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Blank Space. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar.

"Pensamientos"

>Mensajes de Texto<

¡Gracias por leer, nos leemos abajo! Chu >3<

I was expecting some dramatic turn away but you… stayed.

- - -

 

BaekHyun gritó muy fuerte, desde el fondo de su alma… pero nadie lo escuchó.

Quería tener el poder de hacer que las palabras saliesen de su boca, de impulsar sus pies hacia adelante y tomar la mano de Park, tirar de ella… Aferrarse a él. Encontrar la manera de detenerlo, de negar cada una de las cosas terriblemente escritas en las paredes respecto a su persona. Quería contener las lágrimas, y no llorar frente a nadie que no valiese la pena.

Quería muchas cosas… Entre todas ellas, merecer al hombre que pasaba lentamente junto a él, y luego le daba la espalda.

La muchedumbre no se había callado del todo pese a haber visto al gigante hacer su jugada.

BaekHyun sabía que había un montón de motivos por los cuales ChanYeol debía continuar con su camino y no volver atrás. Por los cuales el chico tenía todo el derecho a no mirarlo de nuevo y hacer imposible que Baek contase uno, dos tres… mientras sus orbes se encontraban efímeramente por los pasillos o al comienzo de alguna clase. Byun incluso sabía que estaría obligado a comprender si el gigante comenzaba a mirarlo con indiferencia, pero era algo difícil de aceptar, algo tan doloroso, que incluso era hiriente imaginar.

Porque pese a saberlo, pese a contar con los dedos de las manos todos los motivos, BaekHyun no quería que ChanYeol los conociera… Quería que se quedara a su lado, con la venda medio puesta sobre los ojos y un par de audífonos que lo mantuviesen indiferente en las grandes orejas.

Se equivocaban. Todos ellos, los que no paraban de murmurar aunque con inquietante vacilación… Estaban terriblemente equivocados.

BaekHyun no quería hacerle daño a ChanYeol.

Park siempre había sido… Demasiado inocente y perfecto. Demasiado listo y dulce. Demasiado él.

Nunca estuvo en los planes del bajito que se adentrara en su vida de la forma en que el gigante lo hizo.  Mucho menos llegar más allá de un simple intento de cita.

Pero la vida da muchas vueltas, su nana se lo había dicho el día en que la madre de YiFan los dejó, mientras le acariciaba el cabello. Tantas, que las probabilidades de que te lance fuera de su órbita, son increíblemente altas.

BaekHyun sabía que estaba girando tan rápido, que probablemente sus pies no tardarían en desprenderse del suelo y mandarlo a volar. Pero la esperanza lo aferraba al piso y mantenía sus puños cerrados mientras sus llorosos ojos intentaban enfocar la imagen de la amplia espalda de Park ChanYeol.

Todo daba vueltas.

Su mundo entero estaba temblando en la incertidumbre de caerse en pedazos o seguir en pie.

BaekHyun pasó saliva con dificultad y terminó de girar su cuerpo de dirección al de rizos, poniendo todo de su parte para moverse en su dirección, pero antes de que pudiese hacerlo, una bola de papel cayó nuevamente sobre su cabeza…

—¡Ya te lo he dicho, Byun! ¡Park es demasiado para ti, déjalo ir!

El aludido no entendía los motivos de la rubia para estar gritándole de ese modo pero tampoco estaba seguro de haber podido escuchar bien. Todo su cuerpo vibraba y las palabras sonaban lejanas en sus oídos.

El papel que cayó en su hombro resbaló por su pecho y el pelinegro lo tomó con una de sus suaves manos. No fue necesario deshacer la bola de papel completa para poder leer lo que había ahí escrito, aun pese a las lágrimas y las inquietantes vibraciones recorriendo sus venas…

Puto.

Una lágrima volvió a caer, lenta y dolorosamente…

Una bola volvió a golpear su cabeza, seguido de otra y una más. Y otra, y otra…

—¡Ya basta! — La voz de XiuMin estaba rota, pero si alguien se dio cuenta, entonces no le importó.

Probablemente tan rota como él… Incapaz de levantar la mirada, cubriendo su rostro avergonzado con las manos mientras era ligeramente golpeado por palabras humillantes.

Todo era tan frio y estaba tan mal.

BaekHyun quería irse a casa y esconderse entre los brazos de YiFan durante el resto de su vida.

—Ya basta…

La exclamación fue tan baja, que el pelinegro la confundió con su susurro de auxilio. Las bolas de papel no cesaron tampoco, sin embargo. Todo era negro…

—¡He dicho que ya basta!

El dorso de las manos de BaekHyun se hundió sobre una superficie blanda y los latidos de su corazón volvieron a la vida cuando un aroma conocido inundó sus fosas nasales.

Grandes brazos rodeaban protectoramente su cuerpo y, aunque al principio el ataque no cesó, con el transcurso de un par de segundos que parecieron eternos, el bajito dejó de escuchar las exclamaciones de desprecio y el sonido del papel cayendo hasta impactarse contra el suelo.

Los brazos, fuertes y cálidos, lo apegaron más a su pecho y mientras sollozaba, Byun pudo sentir el fuerte latido del corazón de la otra persona… Su salvador.

Él.

—¿Quién… — La ronca voz del chico se quebró antes de terminar la pregunta. BaekHyun se dio cuenta de que no era únicamente él quien estaba temblando cuando el alto intentó respirar profundo. — ¿Quiénes creen ustedes que son?

No hubo una respuesta.

