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REAL por KuronekoAliice

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Notas del fanfic:

Este AU ha pasado bastantes meses abandonado en mi carpeta de fics y ayer recordé que existía :_D 

"El Kaisoo es real" fue la frase que Kyungsoo más escuchó en sus cuatro años de instituto. ¿Real? Para que algo sea "real" tiene que ser cierto, para empezar, y él tenía motivos de sobras como para saber a ciencia cierta que lo único real que había era que ellos dos eran amigos. Puede que fuesen grandes amigos, los mejores amigos, pero nada más.


 


Eran amigos desde prácticamente siempre, desde que la madre de Jongin y vecina de Kyungsoo había llamado a la puerta de los Do muchos años atrás, para pedirle a su madre que dejase que él se encargase de llevar a su hijo al colegio aprovechando que iban al mismo, porque a ella le habían cambiado los horarios de trabajo y ya no podría hacerlo. Su madre aceptó sin dudarlo, al fin y al cabo su hijo era conocido por ser el más responsable de la promoción, y Kyungsoo se encontró yendo al colegio con un Jongin un año menor que él agarrado a su mano. Estuvieron de esa guisa hasta que Jongin tuvo la edad de decidir que no quería ir por la calle cogido de la mano de otro chico. A pesar de eso, continuaron siendo casi inseparables durante toda la primaria, y cuando llegó la secundaria, Jongin eligió ir a la misma que él, por lo tanto continuaron yendo y viniendo juntos del instituto a casa. E incluso cuando Kyungsoo se apuntó a una academia de canto, Jongin decidió seguir sus pasos otra vez y apuntarse a clases de baile en el mismo sitio y en el mismo horario que él.


 


Obviamente, al pasar tanto tiempo juntos, su relación había acabado estancada en un extraño punto entre “mejores amigos” y “hermanos”, y aquello había dado pie a que las chicas de su clase fantaseasen con todo tipo de extrañas ideas sobre ellos como pareja, llegando al extremo enfermizo de hacer hasta nombres juntando los suyos para referirse a ellos, como “Kaisoo”. Aquello claramente NO ERA REAL, a pesar de que, en algún momento entre el paso de la infancia a la adolescencia, Kyungsoo hubiese desarrollado sentimientos no tan inocentes por su mejor amigo, y que dichos sentimientos hubiesen crecido durante aquellos años como la espuma del mar en un día de viento.


 


Porque daba igual lo mucho que Kyungsoo quisiese a Jongin, si este no sentía nada remotamente parecido a lo que sentía por él, allí no había nada real.


 


Kyungsoo sacudió la cabeza después de soltar un suspiro, y apartó los ojos de la partida más que perdida del Mario Kart de su Nintendo DS.


 


—¿Cómo te fue la cita? —preguntó, mirando a su amigo directamente.


 


—Q...q...¿que cita? —tartamudeó Jongin, cerrando su propia Nintendo DS y enrojeciendo violentamente.


 


—Ya sabes, tu cita. La del sábado por la tarde —Kyungsoo hizo un mohín involuntario-no-tan-involuntario con la boca en señal de desagrado ante la clara mentira de su amigo. Por supuesto que había ido a una cita, no hacía falta hacerse el tonto.


 


—¿Cómo...? ¿Quién...? Ha sido Chen, ¿no? —murmuró Jongin, sombrío mientras se acomodaba sobre la cama, a su lado —se ha vuelto a ir de la lengua.


 


—Por supuesto —susurró Kyungsoo, tratando de esconder -esta vez bien- su enfado. Odiaba que Jongin le escondiese cosas, aunque estas fuesen cosas que le dolería saber — ¿Y bien? ¿Que tal fue?


 


—Pues... fue, fue... Sí, fue —su amigo esbozó una leve sonrisa de medio lado, y Kyungsoo apretó los labios —fue mal. En serio, no entiendo a las tías. ¿Qué se supone que quieren de mi? Que les coja de la mano, que no, que las lleve al cine, a un parque, a tomar té con pastas, de compras, que sea amable, educado, divertido, misterioso ¿QUÉ? No lo entiendo, ¿qué esperan de mi cuando me piden una cita? —soltó Jongin totalmente frustrado —Estoy harto, Soo, harto. No sirvo para esto, no estoy hecho para las chicas.


