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"ENCONTRARNOS...AÚN DESPUÉS" por cr0wley r3a15

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Notas del capitulo:

Hola!! De nuevo yo por aqui (si, si, si es algo tarde para la "puntual" actualizacion), como les ha ido? A mi fatal en lo que cabe xD las responsabilidades cada vez me consumen. 

 Pero en fin, les dejo el capitulo y ojala les sea de su agrado, esperando que esta historia este pareciendoles "buena" o algo similar xP.. ok, ya se los pongo. 

Nos vemos abajo. 

 

-V-

 

     “El vicio es un error de cálculo en la búsqueda de la felicidad.”

                                                                                                 

 

      Corrí a toda velocidad hasta llegar a mi casa, dejando atrás a la estúpida de Karin y, por supuesto a él. Tuve que presionar a mis piernas a que se dieran prisa y, así poder escapar de sus preguntas, las cuales me estaban aniquilando cada vez que su curiosidad aumentaba.

       Abrí rápidamente la puerta del departamento donde vivía, asegurándome después de cerrarla correctamente. Aún era temprano para que aquel sujeto estuviese en casa, así que me dirigí sin más a mi habitación, dejando un ruido ensordecedor por el portazo que le di. Avente mi mochila al suelo de madera, sin importarme mucho la limpieza; estaba harto.

       Me recosté sobre la cama, fastidiado de mí mismo y de mis acciones patéticas, tomadas anteriormente y, también en las que había tomado en el transcurso de mi miserable existencia. Hundí mi rostro en la almohada, abrazándola con mis brazos, intentando olvidar lo que había ocurrido en la escuela; pero no lo logre.

      Su cara perturbadora aun rondaba en mi memoria, sin poder sacarla de mi cabeza. ¿Por qué tenía que sucederme esto? Ahora que él se encontraba aquí, todas mis emociones se hallaban desequilibradas, el pensar racionalmente se me hacía imposible. Y, eso no me agradaba.

      Sentía unas ganas inmensas de gritar; pero no podía. Desee desde el fondo de mi corazón que desapareciera esta agonía que me estaba matando por dentro. De pronto el tiempo se estaba convirtiendo en siglos recostado ahí en mi cama, y sin planearlo caí rendido en un sueño profundo, el cual me llevo a recordar entre sueños la vez que conocí a Karin. 

------- S ------

- Hola – Me dijo de manera amable, esa chica de mi clase, de cabellos rojizos, un poco extraña, ya que jamás había visto a alguien con ese color cabello.- Estamos en la misma clase.

-  Ah, sí lo eh notado – Mencione con desgano, haciendo un gesto de fastidio al ver que se sentaba junto a mí, en aquel lugar que tanto me agradaba de la escuela; el techo. Ya que ahí, siempre que iba me encontraba solo, tal como me gustaba estar.

       Desde la muerte de mis padres y, de mi hermano, llegue a amar tanto la soledad, porque ella siempre se encontraba conmigo, haciéndome compañía. Y, sin importarme que cada vez me estaba hundiendo en la oscuridad que ella emanaba. Podía estar así, todo el tiempo.   

- ¿Qué haces aquí? – Pregunto curiosa regresándome a ver de cerca, eso me incomodaba un poco, pero simplemente la deje ser.

- Nada que no haya hecho antes – Le dije, apartándome un tanto de su cercanía.

- Te gusta la soledad, ¿Verdad? – Dijo desviando la mirada al cielo, dejando escapar un suspiro.   

- ¿Eh? – Me limite a decir ante su charla, pero casualmente no me molestaba que se encontrara ahí, junto a mí.

- Te he observado, por eso digo que te gusta la soledad – Soltó una pequeña risilla, haciendo que me sorprendiera un poco ya que se le asemejaba a la sonrisa de mi ex amigo de la infancia.

- ¿Por qué lo dices? – Le pregunte intrigado.

- Porque siempre estás solo – Dijo, aun mirando al enorme cielo.

        En algo tenía razón, me gustaba estar de esta manera; solo. No me interesaba tener contacto con las personas de mi alrededor y, ni mucho menos ningún apego a ellas. No lo necesitaba, eso fue lo que aprendí, durante mi corta vida.

