~POV KEVIN~
Viernes cuatro de diciembre, el día de nuestra primera cita. ¡Ahhhh! Mis mejillas se ponían rojas de solo pensar en eso. Me levante rápidamente, el frío del invierno azotaba suavemente mi cuerpo, por lo que me refugie rápidamente en el baño, para así arreglarme e ir al instituto. Después de estar listo, baje a la cocina y salude a mi madre, la cual me dió el desayuno y me deseo un buen día. Hoy era el día en el cual se cumplia mi sueño, saldría con él. Nada podía ser más perfecto. Al ya estar completamente preparado, salí de casa con rumbo al instituto. Llegué sin ningún inconveniente, aunque según el pronostico hoy habría una fuerte llovizna, la cual podría llegar a ser una lluvia prolongada. Eso era lo que realmente me tenía preocupado ¿Y si todo se arruinaba, a causa de esto? Debía ser positivo y no pensar en eso. Las horas pasaban lentamente y yo no entendía el porque. Seguramente era por lo ansioso que me encontraba. Al llegar la última hora de clases, mi celular vibró, por lo que lo saque disimuladamente y logré ver que era un mensaje lo que me sorprendió un poco. Abrí el mensaje y sonreí al ver lo que decía.
"Espero que no te moleste un poco de lluvia en nuestra cita, nos vemos a la salida..."
No necesitaba saber quien era el remitente, solo faltaban unos minutos para mi salida con él. Mi rostro volvió a enrojecer aún más por lo que mi mente pensaba... Esto sería fantástico. El timbre que indicaba el fin de la clase sonó, por lo que solo tome mis cosas rápidamente y las guarde, pero me detuve al pensar en algo ¿En qué lugar nos encontraríamos? El campus era bastante amplio y podríamos no encontrarnos. Mis dudas se esfumaron al verlo entrar al salon sonriendo, para acercarse y saludarme.
Ki: Kevin ¿Ya estas listo? -me miro con esa sonrisa tan cautivadora que poseía-
Ke: si hyung -note que mis cosas aún no estaban listas, por lo que rápidamente las guarde en mi mochila-
Ki: bueno, dime ¿qué deseas hacer hoy? Al parecer el clima no nos acompañará demasiado -su risa era música para mis oídos, por lo que solo sonreí-
Ke: podríamos ir por un poco de café o una malteada hyung... conozco un lugar muy bueno y no esta tan lejos -dije nervioso-
Ki: claro vamos -me sonrio, mientras yo me ponía mi bufanda-
Ke: esta bien hyung -tome mi mochila y salí del instituto junto a hyung-
Caminamos una media hora mientras una leve llovizna nos mojaba, en ese tiempo, conocí algunas cosas de hyung. Cosas que nunca me imagine, como que le gustaba mucho la música y que en un pasado había sido un reconocido bailarín. Cuando llegamos a la cafetería, pedimos unos cafés y nos sentamos a charlar. Realmente charlamos mucho y eso me ayudo a conocerlo aún más, y ademas pude ver su sonrisa muchas veces. Al salir de aquel lugar una lluvia nos vino encima, por lo que decidimos correr a la parada del autobus, pero al llegar allí un auto nos mojo por completo. Finalmente hyung decidió que lo mejor sería ir a su casa corriendo, ya que quedaba más cerca que la mía. Durante todo el camino a su casa nos reíamos mucho, ya que estabamos empapados. Cuando al fin llegamos, el me compartió su ropa para que me pudiera secar bien y lavar mi ropa. El resto de la tarde nos las pasamos entre risas, jugamos videojuegos, juegos de mesa y karaoke... Incluso casi incendiamos la cocina, por lo que decidimos que no entraríamos más allí. Lo último que haríamos antes de que él me fuera a dejar, era una guerra de almohadas. Ninguno de los dos debía tener compasión por el otro, para que así decidieramos quien era el campeón del día. Tome mi almohada y golpee a hyung, mientras el trataba de evadirlo, cometí un error fatal y hyung comenzó a atacarme mientras yo gritaba y me reía. Él se tropezo y cayó sobre mi, por lo que mi espalda tocó el suelo en cosa de segundos, mientras él estaba sobre mí. Nuestras miradas se cruzaron, mientras nuestras respiraciones chocaban. No se el porque, pero mis mejillas se pusieron rojas. Kiseop se acercó peligrosamente a mis labios y comenzo a besarlos con dulzura, este era mi primer beso, por lo que correspondí de una manera muy torpe y con mis mejillas muy rojas. El beso duro varios segundos y fue interrumpido por causa de la falta de aire, nos miramos ambos muy sonrojados, para que luego él se levantará rápidamente y dijera que ya era momento de que me fuera a dejar. El trayecto a mi casa fue muy incomodo, tanto así que nisiquiera nos mirabamos. Nos despedimos en la puerta y el sonrió un poco para decirme adiós. Subí rápidamente a mi habitación y me lance sobre mi cama, para gritar en mi almohada. Hoy, sin duda alguna, había sido el mejor día de toda mi vida.