Kiss Me. SunBear
En esos momentos en que solamente son ellos, sin ruidos, sin molestas presencias, sin nada más que estar juntos. "Bésame"Piensa pero no lo dice, quizás él está demasiado estresado y solo quiere un momento de paz a su lado, por tanto, se queda ahí, sin decir nada.
“Bésame” Ese pensamiento no abandona su mente, quiere tenerlo cerca, degustando los labios ajenos que seguramente saben amargos debido al café y al tabaco, pero a Youngbae no le interesa en absoluto. Es más, le agradan, le hacen querer más… llegar a más que un simple tacto.
Mas el productor no le ha mirado en estos meses, todo tiene que ver con el trabajo. No, no es que le esté abandonando, porque vamos, cuando tiene tiempo libre (cosa muy rara), es él el que se encuentra en gira, o está en un lejano lugar del mundo.
Tampoco se pone exigente, Hungjun desperdicia sus valiosos minutos de descanso en llamarle o mensajearle, a veces le envía cortas grabaciones de voz donde le rapea, le dedica pequeños fragmentos de esas letras que escribe, ¿Quién más tiene tal privilegio? Solo Youngbae puede deleitarse… la rasposa voz Hungjun le suelta rimas llenas de sentimientos encerradas en palabras cortas.
Entonces, no puede ponerse exigente. Eso hay que hacérselo entender a su corazón impaciente que inconforme como un adolescente, necesita más.
“Bésame” No puede calmarse, esto ya es una tortura. Así que hizo un cambio de planes, intentaría insinuársele al productor sin parecer un atolondrado chiquillo. Ante todo, su imagen madura. Por semanas se acerca un poco más de lo habitual, deja señales cuando le susurra sutilmente cometarios inocentes, le siente erizarse debido a su cercanía aunque esto fuera tan débil que un espectador a simple vista no puede ser capaz de notarlo.
Su plan se ve frustrado, la desesperación y esas molestas obligaciones mundanas les alejan rutinariamente. Bae siente envidia de su mejor amigo que puede tener a su pareja a total disposición, debido a la percepción de Seunghyun mayor. Entiende las señales cuándo Ji está solicitando su atención. Envidia a Daesung, que aunque tiene que compartir al imparable maknae, éste llega a detener su agitada vida para mirarle y quedarse en casa haciendo feliz al sonriente Dae, así, sin decirle una palabra ni hacer un gesto directamente. La intuición de maknae está alerta que capta los cambios.
Y ahora está él, en ese vacío pequeño estudio de grabación, dejando matar el tiempo. Su cuerpo, su mente y su corazón han decidido joderle la vida, juntos demandan el mismo acto banal, el mismo pensamiento que viene torturándole… un beso, o tal vez dos, tres… besos.
--Así que aquí has estado. ---Sonríe tristemente al escuchar al mayor.--- Terminé el trabajo.
Se vuelve, sonriéndole lleno de gusto. Se disponen a marcharse, de alguna manera entienden al otro con tan pocas palabras. Van a casa juntos.
Durante el recorrido apenas intercambian palabras, ambientados por la radio que emite las viejas canciones de amor. Las calles nocturnas suavizan la tensión del interior del menor, el brillo de las luces, la noche es radiante en la ciudad.
Hungjun tiene un modo cuidadoso de aparcar el vehículo.
--¿Yang-sshi se pudo pesado? ---Quiso saberlo, el productor ha estado con el ceño fruncido, quizás está estresado y necesita relajarse.
Entonces, el mayor le sujeta del mentón y hace aquello que tanto estuvo añorando.
No era un beso paciente y cariñoso, era un beso profundo, como si no hubiera un mañana. No se equivocó, café amargo, tabaco, menta…todo era mezcla embriagante. Le mordió, le atacó, le recorrió con soberbia. Rudo, gentil, fiero, cálido. Dolía tanto como agradaba.
Su corazón agitado estaba entusiasmado, su mente estaba feliz y su corazón enamorado latía apresurado. Mientras, de fondo sus respiraciones agitadas combatían contra la dulce melodía de una vieja canción de amor de la estación de radio.
Se alargó la caricia húmeda, hasta que fuego se sintió en el pecho. Se separaron más por necesitada que por gusto.
--A veces estoy tan ocupado que me encierro en una jodida burbuja. ---Soltó mirándole con esos ojos profundos.--- Sin embargo, eso no significa que no sepa lo que mi pareja quiere de mí.
Bajó la mirada apenado, ese comportamiento no era de una persona madura. Fue demasiado persistente.
--Estuve esperando a que me lo exigieras. ---Continuó.
--Te veo tan ocupado que…
--Si permito que Yang me dé órdenes. ¿Por qué no iba a querer que la persona que me hace feliz, lo haga? Sé un poco más demandante.
--No quiero parecer un chiquillo molesto.
--Lo eres y no lo eres.
Mirada desconcertándote.
--Nunca te he pedido que actúes como un anciano. Me estresa más ver tu comportamiento. Es como si no estuvieras cómodo conmigo.
--No es eso… quiero ayudarte, no causar más problemas.
--Me ayudas más siendo tú mismo. Pidiendo lo que quieres, cuando lo quieres. No te frenes.
--Lo intentaré. ---Sonrió. Solo un poco, un poco egoísta.
La sonrisa de Park duró un parpadeo, luego, volvió a atacar los labios, con mayor ímpetu. Mordisqueó el cuello.
--¿Qué quieres de mí, Youngbae?
--Bésame.
Continuaron intercambiando alientos hasta asfixiarse por tanto tiempo reprimidos. Estaba bien de vez en cuando. Younbae quería un beso, y Hungjun quería complacerle. Pedir y recibir, entregar y dar.