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Blank Space. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar.

"Pensamientos".

>Mensajes de texto<

Gracias por ser pacientes, es largo, ¡a leer!

 

Baby, we’re the new romantics. Come on, come along with me. Heart break is the national anthem, we sing it proudly. We are too busy dancing to get knocked off our feet. Baby, we’re the new romantics, the best people in life are free!

 .

 

 

 

 

 

<No puedo esperar para verte.

¿De verdad?

ChanYeol, que todavía no podía entender de dónde carajos había salido eso, se guardó el móvil en el bolsillo cuando el bus se detuvo en la estación del centro comercial.

Afortunadamente para él, o era uno de esos días raros en que la gente tenía cosas mucho más importantes que hacer que salir a divertirse, o simplemente había elegido la hora adecuada para su… Oh, dios, santo, su cita…

Bajó los escalones de la entrada al centro comercial a trompicones nerviosos que a ojos de las demás personas seguramente debían verse ridículos, pero el hecho era que el solo pensar que iba a tener finalmente su primera cita con el chico más especial del universo, quién él creía era Baek, hacía que cada vello en su cuerpo se erizara.

Y no era para menos, después de todo el suyo se sentía como un sueño hecho realidad.

Luego de frotárselas y darse cuenta de que había empezado a sudar como un cerdo por los nervios, el orejón se limpió las manos sobre la tela de su pantalón y mordió sus labios mirando de aquí para allá como reflejo nervioso.

No le costó demasiado llegar a la entrada del cine, ahí donde los cartelones que anunciaban las funciones disponibles para ese día y el futuro se encontraban tapizando las paredes. El color azul contrastaba con las coloridas luces de la dulcería frente a sus ojos y ChanYeol apretó los ojos tratando de imaginar qué le gustaría pedir a Baek y si sería muy costoso.

Park no era pobre, o al menos su familia se rehusaba a considerarse de ese modo.

Su hermana mayor siempre había sido increíblemente trabajadora y, aunque desgraciadamente no había podido comenzar una carrera años atrás, después de tanto esfuerzo finalmente había presentado un examen para la Universidad y esperaba ansiosamente los resultados. Su madre era una mujer encantadora que aunque mayor y muchas veces afectada por las escazas defensas en su cuerpo, jamás había dejado pasar un solo día sin poner todo de sí misma en el pequeño negocio familiar, que era la única cosa que ChanYeol conoció de su padre alguna vez.

Pero más que entristecerle el hecho de nunca haber podido contar con el hombre, el alto era feliz de haber podido conservar a sus chicas consigo. Y sabía que esas dos mujeres eran aquello que no cambiaría por nada y la razón por la que se esforzaba tanto académicamente.

Quizá una parte de él siempre había estado molesta por nunca haber podido recibir consejos masculinos, pero la sensación se desvaneció cuando conoció a JongDae durante el Jardín de niños.

ChanYeol todavía recuerda graciosamente su primer encuentro y, a pesar de los años, es algo que se dijo a sí mismo tenía que repetirse hasta que ambos fuesen ancianos y tuviesen sus propias familias.

El lacio castaño había sido impertinente y un pésimo bromista desde pequeño. Ni hablar de lo holgazán o lo debilucho, pero lo que a ChanYeol más le causaba gracia, era el hecho de que lo boca suelta tampoco hubiese podido quitársele a pesar de todos los problemas que les había traído con el pasar de los años.

JongDae lo molestó desde el primer día.

ChanYeol entró directamente al tercer año de educación porque lo establecido le era demasiado sencillo o, como su hermana Yura solía decir, era tan ñoño que la primera palabra que se le había escapado de los labios fue matemática y no mamá, como a los pequeños normales.

Aparentemente, a Chen le había hecho muchísima gracia el hecho de que fuese tan alto y había decidido molestarlo con eso. Pero ChanYeol era tan listo, que comentarios de ese tipo jamás le afectaron. Obviamente, a JongDae eso no le pareció, así que comenzó a robar primero sus crayolas y luego el resto de sus útiles escolares para llamar su atención.

El gigante trató de ignorarlo al principio, pero cuando el lacio pegó accidentalmente sus manos a sus grandes orejas una tarde a mediados de curso, decidió que había sido suficiente. Así que al día siguiente, se paró con los brazos cruzados frente al pequeño y le dedicó su mejor mirada asesina… ChanYeol lo recuerda perfectamente bien, porque esa fue la primera vez que JongDae le sonrió y que, por alguna extraña razón, le dijo que iban a ser mejores amigos.

No debería ser necesario mencionar que los comentarios sarcásticos del más bajito con respecto a su altura cesaron semanas más tarde, cuando se metía en problemas con los alumnos de primaria y ChanYeol se convirtió en una especie de escudo humano para su persona.

Con un resoplido quizá demasiado fuerte, el gigante se dio cuenta de que recordar algo como eso momentos antes de su primera cita resultaba bastante extraño, pero una leve sonrisa se esbozó sobre sus labios de todos modos, porque pensar en ello resultaba muchísimo menos complicado que atormentarse con lo que sabía, no tardaría en ocurrir.

Se giró levemente para observar su reflejo en las cristalinas paredes del establecimiento. Y sí, definitivamente a Yura se le había pasado la mano pero JongDae tenía la culpa de todo.

Porque la noche anterior, al muy idiota se le había escapado mencionar la… la cita, -el gigante tragó duro-, durante la cena frente a su familia. Desde ese preciso momento, su madre no había dejado de interrogarlo y Yura decidió que debía practicar todos esos patéticos tips de sus años desperdiciados en la escuela de belleza, porque sí, la habían echado a patadas luego de repetirle por lo menos un millón de veces que eso definitivamente no era lo suyo.

Pero si su hermana era algo, era terca como una mula y no había descansado hasta obtener un por respuesta cuando le pidió muy amablemente que la dejara peinarlo. ChanYeol no había podido pegar un ojo en toda la jodida noche porque la muy ocurrente había decidido ponerle fin a su horrible mata de cabello utilizando tubos.

Se frotó la parte del cuello que había quedado adolorida. Afortunadamente, su madre había sido lo suficientemente lista como para encerrar a su hermana en el balcón mientras le lavaba el cabello y se aseguraba de repetirle a ChanYeol por lo menos mil veces, que jamás dejase a Yura tocar su cabello de nuevo.

Lo cierto era que su cabello no lucía como el de Marilyn Monroe como esa mañana, pero si estaba más alborotado de lo normal. Y ese detalle en específico, estaba matándolo. Porque no importaba cuantas veces se pasase las manos por el pelo intentando poner orden, el volumen no disminuía y todo eso se volvía más y más sofocante.

Suspiró rindiéndose y dejó que sus ojos examinasen una vez más su atuendo antes de volverse.

Luego de que el entrometido de JongDae le enviase una fotografía –sacada de Facebook seguramente- de BaekHyun a su madre, tanto la mujer como su hermana mayor, que más que mujer era alguna especie de alienígena para ChanYeol, habían decidido que el gigante necesitaba pedirle ropa prestada a su vecino.

Y así lo había hecho, logrando conseguir la misma chaqueta de cuero negro que llevaba encima y tan acalorado le tenía, además de los ajustados jeans que lo hacían caminar como si estuviese rozado o algo por el estilo, pero lo cierto era que no dudaba que esa noche terminaría estándolo, porque le había llevado más de media hora poder ponérselos…

La camiseta era lo único que se le había permitido usar de su guarda ropa. Era vieja, pero solo lo suficientemente desteñida del estampado como para verse cool. Aunque ChanYeol no entendía qué de cool tenía la palabra princess de un extraño color rosado chillón.

Mujeres.

Solo ellas sabían de lo que hablaban.

El gigante se giró sobre sus converse casi nuevos, porque él era más fanático de los zapatos altamente deportivos y únicamente utilizados para el basquetbol.

Se relamió los labios y le echó un vistazo a su móvil luego de deslizarlo fuera de su bolsillo. El mensaje que había mandado veinte minutos atrás estaba ahí, sin una respuesta, atormentándolo porque quizá se había excedido, pero lo cierto era que no estaba pensando en nada que no fuese la radiante belleza de BaekHyun cuando lo envió.

Ese chico era tan cegador…

E impuntual al parecer, porque era la segunda vez que se encontraban fuera de la escuela y estaba tarde de nuevo, por lo menos unos diez minutos.

ChanYeol se recordó a sí mismo ser paciente y volvió a meterse el móvil dentro del pantalón. La espera siempre valdría la pena si se trataba de BaekHyun…

Se preguntó entonces, qué harían después del cine y recordó que mediante un mensaje de texto el Byun había sugerido amablemente que fuesen a cenar. ChanYeol solo le imploraba a los cielos que no lo arrastrase a uno de esos lujosos restaurantes que no podía permitirse pagar por el momento o que insistiese en ser él quien pagase. ChanYeol pensaba que Baek lo merecía todo y él en verdad iba esforzarse porque las cosas saliesen bien.

Se conocía lo suficiente como para estar al tanto de su torpeza, pero había ensayado incluso frente al espejo lo que diría cuando lo viera…

No podía salir mal.

Simplemente no podía.

La caricia de un dedo se deslizó bajo su cuello.

¿Cuánto tiempo había transcurrido desde su último pensamiento? Todo su cuerpo se paralizó e instantáneamente, cada uno de sus vellos corporales se erizó. Así que contuvo la respiración, aunque eso definitivamente no era parte del plan, y levantó la mirada para enfrentarse con quien quiera que lo estuviese tocando.

Oh, jodido, demonio.

—¿Te hice esperar demasiado?

BaekHyun le dedicó una deslumbrante sonrisa. De esas que ChanYeol siempre supo que poseía y que sin embargo, no muchas veces le había dedicado a él.

El grueso delineado sobre sus ojos hacía que éstos luciesen probablemente más grandes de lo que eran y el intenso del color negro, le hizo creer que eran más claros. Pero su rostro seguía siendo el mismo.

