POV Jude
Sentado en uno de los escalones de madera del porche de mi padre me encontraba esperando a Asthon, ya que Dirk después de nuestra reconciliación y pasar la noche entre carantoñas y yo diciéndole lo cursi que era, me había dicho que ya que sabia que estaba bien que podía ir a donde me viniera en gana. Así que, aquí estaba, helándome de frío esperando al imbécil de mi mejor amigo.
Di un respingo cuando la puerta se abrió detrás de mi, y ¡tachan! Hay estaba Asthon en pijama y con una humeante taza de chocolate caliente.
- ¿Qué haces aquí fuera subnormal?
Un tic se hizo presente en mi ojo derecho.
- Tú eres gilipollas, ¿verdad?
Se rió y empezó a reírse. Lo que yo decía, gilipollas.
- Anda pasa, que terminó de vestirme y salimos.
- ¿Qué terminar de vestirte?, ¡si ni siquiera has empezado!
Sonrió.
- Sígueme.
Lo seguí cerrando la puerta por toda la casa hasta subir las escaleras hasta mi cuarto. Entonces se me paso algo por la cabeza. Fruncí el ceño.
- ¿Y cómo es que mi padre te ha dejado quedarte?
- Pues porque en verdad fue él quien me llamo para que viniera a verte ya que te veía muy raro.
- Ah, eso lo veo más normal - acepte encogiendo me brazos.
Se termino de poner uno de MIS abrigos, ya que los dos que traía él en la maleta "no le pegaban"
- ¿Lo ves cabronazo? - dijo mirándose en el espejo de la entrada ya listo, cuando nos disponíamos a salir - me queda mejor que a ti, así que me lo quedo.
Arqueé una ceja, para después suspirar dándome por vencido. Sí, como no, Asthon quitándome cosas desde tiempos inmemorables.
- Sí, vámonos ya.
Después de estar dando vueltas y comparando cosas por el centro comercial terminamos en una de las cafeterías tomándonos un café cada uno, y yo le conté como me fue con Dirk, cosa que lo alegro mucho.
- No se quien es ese hijo de puta pero se ve que te quiere de verdad, así que mientras tú seas feliz yo seré feliz - declaró dandole un último sorbo al café - ahora, si no te importa termínate el café y dime que te puedes ir solo porque la castaña de la segunda mesa no para de mirarme y hacerme gestos obscenos con la lengua, y la verdad es que la tengo que no me cabe en los pantalones.
No pude evitar soltar una carcajada ante su "manifestación" innecesaria.
- De acuerdo. Venga, vete con ella que yo invito.
Se levanto, me dio un rápido beso en la frente y salió disparado hacia fuera detrás de la chica. Rodé los ojos y me levante para ir a pagarle a la camarera. Después de eso salí del centro comercial y miré la hora en mi movil; las 20:38, alcé la mirada hacia el oscuro cielo y observando el vaho que se formó cuando resoplé guarde el movil y saqué el paquete de tabaco; cogí un cigarrillo y lo prendí sin dejar de observar el oscuro firmamento di una larga calada.
***
POV Dirk
Estaba en mi despacho ordenando en fajos el dinero de los ingresos de esta semana mientras terminaba de fumarme un cigarrillo, y en eso estaba hasta que se abrió la puerta. Alcé la vista hacia el o la intrusa, mas baje la guardia enseguida al ver que se trataba de María. Se acercó hasta mi balanceado sus caderas de forma sensual - siempre me había gustado la gracia felina con la ha actuado - se sentó a horcajadas sobre mi, justamente encima de mi miembro, comenzó a besarme el cuello mientras se restregaba sobre mi. La detuve. Ella me miró confundida.
- ¿Qué ocurre?
Tensé la mandíbula.
- No quiero esto, yo...
Bufo con sarcasmo, interrumpiéndome.
- ¿No me digas que es por el niñato ese? - alzo las manos al techo indignada y se levantó violentamente - ¿de verdad crees que siquiera que él niño era tuyo? Da igual, aunque lo fuese, tú no lo quieres de verdad, simplemente estas confundido porque te sientes culpable porque haya perdido a esa... - hizo una mueca de asco - aberració..
No deje que terminara la estampé contra la pared provocando que esta se hundiera del impacto, mi lobo gritaba que le arrancará la cabeza por hablar así de él y del bebé.
Ni se te ocurra terminar esa palabra, porque como lo hagas te mato.
Rió con amargura mientras un hilo de sangre caía por sus labios.
¿N-No me digas que tu lobo ha imprimado de él?
Ella se estremeció ante mi feroz mirada.
- No ha sido cosa de mi lobo, desde que vi a aquel chico en aquel bar supe que me pertenecía, lo que pasa es que me di cuenta tarde, y ya después de lo de nuestro bebé mi lobo imprimo de él, pero no le eches la culpa a mi lobo, al parecer mi corazón nunca te ha pertenecido.