 


Kyungsoo se tragó un suspiro de alivio; había ido mal. También se tragó los remordimientos por ser tan mala persona y desear que todas las citas de su mejor amigo-casi-hermano fracasasen.


 


—¿Cómo que no estás hecho para ello? Vamos, Jongin, tú eres Kai, el chico más popular del instituto. He visto en directo como las chicas hasta te tiraban bragas, no puedes decir que no sirves para ello.


 


—Por favor, calla. Ya fue bastante asqueroso vivirlo en persona como para que encima me lo vayas recordando cada vez que puedes —Jongin le pinchó con el dedo en el costado, haciéndole cosquillas con precisión en el único punto de su cuerpo que las tenía. Kyungsoo se retorció y soltó una carcajada un poco histérica antes de conseguir agarrar las manos de Jongin y mantenerlo quieto —Pues Soo, “no sirvo para ello” significa exactamente eso. Me rindo. Finito.


 


Sus rostros quedaron muy cerca, a un palmo o menos. Los ojos de Jongin lo observaban fijamente, casi como si viese a través de él, y sus cuerpos inevitablemente se habían enredado tras el forcejeo durante las cosquillas. Por supuesto Kyungsoo sabía que no había peligro, no iba a pasar absolutamente nada entre ellos porque estaban demasiado acostumbrados el uno al otro. Pero aquella situación, aquella proximidad, notar el calor de Jongin en prácticamente toda la superficie de su piel hizo que su corazón latiese a toda velocidad y que su cara se sonrojase entera. Tragó saliva y apartó al chico de un empujón.


 


No sirvo para ello” era lo que había dicho, ¿no? Acaso aquello podía significar que Jongin... Que era... No, seguro que no podía ser. Kyungsoo observó como Jongin alargaba su brazo de color tostado, agarraba su Nintendo DS olvidada, y continuaba con su partida al Pokemon mientras gritaba cosas como “Gardevoir, ¡te elijo a ti!”. Era imposible que las palabras de aquel chico que aún era todo un niño pudiesen significar más de lo que parecía.


 


* * *


 


Los lunes eran horribles. A parte de ser el primer día de la semana y que además caían justo después de los dos días libres que forman el tan esperado fin de semana, Kyungsoo iba prácticamente en estado zombie cada uno de los lunes del curso. Encima era el día con el horario más largo y apretado, y por si fuera poco, al acabar siempre quedaba el resto de la semana por delante, lo cual lo convertía en el día más desmoralizador de todos. Por ello, Kyungsoo siempre estaba más apagado y serio de lo normal, a pesar de adorar el instituto y, según sus amigos, obsesionarse demasiado con los estudios.


 


Pero cuando ese lunes Chen lo saludó con un “¿sabes que Kai se va a declarar a la persona que le gusta?” el día directamente se le había echado encima con todo el peso de un camión en marcha. Como consecuencia, desde que Chen se lo había dicho, Kyungsoo no había parado de darle vueltas al tema hasta el punto que, cuando se había parado a mirar sus apuntes tomados en las primeras tres soporíferas horas de Lengua e Historia, se había encontrado cuatro hojas escritas con incoherencias y caracteres indescifrables entremezclados con garabatos que ni recordaba haber hecho.


 


—Me pregunto si será aquella chica de tercero con la que habla tanto —dijo Chanyeol pensativamente en el descanso de la tercera hora.


 


—Puede que sea aquel chico de su clase de baile, ese que trajo el sábado pasado cuando fuimos a la discoteca... —murmuró Baekhyun en respuesta, justo antes de mirar a Kyungsoo.