La barbilla levemente redonda y los cachetes lo suficientemente pronunciados. Parpadeó un par de veces de forma coqueta colocando sus mejores ojos de cachorro y los de ChanYeol apreciaron el momento exacto en que su lengua se deslizó levemente sobre su labio inferior, humedeciéndolo.

Ese era el momento en que él respondía.

Pero lo cierto era que estaba mudo.

BaekHyun lucía jodidamente perfecto dentro de esa camisa a cuadros color azul. Park sabía que seguramente no era algo que usualmente se atreviese a usar, pero la forma en que su cuello estaba tan desinteresadamente doblado, hacía que incluso luciese natural en él. Sus pequeñas, regordetas y delineadas piernas estaban descubiertas en el área de las rodillas, logrando que los dedos de ChanYeol cosquilleasen.

Era gracioso.

Estúpido.

Loco.

Increíble…

El Byun se había vestido para encajar con él y Park había hecho exactamente lo mismo.

El bajito lo recorrió con su mirada y se echó a reír un segundo más tarde, diciéndole con ello a ChanYeol que también había reparado en ello y que le parecía igual de… de… de curioso y tierno que a él.

Así que inhaló una cantidad exagerada de aire y se preparó mentalmente para recordarse cómo hablar antes de zarandear la cabeza en negación.

—Y-Yo, uhm… A-Acabo de llegar.

Baek ladeó la cabeza y lo miró profundamente a los ojos, como si buscase descubrir la mentira en ellos. Pero si lo hizo, no le dejó saberlo porque simplemente se echó hacía atrás con la misma sonrisa encantadora, retrocediendo un par de pasos para dejarle su espacio y fue en ese preciso momento que el más alto recordó cómo respirar.

—Uhmm, entonces… ¿Quieres que entremos ya? — El mayor vaciló, llevándose las manos a los bolsillos traseros de sus vaqueros y sacándolos casi al instante.

Se mordió el labio inferior.

Oh, maldición. Con lo fijo que Park estaba mirándolo, seguramente reparó en el hecho de que Baek estuvo a punto de arruinar su jugada.

Simplemente no podía guardarse las manos en los bolsillos si quería llegar a tomar la mano del alto.

Sus mejillas seguramente ya estaban rojas.

Y sí, lo estaban. Y debía ser un fetiche desconocido hasta ese momento, pero a ChanYeol le fascinaba.

Asintió con torpeza. —S-Sí, sí tú quieres…

El bajito sacó su móvil del bolsillo y fingió mirar la hora tan solo para distraerse, porque si seguía tan nervioso como estaba, iba a terminar poniéndose a sudar como un cerdo y era eso lo que había estado tratando de evitar con una llegada tan improvisada.

—¡Bien! No tenemos tiempo que perder.

Se sacudió el flequillo fuera de la frente y volvió a sonreírle a ChanYeol echándose a andar en pequeños pasos que seguramente decían a gritos que realmente no quería alejarse mucho del grandote y que su mano, moviéndose sugerentemente frente al resto de su cuerpo, no esperaba mucho más que ser tomada entre una mucho más grande.

El debate interno del más alto comenzó en cuanto Baek se separó notablemente de él para fingir echarle una miradita a los cartelones de anuncios que en realidad, no le interesaban en absoluto.

¿Debería tomar su mano o era demasiado pronto?

Y hablando de manos, el pelinegro la agitó para pedirle que se moviese junto a él. ChanYeol avanzó con torpeza…

—¿Tú qué dices, gigante? ¿Comedia, horror, romance o acción?

¿Por qué no le molestaba que BaekHyun lo llamase de ese modo? Al contrario, esa palabra escapándose de sus bonitos labios sonaba tan… provocativa.

Acción…

ChanYeol realmente necesitaría distraerse dentro de esa sala si quería salir con vida y que su cerebro no fuese a colapsar o algo por el estilo. Pero, ya que estaba pensando en acción, ¿Debía tomarla o…?

Se detuvo junto a él y repasó las películas en la cartelera... El bajito aprovechó para rozar sugerentemente su mano con la suya, sonrojándose con el solo contacto.

Los ojos de ChanYeol se dirigieron discretamente hacía la figura del Byun, deteniéndose en lo precioso de ese sonrojo sobre sus mejillas y lo humedecidos que estaban ya sus labios de tantas veces que el chico había deslizado su lengua sobre ellos. ¿BaekHyun estaba haciendo eso a propósito?

¿Él quería que tomase su man…

—He escuchado buenos comentarios acerca de esta… — Murmuró, señalando la película cuyo cartel tenía enfrente.

Lo cierto era que jamás en la vida se le había pasado por la mente ver una película de horror en el cine, sobre todo porque tanto él como sus amigos eran unos lloricas moja pantalones que no soportaban ver ni El Aro bajo las mantas, a plena luz del día y con todas las sirvientas del muy macho de Baek rodeándolos con sus espaditas laser. Pero claro, eso no venía al caso en ese momento, lo que definitivamente venía, era la idea de los fuertes brazos de Park rodeándolo para que se sintiese protegido.

El alto asintió sin darse cuenta de a lo que accedía y se giró nerviosamente hacía la entrada, dándole la espalda al más pequeño, que suspiró y se dijo a sí mismo que tal vez esperaba demasiado para una primera cita y se reconfortó pensando que el gigante lo abrazaría más tarde, en la penumbra de una sala del cine y, en definitiva, no había absolutamente nada más romántico que eso.

Mientras tanto ChanYeol hacía un rapidísimo de tin marín de do pin güe mental para decidir muy maduramente si era hora o no de tomar la mano del pequeño, que quién sabe cuándo exactamente le tomó la delantera y empujó por él la puerta que tantas veces había planeado abrir para dejarlo pasar.

Maldijo internamente.

No podía seguir dejando pasar todo lo que tan laboriosamente había estado planeando.

El olor a palomitas inundó sus fosas nasales cuando siguió a Baek dentro y también lo golpeó el frio del aire acondicionado, contrarrestando el calor de sus ardientes mejillas.

El bajito le llevaba un par de pasos que él perfectamente podía alcanzar en uno si tan solo tuviese el valor de... tocarlo… ¿Por qué era todo tan malditamente difícil?

Repentinamente y casi logrando hacerlo caer, el Byun se detuvo volviéndose hacía él con las manos esta vez hasta el fondo de sus pantalones rotos.

—Yo compro las entradas y tú vas por las palomitas, ¿te parece?

No.

ChanYeol debía comprarlo todo. Estaba en el plan.

Sí, en el jodido plan del que no había podido cumplir ni un solo punto hasta ahora.

—Uh, yo no…

BaekHyun se le adelantó volviendo a invadir su espacio corporal para colocar nuevamente un dedo sobre su pecho y susurrarle de cerca: — Estamos en el siglo veintiuno, Park, no lo olvides.

Y luego lo dejó ahí parado como un tonto mientras se dirigía a comprar las valiosas entradas. ChanYeol suspiró y se encaminó, maldiciendo por lo bajo, a la dulcería…

No fue sino hasta que estuvo en la fila que se dio cuenta de que no tenía ni idea de qué era lo que a Baek le gustaría comer y se volvió para ir a buscarlo cuando su pecho pegó con algo que no estaba al alcance de sus ojos.

Cuando bajó la mirada, se encontró con los bonitos y delineados ojos del otro mirándolo fijamente. Había una sonrisa en sus labios, una traviesa. Y sus manos… sus manos estaban rozándose tentativamente.

Todo el cuerpo de ChanYeol se estremeció y su cerebro encendió un montón de alertas que chillaban que se echase hacía atrás y se deshiciese del contacto, pero ahí estaban esos preciosos ojos caídos… Esas pestañas batiéndose en su dirección y la respiración pesada sobre su pecho.

BaekHyun era tan precioso, que no importaba si iba a rechazarlo o si sus acciones eran demasiado rápidas, porque ChanYeol se dijo a sí mismo que valía la pena correr el riesgo.

Así que uno de sus dedos se deslizó sobre uno de los ajenos, enredándolos juntos.

El bajito contuvo el aliento, nunca rompiendo el hilo de sus miradas.

La mano del gigante cosquilleaba tanto que pensó estaba a punto de entumírsele y su contacto le quemaba ridículamente, como si fuese alguna especie de ácido letal bajo su tacto, pero no quería ni podía soltarlo ya…

Porque BaekHyun acopló la palma de su mano a la suya y enredó el resto de sus dedos tímidamente, tirando de ellos juntos.

Su mano era cálida y pequeña.

Le recordaba a ChanYeol las muchas ganas que tenía de protegerlo.

—M-Me gustan las palomitas saladas, ¿y a ti?

El tartamudeo del bajito sonó simplemente implacable a los grandes oídos del otro. — T-También.

Con una sonrisa, Baek se giró hacia la fila intentando esconder lo abochornado que su rostro se encontraba. —Vaya, tenemos mucho en común, gigante… ¿deberíamos casarnos?

Su hombro golpeó juguetonamente el brazo de ChanYeol, dándole sabor a su broma. El más alto respondió con un leve golpecito también, inclinándose un poco para susurrarle al oído. — ¿Deberíamos?

El rosa se convirtió en un furioso rojo sobre las mejillas ajenas.

Sus pequeños dedos apretaron los suyos.

¿D-Deberíamos?

La fila se desvaneció en el mismo instante en que el mundo dejó de existir para ambos, desafortunadamente. Y la amable chica que atendía la dulcería les pidió pacientemente su orden.

Palomitas de mantequilla grandes y un par de refrescos.

Afortunadamente no hubo mucho qué decir ahí, porque lo único que sabían era que sus corazones no dejaban de bombear sangre como locos y que querían estar ambos bajo las ausentes luces de una sala vacía, mirando sin ver imágenes pasando frente a sus ojos, rozando sus brazos y temiendo soltar sus manos, buscando hasta el más mínimo pretexto para volverse hacía el contario y…

Un estruendo un par de filas más allá logró que la burbuja de BaekHyun se rompiese y girase la cabeza fuera de su nube para mirar fijamente los muchos contenedores de los combos derrumbarse.