Grandes dedos se enterraron en los costados de Baek, aferrándolo más, siendo inusualmente sobreprotectores y valientes… Tan valientes.

—¿Qué importa quién sea yo o quién sea él? ¡¿Quién demonios creen ustedes que son para juzgarnos?!

ChanYeol olía a dentífrico y detergente floral. Sus palabras sabían a dolor y amargura, pero estaban cubiertas de una valentía que BaekHyun se sentía incapaz de poseer. Las manos de BaekHyun resbalaron bajo su rostro y su nariz se hundió en la suave textura de la camisa blanca del grandote. Sabía que los restos del maquillaje corrido y el agua salada de sus ojos probablemente arruinarían la camisa del más alto, pero en momentos como ese, Byun también creía que no había razón para pensar.

—¡No son nadie! — Park exclamó respondiéndose a sí mismo.

BaekHyun no podía verlo, pero sí imaginar el peso de su ceño fruncido y labios profundamente hundidos en la desaprobación.

—Este chico… Este chico… — El murmullo de la voz del alto gano potencia de consonante a vocal y de vocal a consonante — No importa quienes piensen ustedes o no qué es. Ni lo que haya hecho alguna vez o si ha cometido los suficientes errores como para ganarse la desaprobación de alguien… Conozco a este chico, sé quién es… No soy un niño, ni necesito que nadie me proteja. Sé lo que hago, sé quién soy y quién es él.

Los brazos del gigante se abrieron solo un poco, adivinando las intenciones del dolido muchacho que estaba protegiendo y dejando que los cortos brazos de éste lo rodearan también antes de volver a apretarlo contra su pecho.

—No necesito que nadie apruebe lo que somos o lo que hacemos. No voy a vivir día a día preguntándome si lo que hago está mal…. — La barbilla retumbante del alto golpeó levemente contra el cabello negro de BaekHyun — Porque un color de cabello o un par de rumores no define quienes somos ni a dónde vamos. Y yo creo en BaekHyun, incluso si nadie más lo hace.

Alguien entre los espectadores contuvo el aliento. Park le dedicó una mirada furiosa a Sandara antes de acariciar torpemente con sus labios la coronilla del bajito.

—¡Voy a quedarme con BaekHyun todo el tiempo que él me lo permita y no voy a dejar que ninguno de ustedes le haga daño!

El corazón del pequeño retumbó en sus oídos, sintiéndose a salvo.

Sollozó con fuerza y sintió las caricias del más alto en su cintura intentando calmarlo. Pero no había manera en que las lágrimas parasen, porque BaekHyun estaba sonriendo en su empapada camisa y estaba seguro de que no podría dejar de hacerlo aunque el más alto se lo pidiera.

Porque ChanYeol no estaba abandonándolo y había afirmado creer en él.

Porque tenía una oportunidad más de quedarse girando junto a la tórrida órbita terrestre y no había nada más que quisiese hacer, que demostrarle a ese perfecto gigante las muchas ganas que tenía de quedarse a su lado por siempre.

—Lo siento. — Él le espeto — Perdóname por haber tardado tanto… — ChanYeol murmuró suavemente cerca de su oído y BaekHyun se enterneció con solo pensar en el chico encorvando la espalda para poder llevar acabo tan preciosa acción. — Soy el idiota más grande sobre el planeta, puedo ir a concursos como orador y se presentador de programas académicos, pero no podía hablar hace un momento.

Su afirmación hizo que el bajito se precipitase a negar con la cabeza todavía hundida en su pecho. Park acarició levemente su cabeza y sonrió con tristeza al escuchar la sonora risilla del otro escapársele de los labios.

—¿Te estás burlando de mí, acaso?

Baek se armó de valor para apartarse un poco y mirarlo a los ojos.

El rostro del gigante estaba muchísimo más cerca de lo que se esperaba cuando lo hizo, pero no dejó que ese hecho lo inmutase y deslizó sus manos hacía arriba, tomando entre sus dedos las finas hebras del rebelde cabello castaño de ChanYeol.

—Tal vez un poquito.

El gigante observó con lujo de detalle el rostro del más bajito, nunca soltando el agarre sobre su cuerpo. Era incómodo estar tan encorvado en medio de un pasillo, pero lo cierto era que no podía pensar en nada que no fuesen los hinchados y empañados ojos del pequeño frente a él, lo rojizo de su nariz y el temblor inconsciente sobre su labio inferior.

El gigante levantó ambas manos para recorrer con sus pulgares las mejillas de BaekHyun, limpiando el sucio rastro de las lágrimas que tanto ansiaba desvanecer…

No quería que quedasen rastro de ellas o de vergüenza sobre ese precioso rostro.

Su corazón se sentía tan lastimado al verlo a sí, que ChanYeol incluso tuvo que sorber fuerte para mantener las lágrimas dentro de sus ojos.

—No voy a dejar que vuelvan a lastimarte, Baek.

El pequeño se impulsó sobre las puntas de sus pies para rozar su nariz contra la mejilla del más alto, acariciándola cariñosamente. — No prometas cosas que no estás seguro de cumplir… — murmuró con suavidad, sabiendo perfectamente que algunas situaciones están terriblemente fuera del alcance de cualquiera.

Park le robó una atenta mirada mientras se aproximaba un poco más, sus movimientos casi siendo manipulados por las dulces caricias de los pequeños dedos en su cabello.

—Entonces voy a demostrarte que soy capaz de cumplirlo.