 


Como cada día sus amigos y él se habían reunido para descansar un poco la mente durante los cortos diez minutos que les daban de pausa, aunque en aquel momento Kyungsoo ya no estaba tan seguro de que fuesen sus amigos. Más bien parecían enviados del infierno dispuestos a enfadarle más aún.


 


—¿Qué vas a hacer? —le preguntó Chen con una sonrisa gatuna tan llena de malicia que consiguió que Kyungsoo apretase los puños para esconder el temblor de sus manos —Si sigues así vas a conseguir que te lo quiten.


 


—¿Qué voy a hacer de que, exactamente? —graznó él, cruzándose de brazos a la defensiva, controlándose para no meterle la ostia que se estaba ganando a pulso.


 


—¿Cómo que “de que”? —Chanyeol frunció las cejas frustrado y confuso a la vez.


 


—En serio, Kyungsoo. Parece mentira que con lo suelta que tienes la lengua normalmente y con lo poco que te cortas antes de decir lo que piensas, seas tan pavo con este tema —el tono de Baekhyun fue claramente recriminatorio —pero en fin, ya te lo encontrarás cuando Kai aparezca mañana de la mano de un cualquiera que no seas tú solo porque no te has atrevido aceptar y a hacer frente lo que sientes.


 


Kyungsoo, dolido, notó como cada palabra era una puñalada fría y precisa en su corazón, pero antes de dejarles ver cuanto le afectaba aquello prefería morir, de modo que miró fríamente a sus amigos con la esperanza de que el universo le concediese el poder para apagar sus voces para siempre.


 


—Dejadme tranquilo —murmuró con más rabia de la que le hubiese gustado mostrar, se dio media vuelta y salió por la puerta de su clase a paso rápido.


 


¿Cómo se atrevían? Ellos no sabían nada, no sabían lo que era estar enamorado de un amigo que era casi un hermano (aunque Baekhyun y Chanyeol llevaban saliendo desde los catorce años y se conocían desde el parvulario, pero ellos no contaban porque eran especiales y vivían en su mundo). No sabían lo que era ver como el niño que había visto crecer se convertía de pronto en alguien a quien todo el mundo admiraba, quería y seguía con la mirada por allá donde pasase mientras él seguía siendo el simple cerebrito de la clase y la única persona que se esforzaba en verlo aún como aquel niño que se agarraba a su mano cuando eran pequeños. No sabían lo que era el miedo de no ser suficiente para él, de no llegar a su altura, de no ser correspondido, de que su amistad pudiese romperse si él reconocía lo que sentía. No sabían lo que era el terror que sentía cada vez que pensaba en la posibilidad que había de que Jongin, al enterarse de sus sentimientos, pudiese abandonarle para siempre. No, la verdad es que desde el mismo momento en el que se había dado cuenta de que sus sentimientos no eran los mismos que sentía hacia el resto de sus amigos y había comprendido que estaba enamorado de la persona que era casi su hermano, Kyungsoo había elegido por propia voluntad guardarse aquello pasa sí mismo, prefiriendo quedarse eternamente Junto a Jongin como el mejor amigo de su amor no correspondido antes que arriesgarse a vivir su vida sin él. Pero había resultado que todo le estaba resultando demasiado difícil al final.


 


Como no sabía bien a donde dirigirse, Kyungsoo bajó las escaleras hasta el segundo piso de forma automática sin pensar siquiera que aquel era el piso donde estaba la clase de Jongin y que, por lo tanto, no era raro que se pudiesen encontrar. Ni siquiera las había acabado de bajar todas cuando vio a su amigo en el pasillo, de espaldas a él, rodeado de gente como de costumbre.


 


Kyungsoo se quedó quieto inmediatamente, observando la espalda de su amigo mientras escuchaba como su corazón martilleaba en su pecho. Eran tan diferentes y tan parecidos a la vez que parecía mentira que hubiesen llegado a ser tan buenos amigos. Jongin hablaba con la gente y reía, pero no parecía cómodo con ello y nadie más que él se daba cuenta de ello. Al chico no le gustaba ser el centro de atención, nunca le había gustado, pero se había vuelto algo inevitable en su vida desde el mismo momento en el que pegó el estirón, creciendo al menos medio metro en pocos meses hasta llegar a sacarle una cabeza a casi todo el mundo, incluido a él.