Un par de personas desaparecieron corriendo sospechosamente por el pasillo y el estómago del pequeñito se contrajo al mismo tiempo en que sus ojos se entrecerraron con recelo…

—¿Está todo bien?

El gigante tiró de su mano para traerlo de vuelta sobre la nube de fantasía donde había estado viviendo hasta un segundo antes.

BaekHyun levantó la barbilla y lo miró a los ojos por primera vez desde que sus dedos estuvieron entrelazados.

Sus mejillas volvieron a arder inmediatamente, recordando su posición y asintió temblorosamente.

ChanYeol le regaló una sonrisa cargando con su pedido.

—¿Vamos?

Baek asintió aferrándose a sus dedos.

Tal vez era egoísta por no apartarse cuando el otro estaba llevando las palomitas, pero Baek realmente no quería tener que soltarlo jamás.

 

 

- - -

 

 

Una hora antes.

 

Desde donde estaba sentado, Kai pudo perfectamente apreciar como el atrevido de su primo rozaba su pierna con la del adinerado primo de su nuevo amigo, el tal JongDae.

Era incómodo hasta para él, pero por alguna razón extrañamente no identificada, JoonMyun ya no parecía molesto en absoluto por ese hecho.

Al contrario, casi media hora atrás, su sonrisa había comenzado a transformarse. Ya no era más hipócrita, ni se veía forzada y, para esas alturas del día, incluso lucía natural sobre sus rosados labios.

Ninguno de los presentes podía adivinar exactamente el porqué del repentino cambio, lo que sí sabían, era que definitivamente Yixing estaba disfrutando de ello y no iba a perder la oportunidad que se le estaba presentando en bandeja de plata.

—¿Cómo supiste que me gusta el expreso con leche? — JoonMyun interrumpió uno de los monólogos seguramente ensayados del unicornio de un momento a otro.

JongIn casi se cae de la silla. A decir verdad, le hubiese gustado poder golpearse la frente contra una barda de ser necesario. Sin embargo JongDae se inclinó hacía enfrente, batiendo con el popote su café helado… él también se lo había preguntado cuando Lay se le había adelantado a su primo para hacer el pedido.

Las mejillas del pelinegro se tiñeron levemente de rojo, pero los ojos de Chen, tan atentos como siempre, habían alcanzado a distinguir fuego en la apasionada mirada que Kim llevaba minutos sin tratar de disimular.

—Bueno, s-simplemente lo supe. — Yixing mintió, encogiéndose de hombros.

Kai suspiró porque la sonrisa de SuHo se expandió en lugar de desaparecer. Lo único que deseaba era que el ricachón dejase de hacer esa clase de preguntas, porque en ocasiones su primo era tan distraído, que estaba completamente seguro de que acabaría exponiéndose.

Y con exponerse, claro, se refería al hecho de que había estado acosando al millonario durante un montón de tiempo.

—¿Eres adivino o algo?

JoonMyun pestañeó delicadamente en dirección al chino, JongDae casi escupe el trago de su café.

Bien, ¿en qué momento tanto él como el moreno se vieron involucrados en medio de una cita?

Incapaz de soportar la melosidad en el ambiente, el de la gorra negra recorrió la silla y se puso de pie mucho más rápido de lo que puedes decir unicornio. Kai le dedicó una mirada en pánico desde su sitio. Si ese chico lo abandonaba, la repentina amistad se rompía ahí mismo…

—¡Pero qué calor hace, ¿no lo creen?!

El ricachón viró los ojos porque evidentemente su primo no había notado que estaba ligándose al chino. —Sí, JongDae, pero eso todos lo sabemos.

—Genial, ¿saben qué más pienso? Que yo y Kai nos vamos adelantando para comprar los boletos.

O tal vez Chen era más inteligente de lo que creía y simplemente estaba haciéndole el favor de dejarlos solos. JoonMyun no podía estar seguro de ello y sin embargo le dedicó una embriagante sonrisa, seguida de un asentimiento de cabeza.

Lay también sonrió mostrando su hoyuelo y luego volvió a concentrarse en lo duro que había trabajado para finalmente simpatizarle al rubio.

JongIn suspiró y se levantó de la silla, escabulléndose junto a JongDae antes de que JoonMyun se diese cuenta de que iba a tocarle pagar la cuenta, lo que el moreno no sabía, era que Chen seguramente iba a hacer que pagase las entradas del cine.

—¿Qué demonios ocurrió ahí? Creí que al estúpido de SuHo no le gustaba Lay.

El más alto de los dos se encogió de hombros. — No sé, hombre, ¡no entiendo por qué me lo preguntas a mí cuando su primo eres tú!  Lo que sí, es que noté el cambio de actitud desde que Yixing pidió por él.

Las cejas del castaño se levantaron sugerentemente. — ¿Crees que haya sido por eso? No conozco mucho a JoonMyun, mis recuerdos sobre él cuando era pequeño están borrosos… Pero siempre le ha gustado que le den todo lo que quiere.

JongIn se detuvo abruptamente en medio del pasillo, justo frente a las puertas corredizas de cristal del cine.

El bajito se giró y lo miró con una ceja arriba. — ¿Ahora qué?

En los carnosos labios de JongIn se dibujó una sonrisa traviesa. — Bueno amigo, tal vez es precisamente eso lo que quiere… Que le den.

JongDae sonrió con malicia antes de estallar en carcajadas y fue a pasar una mano por los hombros del más alto casi de inmediato.

—¿Dónde has estado toda mi vida, chico? ¡Te lo juro, Kim JongIn! ¡Tú y yo vamos a ser muy buenos amigos!

Por alguna extraña razón, el moreno tuvo la sensación de que se avecinaba algo increíblemente desastroso.

 

 

 

- - -

 

 

—Entonces… ¿De qué lo va a querer?

—¡Uhmm, de… galleta!

—Uno de galleta, por favor.

—¡Oh, no! ¡Mejor de pastel tres chocolates!

SeHun rodó los ojos por enésima vez en los últimos cinco minutos transcurridos. — De pastel tres chocolates, por favor.

La mujer intentó disimular lo fruncido de su ceño bajo el fleco pero al rubio no le hubiese importado si no intentaba ocultarlo, porque entendía perfectamente lo frustrante que debía estar siendo esa situación para ella.

—¿Una sola bola o…?

El alto rodó los ojos e intentó esperar pacientemente por una respuesta.

—¿La segunda bola puede ser de otro sabor? — Un asentimiento resolvió la duda de su Hyung. — ¡Entonces quiero una de pistache!

SeHun se llevó las manos a los bolsillos para sacar la cartera luego de tirar su propio cono a la basura. Su acompañante había tardado tanto decidiéndose, que ya él se había terminado su helado de fresa.

—¡Uh! ¡El pistache no combina con el chocolate! ¡Mejor de capuchino, por favor!

Oh tragó duro y asintió en dirección a la exasperada mujer que parecía sudar frio. Pobrecilla — ¿Cuánto sería?

La empleada sacó la cuenta mientras el pequeño recibía finalmente su cono de helado y jalaba la manga de la camiseta del más alto para llamar su atención.

Y, aunque segundos atrás todavía estaba deseando golpearlo hasta dejarle la cara morada, toda la molestia de SeHun se esfumó cuando vio directamente a esos grandes ojos delineados bajo la gorra negra.

—Gracias por el helado, SeHun-ee.

Incluso podía permitir que el mayor lo llamase así si quería. Miyeok lucía terriblemente adorable chupando los bordes del cono para evitar que lo derretido de la nieve manchase sus manos. Tan adorable, que las manos de Oh temblaron cuando recibió el cambio y tuvo que tragar terriblemente duro cuando la lengua del mayor recorrió la bola superior saboreándola deliciosamente y cerrando la boca sobre ella para chupar una vez más.

¿La temperatura había subido o sólo era su imaginación?

Minseok lo condujo alegremente fuera de la heladería para sentarse en uno de los numerosos sillones que el centro comercial ofrecía a sus clientes. Eran cómodos, debía destacar, y cuando se sentó junto a él, el menor tuvo que fijar su vista en cualquier cosa que no fuesen los labios del mayor y los sonidos que estaba provocando con éstos, limpiándose el sudor frío de la frente disimuladamente.

—Tardaste mucho en decidir allá adentro, Jimin Hyung, apresúrate la próxima vez.

El mayor ladeó tiernamente la cabeza recargada sobre el gran cojín que acomodó tras ella. — Lo siento, suelo ser muy quisquilloso cuando de comida se trata… ¡Es tan deliciosa que quisiera probarla toda!

Oh suspiró y se rindió, cediendo ante sus deseos de mirar al adorable Hyung con el que estaba. —Ya habrá tiempo para probarlos todos.

Pese a la mirada indiferente colocada en los ojos del más alto, a Minseok le enternecieron sus palabras, así que se acercó un poco, hasta descansar uno de sus brazos sobre la pierna del otro y le preguntó: — ¿Estás diciendo que vas a volver a invitarme un helado?

Por primera vez desde que lo conoció, notó un leve rubor en las mejillas del menor.

—¡P-Podemos venir con todos!

XiuMin rio. — No digo que no… por cierto, es XiuMin, no Jimin.

—Perdón, Chumin.

—¡XiuMin!

—Te dije que soy malo con los nombres, Miyeok Hyung…

El bajito negó, terminando con su helado y comenzando a desaparecer el cono a base de feroces mordidas. — En serio, seHun-ee, ¿qué tan difícil puede ser de recordar? No recuerdo que le hayas cambiado el nombre a LuHan ni una sola vez…

Los ojos del alto se inmutaron un poco cuando lo escuchó mencionarlo y XiuMin definitivamente tomó nota mental de ello.

Fingiendo desinterés cómo siempre pero ciertamente preocupado porque se le había olvidado por completo, SeHun sacó su móvil y lo desbloqueó, esperando encontrarse con un montón de mensajes de parte del pelinegro exageradamente afeminado con quien había quedado de encontrarse ahí.

Para su decepción, no había ninguno.

