Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La vida es bella. por DcHenri

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Pues he vuelto con otra historia!

Todo comenzó cuando estaba viendo por tercera vez el "El sorprendente hombre araña 2" y pasó la escena en donde Harry le llama a Peter y le avisa que morirá y que necesita la sangre del hombre araña para salvarse. Y la idea me vino a la mente repentinamente. De hecho el resumen esta sacado de esa escena solo varia la última frase. 

Este tema es en lo personal muy delicado y la fanfic esta inspirada en el caso de Brittany Maynard (que en paz descanse) que se practicó la eutanasia en el 2014 y su caso me impresionó demasiado. Y esta historia esta hecha con todo respeto a las personas que sufren esta terrible enfermedad. 

PD: Yo no soy doctora pero con anterioridad investigué y por lo que sé es que me pude guiar, así que si hay algo que no concuerda me lo pueden hacer llegar. 

Así que denle una oportunidad ya que es muy diferente a la fanfic de humor de "Academia Shield". (nos leemos en notas finales para darles un aviso sobre esta fic).

Así que sin más demora a leer *-*

Notas del capitulo:

Estos personajes no me pertenecen si no a Marvel y a sus respectivos creadores. 

Lloraba y ya ardían mis ojos. Gemía y el cuerpo me temblaba.

Estaba en Oscorp, en mi oficina sentado frente al enorme ventanal viendo como el sol batallaba para poder salir. Tragando la más cruel y dura realidad. Era como si una bofetada se hubiese impactado contra mi rostro, me sentía vulnerable, indefenso.

Me iba a morir.

Todo fue tan rápido, tan repentino que pensaba por instantes que solo sería temporal. Que se trataba de una gripe pasajera que con reposo y un antibiótico en menos de una semana estaría bien. Me desplomé en el piso echo ovillo.

¿Por qué yo?

¿Por qué de entre tantas personas me está pasando esto a mí?

Solo tengo veintiún años, me falta tanto por vivir, tantos errores que cometer. Tanto que probar, por tanto que reír, tanto que ver y tanto que amar. Se me estaba arrebatando injustamente el tiempo que aún me faltaba por existir. Esto no puede ser real.

Millones de personas en el mundo y me eligió a mí.

De seguro hubo un error en los análisis. Primero solo era un chequeo debido a mi notable pérdida de peso y los dolores insoportables de cabeza, después, una tomografía. Todos los estudios arrojaban mí perdición.

Un tumor maligno.

Cáncer cerebral en fase terminal.

Estoy seguro que hay un error, yo no puedo ser.

Cuando le tendí los resultados del laboratorio a la doctora Grant y comenzó a leerlos su postura cambió, y desde ese momento presentí algo. Como si un cosquilleo en el estómago me dijera que algo estaba por ocurrir. Pero trataba de ignorar cualquier sensación de alerta y mentalmente me repetía que lo único malo que me podía salir es quizá una fuerte anemia que debería tratar.

─Señor Osborn.─ La doctora de notable experiencia y edad despegó la vista de los papeles para ver de frente a su paciente. El ahora dueño y presidente de la empresa Oscorp, encargada del suministro de energía eléctrica de casi todo Estados Unidos.─ ¿Cómo se ha sentido últimamente?─ Ese fue el detonante para que el castaño perdiera toda cordura y se sintiera más inquieto.─ Pues, los dolores ahora son más constantes pero le suplico que vaya al grano. ¿Qué sucede?─ y la doctora se retiró los anteojos.

─No sé cómo valla a tomar esta noticia señor.

Y esas palabras le supieron amargas. Algo de talla mayúscula se avecinaba.

Y de repente me levanté del suelo cubierto de alfombra y tiré todo lo que había en el escritorio y lance las botellas que contenían whiskey haciéndolas estampar contra la pared. La mano me sangraba y golpee fuertemente el puño contra la pared. Me miré en el espejo, notablemente demacrado, no había pegado ojo en toda la noche y la noticia claramente me estaba destruyendo por dentro y por fuera.

─Solo dígame cuanto tengo de vida.─ Las manos le temblaban al igual que la voz. Las lágrimas ya escurrían delicadas sobre sus mejillas.