Los pequeños ojos caídos del bajito le sonrieron pese a todavía estar rojos e hinchados. ChanYeol contuvo la respiración cuando el cálido aliento del pequeño rozó tentativamente su boca… — ¿A dónde se fue el tartamudeo de mi gigante?

ChanYeol sonrió antes de juntar sus labios con suavidad. BaekHyun se apartó y ocultó su cabeza en su pecho nuevamente, con timidez, abrazándose a esa espalda que afortunadamente no había sido la última imagen que le quedaba de él…

El grandote lo sujetó con fuerza para que no cayera y miró fijamente el pasillo que había quedado desierto, probablemente en algún momento en que estaba demasiado sumergido en el otro como para caer en la cuenta de lo que sucedía en el resto del universo.

—¿Sabes, Baek? Creo que tú me haces fuerte.

 

- - -

 

 

<Muchas gracias por lo de ayer, SeHun-ee.

<Eres un gran chico.

El rubio levantó las cejas inexpresivas durante un instante y luego las dejó caer, permitiendo que un asomo de sonrisa se esbozase en la comisura de sus labios antes de tomar el móvil con ambas manos y comenzar a teclear una respuesta…

>Cuando quieras, Hyung ;)

La pestaña sobre la aplicación con el nombre de su Hyung favorito de mejillas regordetas, apareció escribiendo durante un minuto, colmándole la paciencia… Sin embargo, SeHun no volvió a recibir ningún mensaje por parte del mayor a partir de entonces.

Las palomitas azules bajo su texto recibido lo hicieron lanzar un suspiro antes de salir de la conversación.

Tenía un par de mensajes nuevos… Pasó por alto los de ZiTao, de quién no quería saber nada por el momento y se detuvo en la conversación en la que nunca había participado.

El nombre del contacto era KimBum y pese a recibir por lo menos quince mensajes diarios del número telefónico, SeHun no recordaba haber respondido ni una sola vez a alguno de ellos. Apretó el índice sobre la pantalla y sus ojos analizaron los textos recibidos.

<No olvides tender la ropa más tarde.

<SeHun, no tendiste la ropa. ¿Quién crees tú qué soy para ir oliendo a humedad a la escuela?

<En ocasiones te odio -.-

<¿Puedes estar al pendiente del correo? Mi madre va a enviarme un regalo.

SeHun no podía decir con exactitud que era un gran roommate.

<Recuerda conseguir dinero para el alquiler o encontrarás tus cosas en el pasillo.

El rubio suspiró con exasperación, pasándose las manos por las hebras de su cabello. ¿De dónde jodidos sacaba dinero él? Con su madre y padre enojados por su partida, con la cuenta bancaria vacía, con tantas cosas qué hacer y sin trabajo…

Afortunadamente para su repentina frustración, acababa de llegarle un mensaje nuevo…

<SeHun, si la leche ya no sirve entonces tírala. ¿Cuántas veces voy a tener que repetirte que la ropa de color nunca debe tocar la ropa blanca en la lavadora? ¡Gracias! Ahora tengo un short rosa para mi práctica de tenis esta tarde e indigestión, eres un idiota…

Con una sonrisa burlona y probablemente hasta satisfecha, el alto cerró la conversación y decidió que ya era hora de prestar atención a la clase, incluso cuando sus ojos no pasaron por alto la palabra escribiendo en la conversación de Miyeok Hyung antes de cerrar definitivamente la aplicación de mensajería.

No entendía por qué jodidos le era tan difícil a ese Hyung expresar cómo se sentía.

La tarde anterior, cuando SeHun había llegado un poco demasiado tarde al lugar donde se llevaron acabo los terribles hechos denigrantes contra BaekHyun, Minseok se había lanzado a sus brazos. Estaba temblando y el menor lo apretó contra su cuerpo brindándole apoyo, aunque tampoco había nada que pudiese decir.

Minseok lloró mucho, contándole lo inútil que toda la situación le había hecho sentir. SeHun le compró un helado y le limpió las lágrimas, asegurándole que si ChanYeol no hubiese hecho al respecto, seguramente él hubiese sabido qué hacer…

Era inglés y él llevaba prácticamente media hora ignorando al profesor. Ese debía ser el motivo por el cual no le iba demasiado bien en la clase, o por lo menos eso le gustaba decir, porque los estúpidos profesores siempre lo retenían en el mismo nivel por las dificultades que tenía en la pronunciación.

¡Bah! Qué iban a saber ellos de lo costoso que era para Oh destrabar la maldita lengua.

Tao, sin embargo, siempre terminaba encontrando la manera de burlarse de él. Esa era la única maldita clase que no compartían, dado que el mayor de los dos poseía un alto conocimiento con respecto al idioma y se tomó la libertad de tomar un examen de ubicación para saltar un par de niveles.

—Vamos a trabajar en parejas con la siguiente lectura, por favor.

Pese a parecer una petición amble, la entonación que el viejo le daba a sus palabras hacía lucir su oración una orden. SeHun recargó el pecho sobre el escritorio y levantó ambos brazos, estirándose y esperando…

Siempre había alguien que lo buscase para ese tipo de cosas, así que nunca se preocupaba por quedarse sin pareja. Oh estaba orgulloso de lo atractivo que era y de la forma en que las chicas siempre terminaban cayendo a sus pies, fuese un excelente alumno en la materia o no.

Cuando abrió los ojos luego de desperezarse, sin embargo, no se encontró con los ojos de ninguna muchacha suplicantes por que la admitiera en su selecto campo de estudio.