 


Sin embargo, Kyungsoo se dio cuenta de que, aunque estaba rodeado de gente, cerca de Jongin había una persona que acaparaba más la atención que el resto. Una chica le agarraba del brazo posesivamente y aprovechaba el jaleo que armaba el resto para hablarle en la oreja. Kyungsoo entrecerró los ojos al notar un familiar pinchazo en el pecho y le entraron unas ganas terribles de apartar a la chica de su amigo de un empujón. Justo en aquel momento Jongin se giró y lo vio parado en las escaleras. Una amplia sonrisa iluminó su cara y se deshizo de toda la gente en cuestión de segundos para correr hacia donde se encontraba él. Sin embargo, antes de que le alcanzase, Kyungsoo ya había echado a correr escaleras arriba a toda velocidad, respirando agitadamente. Al llegar a su piso ignoró su pasillo y continuó subiendo escaleras a toda prisa hasta llegar al terrado, entrar y cerrar la puerta con el pestillo.


 


¿Qué le pasaba? Nunca había salido corriendo así de Jongin. De hecho, nunca había salido corriendo de nada porque él no era un cobarde. Kyungsoo se apoyó contra la puerta y se dejó caer hasta el suelo pesadamente mientras intentaba calmar su respiración. El pecho aún le dolía y se abrazó para tratar de contenerlo todo; el dolor, la preocupación, la rabia y la impotencia.


 


Hacía sol, los rayos le calentaban el cuerpo y él no lo notaba. A pesar de haber subido dos pisos corriendo, sentía el cuerpo frío y entumecido y él solo quería gritar y gritar.


 


Quería gritar porque no soportaba aquello, porque sus amigos eran unos idiotas, porque odiaba sentir aquella cosa que hacía que su mundo se iluminase por el simple hecho de saber que Jongin formaba parte de su vida, y porque sabía que había llegado el momento de hacer algo. Quería gritar porque odiaba a todas y cada una de las personas que creían que podían acercarse a él como si les perteneciese. Quería gritarles que no les pertenecía, que al único que podría llegar a pertenecerle era a él, que todos eran unas sucias larvas y que deberían desaparecer del planeta. Quería gritarles que no, que el Kaisoo no era real pero que él se moría de ganas de que lo fuese.


 


Pero sobretodo quería gritarse a si mismo porque a pesar de todo no hacía nada.


 


Y Chen tenía razón, iba a perderle si no hacía nada. Tenía que arriesgarse, lo sabía, pero le daba tanto miedo...


 


Kyungsoo escondió la cabeza entre las rodillas ignorando al timbre que marcaba el inicio de la siguiente clase, e ignorando el hecho de que acababa de perder la asistencia perfecta que tanto le había costado mantener. Él se limitó a esperar allí, tratando de no pensar, hasta que las clases acabaron y pudo volver a su clase para comer, sabiendo que allí estaría Jongin, quien seguramente le preguntaría y él aún no sabía que respuesta darle.


 


Y efectivamente, cuando bajó se encontró en su clase a Baekhyun, a Chanyeol y a Chen comiendo juntos, y a Jongin comiendo con ellos como era habitual. Kyungsoo trató de aparentar normalidad, esquivando hábilmente las referencias de sus amigos a los novillos descarados que había hecho, se sentó para comer en el sitio más alejado de Jongin que pudo encontrar y se las arregló para no mirarle en toda la hora porque ni siquiera sabía que cara poner. Durante todo ese rato, lo único en lo que pudo prestar atención fue en la picazón que notó en la frente, allí donde Jongin no paró de mirarle fijamente ni un segundo. Fue la comida más incómoda del curso.