─Señor Osborn, trataremos de darle el mejor servicio y acudiendo usted a sus quimioterapias puede tener una vida larga y…─El castaño golpeo su puño contra el escritorio cortando así con la respuesta. No estaba para escuchar sermones y esperanzas de vida. Él quería la verdad.─ Solo dígame cuanto tiempo, solo hágalo.─ Y los ojos de la doctora se cerraron entrelazando las manos arriba del escritorio. Sintiendo como la vida era injusta, como aquel joven con tanto futuro estaba ahí, llorándole para que le dijese que todo era una broma. Que solo debía tomar medicamento y que estaría bien.

─Su cáncer ya está avanzado y debido a que está en una zona en donde no se puede remover en cirugía.─ Tomo aire para el veredicto final.─ Y estando ya en la fase más aguda, quizá le puede restar un año más de vida.─ Pero inmediatamente la doctora se levantó de su silla.─ Aunque solo son especulaciones mías, si usted sigue el tratamiento podemos alargar ese año a más y…

Las demás palabras que salieron de su boca no fueron escuchadas.

Solo había una palabra que resonaba ferozmente en su cabeza, como si fuese eco.

Un año.

No estoy preparado para decir adiós a todo. Nunca nadie está preparado para morir. Pensaba que tenía más tiempo.

El tiempo, que pasa veloz sin detenerse. Que camina sin mirar atrás, que pasa a traerte sin tu consentimiento. Que te da a manos llenas y después, sin remordimiento te deja vacío. Lleva, trae, abandona y acompaña. El tiempo tan bello y destructivo, que su presencia vibrante, se siente. 

Que ahora cual ráfaga de viento se iba de mis manos, y sé que él no detendrá su marcha solo por dejar a alguien en su camino. Que eso le sucede con frecuencia. Ahora me tocaba a mí o ceder o correr junto a él hasta que mis fuerzas no den para más, hasta que la vida se me escape día a día cual polvo, en una dolorosa tortura. Que frente a mis ojos me vaya apagando y valla deteniendo mi caminar.

Seguía llorando aunque ya no sentía nada. Solo bajaban las lágrimas solas, sin necesidad de que el corazón se me estrujara, solo bajaban a hacerme compañía.

Estaba solo.

 Y alcé la vista hacía el ventanal, que tenía como paisaje la ciudad, con un cielo mezclado de colores, dando como escenario un hermoso amanecer. Y la ira viajo en mí, guiándome hacía el bello día que saludaba de a poco.

─ ¿¡Dime por qué mierda yo!? ¿¡Qué carajo hice para merecer esto!?─ Grité apuntando al cielo. Sentía coraje, mucho ¿Cómo aquel que es un ser supremo le manda desgracias y desdichas a los que son supuestamente sus hijos? ¿Cómo podía regalar inigualables amaneceres llenos de frescura cuando mandaba al mundo destrucción y sufrimiento?─ ¡Pues ya no creo más en ti! Habiendo tantas personas que te insultan y van en contra de tus mandamientos, vas y me quieres quitar lo más valioso que tengo ¿¡Por qué!? No sé en qué he fallado. Solo dime, ¿por qué?

Y me dejé caer de rodillas exigiendo en un murmullo una respuesta a mis preguntas, una justificación, una esperanza. Y bajé la cabeza incapaz de sostener la mirada de aquel espectáculo que era el sol renaciente. Dando como bienvenida otro nuevo día.

Y seguía llorando y sentía el pecho subir y bajar.

Estaba agotado.

Necesitaba de alguien para sostenerme nuevamente.

Me levanté y busqué el celular que momentos antes estaba en el escritorio y que ahora estaba con la pantalla estrellada justo al costado derecho de la mesilla de centro.

Se escucharon tres timbrazos antes de que Peter atendiera la llamada.

Aún me temblaban las manos.

─ ¿Hola?─Su voz se escuchaba ronca, como si estuviera aún adormilado.

─Pit, soy yo.─ Dije tratando de controlarme y procurar sonar normal.

─Hola Harry.─ Un bostezo se escuchó y así pude confirmar que estaba dormido y que lo acababa de despertar.─ que, ¿sabes qué hora es?─ Por el momento no quería saber nada sobre el tiempo, ni sobre los días, ni sobre nada. Y debido a eso ni si quiera había puesto mi atención en el reloj.