Parpadeó, sintiendo su corazón alarmarse aunque sin permitir que las emociones afectaran los rasgos de su rostro, por supuesto.

Todos parecían acomodados alegremente en parejas menos él.

Un fuerte murmullo parecido al de una pelea silenciosa atrajo no solo su atención, sino la del resto del grupo a un trio de butacas en el frente oeste del salón.

—Seulgi, fuera de aquí, ¡yo voy a sentarme con Irene!

La aludida empujo la butaca de la otra, provocando un ruido inquietante sobre el suelo. — ¡Estás loca, yo voy con Irene, ve tú a sentarte con Oh, Wendy!

—¡Pero si yo e Irene siempre hemos sido pareja! — La chica protestó con un puchero en sus mejillas.

—¡No seas mentirosa, Wen, Irene te abandonó la semana pasada por Oh!

La primera pareció meditarlo un instante y luego su mirada se encontró profundamente con la de la chica con quien mantenía la disputa.

—Tienes razón, ella nos abandonó la semana pasada…

Seulgi sonrió con complicidad, como si la misma cosa se les hubiese ocurrido a ambas al mismo tiempo. — Sí… Irene, Wendy será mi pareja hoy,

—Sí, adiós Irene.

La muchacha, que había permanecido un poco alterada aunque silenciosa en medio de la disputa abrió bien los ojos con sorpresa. — ¡¿Qué?! ¡No! ¡Se suponía que ustedes dos se estaban peleando por mí!

El profesor se aclaró la garganta y empujó sus gafas media luna sobre el puente de su nariz, mirándolas con dureza. Las muchachas guardaron silencio casi de inmediato y SeHun pudo apreciar el sonido de más de una carcajada siendo suprimida por el resto de la clase.

—Señorita… — los ojos del profesor vagaron por la lista de asistencia que siempre guardaba pegada sobre una tabla —Son.

Wendy levantó la mirada con terror y las puntas de cabello azul bailaron con un viento tenebroso parecido al de un famoso y ridículo programa mexicano.

—Vaya a sentarse con el señor Oh para que podamos comenzar con la lección.

SeHun recibió la mirada resignada de la muchacha y también un puchero. No dijo nada, sin embargo, incluso cuando la chica se sentó silenciosamente a su lado, procurando que sus codos no se rozasen por ningún motivo.

Cada pareja comenzó con la lectura como era usual y el rubio se recargó sobre una mano para mirar a la chica interrogativamente con una ceja arriba.

Nerviosa, Wendy le lanzó efímeras miradas de miedo. — ¿P-Podrías dejar de mirarme así?

—¿Así cómo? — Se divirtió el Oh.

Ella suspiró y se pasó un mechón de cabello detrás de la oreja. — Olvídalo, solo… vamos a leer.

—¿El menú de la cafetería a la que voy a invitarte? Oh, estoy seguro de que lo leeremos.

Wendy elevó la mirada, con un fuerte sonrojo cubriendo sus mejillas cuando vio al chico guiñar en su dirección. No respondió de inmediato y SeHun sonrió internamente sintiéndose victorioso… No entendía a las mujeres ni sabía por qué actuaban de ese modo, pero siempre que decía una frase como esa, las chicas caían rendidas sobre su regazo.

Encantador, fácil y… sin chiste.

Probablemente eso era lo aburrido del asunto, pero SeHun seguía haciéndolo porque bueno, esas chicas no iban a besarse solas. Y él era muy heterosexual, tan heterosexual como para conseguirlas.

—N-No, gracias.

O tal vez no.

SeHun contuvo su sorpresa pero no pudo evitar que sus labios se entreabriesen lentamente. Wendy se había puesto silenciosa pero estaba temblando, con la vista fija en el libro de texto al que él nunca le prestaba atención.

¿Había escuchado bien?

Oh estuvo a punto de replicar cuando una melosa voz conocida habló desde la puerta de enfrente del salón…

—Profesor, ¿podría permitirme un momento a Oh SeHun? — LuHan entonó soñadoramente como siempre, pestañeando con dulzura en dirección al hombre siempre cruel en inmutable. — Es importante, ¿por favor? — Añadió con un tierno puchero.

El rubio sonrió de medio lado porque ni en sueños el puto profesor iba a…

—Por supuesto que sí, Lu, llévatelo el tiempo que necesites.

El jodido hombre enserio estaba sonriendo. ¡Y lo había llamado Lu! SeHun no cabía en su propia sorpresa. LuHan movió el dedo índice atractivamente en su dirección antes de guiñarle un ojo y salir por donde apenas había asomado la mitad del cuerpo.

Los cuchicheos no se hicieron esperar y el menor suspiró resignado, tomando sus cosas para aprovechar y no tener que volver a esa estúpida clase donde la estúpida de Wendy lo había rechazado.

“Qué perra…”

¡Oh Dios! Meneó la cabeza en negación, molesto consigo mismo por su actitud terriblemente homosexual, y salió por la puerta de atrás pretendiendo no llamar más la atención, aunque lo cierto era que poco le importaba.

LuHan lo recibió con una amable sonrisa torpe y un apenas perceptible sonrojo en las mejillas, pero SeHun no lo dejó pasar por alto.

No entendía como un chico podía lucir tan guapo y femenino. Con los ojos ligeramente sombreados por el maquillaje y tan cafés y peculiarmente brillantes como siempre… Los suaves labios humectados por algún labial poco económico, el perfil de su rostro habiendo sido esculpido con un mismísimo cincel.

SeHun se mordió la lengua como castigo por estar pensando en eso.

