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Blank Space. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar.

 

Advertencias: Incoherencias, cursilerias y bromas estúpidas.

 

Totalmente dedicado a Krissy, a quien todavía le debo su hermoso regalo ;_; te amo Krissy ♥ Y a Camila Andrea por su cumpleaños ♥ ¡Felicidades linda! :3

 

 

“Tell me what you want, what you like, it’s okay… I’m a little curious too”.

 

- - - - -

 

 

 

 

Cuando despertó, lo primero que sus ojos vieron fue estrellas.

Estrellas pintadas en el techo del cuarto de BaekHyun, por supuesto. A Minseok le gustaba mucho dormir ahí por numerosas razones y sin embargo, solo en pocas ocasiones había tenido la posibilidad de hacerlo, de modo que gozarlas siempre era un placer.

Estiró los brazos para desperezarse, siendo cuidadoso de no despertar al azabache que parecía muy cómodo recostado sobre su hombro. Pese al dolor en su hueso, XiuMin estaba feliz de haber dormido en esa posición con su mejor amigo… Las razones que lo llevaron a llegar temprano eran un poco vergonzosas. Muy tarde, la noche anterior, un par de horas después de comentarle a JongDae que no estaría disponible para una velada ese sábado debido a una reunión con sus amigos, el castaño canceló su cita previamente planeada para ese día.

Minseok no puede negar que se sintió un poco dolido y hasta cierto punto confundido cuando eso sucedió, sin embargo, muy temprano en la mañana su escandalosa madre se encargó de mantenerlo perfectamente distraído y él casi lo olvida. Casi, porque sin importar los desastres que su progenitora hubiese causado durante la tarde temprana, JongDae seguía siendo ese número uno ocupando sus pensamientos.

Se revolvió el cabello negro, preguntándose qué habría tenido que hacer Chen para botarlo unas horas antes. Pese a lo mucho que se ha esforzado en mantener su autoestima, Minseok deduce que no puede evitar ser inseguro, que es algo que lleva en la sangre y que librarse de ello jamás le va a resultar fácil.

JongDae es un chico increíble y Minseok le gusta, está completamente seguro de ello: Podría apostarlo.

Es la manera particular en que éste siempre lo mira, es la forma en que se muerde los labios mientras recorre cada centímetro de su cuerpo, la autoritaria manera en que sus manos se entrelazan como si le estuviese prometiendo jamás dejarlo y, por supuesto, el sabor de sus labios sobre los suyos lo que se lo recuerda.

El mayor no puede evitar dejar escapar un suspiro, sobresaltándose casi de inmediato al escuchar aplausos provenir de donde supuestamente la puerta debería encontrarse cerrada.

—¡Qué escena tan más conmovedora!

BaekHyun se incorpora casi instantáneamente mirando en dirección del recién aparecido. Minseok lo sigue y se enternece, porque bueno, Baek al despertar es todo ojos a medio abrir, bostezos escandalosamente ruidosos y gestos adormilados terriblemente adorables a ojos de cualquiera.

—Me asustaste, KyungSoo — Murmuró el dueño de la casa, tratando de rascarse la espalda de forma graciosa.

El chico con el corte de honguito que había estado parado bajo el umbral de la puerta caminó hacia ellos, con el cabello siempre ordenado en la forma de un coco negro como el color de su alma, la piel terriblemente blanca y mirada indiferente. Minseok sonríe cuando nota que lleva encima su pijama favorito… Es del pingüino caricaturesco que tanto le gusta: Pororo, y le queda chica, como si fuese un bebé. Tao siempre lo va a negar, pero todos ellos saben que se la compró así a propósito, para que en días de pijamada todos se pudiesen burlar.

Cuando Tao regalaba cosas, nunca era sin segundas intenciones, ellos lo habían aprendido a lo largo de los años.

BaekHyun se frotó los ojos con una sonrisa. — Veo que vienes vestido para la ocasión.

KyungSoo rueda los ojos con un intento de frialdad que se desvanece bajo el rojo ardiente de sus mejillas, sus manos tientan el borde del elástico, jugando nerviosamente con él porque no importa cuántas veces sus amigos lo hayan visto usando esa cosa, él nunca dejará de sentirse apenado.

—Cállate.

El más bajito no tardó demasiado encontrar un lugar donde aplastar ese hermoso trasero, según un ausente Kim JongIn, y BaekHyun de inmediato se apresuró a apartar sus valiosas almohadas de plumas de su retaguardia. La cama de ese maldito niño rico era tan espaciosa, que ellos nunca tenían problema para dormir todos juntos ahí arriba, incluso si se trataba de cinco personas.

—¿Y LuHan? — Minseok se acomodó, sentándose cual indio con la espalda convenientemente de espaldas a la puerta para mirar a sus amigos.

