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Tu más grande fan por Jess M

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Notas del capitulo:

2/11

 

-No, Minseok el hecho de que BaekHyun se quedara en nuestra mesa el descanso del viernes no significa que es nuestro amigo. De hecho es lo más cercano a un enemigo que tenemos en el colegio.

 

LuHan no pudo detener la risa que soltó al escuchar a KyungSoo afirmar algo que solo decía dado a su orgullo herido. Minseok por su parte parecía decaído, realmente quería ser amigo de BaekHyun y el mismo LuHan también. BaekHyun había sido muy bueno esa ocasión de la guerra de comida y también cuando defendió a Xiumin de que lo molieran a golpes.

 

Quizá lo único que KyungSoo necesitaba era experimentar del bueno (ocasionalmente) BaekHyun.

 

-Ese es el comentario más ardido que te he escuchado decir.

 

-No es ardido, es la verdad. Es más acá viene, vean esto.

KyungSoo les señalo con la mirada a Byun que iba en la dirección de los tres, muy ocupado texteando en su teléfono. Sin esperar de mucho, KyungSoo aclaró su garganta mientras Minseok y LuHan ponían su total atención.

 

-Hey BaekHyun, ten un buen día.

KyungSoo le saludo con una sonrisa.

 

-No me digas que mierda tengo que hacer. - Le respondió sin dejar de caminar.

 KyungSoo volteo a ver a ambos, con un rostro de “se los dije” LuHan asintió lentamente con la cabeza, quizá el buen samaritano que había en BaekHyun manifestándose con KyungSoo iba a tardar un poco más de lo esperado.

 

*

 

Ya habían transcurrido un par de minutos y JongDae comenzaba a sentirse abrumado, las clases que impartía por lo general eran algo que le apasionaba pues el canto era un ámbito en el que –sin ser muy vanidoso- era un profesional. Hablar de ello y enseñar a sus alumnos era algo que amaba hacer, pero no sabe si fue el hecho de que se haya tropezado cuando iba subiendo las escaleras del colegio, o si fue cuando al salir de la cafetería con un espresso humeante un tipo pasara derramando parte de su contenido en su –ridículamente- blanca camisa, el hecho de que ese día era horrible.

 

Quizá era porque no tenía clase que impartir en el grupo B, que era donde pertenecía Minseok.

 

Por alguna razón, se quedó perdido en plena clase recordando esa noche que pensaba sería la más larga, retrocedió un par de días antes. Cuando se había quitado el saco y con su perfecta actuación se desabotono un poco –solo lo necesario para no parecer un regalado- la camisa y como la copa de vino le había ayudado mucho. Las películas eran un increíble ejemplo para seducción.

 

No es como si Minseok fuera difícil de descifrar, sabía que sus tácticas eran un completo éxito porque podía inundar el restaurante de tanta baba que tiraba.

 

“¿Un poco de vino?” Ser profesional en el canto era un aspecto extremadamente ventajoso porque podía hacer que su voz sonara ronca y ardiente como el mismo infierno. Las mejillas del pequeño estaban teñidas de un carmesí tan absolutamente tierno que quizá por un momento JongDae quería olvidarse de eso de hombre semental y serio, saltarle encima y fangirlear con esa carita de ardillita que tenía.

 

“Y-yo no lo sé, no tomó.” JongDae casi escupe el vino, estuvo a punto de carcajearse sin medida alguna, olvidándose de todo ese papel de símbolo sexual. Quizá estrellar los puños contra la mesa y contarle el chiste al mesero. Porque Minseok era capaz de ofrecérsele –porque se le ofreció- en mitad de la noche, en su auto y sin una sola pizca de pena pero no era capaz de tomar de una copa de vino. Simplemente no se la creía, pero los ojos del pequeño eran serios y quizá no era broma.

 

“Está bien, solo quiero ir al punto, eso que escuchaste no es más que una referencia que hago con todos los pacientes del consejero Park, no hay mucho que decir al respecto.” JongDae era un maestro de la mentira o quizá era un dios sexual porque Minseok no dijo nada, solo limitándose a admirarlo con la mirada mientras asentía con la cabeza muy lentamente. El profesor de canto se sorprendió porque creyó que sería más difícil pero se preocupaba demasiado cuando se trataba de su compadre Park.-Es algo como que llegó y le digo Hey tu SungJae está en el club de yoga, buen trabajo es igual a ¿Escuchaste que tu BaekHyun se postuló a vicepresidente?”

