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Notas del capitulo:

Y es que esa es la realidad, aunque intente hacerme el fuerte, solo soy monstruo que cada vez se pierde más y más en el pasado, en sus memorias, en su presente incierto, pero que a pesar de todo eso, espera.

Espera en las sombras, espera en locura, espera que le den el tiro de gracia o que le devuelvan esa humanidad que la violencia le quito.

-“Tal vez siempre fui así, y lo peor, es que jamás hice nada para cambiar”-

-Irremediable…- “¿Qué dijiste?”, ella me pregunto con un tono furioso- Dije irremediable, eso dije- sus ojos estaban fuera de órbita, como si todo su ser estuviera a punto de hacer explosión y crear una galaxia nueva, mientras yo, parecía como un muñeco hueco ante sus palabras, solo un caparazón hecho de carne y hueso,  su desesperación,  su mirada perdida,  mientras enredaba un par de dedos en un mechón, pensando en que por fin tenían esa consistencia que me daba el shampoo que estaba usando en las últimas semanas,  podía notar su cara colorada y la serie de venas que se le formaban en su frente, deje de contar los minutos en que la rabia tardaba en  convertirse en tristeza, las ganas de soltarme una enorme bofetada se le notaban cada vez que tragaba aire con mucho dificultad, aunque ya sería la tercera vez que me golpeara desde que comenzamos a conversar, bueno, si se pudiera llamar así, conversar. Lo que menos hacíamos hace meses era platicar como personas civilizadas, cada vez que nos veíamos solo discutíamos, ella lloraba y yo, no hacía nada más que girar la cabeza y hacer de cuenta como si no existiera. Incluso llegamos a golpearnos un par de veces.

-¿Qué quieres decir con irremediable?- no podía evitar que la gente nos mirara y la mirara a ella, llorando y tendida sobre sus rodillas, como si se las hubieran roto con un mazo, y solo fuera un musculo suave, sosteniéndose con un brazo en la pared, sobre el estaban las pocas fuerzas que le quedaban, le faltaba el aire, los cabellos se le pegaban a las mejillas, estaba sudando, tanto era el estrés de no soportar lo que nos estaba pasando.  Le miraba desmoronarse.

-Pues, que ya no te Amo, es irremediable mi decisión-¿Quién era ella?, alguien importante. Bueno, fue alguien importante.

Algún día fuimos amantes, más que amantes; amigos, confidentes y compañeros de locuras, nos conocimos en la escuela media a la edad de 15 años, comenzamos una relación al año de ser amigos, fue por azar que la conocí y ella a mí, en ese entonces ya tenía una pareja, aunque algo curioso paso, dicen que “si algo es para ti,  no importa si está lejos o con otra persona, terminara siendo tuyo”, locamente, acabamos enredados en una clase de amistad con derechos, con ella perdí mi virginidad, compartí el primer beso francés, era la indicada, su cuerpo, su manera de ser me enamoraron sin darme cuenta,  entonces el impulso fue demasiado y yo le pedí ser mi amante,  pero eso quedo atrás,  ahora estábamos frente a una estación de tren peleando por que yo había dejado de amarla. Así era la extraña sensación del término del amor, todo quedaba en la completa nada y ya ella tenía que soportarlo, a pesar de todo nos tendríamos que separar. Nada es para siempre.

Al comienzo le hice ver que aun teníamos nuestra juventud de lado, que nuestra relación era solo una etapa de la adolescencia, ahora comenzábamos una vida adulta, las decisiones de nuestro futuro,  le recomendé tomar de cada uno de nosotros lo mejor y guardarnos como un buen recuerdo.  Pareció entenderlo al principio, dejamos de vernos un par de meses y pensé que esa chica, de la que algún día me enamore, sería lo suficientemente inteligente para no buscarme y pedir que regresara a su lado.  Le debía mucho, fui feliz con ella, era una increíble mujer, una excelente persona. ¿Por qué deje de amarla?, no lo sé.