El bajito malicioso se miró las uñas de los pies como si estuviese decidiendo de qué color se las iban a pintar esa noche. — Abajo, atragantándose cual cerdo en la cocina. Intenté traerlo conmigo pero se puso a decir un montón de cosas sobre que aquí si hay leche sin caducar y que yo, el que lo maldijo, no sé nada de su dura vida viviendo solo.

El mayor de los presentes se echó a reír: Su relación con LuHan parecía haberse fraccionado levemente en las últimas semanas y, pese a ello, no podía decir que le tenía rencor. El chino era su mejor amigo, de todas formas, era un imbécil pero Minseok siempre supo que no había absolutamente nada qué hacer al respecto desde el principio.

—Yo solo espero que no se acabe la comida antes de que la noche empiece — Baek habló, tumbándose prácticamente sobre las piernas de KyungSoo pese al mucho espacio de sobra en el mullido colchón.

Un estornudo escandaloso proveniente del pasillo hizo que todos girasen la cabeza… LuHan no tardó ni un segundo más en asomar la suya y mirarlos con los ojos entrecerrados.

—Estaban hablando de mí, ¿verdad?

Los tres presentes se echaron a reír, incluso KyungSoo, por eso de que nadie podía resistirse a las ocurrencias de ese chino vestido con un pijama que consistía en una camisilla sin mangas color blanco y un diminuto short rosa.

El enorme pie de Wu YiFan le pateó el trasero para que se metiera al cuarto, provocando que el montón de cosas con que el ciervo se había armado casi terminasen en el piso mientras él se acomodaba sobre el marco de la puerta.

—No me dijiste que había reunión homosexual, Baek, hubiese buscado mi mejor camisa rosada.

LuHan le sacó la lengua infantilmente, caminando contorneando las caderas hacia la cama y lanzando el montón de chucherías en el centro de ésta. — Tú cállate, porque hablar de homosexualidad como que no te queda.

Kris les sonrió con sus perlados dientes. — Tienes razón, así que si no les molesta, yo me les voy a unir.

Minseok estuvo a punto de asentir efusivamente con la cabeza e invitarlo a sentarse junto a él cuando el resto de los chicos pronunció un claro y contundente: — No.

El alto miró a su hermanito haciendo un puchero. — Baek…

El azabache meneó la cabeza de un lado a otro, habiéndose incorporado solo un poco de su lugar sobre las piernas bonitas de KyungSoo. — Ni hablar, tú siempre has dicho que es noche de chicas y que tú eres un chico.

Mordiéndose el labio inferior como si lo hubiesen pateado justo en las bolas, Kris estuvo a punto de ponerse a alegar cuando el recuerdo de él interfiriendo en las pijamadas de su hermano para llevarse a Tao silenciosamente a su habitación y tener sexo lo hizo callar.

Por supuesto que Byun BaekHyun jamás se había enterado de ello y, por todas las razones posibles, su hermano mayor prefería que se quedase de ese modo. Casi como si pudiese leerle el pensamiento, aunque sabía perfectamente lo imposible que era, KyungSoo le dedicó una mirada aterradora de esas que le salían tan al natural.

—Todos aquí sabemos por qué de pronto tienes tantas ganas de unírtenos y, créeme, sé lo que te digo, por tu bien es mejor que te encierres en tu habitación la noche entera.

Al mayor de todos los presentes casi se le escapa un suspiro. Sentirse al descubierto por los amigos de su hermano y de Tao, sobre todo de Tao, lo hacía sentirse más como un patán de lo que ya se sentía. La mirada comprensiva de Minseok era como un dulce de leche en el más amargo de los días… Minseok… Ese chico, él único dentro de esa habitación que realmente tenía el poder de juzgarlo y sin embargo jamás lo había hecho.

El timbre sonando por toda la casa los descolocó a todos…

BaekHyun se incorporó casi de inmediato, alerta, mandándole una mirada precavida a su hermano mayor, que no tardó mucho en comprender por qué de pronto todos ahí dentro parecían un poco asustados.

Alguien abrió la puerta abajo. Kris tragó saliva al mismo tiempo en que BaekHyun saltó fuera de la cama: Los dos se echaron a correr tan rápido, que los recuerdos de su infancia recorriendo a toda velocidad lo largo de esos pasillos asecharon sus mentes, nublándoles por un instante el pensamiento, aunque por supuesto, la alegre voz de Tao en el piso de abajo los sacó de su repentino ensimismamiento.

—¡Buenas noches nana Yeri! ¡Hola SeoHyun, ¿cómo va todo?! ¡Bo Ah, huele delicioso, ¿es eso que huelo pastel de fresa?! Oh, Yong Hwa, ¿has perdido peso? T-Tiffany… H-Hola, cuánto tiempo sin verte.

El cuerpo de Kris se impactó contra el barandal de las escaleras, la mitad de éste inclinándose hacia abajo por asuntos de inercia, el cuerpo de su hermano pequeño golpeó contra su espalda.

Tao estaba abajo, con unos pantalones ceñidos a su parte baja como si de una segunda capa de piel se tratase, una sencilla camiseta polo de esas que no recordaba haberle visto nunca usar y una pequeña maleta colgada del hombro.

