Dirk POV
El sueño empezó conmigo recostado sobre un claro en un bosque que no conocía. Hacía frío, mucho. Me miré y observe que tan solo llevaba unos jeans. Cada vez que respiraba mi aliento se convertía en vaho. Intenté incorporarme, mas no lo conseguí. Comencé a ponerme nervioso ante la extraña sensación, era como… como si hilos invisibles me apresaran al suelo. El repentino sonido de hojas secas quebrándose bajo el peso de unas pisadas me alarmó y no consiguió más que exasperarme. Intenté moverme, ver de donde venía esa persona, pero no pude. Y en uno de esos momentos que creí que el ruido venía de mi izquierda la sensación de tener a alguien al lado me invadió. Viré mi rostro cautelosamente hasta la derecha; mi corazón dio un vuelco al ver esos ojos dorados.
— Tú…
¿Cómo se había colado en mi sueño? El tacto se su piel me sorprendió tanto como me aterrorizó; él acariciaba mi mejilla tan sutilmente que parecía que se tratara de una pluma más que de una mano.
De un momento a otro ya había dejado de acariciarme, ahora estaba sobre mí.
— Quítate.
No me hizo caso y yo no conseguía moverme. Inesperadamente y contra todo pronostico él empezó a besar mi cuello, esos fríos labios contrastaban impecablemente con mi candente piel. Un escalofrío vago por toda mi columna. Su lengua paso paulatinamente por mi garganta haciéndome jadear.
Ahora tampoco era capaz de articular palabras. Sentía lágrimas de impotencia quemar en las esquinas de mis ojos. No quería esto. Me repugnaba. Un punzante y abrasador dolor se extendió por mi cuello, sus colmillos perforaron sin delicadeza alguna la carne de mi cuello. Nunca había sentido tanto dolor.
Me incorporé de golpe, un sudor frío recorría todo mi cuerpo e instintivamente llevé mi mano hacía mi cuello.
— Joder… — suspiré más calmado al corroborar que solo había sido un sueño.
Jude POV
Al terminar el partido, Ashton y yo fuimos a un bar que quedaba cerca del estadio, mi padre no pudo acompañarnos porque tenía que patrullar así que terminamos yendo los dos. Ibamos a entrar cuando me detuve, se me había olvidado que tenía que avisar a Dirk para que no pasara a buscarme.
— Voy a avisar a Dirk, espera un momento. — le indiqué a mi mejor amigo.
Saqué el móvil de mi bolsillo delantero y tras desbloquearlo llamé a Dirk. Después del tercer pitido me saltó el contestador así que solo le deje un mensaje diciéndoselo.
— ¿Vamos? — invitó Ash abriéndome la puerta del bar. Yo le dediqué una sonrisa en agradecimiento y entré.
Nos sentamos en una de las pocas mesas vacías que quedaban y pedimos un par de cervezas.
— Y bueno, ¿qué te ha parecido?
— ¿Eh? — cuestioné distraídamente ya que había estado mirado una cosa en el móvil. Lo bloqueé y lo dejé sobre la mesa. — ¿El qué?
Una sonrisa vacía se formó en sus labios.
— El partido.
Me extraño ver esa sonrisa en él.
— Bueno ha estado pasable sobretodo cuando la de los perritos calientes te ha tirado la caña.
— No me ha tirado la caña, Jude.
— ¿Cómo que no? — dije divertido. — Si solo le faltaba hacerte una demostración de “garganta profunda” con la salchicha.
Un sentimiento que no llegaba a conocer punzó en mi pecho al verlo ¿decaído? No parecía él.
El camarero apareció con nuestras cervezas rompiendo la incomodidad que se había instalado. Vi como él le daba un despreocupado sorbo a la suya. Aparté la mía hacía un lado y me eché hacia adelante en la mesa para poder hablar mejor con él.
— Ash… — me lo replanteé un momento antes de preguntar. — ¿Ocurre algo?
Bebió otra vez, no me miraba y eso solo significaba una cosa.
— No puedes mentirme así que ni lo intentes, te conozco demasiado bien. — me adelanté a su mentira.
Dio un último y largo trago y dejo la cerveza a parte.