- Lo hago para no tener que lidiar con gente como tú – Dije por fin, sacando un cigarrillo de la cajetilla que conservaba en el bolsillo de mi pantalón; encendiéndolo.

- ¡Estas fumando! – Dijo sorprendida, mirándome con rareza en su iris.

- Ah ¿Esto? – Le señale, dando una fuerte aspirada, soltándolo después.- Si te molesta puedes irte, no me interesa.

        Ella persistía mirándome anonadaba por lo que acaba de presenciar con sus ojos, como tratando de asimilar ese dato que yo le había inquirido. Ciertamente el fumar se convirtió en mi más alta complicidad junto a la soledad que me envergaba, pero únicamente lo hacía en el patio de mi hogar o ya sea en la azotea. Pero también, sentía que se estaba apoderando de mí esas ansias de querer hacerlo con más frecuencia, y no solo eso.

         Desde que llegue al lugar donde vivía aquel sujeto que me llevo consigo, comencé a obtener esas malas actitudes, que antes yo veía repugnantes. Pero que ahora, eran mi más grande alivio. Ya que a solo un año del “accidente” me encontraba más vacío que nunca. Todo lo que tenía se había desvanecido por completo y, yo era el único apoyo moral para mi alma. Pero cada vez que pasaba el tiempo, sentía como poco a poco se iba evaporando esa pequeña luz que aun quería salvar.

       Me estaba convirtiendo en un contenedor sin alma. Me sentía tan vacío con el pasar de los días, y mis deseos de haber sido asesinado en esa ocasión, aumentaban con recelo por igual. Las migrañas que me atacaban, se volvían cada vez más fuertes, y ya no lo soportaba. El estar completamente solo me estaba arrastrando a ser un alma en pena, y mi ansiedad estaba crispándome las entrañas.

       No podía conllevar ese acontecimiento por mí mismo, y lo peor que hice fue recurrir al único medicamento que me anestesiaba. Bebía, fumaba y llenaba mi cuerpo de pastillas hasta quedar inconsciente, olvidándome de mi terrible miseria. Lo cual funcionaba, hasta que los efectos se desvanecían por completo de mi sistema.

- Deja de hacer eso, te llena el cuerpo de veneno – Me dijo, sacándome de mis pensamientos.

- ¿Veneno, dices? – Pregunte, asintiendo.- Si, tal vez es lo mejor.

- ¿Qué? Acaso te escuchas – Me atajo rápidamente, molestándome de tan solo escucharla, que se creía ella para opinar sobre mí, sin siquiera conocerme.

- No te metas donde no te llaman – Dije ya irritado, no me apetecía el ser sermoneado por alguien a quien apenas venia conociendo.

- ¡Me niego! – Dijo exaltada, como si mi repugnante existencia le diera importancia.- Eso es malo para tu cuerpo.

         ¿Malo para mi cuerpo? Como si eso me viniera interesando mucho. Para ser honesto, lo que pasara conmigo me despreocupaba totalmente. Desde caí en el abismo del olvido, me encontraba mejor que antes así que eso, era excelente para mi estado actual.

- ¡Déjame en paz! – Grite al fin, cabreado como nunca.- ¡Vete!

- ¡No! – Contesto alzando su tono de voz, poniéndose de pie, y arrebatándome el cigarrillo mientras lo absorbía.- ¡Deja esa basura!

         La mire frunciendo el ceño, sacado totalmente de mis cabales. Su actitud “dominante” me recordaba mucho a él y, era algo que no iba a permitirme traer de vuelta a mi subconsciente. 

- ¿Y qué harás tú? ¿Sacármelo a golpes? – Le pregunte siendo sarcástico, mostrando una media sonrisa, cargada de ironía.

- Bueno… no, pero – Titubeo un tanto ante mi pregunta formulada, como si quisiera hacerme entrar en razón, algo que era ilógico, ya que había cedido totalmente ante lo más bajo.

- Olvídalo, es algo que no tiene nada que ver contigo – Dije, dando por terminada mi conversación con ella.

