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Feliz cumpleaños por Tasmania

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Notas del fanfic:

Bueno este one-short fue escrito en honor al cumpleaños de cierto pelirrojo, sé que debí subirlo antes pero soy una irresponsable #Yolo :v (okno ;u;)

 

02/02/15

Notas del capitulo:

A mi hermana, ella me pidió y yo lo comparto con ustedes.

Los personajes no me pertenecen. Escrito realizado sin fines de lucro.

Rin se encontraba ansioso, excitado. Más ansioso y excitado de lo normal. Para Haru no era algo nuevo, cada año era lo mismo. Conforme se acercaba el cumpleaños del pelirrojo, éste sonreía más, se levantaba más temprano, sus rutinas de entrenamiento aumentaban y las cosas emporaban conforme el día se acercaba. Gracias a la deidad del agua, Haru se hacía cada vez más inmune a tales signos y esta vez estaba preparado.

 

-Haru, ¿sabes qué día es mañana? 

-mmm… no-contestó impasible el peliazul.

 

Rin hizo una cara de horror, llevaba toda la semana recordándoselo como para que justo ahora no se acordara, pero estaba demasiado feliz como para enojarse.

 

-Es mi cumpleaños, espero ya tengas mi regalo.

-ah, sí, mañana te compraré un regalo.

 

La emoción del pelirrojo al escuchar la palabra “regalo”  pasó por alto el hecho de que Haru aún no hubiera comprado nada.

 

-¿Qué será Haru?

-Algo que te  guste-dijo Haru mientras terminaba de secar su cabello.

-¿Será grande?

 

El peliazul pensó un poco antes de contestar.

 

-Sí, un poco.

-¿Podré escogerlo yo?

-No.

-Pero, es mi regalo, debería escogerlo yo…

-Duérmete Rin- fue lo último que dijo Haru antes de acostarse en el lado de la cama que siempre dormía.

***

Después de darse una prolongada ducha, Rin se recostó justo al lado de Haru y después de depositar un suave beso en la nuca de su amante se dispuso a dormir… en realidad Rin no podía cerrar los ojos en ningún instante, sus pensamientos lo agobiaban mientras intentaba adivinar qué le daría de obsequio este año Haru. A pesar de que su pareja lo siguiera tratando con indiferencia (especialmente esos días) sabía que por nada del mundo olvidaría una fecha tan importante para él. Aún recordaba su primer regalo y probablemente jamás se le borraría de la memoria el día en el que lo aceptó como pareja.

Rin suspiró sonoramente, de solo recordarlo su piel se erizaba y las lágrimas inundaban sus ojos.