— No me pasa nada, ahora vámonos. Te llevaré con Dirk. — dijo levantándose de la mesa y dejando un billete de diez sobre la mesa, dando por finalizada la conversación.
Pero yo no me daría por vencido tan fácilmente. Lo seguí hasta afuera y antes de que entrara al coche lo detuve.
— No, sí que te pasa algo y quiero que me lo digas.
— Sube al coche ya es tarde.
Su respuesta me enfado como hacía ya tiempo que no me enfadaba algo —fruncí el entrecejo— . Agarrando su brazo hice que me mirara. Nuestros ojos, de un color casi idéntico, chocaron. Los suyos no reflejaban nada y los míos estoy seguro que transmitían mi enfado.
— Sube al coche, Jude, es tarde… —
— ¡Joder, Ashton! — grité interrumpiéndolo. ¿Por qué no quería escucharme?
Lo solté y me dispuse a caminar lejos de él aireadamente, quedaba más que claro que me importaba pero si el se comportaba como un autentico gilipollas autómata de la noche a la mañana no era mi problema y menos que ni si quiera me decía lo que me pasaba, ¡me cago en la puta!, ¡éramos amigos desde que teníamos pañales! Creo que tenemos más que confianza para que me diga lo que le pasa.
— Niñato de mierda. — farfullé entre dientes.
— Soy mayor que tú, gilipollas.
Di un respingo al escucharlo. Me volví hacía él y desencadenado la mala leche que recorría mi cuerpo desde hace un rato le di un puñetazo.Y así se empieza una pelea con tu mejor amigo.
Peleamos por cerca de media hora y apesar de que mañana tendría morados por todo el cuerpo y me dolía la mandíbula como el infierno sentía que él ni siquiera me había pegado fuerte. Lo miré receloso, ¿no le había hecho ni un rasguño?
Humedecí mi labio inferior saboreando la sangre del corte que me había hecho. Saqué el paquete de tabaco de mi bolsillo trasero y rodé los ojos molesto al ver que solo me quedaba un cigarro, me lo llevé a los labios y tiré el paquete, lo encendí y le di una rápida calada.
Ashton se levantó del suelo y se sacudió la parte de atrás de los pantalones. Lo examiné con tirría, ante esto en su rostro apareció una sonrisa ladeada consiguiendo que yo chasqueara la lengua sardónicamente.
Dándole la espalda para no volver a intentar partirle la cara di otra calada. Respingué sorprendido al sentir dos fornidos brazos rodearme la cintura mas disimule y me sacudí intentado que me soltará, solo consiguiendo que apoyara su barbilla en mi hombro.
— Suéltame.
Quitándome el cigarro de la manos se lo llevó él a los labios para darle una calada.
— No me digas que te has enfadado de verdad. — se burló echándome el humo con cada palabra.
— Vete a la mierda. — gruñí severamente; negándome a mirarlo y cruzándome de brazos.
Escuché como dejo escapar una ronca risilla que hubiese hecho que la de los perritos calientes — y cualquier otra chica — se derritiera. Llevó la boquilla del cigarro a mis labios para que fumara pero giré el rostro.
— Venga, Jude, no seas crío.
— Que lo estas arreglando… — recriminé entre dientes.
— ¿Vas hacer que te pida perdón? — susurró, quejándose de forma infantil contra mi mejilla.
Hice una mueca de fastidio aun sin mirarlo.
— Perdóname. — miré sus manos, las cuales se extendían cruzadas frente a mí, sosteniendo el cigarro, el cual estaba a un par de centímetros de consumirse.
Resoplé cansado, encima me había hecho perder mi último cigarro.
Ashton pareció percatarse de ese detalle ya que le dio otra calada al cigarro. Me hizo girar el rostro hacía e suyo y apretando suavemente mis mejillas para que entreabriera los labios sopló casi todo el humo dentro.
— Perdón. — susurró quedamente mirándome a los ojos. No quise ponerle nombre al nerviosismo que se instalo en mi estómago cuando contemple su mirada.
Bajé rápidamente la mirada, sonreí tímidamente e hice que me soltara.
— Bien te perdono, ahora vamos al coche, tengo frío.
¿Qué significaba esa mirada? No, mejor no quiero saberlo.