Su corazón se removió, inquieto.

No estaba molesto porque no tenía por qué estarlo, ¿o sí? La suya NO era una cita después de todo. Él mismo se había asegurado de recalcárselo a LuHan. Probablemente el chino también se hubiese olvidado del asunto, aunque teniendo en cuenta que supuestamente iban a estar ahí por razones puramente científicas, SeHun no lo creía.

Pero, de ser así… ¿Por qué no tenía ni una sola llamada? ¿Un mensaje al menos?

Su ceño se frunció, afectando el resto de su rostro y XiuMin volvió a tomar nota.

Definitivamente las personas se volvían interesantes cuando había alguien

El rostro de JongDae surcó su mente y sus regordetas mejillas se tiñeron de rosa. Si tan sólo Chen lo invitase a salir formalmente… Suspiró, pero eso no iba suceder, porque de querer hacerlo ya lo hubiese hecho, y era eso precisamente lo que llenaba a Minseok de inseguridades al respecto.

SeHun se giró para mirarlo y estuvo a punto de interrogarlo por la escases de brillo en sus ojos cuando escuchó un grito ahogado en la distancia que lo obligó a estirar el cuello en la dirección opuesta.

—¡SeHun!

LuHan corría hacía él y lo saludaba al mismo tiempo.

Los ojos del menor rodaron pero no podía luchar con la extraña sensación de calidez invadiendo su pecho, tirando involuntariamente de las comisuras de sus labios hacia arriba. Era extraño… Había estado realmente preocupado por un segundo.

El chino tropezó con algunas personas y se disculpó casi de inmediato con una correcta reverencia de más de noventa grados, volviéndose rápidamente para caminar en su dirección.

“Oh por Dios, SeHun, ¡quita esa sonrisa estúpida! ¿De cuándo acá es que tú sonríes? ¡Vamos, piensa en cosas terribles! ¡El inexistente trasero de Tao! ¡Minseok devorando su helado! ¡KiBum en calzones rosas! ¡¿Pero qué- Demonios, ¡que gay debes verte pensando en esas cosas, Oh SeHun!”

Oh se puso de pie para recibirlo, porque aunque en primera instancia se había negado a hacerlo, sus piernas habían cosquilleado tanto que no le quedó más remedio que ceder ante ellas. Afortunadamente la última línea de su pensamiento había logrado frustrarlo lo suficiente como para apartar la tenebrosa sonrisa que se había instalado en sus labios nada más de ver a LuHan.

—¡Lo siento, SeHun! ¡Se me hizo muy tarde y el transporte público no ayudó mucho!

Una perlada gota de sudor resbaló por su frente y el aludido contuvo el impulso de estupidez que estuvo a punto de cometer… Maldita sea, ¿de dónde salían esas jodidas ganas de acunar su cara entre sus manos y decirle que no había ningún problema? ¿Se debía a que LuHan era tan bonito que no notaba la diferencia entre si era un chico o una chica?

Cerró sus palmas en puños y miró desinteresadamente en otra dirección, apartando bruscamente sus pensamientos. — No tienes por qué culpar a terceros, luces del tipo impuntual.

Las mejillas del chino se ruborizaron enserio y no precisamente por el calor que estaba sintiendo tras la carrera que había tenido que correr desde el subterráneo porque los autobuses de la ruta habían decidido tomarse un descanso, aparentemente.

 SeHun estaba hablando de que había llegado tarde, eso solo podía significar que había estado esperando por él. Porque sí, eso era lo único que su cerebro había captado. Lo que lo llevó a sacar la preciosa conclusión de que el menor realmente había estado deseando verlo y probablemente lo hubiese estado pasando muy mal sentado ahí solo cuando…

Todo su cuerpo se congeló cuando sus ojos se encontraron con la figura de Minseok sentado cómodamente en el sofá, con el ceño fruncido y cara de me merezco una explicación.

—¿¡Qué estás haciendo aquí!?

Los dos exclamaron, levantando sus brazos para señalarse al mismo tiempo, como si hubiesen estado coordinándose.

SeHun bufó y se giró al mismo tiempo que el Hyung de mejillas regordetas se puso de pie para enfrentarse a su supuesto mejor amigo.

—¡LuHan sí iba a estar aquí! ¡Me engañaste!

El rubio recibió los golpes en pecho del mayor valientemente, puesto que pese a que parecía un debilucho, debía admitir que pegaba recio.

—¡Me engañaste, me engañaste, me engañaste!

De todas formas parecía un bebé berrinchudo porque había perdido su paleta cuando lo cierto era que se había comido todo el caro helado que le había comprado sin chistar.

—¡No le pegues a SeHun! — LuHan se interpuso entre ellos antes de que pudiese ser capaz de protestar. — ¿Qué estás haciendo tú aquí? ¡No te invité!

El corazón del mayor latió afligido y la expresión en su rostro cambió, aunque por supuesto que el otro pelinegro estaba muy ocupado haciendo berrinche como para notarlo, así que SeHun únicamente se limitó a mirarlo con preocupación.

—¿A-Así que ahora SeHun-ee es tu mejor amigo?

No cayendo en nada más que en la forma en que Minseok había llamado al menor, LuHan se cruzó de brazos e infló los mofletes con molestia. — ¡No lo llames SeHun-ee, no  le gusta! — Enfatizó con un par de comillas sobre sus dedos.

—¡Eres un imbécil, Xi LuHan!

Ofendido, el aludido se llevó las manos al pecho. — ¿Imbécil yo? ¡¿Y ahora qué se supone que hice?!

—¡Te pregunté si SeHun era tu mejor amigo!

Con un resoplido bastante más dramático de lo que esperaba que sonara, el pelinegro rodó los ojos antes de zarandear brutamente la cabeza en negación. — ¡Por supuesto que no, baôzi, tú eres mi mejor amigo!

Minseok abrió la boca para comentar algo como pues no lo parece cuando se dio cuenta.

Sus grandes ojos se cerraron repetidamente mientras parpadeaba y cada parte del rompecabezas encajó perfectamente en su lugar.

Estando SeHun parado junto a él del modo en que lo estaba, ambos lucían realmente bien estando juntos. XiuMin no recordaba la última vez que pensó algo como eso, aunque lo más seguro era que lo hubiese pensado de sí mismo.

Por alguna extraña razón, la sonrisa en sus labios no llegó a sus ojos cuando quiso reaccionar.

Si el chino había estado tan raro en las últimas semanas, seguramente se debía al hecho de que le gustaba SeHun y, por lo que veía, no tenía intención alguna de ocultarlo. Sus grandes y preciosos ojos brillaron cuando miró tímidamente en dirección al más alto. Sus pequeñas manos juguetearon juntas y no pasó desapercibido a ojos de Minseok cómo se mordió el labio inferior.

Recordaba vagamente que BaekHyun había hecho la insinuación de que Xi finalmente, y después de tanto tiempo, había aceptado la naturaleza de su sexualidad, pero XiuMin no había querido fiarse de ello cuando, ahora más que nunca, estaba claro.

LuHan incluso llevaba descubierto uno de sus hombros.

Todo Minseok se estremeció cuando la mano ajena rozó juguetonamente el brazo de SeHun.

Maldición… ¿Qué era eso? ¿Y por qué carajos LuHan no se lo dijo?

No podía ser cierto. No podía estar celoso de algo como eso. ¡Se había pasado los años enteros esperando a que LuHan finalmente abriese los ojos y se fijara en alguien lindo!

Aunque si lo pensaba detenidamente, resultaba mucho más que natural sentirse así dado que quisiera o no, lo que SeHun había estado haciendo probablemente sin que él llegase a percatarse, había sido alejar a su mejor amigo de él.

Aunque bueno, eso no era del todo cierto.

De todas formas… ¿Qué no era Oh heterosexual? ¿Estaba loco su mejor amigo o en verdad se les había caído de la cuna a sus padres cuando bebé?

Minseok les dedicó una mirada fija.

LuHan hacía adorables pucheros y jalaba la manga de SeHun, insistiéndole en algo de lo que él no se había dado cuenta gracias al hecho de que se había encerrado en su propia burbuja. El rostro del menor se mantenía indiferente, pero Minseok podía ver el destello de una sonrisa asomarse en la comisura de sus labios.

Era cierto que Xi era gracioso, XiuMin lo sabía mejor que nadie. Era tan gracioso que se volvía irresistible, era por ello que Minseok siempre trataba de conservar su sonrisa y lo cierto, era que el mayor nunca tuvo más deseos de envolverlo entre sus brazos para que nadie más pudiese percatarse de ello.

Afortunadamente, en todos sus años de amistad, nunca tuvo que competir por la atención del chino y la sensación de que se lo estuviesen arrebatando era definitivamente nueva. Quería que fuera feliz, sí, pero sabía que una vez que SeHun se percatase del valioso tesoro que tenía enfrente, no habría vuelta atrás.

—¡Está bien, sólo cállate, ¿sí?!

LuHan asintió, sonriendo con sus grandes ojos de ciervo. — Sí, anda, dime…

El alto suspiró y se alejó prudentemente del muchacho con el que definitivamente no iba a tener una cita. — Llegué temprano y me encontré accidentalmente con Miyeok Hyung, le compré un helado y nos sentamos aquí a conversar después de eso.

Los mofletes del chino volvieron a inflarse en forma de berrinche por los celos, aunque le había alegrado muchísimo notar que Oh siquiera podía pronunciar correctamente el nombre de Minseok.

—Agradece que te lo dije, porque no tendría que darte ninguna explicación.

El mayor observó cómo el ciervo estuvo a punto de protestar entreabriendo los labios y se preparó para la batalla, pero Xi se llevó ambas manos al estómago de un segundo a otro y sus ojos se abrieron con terror.

“¿Q-Qué jodidos f-fue eso?”

Oh, maldita sea

“¡Ugh! D-De nuevo”.

Un retorcijón, obviamente, aunque esperaba que no uno demasiado audible.

Pero… ¿Por qué diablos-

—¡Ugh!

De nuevo.