Ni yo mismo me entiendo. Solo un día pasó. Más bien, yo ya me temía que cambiara de esa forma.

-¿Cómo puedes decirme todo esto…?, no entiendo que paso, no puedo comprender por qué…- se llevó las manos a la cara una vez más para llorar desconsolada, mi bolsillo estaba vacío, ya no tenía más  pañuelos, se los había terminado, miraba los hoyitos que se le formaban a los lados cuando abría la boca para intentar hablar y solo dejar salir una mueca. –Te di el tiempo que me pediste…, espere por ti más de un año, y ahora no comprendo nada, estoy peor – ahí comenzaba otra vez, a reprocharme y a obligarme a voltear los ojos.- ¿Por qué no me dices las cosas?, no sé qué te paso, estábamos tan bien, de repente… tu solo me dejaste de lado, eres otra persona… ¿Por qué?, ¿hice algo mal?, ¿falle en algo?, ¿es por qué amas a otra mujer?- “ amar a otra persona”, una enorme ansiedad me invadió. Me enfurecí

-No tienes que entenderlo, tu y yo ya no tenemos nada que ver, no te lo he dicho ya. –fui directo al grano, observando como poco a poco mis palabras perforaban lo poco de amor que aún quedaba dentro - ¿Acaso no tienes dignidad?, deja ya de buscarme…tus llamadas, tus emails, ¡me tienen harto!- su mirada cambio, justo lo que quería que hiciera, otra bofetada directo en mi rostro, para sorpresa de todos los presentes. Sentí el calor invadiendo mi piel, cerré los ojos y trate de no responderle. Tenía que acabar de una buena vez con todo esto.

-¿Es por tu hermana?, ¿acaso tus padres ven bien que su hijo haya cambiado su vida y su apariencia de forma radical en menos de un año?, justo ahora, ¡tú!, ¡no puedes hacerle esto a tu familia!- una sonrisa coloreo mi boca, necesitaba escuchar todo lo que me decía frente al espejo cada mañana para darme cuenta que el primero que sabe qué hace mal soy yo, ¡oh  pobre chica no sabe nada acerca de mí!, no tiene idea de que yo ya soy el primero en torturarme – ¡¡Lo que tú haces está mal, estas enfermo!!- Sentí una contracción en mi estómago, justo, justo esa sensación era la que necesitaba para saber que todo lo que había hecho hasta ahora era lo correcto. A pesar de ella, de mis padres, de mi hermana, yo siempre había querido ser de esta forma, de ninguna otra. Justo así, retorcido, envuelto en una completa oscuridad.

Como una crisálida, estaba dormido esperando renacer en una hermosa mariposa. Una carnívora.

Se  quedó callada, esperando una respuesta, sus pies temblaban.

En ese momento mi celular timbro, como si ella no existiera la ignore y  abrí el mensaje que había recibido: “Celular Movil: XXXX XXX XX”.  La información por la que había pagado estaba justo en mi bandeja de entrada.

Redacte rápidamente: “Mi hermana falleció”.

Le di enviar. Al terminar conteste instintivamente.

-Tengo un velorio, así que me voy, a mis Padres no les viene bien que estés ahí, entonces nos vemos- levante la mano para indicarle que me iba, el proceso de la empatía era el más complicado para asimilar, el dolor de extraños que jamás estuvieron para ti durante toda tu vida, observan tu miseria y corren a regalarte adulaciones falsas. Tenía miedo de enfrentarme a esa clase de cosas, me había vuelto tan hostil-Por si no lo sabias Fuyu está muerta… su auto cayo hacia el vacío en su último viaje – causar esa impresión en ella fue lo mejor, la pena le invadió y comenzó a balbucear tratando de encontrar la frase correcta para disculparse o lamentarlo, me di media vuelta para dejarla atrás.

No me dejo ir, tomo mi brazo con fuerza.              