 

~~~

 

El pelirrojo no notó cuando se quedó dormido, solo supo que lo había hecho cuando la tenue luz de la habitación recibieron a sus ojos adormilados.

Estiró el brazo y encontró el lugar de Haru vacío, pensó que tal vez había ido al baño pero un débil gemido lo sacó de su ensueño. Abrió los ojos y escuchó atentamente, otro gemido armonizó el silencio.

Rin, ni con 100 años de anticipación, se hubiera preparado para ver lo que se encontró, en un momento creyó que iba a morir.

Las mejillas de Haru estaban tan coloradas como las calurosas tardes de verano, su boca estaba amordazada y sus brazos atados hacia atrás. Sus piernas sujetas a cada reposabrazos de la silla, donde se encontraba sentado,  dejaban ver una necesitada “entrada”.

El pelirrojo creyó tener un pre infarto, la mirada de Haru era tan lasciva que parecía que, si no estuviera atado, le saltaría encima.

 

-Haru~-susurró Rin al ver que el menor se retorcía.

 

Se arrastró por la cama hasta bajarse de ella y así acercarse hipnotizado hasta donde se encontraba su amor. Rin pisó en el suelo una pequeña hoja doblada a la mitad, sin mirarla realmente la recogió y miró lo que decía.

 

“Feliz cumpleaños, Rin”

 

Era la perfecta caligrafía de su amante deseándole un feliz cumpleaños. Rin tragó en seco sonoramente y ahora más decidido llegó hasta el peliazul y contempló semejante obra de arte.

Haru se estremeció y gimió, llamando a su hombre.

La bonita erección del menor parecía moverse por cuenta propia buscando un poco de atención, que gracias a sus esfuerzos, pronto recibió. Rin se arrodilló ante él, pasó un juguetón dedo por su tierna entrada percatándose de que algo parecía torturar desde adentro al peliazul; sus dedos siguieron su recorrido, subiendo por su periné para masajear suavemente sus testículos pero sin detenerse ahí. El pelirrojo posó ambas manos en lo que le interesaba y bajó con delicadeza el prepucio descubriendo la cabecilla roja (casi tan roja como sus cabellos). El tiburón sonrió y con un poco de picardía soplo en la sensible extremidad del menor. El peliazul gimoteó, tensando todos sus músculos y  contrayendo sus entrañas.

Rin repitió la acción con malicia un par de veces más, obteniendo el mismo resultado, pero realmente no era divertido si no escuchaba las verdaderas protestas de su amante así que la mordaza de Haru fue retirada. 

Hilillos de saliva resbalaron por los labios de Haru dándole un aire aún más sensual.

 

-Rin~-jadeó Haru- vamos, métemela ya…

-¿Ansioso Haru?, extraño en ti…

 

El pícaro tiburón se burló del pobre delfín que, lo hubiera fulminado con la mirada si no hubiera sido porque el pelirrojo comenzaba a tomarse enserio su trabajo.

Sus dedos bajaban suaves por toda la extensión de carne del menor, provocándole sonoros gemidos necesitados y placenteros. Su mano ahora libre se deslizó hasta el ano de Haru donde tanteó la situación. Un delgado cordón con un pequeño aro salía de su entrada. Rin tiró del cordón hacía fuera y enseguida los gemidos de su pareja confirmaron sus sospechas: su delfincito travieso se había penetrado con alguna especie de bolas chinas. Su libido ya no pudo más, tiro con fuerza del cordón y tres esferas fueron sacadas del cuerpo del menor, quien grito de placer en el proceso.

 

-Ri…rin, métela… métela ya…-exigió el peliazul.

 

Rin desesperado liberó su urgida erección del cautiverio de su pijama, con sus manos separó ambas nalgas de su amor y sin más lo penetró.

A pesar de la previa dilatación Haru lo estrujaba con fuerza, parecía que iba a “decapitarlo”.

 

-¡Haru!, ¡Haru, no aprietes tanto!

 

Pero Haru hacía caso omiso el menor solo podía moverse en busca de contacto mientras de su boca solo salían gemidos y uno que otro improperio.

Rin sintió que se corría, al borde de la desesperación por no poder haberse movido ni un poco… despertó… abrió los ojos desesperado y miró hacía todas direcciones del cuarto. Intentó moveré pero sus manos estaban aferradas al cabezal de la cama…

 

¿Un sueño?, ¿UN MALDITO Y JODIDO  SUEÑO?

 

Sintió la humedad en sus calzoncillos que confirmaron la realidad; había sido un sueño y por la deidad del agua: ¡que sueño!, ahora debía buscar a Haru para hacerlo realidad, después de todo era su cumpleaños. Nuevamente el pelirrojo intentó incorporarse pero no le fue permitido, sus manos estaba atadas y aparentemente él apenas caía en cuenta de eso.

 

-¡Haru!...

 

Rin se removió con fuerza pero las ataduras escocieron sus muñecas.

 

-¡Haru, qué demonios sucede!

 

Por un momento pensó lo peor.

 

-¡Haru, amor!

 

El menor se dejó caer arriba de él pero metiendo sus brazos y piernas para no aplastarlo.

 

-Veo que tuviste un sueño muy entretenido, eh, después de todo ¿este año lograste adivinar tú regalo?...

-¿Qué?

 

Las mejillas de Rin se tiñieron de un rojo vivo al revivir el sueño que había tenido pero la mano del peliazul lo sacó de sus cavilaciones.

 

-Ha…Haru, que demonios… desátame ahora…

 El menor lo ignoró olímpicamente y sin perder tiempo descubrió la erección matutina del tiburón.

 

-¡Haru!, te digo que …

 

Las palabras de Rin murieron en su garganta, si dulce delfín ya engullía su polla con maestría.

 

-Haru, para~, desátame te digo- protestó Rin, con voz menos convincente.

 

Haru se incorporó y le sonrió; una sonrisa tan diminuta, tan minúscula para cualquiera, pero para él era la más sincera jamás recibida.

 

-Feliz cumpleaños, amor.   

Notas finales:

Bueno, al igual que varios ;u; lamenté que fuera tan corto pero así fue como quedó (estúpidos y sensuales dedos 7u7 hacen lo que quieren).

Bueno, gracias por leer.

Nos leemos luego.


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