Me sentía desfallecer y no en un mal sentido, todo lo contrario. Tenía el aliento de Kai en mi nuca, me apretujaba desde mi retaguardia, estábamos desnudos, su miembro erguido me taladraba la espalda, me la rastrillaba, mientras él me chupaba y me besaba mis omoplatos, gruñendo.
Unos labios dulces y prominentes me distrajeron un poco de ese sexy devorador, su mano me acariciaba el pecho. Yo gemía suavemente ante sus amorosos mimos, mi Jongin, había separado sus labios de los míos para dedicarme una de esas sonrisas que hacen que sus ojos se vuelvan una media luna y se muestren todas sus perlas blancas, comúnmente llamados dientes, pero los de Jongin merecían llamarse perlas.
-Te haremos pasarla bien, Kyungsoo. - susurró mi Jongin.
-Shh, shh, más acción y menos palabras –gruñó Kai en mi oreja para luego regalarme una lamida lasciva ahí y chuparme el lóbulo. Mis piernas temblaron y Jongin me sostuvo fuerte por la cintura, negando con la cabeza, él sabía que yo era un caso perdido. Cerró sus ojos y me besó nuevamente, pero esta vez introdujo su lengua hasta donde llegase, mientras acariciaba mi ya crecido miembro, hasta que alcanzó la rigidez deseada. Justo cuando estaba empezando a gemir, gozando de las caricias fui levantado desde atrás, emití un chillido de sorpresa.
-¡Kai! –se quejó Jongin.
-Ssh, shh –lo acalló una vez más.
-¡Lo asustaste! ¿No te fijaste que lo estaba besando?
-Sí y ahí se iban a quedar toda la noche… -dijo tranquilamente, depositándome en la cama.
Jongin frunció el entrecejo. –Siempre se hace lo que tú quieres.
-Es porque soy el genio morboso y ¡Oh! Mira, la boca de Soo está desocupada, puedes besarlo ya, si tanto mueres por hacerlo... –le guiñó el ojo y se acomodó entre mis piernas. –…mientras yo se la chupo. –dijo con naturalidad para luego meterse toda mi longitud a su boca de un solo bocado.
Pensé que Jongin se quedaría de mal humor en una esquina, pero pronto, cuando mi primer suspiro de placer me fue arrancado, él se acercó a mí por el costado y empezó a besarme. No demoró mucho poniendo atención a mis labios, poco a poco bajó por mi mandíbula y mi cuello, para llegar hasta su objetivo y mimar mis pequeños botoncitos rosados, erguidos e incitantes.
Estaba fluctuando entre dos mundos, el cielo y el infierno con las caricias de lengua de Jongin en mis pezones y con la estrecha cueva que era la garganta de Kai, el último recorría mi pene con su lengua y mordisqueaba suavemente, acariciaba mis bolas que el mismo me había afeitado en la mañana –mientras Jongin saltaba por todos lados teniendo que el otro me lastimase, pero la combinación de la fría y afilada hoja, la suave espuma de afeitar y las caricias cuidadosas de Kai terminaron poniéndome duro- Kai gemía se relamía, demostrando con lujuria lo mucho que le gustaba tenerme en su boca y devorarme.
Jongin lo miraba con envidia de la buena y decidido unirse al festín. Entre los dos lamian, chupaban y mordían todos mis recovecos, disputándose cada centímetro de mi piel, volviéndome un manojo de gemidos, temblores placenteros y suspiros de sus nombres intercalados.
Estaba al borde del delirio y sabía que todo apenas iniciaba. Jongin me observaba, conocía todas mis reacciones y yo sabía que él sabía…
-Está a punto de venirse…-advirtió Jongin entre besuqueos a mi ingle y yo tiré mi cabeza hacia atrás sin poderla sostener más, mi cuello ya no era una extensión de mi cuerpo, era un pedazo de trapo viejo, junto con mis extremidades.
-Mmm…es un chico malo…no le he dado permiso…-decía Kai mientras sentí que bombeaba mi miembro y me lamía mi glande, seguramente enrojecido, pidiendo ser liberado de su tensión. Jongin chupaba y besaba mis bolas. Yo mismo sentía como se apretaban a medida que mi orgasmo se aproximaba, como se contraían bajo los labios húmedos de mi Jongin.
Un choque eléctrico recorrió mi cuerpo, haciéndome emitir un gemido prolongado y largo, el primer chorro de semen fue expulsado de mi diminuta ranura y apañado gustosamente por la lengua de Kai. A partir de la segunda expulsión Jongin se unió y ambos se disputaban mi semilla, querían dejarme sin una gota como si eso que brotaba de mí fuese el elixir de la vida. Los chicos siguieron con sus atenciones y no se detuvieron incluso cuando yo me encontraba hipersensible y ya los estímulos se volvían demasiado fuertes. Mi pene, a pesar de toda la hipersensibilidad seguía duro y ellos lo lamían y chupaban con avaricia hasta que me hicieron correrme por segunda vez, el orgasmo fue tan fuerte que casi resultó doloroso para mí.
Yo estaba en otro mundo, no tenía control de mi cuerpo, estaba inerte, ahí tirado, extasiado y débil, como si aquellos dos chicos fueran íncubos que me chupaban el alma y la energía vital con cada orgasmo.
Unas manos me dieron un par de palmadas en el muslo. –Arriba Kyungsoo, colócate sobre tus manos y rodillas.
No podía creer lo que estaba escuchando, intenté mover mis piernas. –No…no…puedo… - apenas podía hablar, mi cuerpo no tenía huesos ni articulaciones, yo hace mucho había dejado de ser un vertebrado, ahora era un muñeco de trapo.
-Kyungsoo, Kyungsoo…-escuchaba el tono de desaprobación de Kai. –Apenas comenzamos contigo…