Sus ojos no tardaron ni un segundo más en hacer camino hasta los suyos, casi como si el uno tuviese el imán del otro.

No le sonrió, ni siquiera se movió… Fue como si se hubiese olvidado completamente de la presencia de Wu YiFan dentro de esa casa.

Tiffany no tardó demasiado en asomar la cabeza hacia arriba, siendo seguida por el resto de la chismosa servidumbre. Y fue casi como si alguien le hubiese puesto pausa al tiempo, porque el corazón de Kris latía como si hubiese corrido una maratón y el de Tao martilleaba ruidosamente, amenazando con detenerse en cualquier maldito instante.

Ninguna mirada o palabra siendo pronunciada podía interrumpirlos, o por lo menos eso fue lo que el mayor llegó a pensar antes de que Oh SeHun diese un paso al frente, repentinamente interesado en qué demonios ocurría en esa maldita habitación de esa maldita casa a la que había sido forzado a asistir.

Los dientes de Kris chirrearon.

BaekHyun salió de su escondite bajando rápidamente las escaleras, tan rápido que no se le vieron ni las piernas, SeHun podía jurar.

—Tao, ¿SeHun?... — El más bajito sacudió la cabeza con sorpresa — ¿Qué hace SeHun aquí?

La pregunta iba obviamente dirigida hacía el azabache y sin embargo, el rubio no tuvo ningún problema en responderla, porque parecía que ZiTao se había quedado mudo para siempre. — Tao se quedó a dormir conmigo anoche, se enojó en la tarde y dijo que debía acompañarlo — espetó simplemente, poniendo especial énfasis en el hecho de que el panda de hecho había dormido con él mientras miraba a YiFan, éste jamás tendría que saber que había soñado con él mientras lo hacía, de todas formas.

La nariz de Baek se arrugó, como adivinando a dónde iban sus jodidas intenciones y, por más que le hubiese encantado ponerse del lado de su hermano simplemente no podía hacerlo, así que asintió, mentalmente llegando a la conclusión del por qué ir allí debía significar una especie de castigo para Oh SeHun.

—Bueno… Como fue Tao quien propuso hacer esto supongo que no hay ningún problema en que te quedes a dormir.

Oh asintió sonriendo de forma cínica en dirección a Kris, que todavía permanecía en el mismo lugar, mirando al chino con ojeras con una mezcla de dolor y ansiedad, como si se estuviese muriendo de ganas por tocarlo.

Minseok apareció repentinamente tras de YiFan, recargando la cabeza cariñosamente en su brazo, como si se hubiese esperado encontrarse con una escena parecida y únicamente sobresaltándose cuando sus ojos cayeron sobre SeHun.

—¿SeHunee? ¿Qué haces aquí?

El nombrado lo miró igualmente con sorpresa. — ¿M-Miyeok Hyung? B-Buenas noches.

Al mayor siempre le había parecido fascinante lo educado que era ese chico con él, así como la boba forma en que acababa llamándolo la mayor parte del tiempo. No se movió, pese a ello, poniéndose a pensar en los desastres que el hecho de que ese chico estuviese ahí traería a la larga noche que les esperaba.

—Minseok, SeHunee, es Minseok.

Finalmente Kris pareció encontrar un motivo para sonreír. — Vaya, alguien más idiota que yo se no unirá esta noche.

El menor le dedicó una mirada desafiante. Una que hubiese podido durar más, por supuesto, de no haber sido por la cabeza de KyungSoo asomándose junto a la de su Hyung, cosa que le dio un segundo a su mente, y no el tiempo suficiente como le hubiese gustado, para procesar el hecho de que si todos ellos estaba ahí entonces...

—¡Chicos! ¿Por qué rayos están todos aquí parados? ¡Tanta comida que comer y ustedes desperdiciando el tiempo! ¡Vamos a… — La dulzona voz del chino disfrazada de una evidente angustia por no poder seguir atragantándose frenó de golpe. SeHun cerró los ojos y pretendió que se le concedía el poder de la invisibilidad. — ¡SeHun! ¡¿Qué?! ¡SeHun está aquí! ¿¡Por qué nadie me dijo que SeHun iba a venir!? ¡Oh, maldita sea! ¡Tú no, SeHun, era Oh de sorpresa no porque tú te llames Oh! ¡Oh, demonios, nadie nunca me cuenta nada!

Minseok sostuvo la mano de KyungSoo para que éste no se abalanzase sobre el chico con ojos de ciervo y la noche terminase en un trágico asesinato. Tao, que había permanecido en silencio, se echó a reír…

Hicieron falta únicamente un par de segundos para que los demás también lo hicieran. Abochornado pero sin importarle absolutamente nada, LuHan bajó corriendo las escaleras para encontrarse con Oh y darle un apretadito abrazo de bienvenida que no fue para nada bienvenido.