LuHan sonrió con dulzura y luego pestañeó provocativamente, llevándose una mano atrás del cuello para frotarse. —Quería pedirte un favor.

Mirando la hora y tomando en cuenta de que acababan de despedirse en el almuerzo, el más alto levantó una ceja.

—¿No pudiste pedírmelo hace rato?

El ciervo atrapó su labio inferior entre sus dientes y SeHun contuvo un jadeo. No porque fuese excitante, por supuesto… Era que el chico lo exasperaba, sí. — S-Se me olvidó. — Xi mintió.

El menor se recargó contra la pared, intentando parecer interesante y no jodidamente perturbado, como en realidad estaba. —Entonces habla.

LuHan también recargó su espalda contra la pared, aunque evidentemente más nervioso, sujetando sus manos firmemente frente a su entrepierna.

—Sonará ridículo pero necesito ayuda en Matemáticas y sé que eres bueno en ellas.

Oh lo miró intensamente, como si estuviese intentando inquirir ¿enserio? Sin tener que molestarse en abrir la boca. Como si le causara pereza todo el asunto.

LuHan comenzó a jugar tímidamente con sus dedos. —Puedo ir a tu casa a que me enseñes…

“Ni en sueños” SeHun pensó. Primero porque su casa era pequeña y un total desastre. Aunque mentiría si dijese que no catalogaba como primera razón el hecho de que entraría en pánico al ver al joven ciervo sentado sobre su cama.

Tragó saliva despacio, sintiendo la boca seca ante la repentina imagen que surcó sus pensamientos.

Luego intentó borrarla, deseando poder pararse sobre ella y bailar para destrozarla. ¡Él era heterosexual! ¡Los heterosexuales no se imaginan subiendo a gatas sobre el cuerpo de sus Hyungs! ¡Mucho menos a sus Hyungs mordiéndose la boca antes de que la suya se posase sobre ella!

—…Puede ser después de clases o en la noche. — LuHan no había cesado de hablar de sus planes, completamente ajeno a los pensamientos del más alto y a la forma en que había puesto una pierna enfrente de la otra para que nada en sus pantalones fuese demasiado evidente.

El ojos de ciervo giró la cara para mirarlo a los ojos y SeHun se forzó a sostener la mirada. — También puedo pagarte por tus servicios.

Oh tragó saliva, volviendo a imaginar cosas demasiado inapropiadas que incluían a su Hyung sonriendo y de rodillas frente a él. Aunque, si lo pensaba mejor y seguía malpensando lo dicho por el otro, la oración lo implicaba a él de rodillas…

—¿Qué dices? —Espetó con dulzura, acercándose un paso más — Tú pones el precio. — Añadió intentando animarlo a aceptar— Mientras no sean veinte dólares la hora o algo así.

“No”

SeHun tragó saliva con fuerza todavía sintiendo la garganta seca pero abriendo los labios para responder y ponerle fin a toda aquella ridícula propuesta, que aunque no tenía nada qué ver con lo que había estado pensando secretamente, sí tenía mucho que ver con su salud mental.

—Bien.

La sonrisa de LuHan lo cegó, aunque no tenía ni puta idea de por qué había dicho lo que dijo.

—¡Asombroso! ¡Empezamos cuando puedas entonces!

SeHun asintió con frialdad y le dedicó una mirada sombría a su Hyung, una que no era muy agradable y que en el fondo solo suplicaba al mayor que se largase de ahí para poder caminar sin que notase lo alterado que estaba.

A los grandes ojos del ciervo no pasaron desapercibidas las perladas gotas de sudor descendiendo por su frente y cuello sin embargo, así que ocultó una sonrisa maliciosa y se acercó, parándose sobre las puntas de sus pies para plantarle al menor un beso en la mejilla.

—Me voy ahora, SeHun-ee — Susurró lentamente y sin apartarse demasiado pronto, incluso atreviéndose a usar el apodo que sabía el chico frente a él tanto odiaba. — ¿Nos vemos luego?

El aludido empuñó sus manos para no sujetar al chico por la cintura.

—Uhm… Luego.

LuHan rozó juguetonamente su dedo contra su pierna derecha antes de girarse. — Sip, luego. — Finalizó con una sonrisa, ladeando levemente la cabeza para lanzarle un guiño antes de alejarse.

Oh soltó todo el aire que estuvo conteniendo durante un instante cuando lo vio doblar por el pasillo y cuando se paró correctamente, ocultó el bulto entre sus pantalones con su libro de texto de la clase de inglés.

—Maldición. — Espetó un poco demasiado ansioso mirando hacia abajo.

¿Era posible ponerse tan duro con tan solo imaginar? Jodido Xi LuHan y su jodida cara. Jodidos sus malditos pensamientos que lo forzaron a encerrarse en el último cubículo del baño y masturbarse vergonzosamente.

—Joder… Lu-LuHan…

 

- - -

 

JoonMyun pudo jurar que escuchó un gemido ahogado proveniente del fondo del baño pero intentó ignorarlo, inclinándose sobre el lavamanos para alcanzar un poco de jabón.

La puerta del último cubículo a la izquierda se abrió y aunque sabía que no debía, SuHo nunca había sido una persona discreta o poco comunicativa, así que miró de reojo por el cristal frente a su persona, encontrándose con la imagen de un rubio alto subiéndose la cremallera del pantalón.

Al más bajo eso no le hubiese causado impresión alguna sí, por supuesto, el chico no hubiese llevado papel en las manos y estuviese tan concentrado en frotárselas con él.

