Este triste sentimiento inunda mi alma, ahoga mi voz y mis sentidos; en momentos como estos es cuando la tristeza toma el control.
Te veo parado en tu oficina, tu cabello castaño y tus ojos tan profundos y hermosos, que a veces parecen ver lo que está oculto dentro de mí, lo que no quiero que nadie más vea.
-Mukuro. Murmura Tsuna, su voz era tan triste que quiero responder a su llamado, ¿pero qué sentido tiene que lo haga?, yo no soy bueno para él, todo lo que toco es destruido por mí, no puedo evitarlo, es una asfixiante sensación.
En mi corazón deseo destruir todo lo que me importa, y todo lo que a ti te hace feliz, ¿Cómo podría vivir si te hago daño?
-¿Qué quieres Vongola?
No puedo ayudarme a mí mismo, solo quiero estar a su lado. Mi voz es lo único que puedes percibir, si me manifiesto ante ti no podre soportar el deseo de tocarte
-Muéstrate por favor. Tu voz suplicante destroza mis barreras, eres realmente peligroso
Aparezco a tu lado y me miras con esos ojos brillosos, y me muestras una feliz y a la vez triste sonrisa, me confundes, eres realmente hermoso.
-Honestamente eres demasiado confiado Vongola, ¿acaso tus guardianes no te advirtieron sobre lo peligroso que soy?
-No me importa, porque yo confió en ti Mukuro. Me miras y siento que mi alma cae a mis pies, me gustaría tanto que solo fueras mío, que me pertenecieras y que sintieras lo que yo siento, pero es imposible. Tu camino está lleno de luz y yo solo puedo arrastrarte a la más profunda oscuridad, pero como te amo deseo que seas feliz
-Entonces solo estas cometiendo un estúpido error.
-No lo creo, porque yo te conozco Mukuro yo… yo te amo. Tus mejillas se colorean de un hermoso rosado y bajas tu mirada, lo he decidido, luego de esto no puedes culparme por lo que pasara
-Vongola. Mi voz firme y decidida hace que levantes tu mirada
-¿Mmm?
Te beso, te beso como siempre desee hacerlo, después de todo luego de esa confección ya realmente no me importa contenerme. Mis manos recorren tu espalda, eres más bajo que yo y por suerte solo llevas una camisa y unos pantalones de vestir, ni saco ni corbata, eso me alegra, después de todo me harían perder el tiempo a la hora de hacerte mío.
Tus labios dejan escapar un ligero gemido, tus mejillas se ponen aún más rosadas que antes, estas francamente arrebatador
-Ya no puedo esperar más tiempo Tsunayoshi, estoy en mi límite. Me miras y parece que no entiendes lo que digo, quiero reír eres demasiado inocente.
Te empujo contra la pared de tu oficina, sé que nadie nos interrumpirá, después de todo los otros guardianes y el arcobaleno están en sus respectivas misiones, hoy serás completamente mío. Nadie podrá evitarlo, ni siquiera tú.
-Ah…Mukuro. Gimes mi nombre, ¿acaso no sabes que eso me enciende aún más?
Desabrocho tu camisa y tus pantalones, lo único que protege tu cuerpo de mis ávidos ojos es tu ropa interior, sostengo tus manos y comienzo a besar tu cuello, tu pecho, sigo bajando y me quedo de rodillas ante ti, a estas alturas tiemblas de pies a cabeza.
-¿Qué…que haces? Puedo ver la confusión en tus ojos, debe haber algo mal en mi porque tu mirada de alguna manera te hace aún más deseable, me acerco a ti y beso esa parte tuya que clama por mi atención, con mis dientes bajo tu ropa interior y así quedas completamente desnudo ante mí.
Te veo contener el aliento, las respuestas de tu cuerpo deben confundirte, estas muy duro, me acerco y te tomo en mi boca. El aliento que anteriormente habías contenido se escapa en un gemido completamente seductor y desesperado, tu cabeza golpea la pared y tus manos, que ahora están libres agarran con ferocidad mi cabello
-¿Qué es lo… lo que…agh…haces Mukuro? Me miras con los ojos nublados de pasión, tu cabeza se mueve de un lado para otro, tus piernas ya no pueden sostenerte y tu respiración se acelera.
Te sostengo entre mis manos y cuando te vienes te recibo completamente en mi boca, tus piernas ya no pueden sostenerte y caes sobre el piso con algo de torpeza, incluso en momento como estos haces que quiera reír, eres realmente divertido.
Te sostengo entre mis brazos, y te llevo hacia tu escritorio, deseo tomarte y hacerte mío. Te coloco boca abajo, puedo oír tu murmullo de insatisfacción y veo tu sonrojada y avergonzada cara.
-¿Qué ocurre Vongola, acaso estas avergonzado por la posición en la que te encuentras? ¿Acaso hace un minuto no estabas gimiendo de placer bajo mi boca?
Te miro con la mayor cara de suficiencia que pueda poner, eres realmente especial, estar contigo me hace feliz.
-Eres un tonto Mukuro. Giras tu cara y haces un puchero con tu linda boquita, luego sonríes seductoramente, y me haces preguntarme como es que haces para volverme loco de deseo en un instante.
-Sabes Tsunayoshi, solo necesito un mínimo de concentración y puedo lograr que tu cuerpo esté listo para recibirme en tu interior sin tener ni siquiera la necesidad de tocarte.