SeHun casi se atraganta con su propia saliva al darse cuenta de lo que ese chico estaba vistiendo. Y maldición, ese jodido short podría pasar como un maldito calzón sin esforzarse demasiado.

No. Nunca debió haberse burlado de Tao y sus sueños húmedos y homosexuales.

Tan homosexuales como LuHan, pero no como él. Porque él es Oh muy heterosexual SeHun y le gusta el porno hetero y las tetas y absolutamente nadie, siquiera ese maldito chino en shorts rositas, puede cambiar eso.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

Cuidadosamente, el Byun tomó un vaso de cristal de la alacena, habiéndose tenido que estirar bastante para alcanzarlo.

Su mirada no le estaba prestando atención en absoluto a sus acciones, sin embargo, porque sus ojos delicadamente delineados no hacían otra cosa que no fuese mantener cautivo a su hermano mayor, como si este fuese su preso y BaekHyun pensase que se le iba a escapar en cualquier momento.

Llevaba prácticamente una hora encerrado en su habitación junto a sus amigos, observando al delicado de LuHan hacer movimientos que pretendían no levantar sospechas y, extrañamente, ganarse miradas reprobatorias por parte de Minseok. KyungSoo no había parado de expresarle a Tao lo disgustado que estaba con la presencia de SeHun, y el hecho de que éste ahora tuviese motivos para burlarse de él considerando la infantil pijama que llevaba encima. No es que Tao se hubiese defendido a sí mismo mucho tampoco, y era precisamente eso lo que mantenía los ojos de BaekHyun fijos en Kris.

Su hermano parecía sumamente interesado en un libro que él sabía perfectamente, no estaba leyendo.

El jugo de naranja llenó el vaso hasta la mitad y el azabache tapo la botella lentamente. En parte agradecía el hecho de que LuHan únicamente pensase en el gas de los refrescos y que eso lo hubiese llevado a bajar los escalones para encontrarse algo realmente refrescante qué beber. Y no, no era que hubiese estado buscando un solo pretexto para bajar y asegurarse de que YiFan no fuese a suicidarse tampoco.

Cerrando el refrigerador con el jugo dentro una  vez más, BaekHyun le dio un largo sorbo a su vaso, preguntándose en qué estaba pensando Tao al llevar consigo a SeHun, llegando a la conclusión pronta de que probablemente no estaba pensando en absoluto.

Si quería darle celos a Kris había dado justo en el blanco, sin embargo, LuHan estaba ahí. Era imposible que si permanecían mucho tiempo cerca, YiFan no se diese cuenta del interés que el chino más afeminado siente por SeHun: Sobre todo porque es evidente, y solo un chiflado no se daría cuenta de ello.

Sus pies lo conducen hacia los peldaños de las escaleras, sus ojos jamás apartándose de la anatomía de su hermano.

No es sino hasta que ya ha subido la mitad de las escaleras, que el timbre suena descolocando a Kris y sacándolo a él de sus ruidosos pensamientos.

El mayor, que siempre supo perfectamente de los ojos de BaekHyun sobre él, le resta importancia al asunto con un ademán de manos antes de incorporarse. — Sube. Soy yo el que no tiene invitados que atender de todas formas.

BaekHyun le dedicó una sonrisa lastimera ante sus ocurrencias luego de rodar los ojos, apresurándose a subir las escaleras, preguntándose si su querida servidumbre estaría divirtiéndose ya a lo grande en el bar donde Tiffany y SeoHyun siempre cantan los sábados por la noche.

 

YiFan se toma su tiempo estirando los brazos y desperezando las piernas, calzándose con las pantuflas no tan infantiles como las de su hermano, y lanzando un gran bostezo antes de escuchar el timbre hacer su escandalo una vez más.

—Ya voy, ya voy… — Exclamó lo suficientemente alto como para hacerse oír.

Quien quiera que estuviese esperando a que le abrieran, era realmente impaciente porque volvió a llamar, logrando que Kris pusiese los ojos en blanco y se preguntase a sí mismo si tal vez a la insolente de Tiffany se le había olvidado algo.

Estiró el brazo y se llevó el otro al cabello, rascándoselo perezosamente al momento en que jaló la puerta para abrirla.

Inmediatamente se encontró con cinco pares de ojos mirando hacia arriba y él solo parpadeó en su dirección.

Sin poder resistirse a convertirse en el hablador de siempre, Chen golpeó las costillas de ChanYeol con su codo. —Pero… ¿Qué ese no es tu rival de amores?

YiFan volvió a parpadear.

ChanYeol se acercó para cubrirle la boca a su mejor amigo antes de que se le ocurriese soltar alguna otra atrocidad como esa. Por supuesto que le había contado a JongDae acerca de los celos e inseguridad que sentía gracias a Kris, y sin embargo, se le había olvidado por completo contarle que ahora sabía el tipo era un Byun.