         Di media vuelta, volviéndome para regresar de nuevo al salón y, también para dejar de lado toda esa “amabilidad” que ella me mostraba y, que me hacía querer recordar al estúpido con quien antes conviva. De pronto la escuche gritar tras mi espalda.

- ¡Definitivamente te ayudare! – Grito eufórica.

Genial” pensé.

           Ahora tendría a una tipa encima de mí, por no aguantar mis ansias de sentirme en el olvido, y por eso la tendría a ella fastidiándome de seguro, ya que no dejaba de asemejarla con él.

-------- S --------

      Escuche entre sueños, un pitido constante. El que me atrajo de inmediato de mis recuerdos que envergaban en lo más profundo de mis memorias; despertándome. Y, cayendo en la cuenta de que ya había oscurecido.

       Me levante un poco aturdido y, tambaleando por haber estado dormido. Me acerque a donde había dejado mi mochila, sacando mi teléfono celular de donde lo había guardado. Reconociendo el número de inmediato; tome la llamada.

- ¿Qué quieres? – Dije de mal humor, ya que así me ponía después de despertar.

>> ¿A dónde estás? ¿Por qué no me esperaste? <<

- Tenía cosas que hacer, como para esperarte todo el día – Mencione.

>> Aun si te amanecías, hubieras esperado por mi <<      

- Estas loca – Dije cortante. Como si lo hubiese hecho antes.- Déjate de bromas, que no estoy para ello.

>> ¿Por qué? Paso algo <<

- No, solo quiero descansar de ti – Dije, pulsando la tecla que desviaba todas las llamadas entrantes.

>>…<<

       Vislumbre la hora que marcaba mi teléfono. Y, ya pasaban de las nueve de la noche, cosa que mi estómago también lo noto. Pero me sentía sin ánimos como para comer, así que decidí volver a mi cama, metiéndome entre las sabanas para lograr volver a conciliar el sueño.

       Durando solamente un par de minutos para que cayera de vuelta en los brazos que Morfeo me ofrecía, y sujetándome fuertemente, para volver a retomar el sueño. Y, cerrando de a poco mis ojos me desvanecí por completo ante él.

 

 

        Me levante de la cama sin muchas ganas, sentía que mi cuerpo había sido apaleado con un bate de béisbol, o algo que se le asemejara. Sin mirar a ver la hora, mis pies se dirigieron hasta la puerta del baño; abriéndola. Por unos segundos, me observe en el espejo que se hallaba ahí, viendo mi rostro tan deplorable.

      De solo ver en que terrible estado me encontraba, me dirigí rápido a la regadera de la bañera. Para poder quitarme esa estúpida expresión que mi cara me daba. Demore solo un poco, lo menos que quería en ese instante era arrugarme por el agua o así creía.

      Cuando logre salir de mi pequeño baño, trate de enlistarme rápido para irme al instituto, aunque muy a mi pesar de no querer ir. Tome mis cosas, incluido mi teléfono celular que aun permanecía las llamadas desviadas y, así lo deje estar. No quería ser molestado por esa persona a tempranas horas de la mañana. Baje las escaleras para llegar a la cocineta y, así poder desayunar algo decente, ya que el día anterior no había probado ningún bocado. Para mi gran sorpresa, se encontraba desayunando aquel sujeto (como si tuviera ánimos para verle), frente a la mesa.

- Buen día, dormilón – Me dijo con sorna, mientras leía el periódico.- Que bueno que ya despertaste, comenzaba a preocuparme.

- ¿Preocuparte? Por qué harías algo tan estúpido – Le dije con agravio.

- Oh si, lo olvidaba – Me dirigió una mirada con desgano.- Te molesta eso.

 - Si lo sabes… entonces cállate – Mencione, tome un poco de leche, sirviéndola en un tazón con cereal.

- Vas tarde – Dijo serenamente, desviando su vista hacia el reloj de su muñeca.

- Kakashi, ahórrate tus intentos de responsabilidad – Dije con mi tono de voz altanero.

- ¿Sucedió algo en la escuela? – Dijo repentinamente, sorprendiéndome del todo.- Ayer vino a buscarte esa amiga tuya.