Sonrió malvadamente y puedo ver como tu cara cambia a una de completa confusión, Muevo mi mano y toco tu espalda, besando la parte posterior de tu cuello, al instante siento como la ilusión funciona. Puedo ver como tus ojos se abren de par en par, y como tu entrada comienza a dilatarse, ¿Qué mirada pondrías si te dijera que perfeccione esta ilusión solo pensando en ti?
-Solo relájate Tsuna. Entro en ti de una sola vez hasta el fondo, mi ilusión resulto mejor de lo que imagine, y esta vez yo soy quien gime de placer, ya no hay vuelta atrás esto es una completa adicción para mí.
-¿Qué es lo que hiciste conmigo Vongola? Murmuro en tu oído se siente tan bien que creo que perderé la cabeza
-Eso debería decirlo yo Mukuro.
Nuestros cuerpos se hicieron uno, el vaivén incesante, los sonidos de nuestro amor mutuo llenando la habitación, el sentimiento creado por nuestros cuerpos mezclados, este sentimiento es simplemente intoxicante.
-Te amo. Gritas nuevamente cuando alcanzas el clímax, yo estoy cerca, pareciera que el hecho de que alcanzaras el placer bajo mi cuerpo hiciera que tu entrada se cerrara a mí alrededor, alcanzo el clímax en una nube de pasión y muerdo tu cuello.
-Te amo Tsuna. Te sostengo junto a mí y me deslizo con suavidad hacia la suave alfombra que está en el piso de tu oficina, en este momento no deseo ir a ningún otro lugar, solo quiero mantenerte junto a mi corazón, en el lugar donde siempre has estado, aun si no hubiera querido reconocerlo, incluso a mí mismo.
Una semana más tarde…
En la entrada de la oficina del décimo Vongola una “pintoresca” reunión de los guardianes se estaba llevando a cabo, todos volvían de sus misiones ese día y era algo emm… digamos interesante de ver.
-Judaime, volvimos. ¿Puede creer que me encontré con el idiota del beisbol en la entrada de la mansión?, ¡ni siquiera puedo llegar de una misión sin tener que ver tu tonta cara Yamamoto!
-Ya ya, tranquilo Gokundera, no grites que asustaras a Tsuna
-Malditos herbívoros, apártense de mi camino
-oh, incluso Hibari-san está aquí, ¡esta es una coincidencia al EXTREMO!
-¡CABEZA DE CESPED! ¿Qué haces aquí maldito idiota?
Y esta discusión sin sentido hubiera continuado horas y horas si no fuera porque un disparo interrumpió la pelea de los guardianes
-hola Reborn-san, veo que ya volviste de tu misión, ¿no? El único que se atrevió a hablar fue Yamamoto, pero cuando lo dijo no mostro su particular sonrisa, estaba en verdad un poquito asustado
Todos se habían quedado estáticos por el disparo, incluso el ex prefecto de Naminori, y tanto Lambo como Chrome que iban entrando en la habitación se asustaron al oír ese aterrador sonido. Nadie se movió y todos esperaron a que fuera el hitman quien hiciera el primer movimiento
-Agh, estoy cansado, he estado viajando toda la noche para volver aquí, será mejor que no hagan ruido mocosos. Reborn hablo mirando fijamente a cada uno de los guardianes, su mirada fría como el acero era acompañada por unas ligeras ojeras bajo sus ojos; todos sabían que si el hitman no dormía se ponía de un humor terrible, nadie se movió, así que Reborn suspiro y encaminándose a la entrada de la oficina de dame-Tsuna, empujo la puerta y entro junto con los guardianes para encontrar… ¡encontrar a Mukuro atacando a Tsuna!
-¡Maldito bastardo que le haces al décimo! Gokundera ya había sacado sus dinamitas, y todos los demás estaban listos para defender a su jefe, incluso Chrome estaba preparada para luchar contra su maestro.
La escena que se mostraba ante ellos era irreal, Mukuro estaba sobre el cuerpo de Tsuna, mientras el indefenso castaño estaba tirado en el piso, intentando separarse del otro, las manos del pobre chico estaban recorriendo la espalda del ilusionista, obviamente para separarse de él, o eso es lo que pensaron todos hasta que Mukuro se levantó ligeramente y notaron que la respiración de ambos era agitada, que sus pupilas estaban dilatadas, y que no solo Mukuro los estaba mirando con deseos de asesinarlos por la interrupción, ¡sino que también Tsuna los estaba mirando de esa manera!
Ante esta escena todos dieron un paso atrás y Reborn que era el que se encontraba más cerca de la puerta la cerró suavemente, en el pasillo todos se miraron y como si no hubieran visto nada cada uno se dirigió a sus respectivas habitaciones que tenían en la mansión para descansar.
-Tus guardianes son una verdadera molestia Vongola, ¿debería destruirlos a todos?
-jaja, no creo que deberías, ahora no. Los labios del castaño se unieron a los del ilusionista y se dejaron llevar por ese profundo sentimiento de pasión que los embargaba a ambos.
Después ambos tendrían tiempo de pensar en cómo mandar a volar a todos los otros guardianes, después de todo ese era su momento para amar, para pertenecerse el uno al otro para decirse…
-Te amo Tsuna
-Y yo a ti Mukuro, más que a nadie.
FIN