—¡YiFan! — Yixing saludó con una exclamación demasiado simpática para el gusto de un celoso JoonMyun, que no tardó en cruzarse de brazos al darse cuenta de a dónde demonios lo había llevado su maldito primo. — ¿Cómo estás?

—Bien… — El alto respondió instantáneamente, casi por incercia, pero frunciendo el ceño por la sorpresa y confusión que tener a Lay en el umbral de su casa le causaba.

Es decir… Tantos años tras ese cuerpecito y justo cuando ya no le gustaba, el tipo se le paraba en frente en bandeja de plata.

—Pero que serio, hombre. — El moreno parado tras los otros cuatro sonrió, mirándolo como si se le hiciera solamente conocido. — Espera… ¿Eres Wu YiFan? ¿El que era capitán del equipo de basquetbol?

Todavía más confundido por el hecho de que estuviesen ahí sin tener la más remota idea de quién era él, el aludido asintió. — Ahora soy Kris.

La mano de Yixing se elevó para acariciarle el brazo. — Kris, eh. Que guay.

JoonMyun gruñó.

—Uhm, hola Kris — Afortunadamente ChanYeol se le adelantó a hablar, pensando que ya había sido suficiente de misterios, aunque él todavía no tenía muy claro el por qué estaban ahí. — Venimos a, uhm… bueno…

JongDae puso los ojos en blanco, sacándose casi inmediatamente las manos de su gigante mejor amigo de encima. — Vinimos a la fiesta — Le sonrió gatunamente, dando un paso hacia adelante y forzando al alto a retroceder uno. — ¿Nos dejas pasar? — Un paso más, no hubo respuesta — ¡Gracias, eh! Se nota que eres muy hablador.

La forma en que su mejor amigo se adentró en la casa como si fuese la suya, hizo que ChanYeol se avergonzase de sí mismo, sus mejillas ardiendo en un escandaloso escarlata. No hubo protesta alguna por parte de YiFan, pese a ello, pues se apoyó en la puerta y la terminó de abrir, como invitándolos a seguir al pequeño e insolente castaño que por poco llegaba a la cocina a servirse agua por sí mismo.

—Gracias, Kris — El unicornio le guiñó un ojo, empujando a JoonMyun dentro para que entrase antes y siguiéndolo después.

El alto no respondió y Kai los siguió, dejando al gigante ahí parado como un completo idiota, pero sintiendo la necesidad de explicar lo que estaba pasando.

—Yo, uhm… Lo siento — murmuró con una sonrisa de disculpa, sobándose la parte posterior del cuello con una mano. — Es una idea muy tonta, ¿no? Seguramente BaekHyun va a molestarse.

Contra todo pronóstico, su antiguo capitán le mostró su perlada hilera de dientes graciosamente casi resplandecientes — No tan tonta… — Respondió sin cuidado, colocando una mano sobre el ancho hombro del más bajo y apretándolo como si buscase transmitirle apoyo. — Entra, a Baek le alegrará verte.

Sentir como YiFan rodeaba con una mano sus hombros y lo acompañaba a entrar, le crispó los nervios pero de igual forma se dejó hacer.

La puerta se cerró a sus espaldas y lo único que pudo hacer fue admirar la enorme y magnifica edificación que se alzaba frente a sus ojos: La casa parecía de esas antiguas e inglesas, pilastras enormes y pintadas de blanco sostenían el elegante techo con candelabros probablemente carísimos. Los muebles adornaban el suelo con elegancia, colores pasteles y suaves adornaban las paredes. El resplandor era entre crema y dorado, terriblemente maravilloso a los ojos de cualquiera.

—Cierra la boca, amigo, que se te va a caer la baba. — JongDae le mostró su sonrisa gatuna, mantenía sus brazos cruzados y tenía ya un pie sobre la escalera.

YiFan se paró a su lado entonces, sonriendo de una forma tan maliciosa, que ChanYeol no pudo evitar preguntarse en qué le beneficiaba a él que ellos estuviesen ahí. Se puso las manos en las caderas y los recorrió con la mirada, interesado —Así que… ¿trajeron todo lo necesario?

JongIn lo miró con la nariz arrugada. — ¿Qué cosa?

ChanYeol sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al mismo tiempo que una estridente cantidad de risas provenientes del piso de arriba los inundaba.

—Bebidas — El mayor espetó como si estuviese hablando del clima y no recibió una respuesta inmediata, el gigante estuvo a punto de hablar para negarse cuando la sonrisa burlona de Kai se le adelantó.

—Por supuesto… — Masculló, deslizando abajo el cierre de su mochila y sacando una botella de dudosa procedencia del interior.

Los ojos de YiFan brillaron y se pasó la lengua por el labio inferior. — No sé si será suficiente, mejor llevo una yo también.

Todos parecían absolutamente emocionados con la idea, excepto un perplejo Park ChanYeol y un aterrado Kim JoonMyun, por supuesto.

—¿Q-Qué? ¿Por qué habríamos de llevar alcohol? ¡Creí que esto era una pijamada!

