Dirk POV
Mi sangre ardía más que nunca solo de ver cómo esa cosa miraba a Jude, a mi Jude. Un salvaje y ronco gruñido se escapó de mi garganta ocasionando que acaparará su atención, y si os soy sincero, habia algo enesa mirada que no me gustaba nada... No, no era su mirada, era la forma de mirarme lo que me incomodaba.
Miré al público y encontré la confusa y temerosa mirada de Jude en él, ese chico me amaba de verdad como yo lo amaba a él, no podía permitir que este monstruo lo tocara.
— Jugaremos a un juego, tú — me miró. — cojeras a tu respectiva pareja y os dejare un lapso de cinco minutos para que desaparezcáis en el bosque, si yo os encuentro juntos os mataré a ambos si encuentro a uno solo mataré al que encuentre y el otro seguirá con vida, así que…¿a qué esperas, căţel (cachorro)?
Al escucharlo me falto tiempo para salir disparado de la celda transformarme en humano y arrastrar a Jude conmigo a lo más profundo del bosque.
Nos detuvimos una vez sentí que estábamos en lo más recóndito del frondoso y oscuro bosque.
— Dirk, tengo miedo… — lo atraje hasta mi pecho sin dudarlo, abrazándolo. — miedo de perderte, miedo de que nos encuentre, ¡el solo ha matado a diez de tus lobos no había más nadie con él, Dirk!
— Shh… — siseé para que se tranquilizara, acaricié su suave cabello castaño a la espera de que se tranquilizara. Era normal que estuviera en estado de pánico lo estaba yo, imaginaos él.
De un segundo a otro todos mis sentidos estaban en alarma, en un vertiginoso movimiento le tapé la boca a Jude e hice que me mirara fijamente a mí y así evitar que se diera cuenta de las pisadas que había frente a nosotros. Desvié mi mirada hacía el suelo frente a nosotros viendo las botas militares de cuero negro que llevaba nuestro predador.
— Escúchame quiero que te vayas, que sigas el camino que hay a nuestra derecha y que no te des la vuelta por nada en el mundo, ¿de acuerdo?
Negó con lágrimas picando en las esquinas de sus preciosos ojos.
Volví a mirar hacía donde estaban las botas y ya no estaban, agudice mis sentidos al parecer iba al este.
— No es una petición, Jude. Quiero que vayas y que nada más encuentres la carretera la sigas y vayas a casa de tu padre.
— No me puedes hacer esto.
El tono quebrado de su voz hizo que me resquebrajara.
— Debo hacerlo, por favor, Jude, te prometo que antes del amanecer estaré pero, por favor, ve.
No me quedó más remedio que decirle eso. Y él a regañadientes se separo de mí.
— Vale, pero es una promesa.
Sonreí y le dediqué el que seguramente seria mi último beso, disfrute del dulce sabor de sus labios y lo que solamente le pedí al cielo fue que ese demonio cumpliera su palabra.
Observé su espalda mientras se marchaba, lo observé hasta que desapareció, al menos mi alma estaría tranquila, él estaría a salvo.
— Pero que conmovedor — dramatizó con una cruel sonrisa plasmada en su rostro dejándome ver sus largos colmillos y sus punzantes incisivos laterales.
Gruñí amenazante sintiendo como mis ojos cambiaban de color, mas no llegué a transformarme. En un movimiento tan brusco como veloz me tumbo boca arriba en el suelo. Fruncí ligeramente el ceño ante la dolorosa corriente eléctrica que sacudió mi espalda, sentía su mano apretando mi cuello. Jadeé. Llevé mi mano hasta su muñeca e intenté que la apartara pero — como era de esperar — no lo conseguí su agarre era inamovible. Al volver a abrir los ojos sentí el sabor de la sangre en mi boca y a esta escurrir por la comisura derecha de mi boca.
Se puso en pie —: Eres despreciable, căţel (cachorro). Al principio lo trataste inhumanamente y ahora lo amas tanto que no te importa morir, es más, te parece una forma digna de morir — bufo. —, nunca entenderé a los humanos. — dicho esto se levando y sin darme tiempo a prever sus movimientos me asestó una patada en el costado, lo suficientemente fuerte como para romperme un par de ellas pero no lo suficiente como para acabar conmigo y conociendo su naturaleza estoy completamente seguro que podía hacerlo. Me encogí sobre mi mismo ante el dolor.
— Patético…
Dando un cansado me volvió a levantar como a un muñeco de trapo y me hizo mirarlo.
— Estoy plenamente seguro que ni cuenta te has dado de lo que pretendía. — sonrió ladeado —: Te lo explicaré — me dejo caer. —, verás, si hubiera pensado en frío en vez de dejar que el miedo te dominara te habrías percatado de que lo he hecho a propósito, que si de verdad hubiera querido a Jude ni tú ni nadie podría haber hecho nada por evitar que me lo llevará, que todo esto es parte de un elaborado juego, que he jugado vuestras emociones, con vuestros peores miedos, contigo… Todo siempre ha estado jugando a mi favor.
Un frió arrollador me invadió. ¿Cómo había sido tan torpe? ¿Cómo no me había dado cuenta antes? En ningún momento había estado tras de Jude. Desde un principio iba tras de mí.
Enfoqué mi mirada en él.
— ¿Qué es lo qué quieres de mí?
— ¿Yo? ¿De ti? — soltó una sardónica carcajada.— No me hagas reír, nada. A fin de cuentas, ¿qué tendría un simple mortal que fuera de interés? Solamente cumplo ordenes, lobito ¿y sabes que me ordenaron? — sus ojos se clavaron en mí repletos de diversión y sadismo. — Hacerte pagar por todo el daño que has hecho, todos y cada uno de tus pecados ahora me pertenecen y yo soy el actual responsable de que los saldes.