El día estaba nubloso, se podía ver que pronto caería un aguacero. Me acerque al hombre que me gustaba, él me miro de arriba abajo, yo pase saliva
-Buenas tardes mi nombre es Ryō Sakurai, soy el que lo cito para la clase de guitarra.-Hola, ¿Listo para entrar en el mundo de la música?
-Claro-. Sonreí
-Mi apartamento queda allí, vamos-. Dijo mientras empezaba a caminar, lo seguí en completo silencio.
-Vamos no estés tan tenso, no soy tan viejo y gruñón como te debes estar imaginando.
<<Esa no es la razón por la cual estoy tan nervioso>>. Pensé
-Lo siento.
-¿Cuántos años tienes?
-24.
-Igual que yo, que casualidad, vez tenemos la misma edad no debes estar nervioso.
-Es solo que soy tímido, lo siento mucho.
El rio acariciando mis cabellos, me sonroje. El resto de camino a su casa hablamos sobre nuestros gustos en común.
Los miles de golpes que le dan los cinco agresores no se comparan al dolor de nuestras almas, la sangre que sale de su boca y de su cabeza, no es tan fuerte como ver sus lágrimas caer, él hombre que nunca llora, ahora lo hace, definitivamente tiene que estar todo mal.
-Lindo apartamento-. Dije entrando a este.
-Gracias-. Contesto alzando su pecho, aunque había pasado poco tiempo, una estrecha amistad se empezaba a formar entre nosotros.
-Bueno esta es mí preciada guitarra, cuídala-. Dijo entregándome un guitarra de color marrón.
-Lo hare, descuida.
-Más te vale.
Ambos soltamos una carcajada. Las tres horas pasaron rápidamente, solo reíamos por comentarios que alguno de los dos hacía, prácticamente él no me enseño casi nada a causa de las tontadas que decíamos.
-No te voy a cobrar, solo porque hemos reído más de lo que deberíamos estar haciendo.
-Está bien, entonces me voy-. Dije levantándome de la silla. La lluvia empezó a caer con fuerza, mire hacia la ventana observando las gotas de lluvia caer.
-¿Por qué no te quedas por hoy?-. Pregunto observando de igual manera la lluvia.
-Lo siento no podría, estas siendo muy amable con un desconocido.
-Prácticamente no eres un desconocido, eres mi cliente y no solo eso, creo que puedes llegar a ser alguien muy especial para mí.
Mi corazón se empezó a acelerar justo después que el pronunciara esas hermosas palabras
-Está bien-. Dije volviéndome a sentar.
-Eso es-. Dijo él sonriendo
-No, por favor, todo menos eso- Grita con sus ojos llenos de lágrimas, al ver como intentan echar al fuego un pequeño collar que una vez le regale, él se retuerce intentando soltarse de los fuertes brazos que lo sostienen.
-Eso no, por favor.
-¿Tanto te duele perder este collar, maricon? ¿Acaso te lo regalo tu querido novio?-. Pregunto uno de los agresores.
<<Si, ¿Algún problema?>> pensé acercándome lentamente
- No lo echen al fuego, por favor.
-¿Cree que le pondré atención a un maricon como usted?
Él calla, agacha su cabeza llorando con más fuerza.
-¡Contésteme!-. Grita el agresor golpeando su mejilla, más sangre sale de su boca.
-En realidad me está prestando atención-. Contesta mirándolo a los ojos
-Maldito-. Dijo el agresor soltando el collar, este callo al pie de la fogata, Fernando sonríe.