-…-  me abrazo.

-Aya…-Por fin susurre su nombre, le respondí el abrazo por inercia, sin saber por qué,  lagrimas, ese líquido salado,  salió como  lluvia, tal vez muy en el fondo me dolía la muerte. Me había preparado tanto, incontables veces pero pasar por aquel momento de sorpresa, no me esperaba que estuviera muerta.

-Cuanto lo siento…- escuche su voz, como una dulce melodía. Me reconforto por unos segundos, esa necesidad de sentirse protegido.

-Yo no.- lo dije tan natural, para alejarla y hacerla a un lado, realmente no lo sentía, al menos mi mente no lo hacía pero mi cuerpo superaba mi razón y me obliga a llorar, éramos hermanos, ella estaba muerta. Fuyu.

Tenía miedo de que no me creyera y pensaba que me encontraba mal por la muerte de mi hermana. Al final el único que quería convencerse de su perdida era yo.

Seguí caminando, para no decir más, ni escuchar más.  Ella no se atrevió a seguirme.

-¡Mira! ¡Ahí está Aya!- escuche a un grupo de chicos en contra sentido a mi rumbo, vi señalarla, había venido a mi ciudad en un viaje escolar, quedamos de vernos apenas ayer, yo acepte, ambos teníamos planes que seguir y uno de ellos era enterrarla por completo, mis ojos se cruzaron con otra persona, del mismo grupo, que era alta, de piel blanca y cabello negro.  Resultaba extraño encontrar seres humanos así, como yo. Igualmente pudo notarme, sus ojos me dedicaron un mensaje, trate de hacer de cuenta que no lo vi. Suspire y seguí mi camino.

Me rebasaron.

-¿Estas bien?- le preguntaron al ver su aspecto, su cabello desalineado, su cara envuelta en lagrimas

-¿La chica que acaba de alejarse, quién es? ¿Por qué discutieron?- preguntaron rápidamente, mientras me perdía en la entrada del subterráneo, Aya, solo bajo la mirada y trato de cerrar rápido la discusión.

-Es mi ex novio…- todos se sorprendieron

-¿Qué?, ¿la chica?-

-Si, mi ex novio Hoshi- La situación comenzó a ponerse muy incómoda.

Al entrar al túnel la gente te obliga a perderte, como si estuviéramos hechos de otro color, cada quien con un matiz diferente,  yo solo me volvió uno con los demás, no buscaba ser distinto, las personas a simple vista podían percibirme como una chica, mi estatura, mi complexión, mis rasgos, todos ellos jamás fueron de un hombre. Parte del cambio que había comentado mi Ex amante era ese, a nadie le parece que su novio comience a vestirse como mujer al decline de la relación. Pero me canse, mi reflejo en el espejo comienza a hacer las paces conmigo y yo, dejo de sufrir al verme.  

-Pero-, suspire desanimado, cerré mis ojos, “quizá siempre fui así, y lo peor es que no hice nada para cambiar”, me quede parado sobre la línea amarilla del subterráneo, ese frio piso gris reflejaba mi estado de ánimo, espere pacientemente a que llegara el próximo tren, eran casi las 4 de la tarde y la cita en la funeraria era cerca de las 6, aun debía pasar a casa a cambiarme, mis Padres me había pendido usar traje para esa ocasión, tenía que lavarme el cabello para trenzarlo.

Sin que yo quisiera era difícil de peinar, por eso al igual que mi hermana lo mantenía largo y lacio. Al cabo de unos minutos vi a lo lejos que una luz coloreaba la llegada, las luces que señalaban el arribo, mi celular volvió a timbrar, al mirarlo mi corazón comenzó a latir con fuerza, era su número!!!, justo como me lo habían garantizado, me estaba marcando… no supe que hacer y antes de que el tren se estacionara, arroje mi móvil al carril.

Todos se sorprendieron. Quedo hecho pedazos.