- ¿Ah sí? – Limite mis palabras ya que no quería más entrometidos en mi vida.- Quien sabe.

        Después de esas palabras, nos quedamos en silencio ya que él lo entendió rápidamente, cosa que a mi parecer estaba mejor de esa manera, no deseaba tener a otra persona encima de mí, diciéndome sermones que al fin y al cabo no haría caso.

        Intente comerme el cereal aprisa pero de seguro me caería mal después de no comer nada en todo el día anterior. Y, sin importarme que llegara tarde a primera hora, me tome mi tiempo para desayunar. Él termino antes que yo, despidiéndose de mí y, anunciando su salida al trabajo. Le mire tomar sus pertenencias; marchándose. La casa estaba en total silencio ahora, emanando esa paz que terminaría al irme yo también de ella.

       Salí de la casa, asegurándome que la había cerrado bien. La verdad mi estado de ánimo me estaba cabreando las neuronas, ya que al ir acercándome cada vez más a la escuela, no podía dejar de sentirme de esta manera, la cual ni yo mismo entendía muy bien que era, pero no me agradaba para nada.

       Al llegar al dichoso instituto, me aproxime rápido a la enfermería que se encontraba en ella y, así poder pedirle un justificante a la doctora del lugar, para entregarlo después a la profesora Kurenai. Me haría el enfermo con tal de no ser amonestado por llegar tarde a la escuela. Lo cual con mi record de asistencia, seria pan comido. Toque la puerta de la sala de enfermería.

- Adelante – Escuche decir, atrás de la puerta.

- Perdón por la intromisión – Dije, tratando de ser sutil con la directora, ya que ella era también la encargada de la enfermería, junto a la profesora Shizune.  

- Buenos días, Sasuke – Me saludo con una sonrisa.- ¿Qué te trae por aquí?

        Me acerque un poco hasta su escritorio, sentándome en la silla que estaba enfrente de ella.

- Me ha estado doliendo la cabeza – Dije, cosa que no era del todo mentira, ya que regularmente se estaban tornando con más frecuencia.

- ¿Te saliste de la clase o llegaste tarde por eso? – Pregunto, levantándose de su sitio y dirigiéndose a una vitrina, sacando de ahí un frasco.

- Si, llegue tarde – Dije cortante.

       Ella se sentó nuevamente en su silla, acercándome el frasco a mis manos. Anotando después en su recetario la dosis a indicar.

- Tomate una ahora y ya después de doce horas continua con la siguiente – Me indico.

- Bien – Dije.

- Procura solo tomar lo que te indico ¿De acuerdo? – Menciono.

         Yo asentí ante lo que me comento, recibiendo la receta; agradeciéndole por esta. Me levante del asiento, despidiéndome de ella “amablemente” saliendo del lugar. Cerré la puerta tras de mi con un ligero portazo. Mi cuerpo se avecino a lo que era mi aula de estudio. Sintiendo una opresión en mí pecho, al ir acercándome.

        Deslice la puerta de entrada, interrumpiendo al profesor Yamato y, captando toda la atención de mis compañeros de clase. Le di la receta que me había otorgado la directora; regresándomela después.

- Toma asiento – Me dijo, sin importarle mucho lo que yo le había dado, hice lo que me dijo y comencé a avanzar hasta mi pupitre, sintiendo la mirada de aquellos ojos azules que me seguían; inquietos.

        Me senté rápido y en silencio, haciendo como que prestaba atención a lo que decía el profesor, pero después de un rato de estar observando la pizarra, me fastidie. Así que decidí acomodar mis auriculares en mis oídos, para poder des aburrirme un poco de su ajetreada charla de cívica.

       Sus dos horas fueron interminables, casi podía jurar que mi cerebro estallaría en cualquier momento, si continuaba hablando. Para mi suerte (o mala), el sonido de la campana se hizo anunciar rápido y estrepitosamente, aun para mi oídos que estaban ocupados en escuchar las melodías que salían de mis auriculares.