─Amm… tarde, temprano. No lose. No dormí en toda la noche.─ Me sinceré tomándome un momento para reprimir los lamentos que estaban a punto de escabullirse de mi boca. Dispuestos a delatarme.─ Necesito verte.─ Y eso último ya no me salió del todo normal. Ya no podía reprimirme más.

─ ¿Estás bien?─ Su pregunta dio en el blanco.

─En realidad no Pit. Estoy muriendo.─ Y se me desbordaron las lágrimas ya sin remedio. No podía soportar todo esto.─ Tengo cáncer.

Ya no pude ocultar la información que me cosquilleaba por salir. Necesitaba de un hombro en donde desahogarme. Hubo un silencio.

─Voy para tu casa.─ Y su voz salió nostálgica. Él sabía muy bien que yo no bromeaba con cosas tan serias como lo era esta. Y más si estaba al tanto de que mi salud no estaba del todo bien. Jamás podría dudar de la amargura que desprendo en cada palabra.

─Estoy en mi oficina… no tardes.

Y finalicé la llamada, quedando sentado en el suelo frente a la maravillosa vista. Tan majestuosa desde el último piso de la torre Oscorp.  

No demoró en llegar y al entrar pudo ver el caos que había en la oficina, el caos que estaba librando batalla dentro de mí.

─Harry.─ Su voz sonó delicada, como aterciopelada. Y sentándose para quedar a mí altura me acaricio con delicadeza el cabello. La mirada café tan llena de brillo que siempre llevaba consigo, careció de luz cuando se topó con los ríos secos que yo tenía por ojos. Tentó mi mejilla, solo rozándola con sus nudillos. Como cuidando no lastimarme.─ ¿Cuándo te dijeron? ¿Cómo es que…está ocurriendo esto?

Lo tomé de la mano.

─No lo sé, solo... abrázame─ Y sin pensarlo dos veces me apretó contra su cuerpo estando los dos aun en el suelo. Me estrechó contra su pecho haciendo que más llanto brotara de mis ojos. Quería sentir su calor y que me hiciera sentir aún con vida. El de momentos acariciaba mi espalda y no decía nada. Sabía que en momentos así las palabras sobraban.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Dormía profundamente, olvidándome por completo de en donde me encontraba. Me sentía tan fatigado como para despertar. Me sentía consumido y eso no me estaba ayudando de mucho. El tener que ser el fuerte con Harry me está agotando.

Porque escuchar sus palabras por celular me hizo creerme en una pesadilla, pero al llegar y verlo todo se tornó peor. Aun no comprendo cómo me pude tragar las lágrimas, su estado era deplorable y la noticia de su enfermedad lo había derrumbado por completo. Y yo trataba de que mis movimientos fueran seguros, que mis caricias fueran calurosas mientras que por dentro me sentía impotente, desesperado, triste y a la vez incrédulo. No podía si quiera llegar a entender el porqué de la manera tan repentina la vida puede cambiar las situaciones de un día para otro.

Me incorporé del sillón en donde pasamos la noche. Pase el día y la noche con él en su oficina, olvidándonos del tiempo mientras lo escuchaba y trataba si quiera de comprenderlo. Pero estaba consiente que eso era imposible. Harry está viviendo un momento crucial que por más que traté de ponerme en sus zapatos no podré. No podré llegar a sentir del todo su tristeza y melancolía. Su profunda amargura al saber que su tiempo está llegando a su fin. De una manera injusta.

Traté de buscarlo con la mirada y no pude encontrarlo y parándome ya algo preocupado me dispuse a ver dónde se había metido.

Y lo vi.

Recargado en el barandal del último piso de la torre Oscorp.

Viendo el amanecer.

Me acerqué a su lado sonriéndole. Se veía diferente, como si la serenidad por ese instante reinara en su rostro. Me devolvió la sonrisa mostrándome su perfecta dentadura.

─Es bello, ¿no crees?─ Me dijo mirando de nueva cuenta como el sol estaba saliendo para dar comienzo a un nuevo día. Sus ojos se llenaron del brillo matutino.─ Es muy precioso tengo que admitirlo.─ Dije para después seguir mirándolo.  A él y a sus gestos.