***

Un par de noches después del entierro de Fuyu, llegue temprano a casa, no había mucho trabajo en la biblioteca, como era de esperarse el lugar estaba solo, mis Padres iban a terapia después de la oficina, el único que quedaba era yo, esa ocasión pensé en subir algo de comida a mi habitación y quedarme ahí hasta que anocheciera totalmente, al caminar hacia la cocina el teléfono comenzó a sonar, por flojera lo deje así, sin atender, la contestadora se activó.

¿Creen en las coincidencias?, yo no, yo creo en el destino.

“Buenas Noches

Recibí los datos correctamente, lamento no poder presentarme en su casa. No me encuentro listo para visitarlos en estos momentos, si requieren de algo en particular, pueden devolver la llamada a este mismo número y les proporcionaran los datos necesarios para contactarme.

Que el tiempo los ayude con su perdida. “

Me quede sorprendido al escuchar su voz después de más de un año. Él, justo ahora estaba dejando un recado a mis Padres, rápidamente corrí hacia la contestadora y anote el número. Borre la grabación. Subí corriendo a toda velocidad a mi habitación, en tanto tiempo, en tanto tiempo por fin, tenía en mis manos muchas posibilidades. Apreté los dientes y ahogue un grito enorme, me arroje sobre mi cama y di muchas vueltas, podía sentir como mi cara se transformaba poco a poco en una palomita de maíz explotando de la emoción.

Mire nuevo el papel hecho bolas en mis dedos, extendí el número. –Tengo que hacerlo-.

Compre un  móvil desechable al día siguiente, marque justo a su compañía usando el nombre de mi hermana, su identificación, era perfecto, nadie sospechaba que éramos personas distintas, siempre se la pasaban diciendo “Son gemelos”, “parecen idénticos”. Al poco rato conseguí su teléfono de contacto, su dirección. La vida en casa fue mejorando poco a poco, todos se acostumbraron a la bizarra idea de que nada estaba pasando y que todo se encontraba en calma cuando no era así, en cambio yo, podía sentir como me desmoronaba con inmensa facilidad.

Ahora tenía una razón para comenzar a sentirme feliz,  metía a diario en mi bolso ropa de Fuyu, y con una falsa sonrisa me retiraba a la escuela y al trabajo. Aunque lo negaba varias veces, ellos, mis padres, podían darse cuenta con facilidad que las cosas en su habitación hacían falta. Poco a poco me fui apropiando de todo.

Al cruzar la puerta me cambiaba en el primer baño de la estación de tren, colocándome cada prenda con inmenso cuidado, acabando con un maquillaje muy discreto, tal y como ella lo usaba. Después del trabajo, día tras día acudía al cementerio, me quedaba sentado a lo lejos, con la esperanza de verlo otra vez. De Lunes a domingo, de 6 a 12 de la noche. Repetía las mismas canciones en mi celular sin cesar, para matar el tiempo.

“Tiene que visitar su tumba”

El mal tiempo azoto durante una semana, llovía por la noche y hacia mucho frio en la mañana. Una noche decidí quedarme en otra banca, mucho más cerca de la tumba de mi hermana. Mientras jugaba con el vapor que emanaba mi boca, me di cuenta que éramos muy parecidos, otra vez me perturbaba la idea de pensar, que era una clase de repuesto, ella había muerto y estaba yo, totalmente igual. Justo al dar casi las 8 vi un auto dar la media vuelta hacia la entrada del lugar, no lo reconocí al comienzo, la facha no era una común por aquí. Esa clase de modelos solo podían verse en las ciudades.

La lluvia cayó con más fuerza, mi corazón volvió a latir como aquella vez de mi celular. Lo sabía, era él, después de tanto esperar había valido la pena, lo vi salir con ese espectacular porte, esa maravillosa figura, ese increíble traje, entre las manos llevaba rosas, hermosas todas ellas.