Las personas normales, según JoonMyun, se deshacían del papel dentro del mismo cubículo.

El chico, que identificó cuando se paró a su lado, tiró el papel a un cesto y se inclinó sobre el lavabo para tomar un poco de jabón también.

Una gota de sudor bajó lentamente por el borde del rostro de Kim cuando la sustancia blanquecina desapareció de las manos de Oh SeHun y tragó saliva.

Inmediatamente y casi como si necesitara hacerlo, JoonMyun giró la cabeza hacia el fondo del pasillo repleto de cubículos, la voz del muchacho lo sorprendió entonces, rasposa…

—Nadie va a salir de ahí, si te lo preguntas.

SuHo lo miró, no perdiendo detalle de su cuello empapado. Luego sonrió un poco. — La necesidad nos puede algunas veces, ¿eh?

Aunque el comentario le pareció audaz cuando decidió hacerlo, el rostro inexpresivo del muchacho de primero le dijo que probablemente hubiese sido mejor guardárselo. — No creo que tú tengas idea.

Cuando se marchó, dejándolo con el helado sabor de sus palabras en la boca, JoonMyun suspiró y recargó las manos sobre el lavabo, frustrado.

Sí, no tenía idea en absoluto.

La última vez que estuvo con alguien fue en el nivel básico.

No le gustaba acordarse mucho de ello. La secundaria fue la etapa probablemente más vergonzosa de su vida y JoonMyun, en un arranque por reafirmar su heterosexualidad, había terminado acostándose con una de sus compañeras mayores, acabando de confirmar que no le gustaban para nada los bromosos pechos, pero no aceptándolo en voz alta, por supuesto.

No era que no se tocase a sí mismo, claro. Decir que no lo hacía, sería negar una necesidad humana. Pero ya había olvidado lo que se sentía que alguien lo besara, fuese o no con dulzura.

Viéndose al espejo, JoonMyun se preguntó si era tan feo que nadie se le había insinuado en los tres grados de Instituto.

Nunca se había considerado de ese modo. Su cabello negro se había ido cuando a todos les dio por cambiarse el look y la pandilla de Byun BaekHyun se fundó. Ahora solo sus vellos y cejas eran negras, pero tenía el pelo teñido de un rubio bonito.

Su rostro era afilado, su piel lechosa y suave. Aunque sus ojos estaban increíblemente rasgados, su cara no dejaba de parecerle ridículamente atractiva.

No entendía a sus compañeros.

No entendía a Byun BaekHyun y su empeño en rechazarlo cuando había sido sugerente más de una vez, ni por qué había elegido a alguien como Park ChanYeol en su lugar.

SuHo tampoco entendía a Lay, el chico que repentinamente buscaba tener toda su atención. Y mentiría si dijese que había notado su existencia antes de la clase de Ciencias en que se vieron involucrados como equipo por primera vez.

Pero Yixing era amble, era dulce y sobre todo, le gustaba darle todo lo que él quería. O por lo menos al principio, porque por algún motivo desconocido por su persona, el bailarín había comenzado a sacarle la vuelta y darle la espalda en cuanto JoonMyun se mostró un poco interesado.

Al adinerado le molestaba siquiera pensar que todo era culpa del ridículo de Wu YiFan. No podía creer que incluso ya estando graduado, viniese a joderle la existencia.

Si Yixing continuaba ignorándolo de ese modo, SuHo perdería toda esperanza de tener un amor de Instituto.

Y ahí quedarían sus años de juventud… Porque, ¿de qué le servía tener una isla de descanso si no podía llevar a su novio ahí para jugar? ¿De qué le servía una espaciosa mansión si no tenía amigos a los que invitar? ¿Y el cuarto de juegos? JoonMyun ya se había olvidado hasta de cómo prender la consola de Xbox debido al tiempo que llevaba sin utilizarla porque jugar solo era terriblemente aburrido.

Sí, bueno, era un chismoso.

En años pasados obviamente más que en ese. Pero no entendía qué demonios importaba eso para entablar una amistad.

SuHo bien podía ser chismoso, pero conocía –o al menos había leído- sobre los términos de una amistad. Si el tuviese un amigo, entonces jamás rebelaría sus secretos. Si alguien tan solo quisiese pasar el tiempo con él, entonces JoonMyun no tendría motivos para pasar su tiempo curioseando por los pasillos…

Le gustaba cotillear. Conversar. Hablar de cualquier cosa pero… Al no tener con quién hacerlo, irle a contar a cualquiera lo que había visto se había convertido en su pan de cada día.

¿Qué había de malo en ello si la persona siempre se lo agradecía? A JoonMyun no le gustaban demasiado las sonrisas maliciosas que recibía, pero por lo menos eran sonrisas.

Se limpió una lágrima que pretendía resbalar por su mejilla y descendió su zurda hasta alcanzar el cierre de su pantalón.

Oh SeHun tenía razón, no había absolutamente nada en lo que pudiese pensar como para pretender encerrarse en el último cubículo del baño, pero eso no significaba que no se sintiera necesitado.

La puerta se abrió antes de que pudiese cerrarse la cremallera o siquiera pensar en mover sus manos lejos.

JoonMyun miró con terror impreso en su rostro a la persona que acababa de adentrarse en la habitación y se puso a sudar la gota gorda cuando lo reconoció.

Yixing le sonrió como cada vez que se encontraban y por un momento, al bajito le pareció que huiría como acostumbraba, porque mantuvo la manija de la puerta en su mano y no se movió.