Oh, no. ¡Joder! ¿Cuándo exactamente un remolino había comenzado a atacar su precioso estómago? El chino tuvo que contraerse y apretar el trasero con fuerza.

“¡No me traiciones ahora cuerpecito precioso!”

¡No podía permitirse hacer algo ridículo frente al amor de su vida y el ex amor de su vida! ¡Eso era prácticamente ilegal!

La situación de por sí ya era incómoda para él, no te encuentras con tus dos casi platónicos comiéndose un helado a tus espaldas todos los días, después de todo.

Pero, aunque LuHan había decidido casi instantáneamente que era perfectamente capaz de lidiar con ello, lo cierto era que no podría hacerlo con el estómago así de flojo y- “¡Carajo!” ¿No pensaba detenerse el jodido dolor?

Aterrado, el chino movió la cabeza a una dirección tras otra en busca de los sagrados sanitarios públicos, encontrando su objetivo casi inmediatamente.

“Objetivo localizado, diríjase a la izquierda unos cuarenta pasos. Le tomará un par de minutos, segundos si es que corre”.

No tenía idea de por qué su jodida mente se transformaba en una especie de GPS cuando las situaciones lo ameritaban pero tampoco tenía tiempo para ponerse a pensar en ello.

—¿S-Saben? A-Ahora vuelvo… ¡No se muevan!

LuHan intentó estirar sus largas piernas para emprender una carrera al sanitario, aunque finalmente decidió hacerlo a pasos cortos y con ellas bien cerradas por el bienestar de su dignidad, siendo más veloz de lo que había recordado serlo en toda su vida.

Minseok lo observo fijamente y apretó los puños, conociendo a LuHan, estaba completamente seguro de que únicamente había salido huyendo porque no le gustaba dar explicaciones demasiado largas o presenciar situaciones incómodas.

SeHun suspiró y se dejó caer en el cómodo sofá, dispuesto a esperar por el chino. Palmeó el lugar disponible a su lado y una mueca se trazó en sus labios como un intento fallido de sonrisa. —Jimin Hyung, tengo el presentimiento de que esto va a tardar un poco…

Y al mayor le hubiese gustado golpear al menor por estarle robando a LuHan ahora que tenía la oportunidad, pero su corazón afligido por el hecho de que el chino no le prestara más atención condujo su cabeza a zarandearse y a sus pies a caminar siguiendo los pasos de su mejor amigo…

—Ahora vuelvo, ¿sí?

 

 

- - -

 

 

 

Revisó que las llaves estuviesen en el bolsillo trasero de su pantalón por octava vez mientras sus pies surcaban el primer edificio del Centro Comercial.

Kris bien podía ser rico y presumirlo, pero si era algo además de un buen basquetbolista, era cuidadoso en las cosas que le importaban. Y su auto, sin dejarle lugar a dudas, le importaba.

Había conducido con precaución, pero no tanta como con la que Baek conducía. Debía admitir que creía haberlo visto todo sobre los malos conductores en History Channel pero su hermano rebasaba los récords impuestos por el resto de la humanidad.

Kris insistía en que era demasiado corto para alcanzar bien los pedales pero de algún modo, cuando esas palabras se le escapaban, aunque fuese en un susurro, su hermano siempre terminaba pisando sus caros zapatos Gucci.

Y hablando de Gucci, le fue inevitable no detenerse frente a la tienda departamental de la marca con una sonrisa en el rostro.

Y eso, claro, porque lo más seguro era que lo que había ido a buscar estuviese ahí dentro, paseándose por los corredores con ojos de enamorado o no pudiendo salir de los vestidores al haberse quedado estancado con la avalancha de ropa que seguramente él mismo había metido ahí dentro.

Así que se encaminó con una sonrisa gustosa, sin detenerse mucho a pensar en qué haría cuando lo encontrase.

Kris, ex capitán del equipo de basquetbol, líder innato y amante del orden compulsivo, por primera vez no tenía un plan de ataque.

Pero no podía culparse ni él mismo, porque cuando se trataba de Tao, todo dentro de su cabeza era un maldito desastre.

Se movió intentando contener la patética sonrisa deslizándose sobre sus labios y aferró sus manos a los bolsillos delanteros de sus ajustados pantalones negros.

A lo mejor había exagerado un poco poniéndose tan guapo cuando seguramente terminaría diciendo algo como vine a comprar de improvisto y te encontré, debe ser mi día de suerte o alguna otra frase cliché rompe corazones.

Kris no conocía muchas.

Y no, el hecho de ser capitán de un equipo, increíblemente alto, extranjero y además guapo, no era un pase definitivo para tener a todos los chicos y chicas que quisiese en su cama. Sobre todo cuando se era tan torpe como él, yendo por la vida intentando ser frio y terminar escupiendo su jugo en el regazo de su cita.

Pero a YiFan no le gustaba demasiado pensar en esos vergonzosos recuerdos. Mucho tiempo había transcurrido de ello y él había dejado de ser tan patético

Tampoco era que no hubiese salido con personas antes, lo había hecho. Con muchas chicas. La mitad de las del Instituto, probablemente. Cosa que cambió cuando conoció a Lay y el flechazo fue inevitable, tan inevitable como besar a Tao en el armario del conserje para saber qué se sentía probar los labios de un chico. Tan impredecible como sus manos yendo más y más lejos, deslizándose hasta alcanzar zonas que los amigos no deberían poder tocar. Tan profundo como tocar fondo al tomar todo de él, regocijándose sobre la preciosidad de su cuerpo. Tan increíble como los labios del pequeño panda…

Zarandeó la cabeza en negación, deshaciéndose de tan abrumadores recuerdos.

“Maldito imbécil”.

Porque desde que lo descubrió, no podía parar de repetírselo a sí mismo. Lo que había hecho, no una sino un centenar de veces de las que ya hasta había perdido la cuenta, no tenía perdón y era precisamente por eso que nunca encontraba la manera de pararse frente a ZiTao y pronunciar la más sincera de las disculpas.

No porque fuese aceptada, realmente, sino porque buscaba una oportunidad para corregirse, para sanar la herida que tan abruptamente había causado sin pensar… Para meterse en su corazón de nuevo, si es que ya no estaba en él, para tomar todo de él esta vez.

Lamentablemente, le tomó un año y dos meses a YiFan darse cuenta de su estupidez. Y, viendo al idiota del tal SeHun, como había descubierto que se llamaba, tan solo esperaba que no fuese demasiado tarde…

Y cuando una sonrisa se extendía por sus labios de la forma en que estaba haciéndolo en ese momento, kris recuperaba confianza. Porque Tao todavía palpitaba cuando estaba cerca y sus ojos no sabían dónde mirar. Y sus labios seguían entreabiertos mientras el inferior temblaba, esperando ser succionado por la boca de YiFan… Y lo sería, Kris lo sabía, quería que fuese así… Necesitaba probar una vez esos delicados labios o moriría.

Con los puños apretados, se abrió paso entre un par de personas más y la sangre casi dejó de correr por sus venas cuando sus pies tropezaron con alguien cerca de su objetivo.

Cerca…

Tan cerca pero tan lejos.

 

 

 

- - -

 

 

Caminando fuera de la cafetería donde había estado atragantándose con crepas que sabía que no iba a tener que pagar, Yixing comenzaba a sentirse un poco perezoso.

Y perezoso porque estar con JoonMyun así, era aburrido.

Y, no, eso no significaba que no le gustase. Lay sabía que había un montón de cosas que ellos podrían hacer para divertirse si tan solo el ricachón cediese un poco más. Pero era aburrido porque no podía ni atreverse a tomar su mano sin ponerse a pensar en lo mucho que Kim se podría molestar.

Lay podía ser distraído, pero no tan tonto como otros pensaban y no estaba dispuesto en absoluto a lanzar por el caño los pocos progresos que había logrado llevar a cabo ese día.

JoonMyun giró por el segundo edificio conduciéndolos al cine y Yixing giró la cabeza aprovechando para bostezar, seguramente debido a las pocas horas que había dormido la noche anterior, cuando sucedió.

Sus pies se enredaron con los de otra persona e inmediatamente fue tomado por los hombros para no tener que caer. Cuando levantó la mirada para encontrarse con su salvador, sus labios se abrieron con sorpresa y no pudo reprimir una exclamación de asombro…

—¡YiFan ge!

El aludido parpadeó un poco aturdido pero no apartó su mirada de los bonitos ojos avellana del chino que sus manos estaban sosteniendo.

Había dejado que la pintura se fuese, al parecer, porque su cabello era tan negro como en las fotos de su infancia que tenía en cuadros sobre su escritorio en su casa.

Y Kris no podía decir si había crecido más alto o no, porque al haberlo hecho él también, simplemente no podía notarlo.

Lo cierto era que YiFan por poco se olvidaba de lo hermoso del resplandeciente hoyuelo en la mejilla derecha del chico unicornio y los muchos vuelcos que una vez le dio a su corazón, encontrarse con ese hombre justo ahí… O era una terrible coincidencia o un aviso del siempre incierto destino.

—Hola, Lay.

JoonMyun, con las cejas negras fruncidas se aproximó lo más que pudo y tiró del brazo de Yixing lejos del individuo que habría podido reconocer a leguas de distancia.

—¿Estás bien, Yixing?

Un poco aturdido por el repentino comportamiento de su acompañante, el nombrado asintió y después se volvió para sonreírle nuevamente a Kris, percatándose del hecho de que SuHo no había soltado su brazo todavía pese a que las distancias habían comenzado a ser prudentes.

—Creí que estabas en Canadá, YiFan ge.

El alto sonrió, no pudiendo evitar fijar su mirada en el agarre del muchacho que estaba junto a él hacía Yixing. BaekHyun no había mentido cuando dijo que el bailarín estaba interesado en el ricachón, entonces…

Lo cierto era que no se lo esperaba, pero tampoco estaba decepcionado.

