POV Jude
No podía dormir y Dirk no llegaba, estiré el brazo por centésima vez en la noche para ver la hora en mi móvil el cual, marcaba que eran las 03:37 am.
Suspiré e intente dormir, pero a los pocos minutos escuche como la puerta de la entrada se abría y se cerraba de un fuerte portazo, después escuche cristales rompiéndose y a los pocos minutos entro Dirk a la habitación con muchísimo cuidado de no hacer ruido, como si fuera un hombre distinto al que en la planta baja se había cargada más de la mitad de la entrada. Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni cuenta se dio de que estaba despierto. Vi como su camisa blanca estaba empapada de sangre, entonces si me levante y salí corriendo hasta él.
- ¿Es tuya? - interrogué desabotonando le la camisa para encontrar cualquier indicio de que estuviese herido.
- ¿Qué haces despierto con lo tarde que es? - esquivó mi pregunta haciendo el ademán de acariciarme la mejilla, pero yo evite que lo hiciera golpeándole la mano.
- Respóndeme, Dirk - insistí.
Él suspiró y se llevó las manos a la cabeza.
No, no es mía, no te preocupes, pero, por favor, no me hagas hablar de quien sí es, al menos no ahora - sentí como algo punzaba contra mi pecho al escuchar su ruego.
- Voy a prepárate un baño, ¿vale?
Me partía el alma verlo así, y lo peor era que desconocía lo que lo había puesto así.
La bañera no tardo en llenarse, y esta desprendía un relajante olor a vainilla, salí del cuarto de baño y me encontré a Dirk en calzoncillos sentado en el alféizar del enorme ventanal, totalmente ausente. Me apoyé en el marco de la puerta viendo la melancólica imagen que se presentaba ante mi.
- Dirk..., la bañera ya esta lista.
Alzó la vista rápidamente al escuchar mi voz, asintió y se levanto.
- ¿Vienes conmigo? - sus ojos gritaban que dijera que sí, y eso hice.
Le dediqué una suave sonrisa y asentí.
- Sí, claro.
Nos metimos en la amplia bañera y yo me apoyé en su fuerte pecho repartiendo suaves besos sobre parte de este y su clavícula intentando apaciguarlo, mientras que él con una de sus manos me acariciaba con ternura la espalda y con la otra acariciaba mi pelo. Levanté la vista hasta él y me acerqué para besarlo, él no dudo ni un segundo en devolverme el beso, para después llevar mis labios hasta su oído.
- Céntrate en mi... - le susurré dejando que mis labios rozasen el lóbulo de su oreja con cada palabra, y con mis palabras impregnadas de sensualidad, añadí: - olvida todo lo demás.
Esta era una de esas ocasiones en las que tenias que ejercer tu rol en la relación y apoyar o ayudar a sobrellevar los problemas a tu pareja, y ya que él había estado conmigo cuando lo había necesitado, yo debería de estar junto a él ahora.
Besé sus carnosos labios saboreando su dulce sabor, a la vez que pasaba mis brazos por su cuello al sentir como me alzaba en mitad del beso; rodeé su cintura con mis piernas y deje que me llevara a nuestra cama, enredé mis dedos en su oscura cabellera y profundice el beso. Él me recostó suavemente en la cama y se separó de mi para poder mirarme, su profunda mirada centelleaba adoración hacia mi persona.
- Te necesito... - le susurré acariciándole la mejilla, él se recreo en la caricia y ocupo el espacio que le deje entre mis piernas, no sin antes agarrar del cajón de la mesita de noche el bote de lubricante.
Se recostó levemente y vertió en la palma de su mano una considerable cantidad del transparente líquido, se lo expatrió bien y besándome el cuello fue dirigiendo sus dedos hacia mi entrada. Primero la acaricio suavemente, después haciéndome dar un respingo el primer dedo entro en mi, casi de inmediato se le unió un segundo y comencé a sentir como rozaban mi próstata con cada vaivén, en ese momento me separé de él.
- Dirk..., por favor.
No hizo falta que se lo pidiera una segunda vez, sintiéndome más deseado que nunca ante esos profundos orbes turquesa él se volvió a situar en mis piernas, y levantando uno de mis muslos sentí como su glande rozaba mi entrada, para después adentrarse en mi con maestría. Se me escapo un gemido al sentir como su gran miembro me volvía a llenar estirándome deliciosamente, - me aferré extasiado a las blancas sábanas - fue repartiendo besos a lo largo de mi garganta, sin soltar mi muslo empezó con un paulatino movimiento de caderas haciendo que mi respiración se agitara aún más que antes.
- Más... - resollé - ah..hmm - gemí al notar como me obedecía.
Una ligera capa de sudor comenzó a adornar nuestras pieles. Busqué sus labios y comencé una guerra entre nuestras lenguas, en la cual jugueteaban y se enredaban por la supremacía, pero igual me dejo ganar, mas tuve que romper el fogoso beso ya que me arqueé y gemí con fuerza al sentir como su ardiente miembro dio de lleno en mi punto dulce, y él, al notarlo con una vertiginosa precisión no dejo de atacar ese punto en mi interior. Mordí mi labio inferior con fuerza, a la vez que estrujaba las sábanas cegado por la pasión y el placer del acto. Escuchaba la jadeante y candente respiración de Dirk chocando contra mi cuello, cosa que me calentaba aún más.
- Dios...
Los dedos de mis pies se enhebraron por completo cuando llegué al orgasmo provocando que gritara con fuerza y me corriera entre nuestros cuerpos. Estaba sofocado por el clímax que recién había espero mentado y por las olas de placer que seguían golpeándome cada vez que Dirk arremetida contra mi, así que seguí gimiendo quedo, exhausto hasta que la placentera sensación de la semilla de Dirk llenándome me hizo volver a intentar regular mi respiración.
Dirk salió de mi y se tumbó a mi lado besándome el hombro.
- Te quiero - me susurro al oído.
Me giré hacia él, el cual intentaba también regular su respiración y lo besé.