 

No sabía porque continuaba explicando su mentira pero estaba convencido de que debía aclararlo lo suficiente como para dejarlo sin un remordimiento esa noche. Minseok por su parte se quedó de la misma manera como si realmente no escuchara demasiado. Cuando JongDae se decidió a ya dar por terminada la velada, llamando al mesero por la cuenta se prometió jamás invitar a Minseok a comer, por lo menos hasta que tuviera un sueldo fijo y muy alto.

 

Ese pequeño niño comía cantidades ridículas de comida y aun así no cansarse, el mismo JongDae solo llevaba la mitad de su plato cuando Minseok ya iba en su tercer plato. Y estúpida sopa de camarones había sido tan cara que JongDae casi se ahorca con su propia corbata.

 

Cuando ambos salieron del establecimiento, el viento sacudía sus cabellos pero la manera en la que Xiumin se abrazó a si mismo hizo que Chen se olvidara de que tenía una especie de termómetro corporal bastante friolento entregándole su saco, que recibió con una sonrisa que valía en su totalidad una gripa.

 

La noche fue tranquila y el camino a casa de Minseok también, ninguno dijo una sola palabra solo iban disfrutando del silencio. Aun así JongDae no sabría cómo iniciar plática, después se le ocurriría algo, por el momento se sentía un poco fuera de sí con Minseok a su lado envolviendo su cuerpo pequeño con su saco y soltando suspiros bajitos.

 

Cuando llegó, se despidió con una sonrisa real y sincera –ya no como el dios de la sensualidad, sino como JongDae lo haría- le pidió que durmiera bien y que lo esperaba con muchas energías para la próxima clase. Minseok asintió con la cabeza con timidez y Chen amaba ese Xiumin tímido y tierno como un osito de peluche.

 

Todo había cambiado el día siguiente que en su oficina, en una hora libre se decidió por ver un capítulo de Pororo con mucho cuidado de ver por sus costados donde nadie estuviera siendo espectador de su gusto culposo número uno. Pero Minseok había llegado encontrándolo pegado a la pantalla con una sonrisa viendo la caricatura y aunque al principio JongDae negó rotundamente que le gustaba sacando pobres excusas, Minseok le hizo saber que él también amaba la caricatura.

 

A ambos casi les falto saltar tomados de la mano mientras mencionaban que era la mejor animación de la historia, pero ambos desde entonces fangirlean mucho sobre casi todas las caricaturas. Una reciente era una caricatura llamado Hora de Aventura en la que ambos shipeaban a Finn con la princesa de fuego y esas cosas que definitivamente no van con unos adultos como ellos.

 

La confianza aumento tanto a tal grado que ambos podrían hasta hablarse informalmente sin ningún problema.

 

Pero ahora la ausencia de su pequeño ardilla si le había resultado pesada y sabía que eso estaba mal.

 

**

 

-BaekHyun. ¿Algo bueno con tus nuevos amigos?

El mencionado gruño un poco, mitad en broma mitad enserio. Aceptaba que le agradaban pero al mismo tiempo tenía esas ganas de ser una perra con ellos.

 

Era un poco bipolar, pero solo un poquito.

ChanYeol sonrió y se levantó de la silla, BaekHyun le siguió con la mirada mientras se detenía frente a él.

-Ven conmigo, se dé un sitio que te ayudara a pensar un poco más positivo.

 

BaekHyun se levantó de su sitio un poco desconcertado mientras seguía a ChanYeol por los pasillos desérticos, su corazón latía muy rápido y aun no sabía hacia donde se dirigían. Aunque bueno ser llevado a un lugar “donde pensar positivamente” podría ser muy emocionante.

 

Sonrió de lado, soportando las ganas de saltarle encima y pedirle que le haga 12 hijos de un solo intento.

Cuando comenzó a vincular y recordó ciertos lugares se dio cuenta de que se dirigían a un sitio que en efecto le haría pensar de una mejor manera. El consejero le sonrió tan bonito que BaekHyun casi se derrite como un cono de helado pero por hacerse el difícil –si, BaekHyun se había prometido darse a desear por primera vez en sus dieciocho años y medio- decidió ignorarlo y seguir su camino. Entró al escondite secreto iluminado por brillantes puntos esparcidos por el lugar y luego la Luna que como antes lo hipnotizo lo seguía logrando.

 

Pero ChanYeol no encontraba tan interesante la Luna, ni las estrellas que captaban la fascinación de su paciente, nada era algo que comparar contra los ojos brillantes de BaekHyun. Nada era tan cercano como los ojos que veían su alrededor y luego una sonrisa verdadera se asomaba, con la leve iluminación de la luna pegando contra su rostro.

 

Así entre la poca luz, ChanYeol llego a la conclusión de que BaekHyun era perfecto.


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