       Como era mi costumbre, me quede hasta que el resto de mis compañeros salieran de la habitación y así evitarme la pena de ser aplastado por la colisión que se ejecutaba después de escuchar la chicharra. Por mi mente me paso la idea de ir a comprar algo a la cafetería, para digerir algún alimento saludable, pero después esas ganas fueron remplazadas por las ansias de sentir en mis pulmones el “delicioso” sabor que aspiraba de los cigarrillos.

        Para mi buena suerte, cierto chico había decidió irse con su nuevo grupo de amistades, recién adquiridas. Al igual que esa tipa, que cada vez me molestaba por cualquier asunto que se le atravesara. Y, era con la quien menos quería charlar en estos precisos momentos.

       En vez de ir a la cafetería como todo alumnado haría, yo me dirigí hasta las escaleras que subían al tejado de la escuela. Ciertamente la puerta estaba cerrada por reglas de la dirección, pero me las ingenie en una ocasión, para adquirirlas fácilmente antes. Y, como era de esperarse así estaba; cerrada como la regla lo ordenaba. La abrí rápido, saliendo al tejado. De repente sentí en mi rostro la brisa del viento que soplaba con intensidad, cuando me acercaba a las rejillas, que evitaban cualquier accidente.

        Me deje caer de espaldas sobre la rejilla, sentándome en su totalidad. Saque de entre mis bolsillos la cajetilla que conservaba aun, la cual tan solo tenía ya tres de ellos. Pronto tendría que recurrir a aquel sujeto para que me diera más cajetillas. Encendí el primero, dando una calada fuerte, inhalando todo el humo, el que tanto anhelaba que llegara a mis bronquios. Lo mantuve ahí por unos segundos para después expulsarlo, al mismo tiempo observaba el cielo tan azul como siempre.

        Repetí el mismo proceso unas cuantas veces más, hasta terminármelo. Me quede inerte viendo al enorme cielo que tenía frente a mis ojos, por alguna razón cuando lo observaba me hacía recordar a ese tipo, era por eso que a la vez me gusta y odiaba, todo al mismo tiempo. Sacudí mi cabeza para poder dejar de pensar en cosas que no debían de estar en mis pensamientos ¿Qué rayos pasaba conmigo? La verdad no lo comprendía, por más que me esforzara en hacerlo.

       Rápidamente encendí el segundo, para sacarme los recuerdos que amenazaban con llegarme a mi cerebro, esos que se encontraban ocultos en mi subconsciente y de los cuales quería mantenerme alejado por completo de mi memoria. Necesitaba aquella sensación de aturdimiento en mi cuerpo, efecto que me daba al fumar. Si, lo necesitaba con ansias.

       Cuando me encontraba haciendo eso todas las noches, me gustaba la repentina sensación de tranquilidad que regalaba esa estupidez que con el pasar del tiempo se me fue haciendo más requerido para mi existencia. Se estaba convirtiendo en mi medicamento del olvido y, también de; recuerdos.

       Me invertí haciendo eso, que olvide totalmente que había dejado la puerta abierta, no me di cuenta hasta que escuche el chirrido del abrir y cerrar de esta. En reflejo, regrese a ver hacia donde estaba la entrada, dándome la inesperada sorpresa de mi vida, por tenerlo ahí frente a mí. 

- ¿Qué estás haciendo acá arriba? – Me dijo.

- ¿Eh? – Musite, fue lo único que pude decir en ese momento, no lo comprendía ¿Qué hacia él aquí? Como era eso posible.

- ¿Qué estás haciendo con eso en tus manos? – Sus palabras me llegaban a los tímpanos, pero no las asimilaba del todo. Y por puro reflejo mire mi mano, la cual aún conservaba el cigarrillo encendido.

- Yo… - Balbucee un poco ante sus preguntas.- Esto…

- ¡Respóndeme! – Grito exaltado, sacándome de mis ideas.- ¿Qué es lo que haces?

         No, no era cierto lo que estaba presenciando ¿Cuando fue que mi soledad en el tejado se vio perturbada con su presencia? Y lo más extraño de todo ¿Por qué se encontraba aquí? Su sola aparición me desequilibro el racionamiento ¿Cómo era eso posible?

- Sasuke – Dijo una vez más.

- Itachi… - Susurre por lo bajo.