—Myun-ee, ho-… — el saludo se le atoró en la garganta y sus ojos descendieron por el cuerpo del nombrado, deteniéndose en un lugar en específico. — Oh.

El rubio tragó despacio, todavía petrificado en su lugar. Yixing soltó la puerta y se acercó lentamente, a paso extrañamente seductor.

Los ojos negros de JoonMyun siguieron su silueta por el espejo hasta que se detuvo tras él…

No se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración sino hasta que un suspiro ruidoso se le escapó de los labios, cuando Yixing decidió rodear su cuerpo con esos largos y fuertes brazos que poseía.

—Creí que serías un poco más discreto.

El comentario burlón en su oído lo dejó perplejo pero JoonMyun no pudo hacer otra cosa que no fuese parpadear. Yixing asomó la cabeza cerca de su cuello y lo miró por el reflejo del espejo.

Sus ojos brillaban con un asomo de atrevimiento y sus brazos se aferraron a su cintura, forzando sus suyos a golpear sobre su regazo.

El hoyuelo mágico del unicornio no tardó demasiado en aparecer cuando apretó su cuerpo contra el suyo y JoonMyun casi olvida cómo respirar, de no ser porque sus pulmones arrojaron una bocanada de aire nerviosa.

Lay le sonrió con algo que iba más allá de la dulzura y ladeó su rostro para morderle el hombro. SuHo gimió sin poder reprimirse y el bailarín levantó una ceja, burlón.

—Pero ya veo que no.

El rubio realmente quería tener el poder de girarse y patear al chico en los bajos por estarse burlando de él. Lo evitaba por días y después venía a refregarse contra su cuerpo en el baño… Podía estar solo y un poco desesperado por atención, pero Kim JoonMyun no era el juguete de nadie.

Así que se giró, deshaciendo el agarre caliente que el otro ejercía sobre su cuerpo y lo miró desde abajo con el ceño fruncido, retándolo.

—Y yo creí que no tenías ganas de verme o algo así.

El hoyuelo no desapareció del rostro de Yixing pese a sus palabras o acciones. Se mordió el labio inferior, a decir verdad, como si estuviese aguantándose las ganas de hacer algo.

Luego los dedos de su mano derecha atraparon los de su izquierda en el hueco de la espalda de JoonMyun, volviendo a traerlo hacía sí.

—¿Te ha dicho alguien lo adorable que te vez cuando te enojas, Myun-ee?

Las mejillas del adinerado se tiñeron bochornosamente de rojo intenso antes de precipitarse a negar con la cabeza. — ¡C-Claro que no!

Lay lo sostuvo con una sola mano por la espalda y con la otra le arregló el flequillo rubio, apartándoselo de la frente con lentitud, porque JoonMyun no tenía mucha idea de si podía o no llamarle a eso dulzura.

—Pues lo haces… — Afirmó con voz aterciopelada, volviendo a tomarlo por la espalda baja con ambas manos un poco antes de flexionar las rodillas y bajarlas hasta sus muslos.

SuHo sintió la adrenalina en su estómago cuando sus pies dejaron de tocar el suelo y ante el terror repentino de caerse, sus piernas se envolvieron en la cintura de Yixing, que avanzó un paso cargándolo hasta sentarlo sobre el lavamanos.

—¿Q-Qué estás haciendo?

Yixing acarició su barbilla con su nariz, ascendiendo hasta que sus labios estuvieron sobre la de su SuHo. — Adorable… — Susurró, su aliento impactándose contra la cremosa piel del bajito antes de cerrar suavemente sus dientes sobre la punta de su nariz.

JoonMyun gimió, echando el rostro hacia atrás con el propósito de alejarse y dejando caer las manos tras su cuerpo, sintiendo a tientas el helado fierro oxidado del lavamanos.

—D-Deja de jugar, Yixing, alguien… — Los dientes del unicornio cerrándose sobre su oreja hicieron que contuviese el aliento por un segundo. Una de sus manos viajó hasta el pecho del bailarín para empujarlo, todo su peso cayó sobre la otra. — A-Alguien puede e-entrar y-

—¿Y vernos? — Lay susurró mordazmente, recorriendo después el lóbulo de la oreja del adinerado con la punta de su lengua. — No le veo el problema.

Más rojo de lo que alguna vez recordaba haber estado, JoonMyun continuó empujándolo para que se apartase, aunque el bailarín era fuerte y él nada más que un debilucho.

—Exhibicionista… — El bajito gimió, mordiéndose los labios.

Yixing lo miró a los ojos profundamente y luego sostuvo sus piernas con ambas manos. — El exhibicionista al que tus piernas se niegan a dejar de rodear.

Avergonzado por apenas percatarse del hecho de que sus piernas todavía estaban colgando de la cintura del bailarín, JoonMyun intentó apartarlas pero el chino lo mantuvo cautivo, inclinándose hacia adelante para volver a rozar sus pieles.

El dolor de su mano izquierda sobre el frio metal por estar recargando tanto peso en ella lo alertó, pero los labios de Yixing recorriendo su cuello dulcemente hicieron que olvidase incluso dónde estaba.

Cuando el rubio sujetó al chino por la camisa y lo atrajo más cerca… Cuando finalmente estuvo a punto de rendirse ante su encanto y ceder, un fuerte crack los descolocó a ambos y el agua fría tocó la espalda de JoonMyun casi de inmediato.

Yixing lo tomó una vez más por los muslos y lo apartó lo más rápido que le fue posible del lavabo, mojándose él también en el proceso.