Luego de una risa socarrona, el más alto se condujo por el lugar que obviamente se sabía al derecho y al revés, deteniéndose en una puerta antes de entrar a un pasillo que desde donde estaban, se veía bastante largo.

—¿Qué sabes tú de pijamas party que no sea lo que viste en una película de niñas, JoonMyun? — Espetó Kris, sacándose una llave de los pantalones y abriendo perezosamente la puerta.

Las mejillas se le tiñeron de rojo inmediatamente al aludido, ChanYeol sabía que estaba furioso e, incluso aunque se encontraba retirado de él por un par de pasos, pudo jurar que escuchó sus dientes chirrear mientras, sin esperar respuesta alguna, YiFan se perdía dentro de la oscura habitación.

No hizo falta ni un minuto para que volviese a salir por donde entró, sosteniendo una botella de líquido transparente entre las manos y ganándose un silbido malicioso por parte de Kai.

Ese debía ser el cuarto de bebidas alcohólicas, ChanYeol había visto en las películas que todas las mansiones tenían uno.

—Tenemos suerte de que nana Yeri no esté aquí esta noche. — Murmuró graciosamente el mayor de los Byun, encaminándose hacia las escaleras donde Chen ya había subido un par de peldaños. — ¿Vienen? La noche es joven.

Todos se miraron antes de seguirlo escaleras arriba.

JoonMyun más arrastrado por Lay que por su propia voluntad. El tipo se lo había comido con la mirada cuando JongIn lo recogió en la calle, y él tuvo que recorrerse junto a ChanYeol en el auto para hacerle un espacio a su angosto culo en el asiento trasero. A Yixing le gustaba tocarlo y era bastante inquietante desde el suceso en los baños.

No quería ni pensar en ponerse borracho cerca de ese maldito depredador.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

BaekHyun cerró la puerta de su habitación a sus espaldas, escuchando el sonido del timbre sonar numerosas veces por toda la casa.

—¡Te tardaste!

El ceño fruncido de KyungSoo lo recibió, como si se estuviese aburriendo en lugar de pasarla en grande como todo había sido planeado. Curiosamente, el organizador de la maldita fiesta estaba tumbado boca abajo a lo largo de toda su cama, no se movía, parecía un parasito muerto.

—¿Qué pasó?

Observó a los demás antes de escuchar una respuesta, Minseok charlaba animadamente con SeHun mientras se atragantaban con una bolsa de frituras de queso, los labios del mayor tiernamente manchados de naranja y el menor mirándolo cómo si buscase una maldita distracción. LuHan los veía receloso desde uno de los silloncitos que Baek mantenía en el suelo, atragantándose con dos tipos distintos de Sabritas y un par de gaseosas más.

—LuHan está a punto de caer en un coma diabético o morirse de rabia, una de las dos. — Do contestó monótonamente, mirándose las uñas una vez más, pero esta vez con el barniz cerca — ¿Me ayudas a elegir un color?

BaekHyun sonrió ante la obvia homosexualidad de él y sus amigos, preguntándose si SeHun podría salir ileso de tanto color rosa a la mañana siguiente. Por lo que veía, a Tao eso le valía madres y LuHan esperaba salir beneficiado: XiuMin tenía a Chen, y en el fondo todos sabían que no importaba si el menor de todos ponía como excusa haberse enamorado de él, porque Minseok jamás le correspondería.

—Uhm… — miró las opciones analizando el tono pálido de KyungSoo y, cómo pese a ello, a éste no le venía bien cualquier color — ¿Qué hay del verde?

El ceño del de corte de honguito se frunció. — ¿Verde primavera?

BaekHyun se sentó como indio a su lado, en el suelo alfombrado, zarandeando la cabeza en negación. — No, verde Slytherin.

Maravillado, el más bajito tomó el color indicado y lo sopesó entre sus manos. — Tienes razón, va bien conmigo y es el color de mi casa seleccionada.

A todos ellos les gustaba mucho Harry Potter. Eran pocas las veces que KyungSoo les sonreía tan bonito y Baek procuró capturar mentalmente ese momento para siempre. El chico le tendió su pie no mucho después, sin embargo, recargando todo su peso sobre sus palmas ahora sobre el suelo, desvaneciendo lo bonito de la escena.

—Píntamelas.

Byun bufó, su flequillo negro apartándosele de la frente por un instante. — Como usted diga, patrona.

Y pese a todo el sarcasmo con el que cargó su voz, BaekHyun se vio a sí mismo abriendo el frasco para pintarle las uñas un instante después. Es que no le gustaba que KyungSoo fuese un arrogante, ¡pero a él le fascinaba pintar uñas! Le salía tan natural, amaba cuando alguien lo alababa por eso.

Tao rodó sobre la cama, destendiéndola y envolviéndose en las sabanas como un burrito de tristeza. Baek recordaba haberlo visto hacer eso únicamente en un par de ocasiones, una estando muy nervioso, también durante una pijamada. Otra, estando muy triste, envolviéndolos a los dos juntos el día de la graduación de su hermano.