 


Justo antes de marcharse, su amigo se giró y les dijo que no le esperasen a salir, que tenía algo importante que hacer y no sabía cuanto podía tardar. Y aquel momento fue el único en el que Kyungsoo lo miró justo para ver como se giraba y se iba hacia su clase. Su espalda se llenó de una capa de sudor que le provocó un escalofrío y Chen le dio un codazo de “¿Ves? Te lo dije” con los ojos llenos de sorna.


 


Mierda.


 


Lo iba a perder de verdad. Había alguien que iba a recibir una declaración del chico más popular del instituto. Una declaración que obviamente aceptaría porque nadie en su sano juicio rechazaría a Jongin. Y él tendría que dejarlo marchar sin más. Algo que no estaba dispuesto a tener que hacer.


 


Las dos siguientes y últimas horas pasaron horriblemente lentas. Aquel estaba siendo el peor día del curso con diferencia, pero nada más sonar el timbre de final de clases, Kyungsoo se levantó como movido por un resorte y salió corriendo con su mochila debidamente colgada en su espalda hacia la clase de Jongin. No podía dejar que se fuese sin él.


 


Normalmente las clases del grado de Jongin terminaban unos minutos antes que las suyas, y aquel día no fue la excepción, de modo que cuando llegó ya no quedaba nadie en el pasillo. Kyungsoo chasqueó la lengua con rabia y se acercó para comprobar que no quedase nadie en la clase de Jongin. Pero resultó que no estaba totalmente vacía porque allí, justo delante de las ventanas, dándole la espalda, estaba Jongin, como si esperase a alguien.


 


—Jongin —lo llamó, jadeando.


 


—¡Soo! —exclamó al girarse —Antes os he dicho que tenía algo que hacer y que no me esperaseis, ¿no me has oído?


 


—Tengo que hablar contigo —dijo en respuesta y lo que salió por su boca fue apenas un hilo de voz aún jadeante—Por favor, Jongin, es importante.


 


Ante la súplica, su amigo entrecerró los ojos y asintió antes de empezar a caminar hacia las escaleras con Kyungsoo a pocos pasos de él.


 


—Soo, ¿qué te pasa? Hoy estás muy extraño —le dijo Jongin una vez encontraron un lugar en el patio trasero donde poder hablar sin que les escuchase la gente —¿Te encuentras mal?


 


Kyungsoo negó con la cabeza suavemente mientras esquivaba los intentos de Jongin de medir la temperatura de su frente con su mano.


 


—¿Que tenías que hacer? —le preguntó tratando de no sonar demasiado inquisitivo, sin conseguirlo realmente.


 


—Era algo importante pero puedo hacerlo mañana si quieres, no me importa aplazarlo si tanto me necesitas ahora —contestó, interrogándolo con la mirada —¿Y bien? ¿Qué pasa?


 


Había llegado el momento. Era todo o nada. Debía decírselo, debía confesarle su secreto más bien guardado pero las palabras no le salían. A veces había tenido pesadillas justo con aquel momento, y todas terminaban con Jongin mirándole con decepción y yéndose para siempre de su vida. Desde que habían salido de la clase, aquella imagen no paraba de aparecer en su mente una y otra vez. Kyungsoo tragó saliva como pudo.


 


—V-verás... Y-Yo... T-Tú...uh —empezó, antes de apretar los labios.


 


—¿Yo?—preguntó Jongin, abriendo los ojos con inocencia —¿Qué pasa conmigo?


 


—T-Tú me... —cintentó empezar de nuevo —¿Quién es la persona que te gusta? —Terminó diciendo, y antes de terminar la frase, Kyungsoo ya se había llevado las manos a la boca con horror.


 


—¿Que quién me...? ¿En serio me has traído hasta aquí para preguntarme eso? —Jongin frunció las cejas, seguramente molesto.... y a pesar de todo a Kyungsoo le parecía que solo estaba frustrado — ¿Y porqué estás tan rojo? Parece que te vaya a dar un golpe de calor.


 


—¡No! No era eso lo que te quería preguntar...