El que Yixing dijo a Kris ser increíblemente heterosexual y después comenzó a salir con chicos en sus narices, no era solo un chisme barato de instituto. Lo que más le había calado a Kris en los putos huesos, era precisamente lo verídico de las palabras anteriormente corriendo por los pasillos.

Y que YiFan haya sido un imbécil enamorado por tantos años, no ayudó en absoluto.

Así que verlo con el brazo enganchado a otro chico, y no al de cualquiera sino al de aquel que esparció todos esos chismes en primera instancia, era tan divertido como sonaba.

Difícil de creer, más no imposible.

Ya Yixing le había dejado claro el año pasado que podría gustarle cualquier persona menos él. Lo cierto era que Tao no había tenido cabida en eso y de todas formas el basquetbolista se lo había llevado entre las patas.

—Volví hace un par de semanas…

—¡Eso suena genial! ¿Vas a la universidad?

Kris asintió, acomodando su melena rubia sin delicadeza.

JoonMyun le lanzó una mirada de esas que lo dicen todo. Y lo que le decía a Kris estaba entre lárgate y no mires lo que ahora me pertenece.

Gracioso… ciertamente gracioso.

BaekHyun alguna vez le había mencionado que el millonario de su compañero de clases no era más que un terco que parecía rehusarse a aceptar el hilo de su evidente homosexualidad, pero viéndolo ahí, apretando con fuerza el brazo de Yixing y con un puchero de enojo sobre los labios, Kris supo que debía de haberlo aceptado ya y ¡mejor aún! Sin BaekHyuns de por medio.

—Presentaré las pruebas este año, espero quedar.

Con una de sus bonitas sonrisas, el bailarín hizo ademán de restarle importancia. — Por supuesto que quedarás, siempre fuiste muy listo.

El alto río, y no porque estuviese siendo modesto, sino porque sus intentos por acercarse al corazón del muchacho que tenía enfrente realmente siempre fueron vanos y esas palabras lo dejaban más que claro.

Porque era bien conocido por los que tenían los pies sobre la tierra, que el término mal estudiante, era otra de las cosas que definían a Wu Yi Fan.

—Gracias, ¿están aquí por…

—Vamos a ir al cine. — Contestó SuHo entre dientes, mirando un punto tras la cabeza de Kris porque seguramente heriría su orgullo mirarlo y darse cuenta de que no era un buen partido si se comparaba con el alto.

YiFan también tenía millones, después de todo.

—En realidad, ¡qué bueno que nos encontramos! ¿Se quedan juntos mientras voy al baño? ¡No me tardo nada!

Kris ocultó una sonrisa maliciosa tras su gigantesca mano luego de ver la expresión que se plasmó en el rostro del más bajito de los tres.

—¿Q-Qué?

Yixing se soltó del agarre del que para él era el más guapo en el centro comercial entero y le dedicó una sonrisa sanadora.

De esas que se suponía debían traer paz pero que por primera vez, estaba fallando.

—Ahora vengo, ¿se conocen, no?

JoonMyun asintió con pesar.

Lay sonrió como si hubiese anotado un punto. — ¡Genial! Pueden conversar mientras regreso, no me tardo…

Y con esas palabras, Yixing emprendió un camino directo al baño, aunque lo hizo a pasos realmente cortos y tomándose la libertad de tardarse más de lo esperado por SuHo, que vio su espalda hasta que desapareció entre la multitud.

Lay se echó a reír gustoso cuando salió de su campo de visión, aplaudiendo mentalmente para sí mismo mientras se adentraba en el baño.

Oh, sí… ¿Sientes eso, Kim JoonMyun? A papi Zhang le gusta llamarlo celos. — Canturreó parándose frente al espejo y sacando el delineador del bolsillo trasero de su pantalón mientras se miraba. — Voy a hacer que ardas en ellos por cada vez que me hiciste llorar en las últimas semanas… ¿Ves esta panza? ¡Todo por comer maldito helado de chocolate! ¿Y de quién es la culpa? ¡Pues tuya, JoonMyun, tuya! ¡Sufre el calor de las consecuencias! — suspiró frustrado y se inclinó para reparar el maquillaje que gracias al calor había comenzado a esfumarse…

Planeaba tardarse todo lo que fuese necesario para que SuHo meditase sus acciones, aunque lo más probable era que el tonto millonario ni supiera dónde se estaba metiendo. Porque sí, Lay era todo arcoíris de unicornios escupido cuando quería, pero no era estúpido y le gustaba eso de la venganza, por no hablar de los castigos y demás… JoonMyun había estado tonteando con él en la mesa de la crepería, lo había notado…

¡Había intentado ukearlo! ¡A él! ¡Papi Zhang!

Bufó, moviendo el flequillo de su frente.

Si quería que lo suyo funcionase, JoonMyun realmente iba a tener que comenzar a tener lecciones sobre lo que podía o no hacer. Lay quería conquistarlo y lo sometería después, cuando ya lo tuviese.

Nadie se resistía al encanto de los Zhang, por más rico que fuese. Y nadie se libraba del impulso dominante que llevaba corriendo por sus venas.

—Disfruta todo lo que puedes ahora que puedes sentarte, Kim JoonMyun, porque cuando conozcas a este unicornio —tomó posesivamente su entrepierna con una de sus manos y con un sensual movimiento de caderas embistió hacía arriba— te va a doler…

Minseok parpadeó repetidamente e intentó borrar esa información de su cabeza.

Había presenciado toda la cantaleta del bailarín desde que éste se adentró en el baño, pero lo cierto era que él ni había intentado ocultarse ni nada, había continuado parado en el lugar donde había permanecido la última media hora.

Y todo porque LuHan, por más que tocase, se rehusaba a abrirle la puerta.

Si eso era un berrinche, el chino lo estaba llevando demasiado lejos.

—¿Baôzi? — El chico inquirió curioso desde el interior del cubículo.

El aludido gruñó en respuesta pero el ojos de ciervo no esperaba que respondiese a eso de todas formas. — ¿Quién es el chico que está hablando? ¿Lo conocemos? Kim JoonMyun me suena — susurró, como el chismoso nato que era.

Minseok rodó los ojos y pateó levemente el cubículo de metal, lamentándose después cuando el dedo pequeño del pie comenzó a dolerle.

—¡No te voy a decir! ¡Se supone que estamos enojados, me has tenido aquí parado media hora!

—¡No lo entiendes, baôzi, no estoy enojado, ugh…

El chino no pudo ni completar su frase sin que le pegase un cólico, ¡demonios! ¡Nunca iba a poder salir de ahí y lo peor era que no tenía ni puta idea de por qué su estómago se había puesto así tan repentinamente!

Todo su rostro estaba acalorado por la presión que estaba ejerciendo ahí dentro y no quería ni verse la cara, porque seguramente se encontraría con el maquillaje todo corrido.

—Pues bien… Si no quieres decirme qué jodidos de pasa conmigo está bien, pero por lo menos pudiste decirme que te gustaba SeHun, ¿sabes? ¡Eso es lo que hace un mejor amigo! ¿Por quién me tomas, LuHan?

Escuchó a su mejor amigo bufar afuera y se lamentó antes de gruñir nuevamente, el dolor iba a matarlo cuando en su mente se encendió un foco con el nombre de KyungSoo escrito en él.

—¡Ugh! — Gimió. — ¡Maldito enano del mal!

Ofendidísimo, Minseok volvió a patear la puerta sin importarle el punzante dolor en su dedito y se dirigió echando chispitas hacia la salida, pasando tras un distraído Lay que lo miró con curiosidad.

¿Lo habría escuchado referirse a sí mismo como papi Zhang?

—¡Pues bien, este maldito enano se va!

—¡Minseok yo no-!

El de mejillas regordetas cerró de un portazo.

Guao, eso era lo más dramático y rudo que había hecho en toda su vida, según LuHan recordaba.

Suspiró, sintiendo su estómago volverse a batir y pujo fuerte.

—¡Uhm! ¡Agh! ¡Tsss, maldita sea!

Yixing giró la cabeza en dirección a los ruidos del cubículo, horrorizado, tomó sus cosas y se largó de ahí.

 

 

- - -

 

 

¡Ese tonto de LuHan!

¿Cómo por qué lo había llamado así?

¡Si creía que se lo iba a perdonar fácilmente estaba muy equivocado!

“PERO QUÉ DE-”

Park ChanYeol venía bajando a trompicones los escalones del edificio del centro comercial.

Todas las alarmas se encendieron en la cabeza de Minseok cuando lo vio y corrió, corrió como si no hubiese un mañana hacía donde recordaba que SeHun estaba.

Las personas se interponían en su camino y lo único que él rogaba, era que le sirviesen de escondite para que Park no se percatase jamás de su presencia.

Ubicó a SeHun sentado jugando al SuperStar SMTown en su móvil con una tranquilidad impasible y se abalanzó sobre él, tirando de su mano para llevárselo consigo.

Al pobre del menor casi se le cae el carísimo móvil para el que tanto había estado ahorrando en el proceso, por lo que no pudo reprimir sus gritos de desconcierto.

—¡Casi la paso con tres estrellas, iba a tener una S más!

—¡No seas nena, SeHun-ee!

El aludido abrió los ojos exageradamente con sorpresa. ¿Nena él? ¡Por San Siwon!

Tomó la mano de Minseok y rebasó sus pasos rápidamente para hacerle saber que si ahí había un macho puramente heterosexual, era él.

Y claro, que mejor para demostrarlo que ir por ahí dando saltitos de la mano de un afeminado chico con cara de bebé que succiona los helados como si fuesen una…

—¡SeHun-ee, aquí!

“¡Por todas las yeguas sensualonas de San Siwis, este Hyung sí que es fuerte!”

Minseok lo detuvo de un jalón y lo lanzó junto consigo al suelo tras un arbusto. Oh planeó incorporarse pero falló sintiendo el peso del de mejillas regordetas no quitársele ni un poco de encima.

Todo lo contrario a lo que el menor esperaba, tal cual lo había ensayado, el mayor sacó sus binoculares y se sentó a horcajadas sobre SeHun para espiar a Park ChanYeol.