─He tomado una decisión.

Sus ojos azules seguían clavados en el panorama de la ciudad de Nueva York. Pero escuchar esa oración me hizo ponerme serio.─ Dime.

─Me practicaré la Eutanasia. Para una muerte sin dolor.─ Y lo dijo al viento. Yo sentí como todo lo de mi alrededor se detenía por un instante.─ Debes seguir luchando Harry, la batalla apenas comienza y puedes ganarla. Yo estaré a tu lado.─ Le dije ahora tomando su mano que estaba anteriormente enganchada en el barandal. La apreté con fuerza.─ Vivirás Harry, yo me encargaré de eso.

─Peter, que más me gustaría creerte, luchar y aferrarme con uñas y dientes a la vida. Qué más quisiera eso. Pero he tomado mi decisión. Si pienso marcharme será viviendo y no agonizando.─ Él me tenía ya encarándolo y nuestros ojos ya hacían contacto. Apreté ahora sus dos manos.─ No puedes jugar con el destino Harry, deja que las cosas lleguen al natural. Yo te ayudaré, te lo prometo, estaré contigo para que puedas estar después mucho tiempo aquí con nosotros… conmigo.

El ahora acarició mi mejilla.

─Tengo miedo, de lo que viene. Sé que serán dolores insoportables, sé que mi cuerpo no tolerará la radiación de las quimioterapias. No me siento capaz de luchar una guerra que sé que perderé. Quiero hacer esto porque no podré ver mi vida yéndose con el tiempo, irme acabando y aparte de sufrir un dolor físico, soportar un dolor interno. Sé que no podré─ Hizo una pausa desviando la mirada.─ Ya cuando te dicen cuanto tiempo te queda, desde ese momento mueres. Con cada palabra le dices adiós a la vida. Los días pasarán, claro está, pero tu vida se habrá quedado en ese consultorio, por siempre.

Sentí perfectamente como mi corazón se desmoronaba de a poco al escucharlo.

─Yo sé que eres muy fuerte, que eres capaz de enfrentarte a todo. Y no estarás solo, me tendrás a mí para ayudarte, a tus amigos, tienes muchos conocidos que…

─Pit, me considero una persona fuerte después de todo, pero no quiero que me vean con lastima o que sientan pena por mí. Que digan en la calle, en los medios o entre mis amistades, ¡oh miren ahí va el chico con cáncer! Ténganle consideración. Que me traten como a un incompetente moribundo. ¡JAMAS! No podría tolerar algo así. Esta enfermedad me va a matar pero quiero ser yo el que diga cuándo es que me quiero ir y no ella. Quiero disfrutar lo que tengo de vida, quiero sentirme completo el día en que ya no este. Quiero irme y saber que mi vida fue incomparable. Que simplemente me siento satisfecho. Ya tomé esta decisión y no hay vuelta de hoja.

Volvió a acercarse a mí con los ojos vidriosos y con una sonrisa resplandeciente, igual que la mañana ya presente. Su voz se oía decidida y ahora sus movimientos estaban inundados de seguridad.

─Yo estaré a tu lado en lo que decidas.─ Le dije igual de seguro demostrándole así, que estaba con él.

─Quiero que estés a mi lado Pit.─ Y se acercó ahora a juntar nuestras frentes en un movimiento más íntimo.─ Lo estuve pensando toda la noche y llegué a la conclusión de que quiero irme de viaje… contigo.

─ ¿Estás seguro Harry?─ Pregunté cerrando los ojos y sintiendo aun como su respiración chocaba con la mía.─ Si, quiero recorrer el mundo y vivirlo todo en seis meses. Antes de que los dolores y la enfermedad me tomen por completo.─ Me contestó entrelazando nuestras manos sin despegarnos ni un solo milímetro.

─ ¿Y después?

─Después de ese viaje juntos, me tendré que ir.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Chuleadas, pedradas u opiniones en sus mensajillos, que ya saben que siempre es un gusto leerlos *o*

Academía Shield actualizará mañana, así que esten al pendiente aquellos que siguen la otra historia, que no vallan a pensar que la he abandonado. 

Les mando muchos saludotes y abrazos de oso:33

¡Nos leemos luego!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).