Deje que avanzara hasta llegar a la tumba de Fuyu, justo como lo había imaginado, se derrumbó y comenzó a gritar, presenciar esa escena era algo mágico, increíble, fue cuando lo supe.

Esto, justo esto que siento es irremediable.

Tome mi bolso y corrí hacia allá, extendí mi mano para taparle de la lluvia. Era una inmensa sombrilla debajo de nosotros.

-Por favor, cásate conmigo-

Dije por inercia, como impulsado por todo aquello que siempre desee, sus ojos se llenaron de un terror inmenso al verme, me arrastro con fuerza para abrazarme. Por fin, lo tenía en un completo caos, envolviéndolo en su propio dolor, destrozando todo aquello que lo derrotaba para centrarse en mí, en lo único que podía tomarse la libertad de controlar su estabilidad.

Eso era, la necesidad de capturarlo, lo que me impulsaba, lo que me hacía estar vivo. Era así de esa forma, estando entre sus brazos. VIVO

Irremediable, lo que sentía, ALGO irremediable.

***

 Esa noche no pude dormir, saque el computador de mi escritorio y comencé a trazar algo muy interesante

“Futago no Sakebi” (双子の叫び)

“Gritos de Gemelos”,  así se llamaría un diario, uno nuevo, con una vida nueva, alguien distinto, no sería Fuyu, no sería Hoshi, seria yo. El motivo de su Caos. Si alguna vez muero por favor, lean estos escritos.

“Madrugada del 03 de Marzo

Hola a todos, empiezo por presentarme, yo nací hace mucho, solo que estaba negándome a salir al mundo, me olvide por completo de que existía pero recordé que había una razón para ocupar este lugar. Usare el nombre de Fuyu por el momento, es el más conveniente, es el necesario, es el que quiero…

 

***

-¿Hoshi?, perdón por el retraso, tuve que tomar el primer tren que encontré y me resulto difícil poder encontrar un pase y …- voltee rápidamente, había esperado casi una hora, estaba bajo el reloj de  la estación de tren donde tire por primera vez mi teléfono móvil, un par de escalofríos recorrieron mi mente. -¿estás bien?, ¿Qué te paso en el cara?- ella me miro y pudo darse cuenta del fuerte moretón que tenía bajo el ojo- me preocupaste con tu llamada, ¿Por qué no estas vestido como …?- la interrumpí.

-¿Cómo mujer?-  efectivamente, traía amarrado el cabello, un par de jeans y un abrigo, comenzaba a cambiar el clima con velocidad, su cara me pareció graciosa, si no fuera por el frio podría jurar que aquellas mejillas rosadas eran por verme vestido así, como un varón.

-Exacto, perdón si soné muy ruda, ¿estás bien?, ¿Quién te golpeo?- regrese a la realidad, era verdad, saliendo de la casa de aquel hombre le había marcado llorando. Recuerdo su voz preguntando en donde estaba… pobre, me aprovecho de lo mucho que me ama.

Comencé a caminar, estaba muy desconcertada tras mi reacción. Me siguió - ¿A dónde vamos?- suspire, escribí un texto rápido en mi celular “Hola mi Amor, ¿Te gusto la pizza? Es tu favorita, carne pepperoni y tomate”, le di enviar.

-A un hotel- no supo que contestar, entonces le tome de la mano para evitar que se escapara - ¿acaso no quieres?- le dije sin mirarle si quiera a la cara.

-ah… si, si quiero- sentí en mi bolsillo vibrar mi celular, me estaba marcando, insistentemente.

Comencé a reír, ella solo me miro sin entender que estaba pasando.

-Irremediable…- murmure.

-¿Irremediable?- se preguntó Aya, mientras apretó mi muñeca y tomo mi brazo para caminar junto a mí- Te amo Hoshi, a pesar de todo lo sigo haciendo-

-…-

Exacto, ese día me acosté de nuevo con mi ex novia, imaginando lo maravilloso que podría ser el sexo con Natsu.

****

 

 


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