—¡Objetivo localizado! — Exclamó en un susurro.

SeHun tenía un buen primer plano del cuerpo de su Hyung casi en la nariz.

—¡Camina nerviosamente, cambio! —Crujió al final, fingiendo llevar consigo un walkie-talkie.

¡Oh, no! ¿Y no podía dejar de moverse como un gusano?

¡Si seguía haciendo eso seguramente Oh terminaría con moretones por todas las costillas!

—¡Se detuvo frente al cine, repito, el objetivo se detuvo frente al cine! ¡Uh! ¡SeHun-ee, ChanYeol está muy nervioso, lo va a arruinar todo!

—Hyung…

—¿¡Pero qué demonios le pasó en el pelo!?

Jimin…

—¿Le explotó la secadora o algo? — Las carcajadas de un inquieto Minseok no tranquilizaron a SeHun.

Chumin Hyung, ¿podrías…

—¿Qué hay con ese atuendo? No creí que fuese su estilo, ¿estará intentando impresionar a Baek? — espetó y, aunque al principio parecían preguntas retóricas, Oh comprobó que no lo eran cuando Minseok salió de encima de él y lo golpeó levemente para que se levantara. — ¿Tú que piensas, SeHun-ee? ¿Crees que luce natural?

El más alto finalmente encontró el modo de incorporarse, aunque casi de inmediato XiuMin hundió su cabeza. — ¡Oye ten cuidado, no tiene que verte!

Desventajas de ser tan alto… O tal vez de convivir con enanos. SeHun levantó la mirada con la cabeza gacha, haciendo un par de binoculares con sus propias manos y vio a ChanYeol a un par de pasos de donde ellos se encontraban, por lo que le dedicó a Minseok una mirada incrédula un segundo después…

Jimin, ¿y los binoculares para qué son?

El que se dio por aludido jugó con sus pulgares un momento con timidez. — S-Se ven guay, tienes que admitirlo, SeHun-ee.

 

 

 

- - -

 

 

 

—¿Me vas a comprar nachos, no?

Tao asintió por enésima vez para responder a esa pregunta en lo que iba del día. KyungSoo continúo mirando al frente con naturalidad, como si esa fuese la primera vez que se lo espetaba.

La mayoría de las veces, el Maknae no entendía sus Hyungs pero lo cierto era que él más tanto misterioso como aterrador, siempre era Do.

Llegaban tarde porque KyungSoo lo había convencido de ir a su antiguo trabajo a ordenar y humillar a los trabajadores que tantos pesares le habían causado en sus días de labor.

Aunque lo cierto era que no había tenido que insistir mucho. Para que Tao o la mayoría de las personas se doblegaran ante él, lo único que el pequeñito tenía qué hacer, era mirarlos fijamente por más de tres segundos…

En la escuela se rumoraba que si te veía durante cinco completos, quedarías maldito para toda la eternidad y, la verdad, ZiTao y sus amigos sabían que ya estarían más que malditos si toda esa basura fuese real. Aunque tratándose de los imbéciles del Instituto, no les sorprendía que fuesen capaces de creer en semejante tontería… Eran ellos quienes decían que tener el pelo negro era una maldición también, de todas formas.

Entraron por el edificio del Cine, así que les fue más que sencillo encontrarlo y poder adentrarse en él.

Había una cantidad considerable de gente cuando traspasaron las puertas y, aunque no era el gentío del día al 2x1 al que estaban acostumbrados, el chino agradeció el hecho de que no estuviese prácticamente vacío.

KyungSoo le pidió dinero con una mirada severa y Tao se lo entregó para que pudiese ir a comprar esos jodidos nachos de una buena vez por todas.

Mientras tanto, él lo esperaría sentado en una de las mesitas cercanas a la dulcería, pensando en si los atuendos que había elegido comprarles para usar eran o no lo suficientemente discretos.

Camisa de polo negra y pantalones del mismo color. A KyungSoo le habían fascinado unas botas militares y ZiTao no había resistido la tentación de comprarlas también. A su amigo le sentaban de maravilla, por lo que podía ver desde ahí.

Soo realmente era muy exigente en cuanto a su ración extra grande de queso amarillo y la encargada de atenderlo parecía estar aterrada.

Un suspiro se le escapó al más moreno de los labios mientras recargaba la quijada en la palma de su mano y se sumía en lo profundo de sus pensamientos.

No entendía exactamente los motivos de SeHun para fingir estar saliendo con él, sobre todo dado el hecho de que su mejor amigo no aceptaba del todo la homosexualidad, y no porque fuese precisamente homofóbico, sino que simplemente no se veía a él mismo como uno y tampoco quería que el resto del mundo se fuese con la finta.

No había vuelto a encontrarse con YiFan desde ese día y lo agradecía, porque no importaba lo mucho que SeHun se esforzase por él, Tao sabía que si volvía a quedarse un momento más a solas con Kris todo el plan terminaría viniéndose abajo.

Distraído como estaba, vio a KyungSoo colocando jalapeño en su bien proporcionada orden de nachos y sonrió de medio lado.

No importaba lo aterrador que su Hyung fuese en ocasiones, o lo intimidante de su ceño fruncido, lo cierto era que aunque pocos lo conocían de ese modo, Do era increíblemente adorable cuando llegabas a ver profundo en su interior.

Sus ojos terminaron yendo más allá de un momento a otro y Tao se sorprendió muchísimo de ver a JongDae sentado con otro chico.

Un chico que no era Kim Minseok, para ser más específicos.

Oh.

Le caía muy bien el tipo y todo pero si era de los jugadores, Tao lo haría plañir ahí mismo por haber ilusionado a su Hyung regordete favorito.

Se puso de pie muy determinado y le dijo a KyungSoo que lo vería en un momento con un asentimiento de cabeza mientras él último tomaba finalmente asiento en la mesa que se suponía tendrían que compartir.

Tao no tardó demasiado en llegar hasta JongDae y su acompañante considerando el tamaño de sus piernas.

Cuando lo miró primero, Chen parecía no haber podido reconocerlo y, después abrió los ojos con sorpresa y lo señaló con una mano.

El alto se tronó todos los dedos de una mano con su mejor expresión de seriedad.

—Tao, ¿no es así?

Su cara era muy varonil, iba a doler un poco tener que desfigurarla si… El chico sentado junto a él, que había estado dándole la espalda hasta el momento se giró y el menor parpadeó mirando fijamente en sus oscuros ojos.

—¿Kim JongIn?

El bailarín levantó las cejas y luego las dejó caer al mismo tiempo en que se hundía en un asentimiento. Tao no le caía muy bien, ni los amigos de BaekHyun, exceptuando a KyungSoo, por supuesto.

—Ese mismo.

JongDae se puso de pie, más por impresionar a uno de los amigos de su gordito que por educación. — ¿Viniste al cine también? ¿Qué función vas a ver?

Aunque lo cierto era que le inquietaba el hecho de que más de una persona hubiese pensado lo mismo que él y estuviese ahí por los mismos motivos. ¿Estaría Minseok también con él? ¿¡Por qué jodidos a todos se les había ocurrido ir de negro!?

Mirando a Kai, él no necesitaba ropa negra, bastaba con el color de su piel…

Tao se cruzó de brazos con un puchero infantil en los labios. —No, ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Desde cuándo son amigos?

Intentando hacerse el gracioso, JongIn fingió tener un reloj de mano y lo miró por un par de segundos. — ¿Una? ¿Dos horas?

JongDae se echó a reír y lo codeó con gracia.

La risa cesó cuando Tao ni se inmutó y únicamente levantó una ceja.

Chen se aclaró la garganta. — Ehm, acabamos de conocernos en realidad, pero es una larga historia.

—Chen dice que quiere ver Combate mortal veintiuno, el regreso de Rambo. —Murmuró el moreno con sinceridad, aunque siendo más cortante que lo poco que el implicado en su oración había conocido de él.

Tao se permitió reír un poco por el ridículo título de la película que esos dos iban a ver y suspiró, pensando que si sus intenciones estando ahí no eran más que esas, todo estaba bien.

—¿Dónde dejaste a Minseok Hyung, uh? — Inquirió con picardía el más alto.

—¿Y-yo?

—¡No, yo!

El rostro de JongDae enrojeció y Kai los miró primero a uno, luego al otro y luego el horizonte, encontrándose un poco confundido con el destino que la conversación había tomado.

—N-No sé, creí que estaría contigo…

Tao sonrió porque Chen de verdad le simpatizaba. — Nah, yo estoy aquí con KyungSoo.

Como si lo hubiesen poseído repentinamente, el moreno giró la cabeza tal cual la niña de esa famosa película titulada El exorcista, sus ojos en busca de la persona que el chino acababa de nombrar.

Encontró su silueta más pronto de lo que se imaginó, colocando una enorme sonrisa sobre sus labios.

Ese debía ser su día de suerte, porque luego de enterarse de que lo habían despedido, JongIn había perdido las esperanzas de poder acosar-… verlo ese fin de semana.

ZiTao y JongDae continuaban enfrascados en una conversación que iba y venía pero se mantenía con el nombre de Minseok entre líneas, así que Kai supuso que no notarían su ausencia si decidía marcharse sin decir nada, por lo que se escabulló por ahí de puntitas, sin poder quitar la mirada de encima de esa preciosa espalda que él estaba tan acostumbrado a ver durante las horas de clase…

Ah…

Si tan solo KyungSoo se fijase en él.

JongIn realmente quería a ese Hyung. Tanto, que cuando pensó que quería ir a misa, Kai incluso estuvo dispuesto a construirle su propia parroquia con tal de obtener una oportunidad con él.

Repentinamente, el de cabello negro se levantó y se dirigió al gran estante donde los empleados solían colocar los condimentos para los alimentos que vendían ahí mismo.

JongIn lo siguió como todo un loco enamorado presa de sus sentimientos.

Casi flotando sobre sus ligeros pies y con los ojos en forma de corazones, no perdiéndose detalle alguno del modo en que el trasero de KyungSoo se movía mientras caminaba.