 


—¿Entonces qué es? —la frustración se hizo aún más patente en la voz de Jongin y Kyungsoo se mordió el labio. Tenía que decirlo ya —Mira, Kyungsoo, no tengo ganas de estar perdiendo el tiempo aquí. Cuando recuerdes qué es lo que me quieres decir me mandas un sms o algo.


 


Jongin lo miró inquisitivamente, pero al ver que Kyungsoo no decía nada, suspiró y empezó a caminar en dirección a la salida sin mirarle de nuevo.


 


No, no, no, mierda, NO.


 


—¡Espera! —gritó Kyungsoo con los ojos cerrados con fuerza.


 


—¿Ya has recordado?


 


—No lo había olvidado —murmuró Kyungsoo, y cerró los puños mientras respiraba profundamente, aún con los ojos cerrados. Ahora —T-Te quiero. Yo... yo... Te quiero —repitió, como si con una vez no bastase. Y a partir de ahí, las palabras se escaparon de su boca sin que él pudiese hacer nada —N-no se desde hace cuanto pero no puedo hacerle nada ya. Y mira que he intentado no sentir esto por ti, porque te consideraba casi mi hermano, pero de alguna manera lo que sentía mutó a esto y ya no puedo controlarlo y... —Kyungsoo abrió los ojos con miedo a encontrarse con su pesadilla en persona, pero la cara de Jongin no mostraba nada remotamente parecido a la decepción, sobretodo por el hecho de que su expresión de inocencia se estaba transformando en una sonrisa de victoria a medida que él hablaba —...y no quería que empezases a salir con otra persona... sin... que lo sup... ¿Porqué estás sonriendo así?


 


—Por el amor de Dios, Soo, ya era hora. ¿Tan difícil era? —suspiró Jongin y lo miró de forma maliciosa —mira que nos ha costado que lo sueltes. Verás cuando se enteren de que nuestro plan ha funcionado contra todo pronóstico.


 


—¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo que nuestro plan? —Kyungsoo ya no tenía la cara roja, ni notaba el peso en su pecho. Su cuerpo había pasado a llenarse se confusión de pies a la cabeza porque aquello no tenía sentido. ¿Dónde estaba la mirada de decepción o de sorpresa? ¿Dónde estaba el Jongin de siempre? ¿Qué estaba pasando? Y sobretodo, ¿aquella sonrisa QUÉ SIGNIFICABA?


 


—Chen y Baekhyun, por supuesto. Nos cansamos de esperar a que reaccionases, Kyungsoo. A veces eres terriblemente lento, ya sabes.


 


—Por supuesto —soltó en respuesta, con acidez. Por supuesto.


 


—¡Vamos, vamos! —rió Jongin y lo atrajo hacia él para abrazarlo, y Kyungsoo se revolvió en sus brazos, tratando de apartarse de él pero fue demasiado lento y jamás había ganado a Jongin en un forcejeo, y en cuanto éste estuvo lo suficientemente cerca, todo su mundo desapareció y se volvió el olor de Jongin, la piel de Jongin, su risa sobre su cuello, provocándole escalofríos. Las manos de Jongin agarrándolo de la cintura, apretándolo contra su cuerpo, acunándolo.La boca de Jongin besándolo en la frente y en los labios con tanta dulzura que casi dolía. Jongin sonriendo con felicidad, cómo si aún fuese un niño, sus ojos mirándole con amor. La voz de Jongin hablándole, diciéndole algo que no entendía.


 


Todo fue Jongin, Jongin y Jongin, y siempre lo había sido, pero al verlo así, tan cerca y tan feliz, algo encajó dentro de Kyungsoo y comprendió que a partir de aquel momento, su mundo continuaría siendo Jongin para siempre. De modo que no le quedó más remedio que cerrar los ojos y permitir que el alivio le invadiese el cuerpo y le quitase las fuerzas de las piernas, tirándolos al suelo.


 


Al final, las locas de su clase que formaban nombres estúpidos para ellos dos, como “Kaisoo”, habían tenido razón. Al final el Kaisoo había resultado que sí que era real.

Notas finales:

Gracias por leer~


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