—¡Ya párale, Tao! — LuHan bramó con los labios fruncidos. — Yo también estoy muy triste y no por eso ando desteniendo camas ajenas.

El panda ni se inmutó, ni le respondió: Únicamente continuó rodando.

Soo se le acercó a Baek, complicándole un poco el trabajo. — Me preocupa, ¿sabes?

El mayor se echó hacia atrás, fingiendo estar verdaderamente sorprendido mientras se llevaba ambas manos al pecho, manchándose el tierno pijama de conejitos con pintura verde en el proceso. — ¡Tú, preocupado por Tao! ¡Oh por dios, ¿Tao, escuchaste eso?! ¡KyungSoo está preocupado por ti!

El aludido asomó la cabeza de entre las sábanas, sintiéndose particularmente conmovido por lo que acababa de escuchar. El enanito golpeó duramente al dueño de la casa con un puño, colorándose hasta las orejas por lo que acababa de decir: Él se preocupaba por sus amigos todo el tiempo, claro, pero tampoco era que le gustase demasiado expresarlo. Así como tampoco iba a ponerse a decir por ahí que Tao era su favorito, aunque por supuesto que lo era y verlo así le partía el corazón.

—¡Nuestro frio KyungSoo sí tiene corazón! — LuHan exclamó.

—¡Oh, cállense!

—¡Kyungee quiere a Tao-ssi! — Canturreó Minseok siguiéndole el juego a su mejor amigo. Con el ceño fruncido, el bajito buscó auxilio en la mirada de SeHun pero lo mejor que al tipo se le ocurrió hacer fue ponerse a aplaudir.

Maldito retrasado inútil. A KyungSoo ya no le caía tan bien como cuando lo conoció en su antiguo trabajo de comida rápida.

Pasos en el pasillo alertaron a BaekHyun pese a las risas de los chicos, provocando que girase la cabeza justo a tiempo para ver la perilla girándose desde afuera.

Nada de lo que pudiese haber hecho, lo podría haber preparado para lo que vio.

Sus rizos estaban intactos, como si la caída de una llovizna durante la tarde no hubiese afectado en absoluto a su cabello, pese a la frecuencia con la que eso suele suceder. Llevaba una chaqueta gris floja, de esas que te pones por la cabeza y tienen un bolso mixto en el frente, donde sus manos permanecían ocultas. Los jeans azules estaban rotos en el área de las rodillas, alguien probablemente lo había obligado a quitarse los zapatos: Había un agujero en su calcetín izquierdo, exponiendo la clara piel de su dedo gordo y pese a toda esa apariencia tan holgazana, BaekHyun lo encontró irremediablemente guapo.

Las mejillas no tardaron demasiado en calentársele, tragó saliva ruidosamente, esperando que nadie en la maldita habitación fuese capaz de escuchar los escandalosos latidos de su corazón. Pero, ¿acaso era eso un sueño? ¿O alguien le había puesto algo en el jugo y ahora estaba fantaseando?

—C-ChanYeol…

El aludido se mordió el labio inferior, la vergüenza obviamente plasmada en su cara. Y BaekHyun continuó mirándolo fijamente, encontrándose con que ese era el color café exacto que había visto mil y un veces en sus ojos… No había manera de que el chico parado ahí no fuese su ChanYeol.

Antes de que otro balbuceo estúpido se le pudiese escapar al gigante de la boca, alguien lo empujó dentro y asomó la cabeza, deslumbrándolos a todos con los colmillos de su dentadura.

—¡Hola! Vaya, veo que se la están pasando de maravilla.

Ensimismado todavía, Baek apenas alcanzó a reconocer a Chen antes de que la voz de XiuMin expresase su sorpresa por su repentina aparición. — ¿J-JongDae?

Los ojos del aludido no tardaron demasiado en rodar en dirección a la cálida voz que lo había llamado, aunque por supuesto que todos se dieron cuenta que no le gustó encontrar a su chico junto a SeHun, sus hombros rozándose y las manos de ambos dentro de la enorme bolsa con frituras.

Dada la mirada mordaz que el castaño le echó encima, Oh casi se ve tentado a levantar las manos en alto y rogar por su vida como si estuviesen a punto de arrestarlo.

Los dientes juntos de KyungSoo hicieron un horrible sonido que sacó a sus dos amigos del mundo al que parecían haberse ido a vivir temporalmente. El pequeñín se escondía tras el cuerpo de Baek, clavándole las uñas en los hombros con evidente molestia. — ¡Genial! ¡Ahora no solo es SeHun sino que tengo que soportar que sus molestos novios vengan y se nos unan! ¿Saben qué? ¡Se acabó, me voy a casa! Baek, dile a Yong Hwa que-

Cualquier cosa que el chico hubiera estado a punto de decir, la tragó junto con el montón de saliva que no sabía podía caberle en la boca cuando, al incorporarse, giró la cara y se encontró frente a frente con cierto moreno que siempre supo, iba a terminar haciéndole la vida imposible.