Tenía unas… ¡oh, tan redondas!

¿Kai podría tocarlas algún día?

Bueno, para empezar, debía dejar de preguntarse cosas como esas, porque lo más cerca que había estado de ese trasero había sido en un día de gimnasia. Cuando Soo casi tropieza con algo y retrocedió un par de pasos, chocando contra un siempre amable, despierto y atento JongIn.

Do parecía concentrado añadiendo más jalapeño a lo que fuera que estuviese comiendo, por lo que Kai decidió que ya era hora de atreverse y hablarle o tanto JongDae como el chino aquel iban a percatarse de su ausencia y lo arruinarían todo.

Cuidadosamente, JongIn elevó su temblorosa zurda y tocó el hombro de su Hyung dos veces…

KyungSoo giró el rostro un poco y definitivamente, nada en el universo hubiese podido preparar mentalmente a JongIn para lo que vio…

Labios acorazonados y probablemente un poco hinchados por el picante, bañados en queso amarillo.

Instintivamente, el moreno se pasó la lengua por el labio inferior, humedeciéndolo antes de mordérselo con fuerza.

¿Qué tan fuerte lo golpearía KyungSoo si lo besaba en ese preciso instante?

JongIn estaba seguro de que seguramente tendría que cavar su tumba, pero lo cierto era que no estaba pensando con claridad en ese momento. La imagen frente a sus ojos lo aturdía en todos los sentidos posibles.

KyungSoo debía ganar un premio por ser la perfección andante.

O ser arrestado por ser tan bello.

O correr a los brazos de JongIn para que éste pudiese guardarlo para siempre ente ellos, porque el moreno no quería que nadie más jamás pudiese percatarse de lo hermoso que ese pequeñito realmente era.

El ceño de Do, sin embargo, no tardó ni dos segundos en fruncirse.

—¿Qué estás haciendo aquí, Kim JongIn?

Pero JongIn no podía escucharlo, sino únicamente regocijarse al ver sus labios moverse de esa provocativa forma. ¿No se daba cuenta de que tenía queso amarillo prácticamente por toda la cara? ¿No podía sentir todo lo que le provocaba?

Como si las caderas de Do atrajesen sus manos cual imán, para Kai fue inevitable el tomarlo por ellas.

La expresión en el rostro del ojón fue un poema y no tardó demasiado en percatarse de lo que estaba a punto de ocurrir ahí.

“É-El realmente va a…“

Así que con el corazón martilleando en sus oídos y el rostro rojo de vergüenza, se apresuró a empujar al moreno por el pecho con toda la fuerza que le fue posible tomar.

Casi en cámara lenta, JongIn tropezó con los compartimientos para palomitas y refrescos, desplomándose sobre ellos y logrando que éstos colapsaran sobre el suelo.

Le tomó a KyungSoo solo un segundo girar la cabeza para mirar a su alrededor y darse cuenta de quiénes estaban formados en la fila de la dulcería, peligrosamente cerca de dónde el desastre había ocurrido.

BaekHyun estiró el cuello y Do supo que no había nada mejor que pudiese hacer que inclinarse para tomar la mano de JongIn, tirar de ella y correr llevándoselo consigo lo más lejos de la vista de la pareja que les fuese posible.

Maldito, maldito desastre…

Tao no tardó demasiado en unírseles corriendo por el pasillo y, cuando lo vio, KyungSoo supo que era hora de parar de correr.

—¿¡Pero qué demonios fue eso Do KyungSoo!?

O tal vez no…

Podría jurar que nunca en su vida Tao se había atrevido a hablarle de ese modo y ellos dos eran los que llevaban más tiempo conociéndose dentro de su grupo de amigos.

Avergonzado, porque debía admitir que por su culpa casi fueron expuestos, KyungSoo abrió la boca para responder pero ni una sílaba pudo ser pronunciada por su lengua.

Estaba mudo.

El ceño de ZiTao comenzaba a intimidarlo.

Aunque las manos en sus caderas lo hacían lucir más gay que nunca. Eso sí.

El alto los tomó a él y a JongIn por los brazos y los condujo por el oscuro pasillo.

KyungSoo tragó saliva y miró al moreno, aunque Kai parecía bastante confundido y definitivamente era el responsable tras todo lo ocurrido, el bajito no tuvo ganas de golpearlo por primera vez en su vida.

O por lo menos no todavía…

 

 

 

- - -

 

 

A JongDae, que presenció el acto terrorífico que ahora tenía a muchos de los empleados del cine recogiendo contenedores del suelo, no se lo ocurrió mejor lugar que ocultarse que debajo de una mesa.

Eso, claro, hasta que observó cómo ChanYeol y BaekHyun, tomados de la mano cabe destacar, pasaron frente a él y se perdieron en la penumbra de uno de los numerosos pasillos que conducían a las salas del cinema.

Sabiendo que ya no había riesgo, Chen salió de su escondite y casi al instante volvió a meterse en él.

Al cine venían entrando su primo JoonMyun, dirigiéndole una mirada de desprecio a un alto muchacho que conversaba con Yixing, que tenía cara de estar aparentemente confundido, aunque después de analizar un poco su actitud, JongDae realmente dudaba que lo estuviera.

Seguramente estaban ahí para buscarlo y, por ende, las entradas que supuestamente había ido ahí para comprar.

Pero él no tenía dinero y había perdido a Kai, así que salir definitivamente no era una buena idea. Solo lo fue cuando los tres se giraron en una dirección opuesta a su ubicación y JongDae corrió como alma que se la lleva el diablo fuera del establecimiento.

Estaba orgulloso de decir que su mejor amigo había estado haciendo las cosas bien y ahora debía estar disfrutando de una función desconocida junto a BaekHyun.

Pero por ahora, gracias a su falta de dinero, no le quedaba más remedio que abortar la misión y volver a casa para rezarle a todos los santos ricachones y actores porque el orejón no fuese a meter la pata.

O ese era el plan hasta que una horrible escena se cruzó frente a sus ojos.

¿Era ese XiuMin?

¿CON ALGUIEN MÁS?

Oh, a Chen no le gustó en absoluto ver como su precioso chico de mejillas regordetas se ponía de pie y confianzudamente le ofrecía ambas manos al muchacho para ponerse de pie.

¿Por, qué, no, retiraba, las, manos, si, ya, lo, había, ayudado?

¿Por qué estaba sonriéndole tanto?

¡Demonios, esa sonrisa debía dedicársela únicamente a él!

¿Ese… Ese monstruo estaba coqueteándole a su… a su gordito?

Ah, eso sí que no. El castaño se arremangó la chaqueta negra y se volteó la gorra, echándose a andar hacia esos dos con un aire de determinación impresionante.

Minseok era suyo y él iba a demostrarle a cualquier palo oxigenado que nadie se metía con su bollito.

 

 

- - -

 

 

Tao suspiró e ignoró los gritos provenientes del baño cuya puerta acababa de cerrar.

Ignoró también los golpes estruendosos a la puerta de metal del cubículo donde había cometido un crimen.

Pero KyungSoo tenía la culpa y también se lo merecía por haber logrado que toda la misión se viniese abajo. Gracias a él, ahora jamás podría averiguar a dónde jodidos se habían metido Baek y su cita.

Gracias a él, también, ahora no le quedaba más que caminar por un pasillo únicamente alumbrado por los cartelones luminosos de próximas películas a exhibirse en ese cine.

Y claro, probablemente Do iba a maldecirlo y a odiarlo por el resto de sus días, peor algo le decía a Tao que había hecho lo correcto y que seguramente su Hyung iba a agradecérselo algún día.

Aunque dudaba que ese día fuese a llegar pronto.

Decidiendo que no podía hacer ya nada al respecto, Tao se guardó las manos en los bolsillos y se encaminó a la salida pensando en que tal vez podría ir y comprar Gucci por montones para desahogar su ira…

Pero eso no fue necesario, porque de un momento a otro lo único que Tao pudo ver fue el color negro.

Escuchó una puerta abrirse y después cerrarse abruptamente. Sintió su espalda chocar contra la dureza de una pared e inhaló profundamente un aroma conocido.

Y su corazón dio un vuelco tan pronto como pudo parpadear.

Estaba oscuro ahí dentro, pero su secuestrador había retirado la mano de sus ojos y ahora únicamente cubría su boca.

Tao no podía verlo, pero definitivamente sabía quién estaba ahí.

Respirando su mismo aire e invadiendo su espacio personal.

Robándole el aliento.

Erizando cada uno de los vellos en su cuerpo.

Y lo único que Tao sabía además del hecho de que estaba atrapado, era que los dedos de Kris eran tan largos como los recordaba.

 

Notas finales:

¡Hola a todos! ¿Ya se habían olvidado de mí? ¡Espero que no! :c

Sé que me tardé muchísimo pero mi excusa es que en mi Uni parece haber exámenes todas las semanas, ¡Wuhu! ¡Qué divertido! Coffhijosdeputacoff.

Tenía planeado publicar el fin de semana pero no miento cuando digo que no me alcanzó el tiempo. El sábado estuve haciendo tareas cual esclava y el Domingo, bueno, la mayoría sabrá que hice mi primer Giveaway, ¡felicidades a los ganadores! Espero estar entregando pronto sus premios. Tendrán OS TaoRis, ChanBaek y ChanHun para leer pronto, por si hay fanáticos por aquí de las parejas(?

En fin, hoy es un día feliz porque al fin tengo en mis manos mis EXODUS de ChanYeol y XiuMin <3

Gracias por la paciencia. Este va a ser el capítulo más largo de Blank Space, si no lo es el siguiente. Lamento si a alguien le es tedioso que haya sido así, pero fue inevitable, sino hubiese tenido que dividir “EL DÍA” en veinte mil partes y oshe no.

¡Me despido de ustedes y con un poco de suerte actualizo el sábado con la parte final de este super capitulo! Contestaré los comentarios ahorita si no me quedo dormida y mañana a más tardar.

Besitos gheis para todos, no vean mucho porno y dejen muchos reviews :*


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