Los pies del adinerado volvieron a tocar el suelo cuando el chino se echó a reír y se agachó para subirle tentativamente la cremallera de los pantalones.

—¿Q-Qué estás-

El bailarín siquiera dejó que protestara, únicamente se inclinó sobre su mejilla y le plantó un beso travieso antes de tomar su mano entre la suya y tirar de ella camino a la puerta.

—Vamos, no creo que quieras quedarte para cuando el agua salga por la puerta y los directivos se enteren.

El rostro antes ardiente de JoonMyun palideció cuando negó y se dejó conducir por Yixing fuera del baño.

Había algo incómodo en sus pantalones y correr no fue lo más fácil en su situación. Había tenido a un chico presionando entre sus piernas. Un chico ardiente y guapo. El chico por el que su corazón latía….

JoonMyun maldecía el jodido grifo viejo por romperse y sabía lo sospechoso que se vería con la camisa empapada, pero la mano de Yixing era suave y acababa de descubrir que sus labios también lo eran.

JoonMyun no podía borrar la sonrisa estúpida de su rostro mientras huían.

No podía recordar siquiera que probablemente iba a meterse en problemas o que se había saltado ya una clase.

JoonMyun no recordaba haberse sentido tan feliz en mucho tiempo.

 

- - -

 

—Yo escuché que Park tomó tooodos los papeles del piso y los rompió.

—¿Estás de broma? ¿Park? ¿Park ChanYeol? ¡¿Con Byun BaekHyun?! ¡Pero si ese chico es un ángel!

—¡Pues claro que Park ChanYeol, ¿quién más iba a ser?! Yo escuché que cuando todo acabó, no perdieron el tiempo y comenzaron a besarse como locos.

—Para mí que Park no es tan inocente como pensábamos.

—Pero… ¿Qué pasó con Dara?

—¿Park SanDara? ¿Qué hay con ella?

—¡Escuché que ella fue quién organizó todo eso para proteger a Park!

—¿Proteger? ¿Qué es Park? ¿Un bebé?

—¡Pues yo escuché que estaba furiosa y que no se detendrá hasta separarlos!

—Mi amiga dice que oyó de fuentes muy confiables en su clase que ella está enamorada de Park.

—¿Qué? ¿De qué están hablando? ¿De la pelea del siglo?

KiBum rodó los ojos y continuó pintándose las uñas.

—Pues no sé si pelea, pero estábamos hablando de Byun y Park.

—¡Claro que fue una pelea, yo estuve ahí! ¡ChanYeol! ¡Él levantó todos los papeles con su poder y los mandó a volar! ¡Quiso matar a Dara con su rayo lasser!

Una estúpida exclamación de asombro se escuchó por toda el aula.

KiBum cerró su pintauñas y sopló sobre el líquido recién aplicado, rezando porque no fuese a arruinarse por ningún motivo en esa ocasión.

TaeMin golpeó su hombro levemente, era su mejor amigo y ambos tomaban juntos las clases extracurriculares de poesía, aunque el profesor nunca asistía y esa clase parecía más bien un salón para los chismes.

—Oye… ¿Crees que a Baek realmente le guste Park?

El mayor le sonrió levemente antes de tomar su móvil para contestar un mensaje. — Apostaría por ello.

—Lo sabríamos si estuviésemos en su grupo — Con un puchero, TaeMin se recostó sobre su hombro y le echó un vistazo a la pantalla.

—¿De verdad crees que si haces eso nos aceptarán?

Kim suspiró y permaneció con sus ojos pegados a la pantalla, sin poder escribir por temor a arruinar su más reciente obra de arte sobre las uñas. Sus cabezas se juntaron, mortificadas. El resto de sus compañeros no los tomaban jamás en cuenta por llevar el cabello negro, pero solo habían cinco personas a quienes ellos intentaban impresionar.

—Eso espero, LuHan realmente es imposible.

 

<¡KiBum-ee! Verás a tu Hyung muchas veces en tu casa próximamente. ¡Gracias por la información! SeHun-ee podrá pagar por su alquiler, te lo prometo.

 

Notas finales:

¿Alguien dijo que hacía falta HunHan y LayHo? ¡Yo lo digo!

Pero lo cierto es que no los ponía tanto porque así es como debe ir todo(? Yo no menosprecio ninguna pareja, sin embargo, conforme escribo, creo que la historia le da más relevancia a unos que a otros. Quienes ya me han leído, probablemente sepan que soy así y a quien no le pido que me tenga un poco de paciencia :3

¡No me tardé taaanto esta vez! Procuré estar a tiempo y la próxima semana ruego que sea del mismo modo. Me quedan 3 semanas de clases, chicos :I para mí es algo triste y, solo espero que puedan soportar actualizaciones así de lejanas la una de la otra durante este tiempo. ¡Y rueguen porque salve el semestre! (Ese es un favor personal(?)

En fin, lamento haberlos dejado mal en el otro capítulo :c pero aquí está este con mucho amors(?

Disculpen por asustarlos con la foto del capítulo(? 14. Les dejo igual la del capítulo 13(? También me disculpo por no haber contestado todavía reviews :c Aparte de todo soy irresponsable, pero quiero que sepan que cada día los leo y estoy muy al pendiente de ellos. ¡Los voy a responder todos y cada uno, se los prometo! Saben que los quiero, ¡nos vemos la próxima!

¡Cuídense! –les lanza montones de besos muy machos como ella- ♥


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