- Sasuke –

       

 

          

        Escuchaba una voz con eco en la lejanía, pero no podía lograr ver de dónde provenía esa voz, la cual no sabía quién era su dueño. Ya que no podía ver nada, literalmente hablando. Seguí escuchándola por un par de ocasiones más, hasta que logre abrir entrar en sí. Y, lo más extraño de todo, era que después de despertar me vino un fuerte dolor en mi cabeza, como una dolorosa punzada que palpitaba.

         Abrí de a poco mis ojos, sintiendo como la luz del lugar me enceguecía la vista, haciendo que lo cerrera de nuevo. Primero vislumbre el techo blanquecino, y después escuche de nuevo la voz que me llamaba.

 - ¡Sasuke! – Dijo exaltada, acercándose a mí, zarandeándome de los hombros.

- Oye, si lo mueves así lo lastimaras – Le reprimió otra voz, aun no entendía. Me encontraba en el tejado fumando y, de pronto me encuentro en otro lugar, y el que precisamente no sabía bien cual era.

- ¿Te encuentras bien? – Me pregunto.

         Sentía que mi cabeza se encontraba aturdida, tal y como estaban mis recuerdos. Lleve mi mano izquierda al lugar en donde iniciaba el dolor que sentía; acariciándolo. Pero el solo roce de mi mano me hizo hacer un gesto de dolor. Hasta incluso mi vista se había atolondrado. Después de unos segundos, caí en la cuenta de quienes eran esas personas.

- ¡Sasuke responde! Di algo, lo que sea – Dijo de nueva aquella voz la cual ahora ya tenía dueño.

- ¿Podrías callarte un segundo? – Dije irritado al notar su presencia junto a mi.- Quítate de encima.

- Lo siento – Se disculpó, poniendo una cara entre tristeza y alegría.

- Al menos podrías ser más amable – Dijo aquella tercera voz, haciendo que regresara a verle, ya que no me percate de su existencia, hasta que hablo.

         Me quede perplejo al verle ahí junto a las otras dos, sentí su mirada llena de intriga, como si de tan solo mirarme quisiera llenar su curiosidad. ¿Qué es lo que había pasado en el tejado? Ya que ahora me encontraba en la enfermería, sin saber absolutamente nada.

- ¿Qué hago aquí? – Pregunte, dirigiendo mis palabras a la directora, ignorando por completo el comentario que me había hecho.

- Ellos dos te trajeron aquí, después de que te encontraran inconsciente en el tejado – Menciono, regresando a verlos como si hubieran hecho algo heroico, cosa que a mí me dejo más molesto de tan solo indagar de quien me había llevado ahí había sido él, ya que dudaba de la fuerza de mi compañera.- Creo que te golpeo una barra metálica que se encontraba suelta, dándote por completo en la cabeza.

         Al decir eso, acerque de nuevo mi mano hasta donde sentía la palpitación de dolor en mi lado izquierdo de la cabeza. Volviendo a sentir aquel dolor casi soportable que sentía cada vez más conforme iba incorporándome a la realidad. ¿Realidad? Caí en la cuenta, entonces en ese momento, cuando pensaba que estaba despierto, no había sido más que una ilusión, una demasiado cruda para mi gusto y, tan jodidamente real.

         Cuando me percate de lo que había visto en verdad no estaba ahí. Hundí mi rostro cabizbajo por creer que mi hermano se encontraba allí, sermoneándome como lo hacía con regularidad, tal y como acostumbraba hacerlo antes. Apreté mis manos formando puños en ellas, arrugando las sabanas que me cubrían las piernas; gesto que notaron.

- ¿Te encuentras bien, Sasuke? – Me pregunto la directora, quien aún revisaba la herida que estaba en mi cabeza.

- Si – Dije en seco, ya que sus dedos me presionaban la pequeña abertura, causándome un disimulado gimoteo.- ¿Puedo retirarme ya?

