Ámame
Corro lo más rápido que puedo, el sudor se resbala por todo mi cuerpo, estoy empezando a sentir bazo, pero no puedo para, tengo que salvarlo, él espera por mí, siempre lo hará, no le puedo fallar, no cuando más me necesita.
-Te amo, jamás te dejare-. Grite con todas mi fuerzas.
Sus cabellos se empezaron a ondear con el viento de ese soleado día, el libro que sostenía en su mano se cerraba constantemente sacándole la rabia, puso uno de sus dedos sobándose la cien, respiro profundamente cerrando el libro y parándose de la banca, agarro sus cabellos con una moña, me acerque a él siguiéndolo como un acosador, mis mejillas dejaban escapar un tono rojizo. Una cicla paso con rapidez alejándonos, una hoja callo de su libro, la levante y lo llame, pero jamás volteo.
Solo veo el fuego arder, en silencio callo mientras veo mi sueño perderse en ese intenso y sofocante calor, agarro mi cabeza con fuerza totalmente desesperado, muévanse les ordeno a mis piernas, las cuales no me obedecen, es como si fueran de plomo.
<<Muévanse>>. Grito para mis adentros.
Mire el papel que se le había caído, era un volante sobre clases de guitarra, cada una tenía el costo de vente mil pesos colombianos. Marque un poco nervioso al número del volante, sonó el primer timbre, el segundo, en el tercero él contesto:
-Alo.
-Buenas tardes, llamo para averiguar sobre las clases de guitarra-. Conteste nervioso, por fin hablaba con el hombre que me gustaba.
-Claro, mi nombre es Shoichi Imayoshi, dicto de lunes a viernes clases de guitarra tres horas por día, cada una de ellas cuesta vente mil pesos, si usted desea puede venir a mi casa o yo ir a la suya, también tengo guitarras por si usted no tiene ninguna, entonces ¿Tiene más dudas?
-No lo siento, en realidad me gustaría tomar clases con usted, pero no tengo ninguna guitarra y para mi comodidad me gustaría que fuera en su casa.
-Si usted lo desea de esa manera, vivo en un apartamento, cerca del parque Gaitán, ¿Sabe en dónde queda?
En el momento en el cual él nombro el parque, los recuerdos de ese día empezaron a pasar por mi mente, haciendo que mi corazón se acelerara.
-Sí, lo siento causar tantos problemas.
-¿Qué día puede asistir a la primera sesión?
-Si quiere mañana mismo.
-Muy bien, lo iré a recoger al parque, justo al pie de la estatua de gato, iré de camisa negra junto con unos pantalones grises, tengo el cabello negro con lentes así que le será fácil reconocerme.
-Vale, gracias.
-Entonces nos vemos mañana a las seis de la tarde ¿Le parece bien?
-Sí lo siento, entonces adiós.
-Hasta mañana-. Dijo colgando su teléfono, mire mi celular esperanzado por fin podría estar con él, con mi amor a primera vista.
Tiran una a una las fotografías de nuestros buenos momentos, el fuego arde constantemente volviendo cenizas estas, siento las lágrimas resbalarse por mi rostro, doy un paso hacia delante.