         Quería retirarme pronto de la enfermería para poder irme de una vez por todas a la cuarta clase, que talvez era obvio que hubiese terminado hace ya tiempo atrás. Pero de algo estaba seguro y eso era que no deseaba continuar en ese lugar donde se encontraba él, mirándome con esa estúpida cara de molestia. Espera un segundo ¿Estaba molesto? ¿Por qué? ¿Por haberme ayudado? Sea cual sea su razón, para mostrar ese semblante tan expresivo, me incomodaba.

- Bueno, de hecho si quieres ya puedes retirarte a casa – Dijo con un tono sereno, extendiendo su brazo, dirigiendo la vista hacia el reloj de pared, quien anunciaba las tres de la tarde, sorprendiéndome por lo demasiado tarde que era y ni siquiera había notado el tiempo pasar tan deprisa.- Pero no dejare que te vayas solo.

           ¿En serio? Qué clase de broma me estaba jugando la dichosa directora, era demasiado obvio que no estaba para esas tonterías en este momento, lo único que quería era largarme de ahí ¿Era tan imposible de entender?

- ¿Cómo? – Le pregunte dudoso, mientras me levantaba de la cama y, perdiendo un poco el equilibrio en mis piernas.

- Por eso no puedes irte solo – Volvió a insistirme, indicando mi anterior falla en mi equilibrio.- Así que me mote a la molestia de llamar a tu tutor, pero me dijo que se encontraba en Osaka por negocios, pero casualmente este chico se ofreció a llevarte.

          Este día estaba volviéndose una total burla para mi patética existencia. Ahora mi tortura estaba comenzando a tornarse con intensidad cada vez más, y eso era porque si no aceptaba, la directora iniciaría una de sus innecesarias charlas que me venían muy poco al interés. Regrese a mirar a mi compañera, quien dibujaba una ligera sonrisa pero solo lo hacía para que aceptara “gentilmente la oferta que me ofrecían” así que sin intentar mal gastar saliva, tratando de oponer resistencia; acepte de mala gana.

 

 

           Durante el trayecto de la escuela a mi lugar de residencia, ninguno cruzo palabra alguna. Él únicamente me ayudo, junto con Karin a bajar las escaleras del instituto y, me dirigieron hasta el estacionamiento, donde se hallaba su motocicleta. Ella se despidió de mí, y nos alejamos, dejándola atrás de nosotros.

         El camino para llegar a casa, se me hizo interminable ya que me encontraba a su lado y, sentir esa ridícula opresión, me cabreaba las neuronas. Tanto, que deseaba aniquilarlas de nuevo con la misma barra metálica con la que me golpee.

         No fue realmente necesario decirle las indicaciones de cómo llegar, ya que parecía que la vez anterior que lo hizo, fue suficiente para su cerebro. De verdad me sorprendía su capacidad de recordar los detalles tan pequeños, y una ligera nostalgia me invadió mis recuerdos.

“Cuando dejaste de ser tan irresponsable” Pensé.

          Llegamos e inmediatamente me propuse a bajarme de su transporte, sin siquiera esperar a que él la estacionara. Pero me atajó totalmente, impidiéndome que yo escapara hacia mi casa.

- ¿Qué? – Pregunte inexpresivo, ya que no dejaría que eso afectara mi compostura.

           Él se mantenía enfrente de mí, observándome con cuidado, postrando sus enormes ojos azules en los míos. Desvié la mirada por acto reflejo y, como ninguna palabra salía de sus labios, me reincorpore para salir de ahí. Pero volví a ser detenido, pero en esta ocasión me sostuvo del brazo, lo cual me molestaba.

- Tenemos que hablar – Me dijo. Dejándome a la expectativa y, yo sin siquiera saber que responder a su comentario me quede ahí; impaciente.

 

Notas finales:

¿Que tal? ¿Que les ha parecido? malo? bueno? excelente? no no, ya me pase de esperar mucho jaja xD

Bueno eh estado pensando en adelantar un poco los capitulos, porque quiero hacerlos un poco mas extensos, pero siento que es algo tedioso, pero en fin, me la pensare con detenimiento. 

Ojala haya agradado este capitulo... Nos vemos la proxima entrega.

PD: Los que leen mi otro Fic, me eh retrasado horrores con él, pero prometo subirlo en cuanto lo tenga. Gracias... !!

 

Bai Bai.


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