—Oh… Por… Dios…

Tao parpadeó asombrado, todavía envuelto con las mantas pero ya habiéndose incorporado. — ¿Kim JongIn?

—¡El chico que tanto ama a Kyungee! — LuHan apuntó, señalándolo con uno de sus flacuchos dedos.

Toda la habitación vibró. Eso o KyungSoo estuvo a punto de desmayarse, pero para él de pronto todo daba vueltas. La sangre le heló y supo que estaba pálido sin necesidad de verse al espejo: La sonrisa babosa que JongIn tenía en el rostro lo hizo apretar los puños. Su corazón latió tormentosamente y volvió a apretar los dientes, con la diferencia de que ésta vez tenía las mejillas rojas.

—¡¿Qué, demonios, estás, haciendo, aquí?!

La sonrisa del moreno flaqueó evidentemente ante su desplante, pero al bajito no le importó. Comenzaba a sudar, podía sentirlo. Carajo, maldita sea, ¡joder, joder, demonios! La almohada de BaekHyun que estaba sosteniendo no podía ocultar su ridículo pijama de pororo, ni las uñas de sus pies pintadas a medias. KyungSoo estaba a punto de morir de vergüenza, Kim JongIn… Ese maldito… ¡Iba a burlarse de él para siempre!

JongIn se rascó la cabeza con nerviosismo, y se atrevió a hacerlo, sí, se mordió el labio inferior: Kyungsoo odiaba cuando hacia eso. ¡Sabía que era su maldito punto débil, Kim JongIn no estaba haciendo otra cosa que no fuese aprovecharse de sus debilidades y oh, maldita la hora en que dijo !

—Creí que te pondrías feliz si te visitaba, Hyung.

¿Feliz? ¡¿Visitarlo?! Esa ni siquiera era su jodida casa.

Un tic extraño se apoderó del ojo izquierdo del chico con los labios en forma de corazón. — Ah, ¿eso creíste?

—Esto es tan interesante… — XiuMin le susurró a SeHun sin mover los labios, de forma profesional, como si ya estuviera acostumbrado.

A Oh nada podría ya sorprenderle de ese aparentemente inocente muchacho. — ¿Por qué lo es?

—KyungSoo ha odiado a JongIn desde que éste anunció que estaba perdidamente enamorado de él, la razón… — se encogió de hombros ante la mirada interrogante del rubio — ni la preguntes. Seguramente es que piensa que es como todo el mundo, queriéndose acostar con él, quiero decir, así como sucede con todos nosotros por el simple hecho de que…

Cuando Minseok se detuvo un par de segundos, SeHun acarició lentamente sus dedos dentro de la bolsa antes de retirar su mano. — De que BaekHyun se acuesta con todo el mundo.

—Cállate — El de mejillas regordetas lo fulminó con la mirada.

Fue el turno de SeHun para encogerse de hombros.

El puchero en los labios del moreno inmediatamente se volvió adorable a ojos de todos. El chico jamás había intentado acercarse a alguno de ellos para ganárselos pese a haber tenido la oportunidad, había hecho su lucha a parte, siempre de forma justa y valiente: Contaba con el apoyo de todos los amigos de KyungSoo sin haberse esforzado, aunque claro que eso él no lo sabía.

—No te veo desde el jueves, ¿no crees que es normal que tuviera tantas ganas de verte, Hyung?

Al aludido no le gustó en absoluto cómo pronunció eso. Sus ojos se abrieron con sorpresa, como si se sintiese ofendido y sabía que su cara se había vuelto lo suficientemente cómica como para escuchar a Tao intentando aguantarse la risa.

—No fuiste a la escuela el viernes, es tu culpa, no mía.

JongIn se cruzó de brazos adorablemente, y no es que tuviese el don de ser lindo o algo, era más bien que todos ahí estaban secretamente echándole porras. — ¡Eso no es justo y lo sabes, Hyung, tuve que ir al dentista!

KyungSoo abrió más los ojos, como si le aterrase que de pronto el muchacho fuese a hablar más de lo necesario. Más de lo que sus amigos sabían y él no se había atrevido a narrar.

—C-Cállate.

—¡Además trabajas en fines de semana, ¿tenía que esperar hasta el lunes para verte?! No me puedes pedir eso, Hyung, te extrañé un montón.

Sonaba tan sincero, era tan jodidamente lindo con él. KyungSoo nunca iba a entenderlo. Jamás lograría dejar de preguntarse por qué… Por qué de todos él, por qué siendo Kim JongIn quien puede tener a quien se le dé la gana lo había elegido a él.

Las ganas de abrazarlo se  volvieron insoportables, incluso sus dedos estaban cosquilleando. Kai avanzó un paso, mirándolo con un toque de picardía: — ¿Tú no me extrañaste, Hyung?

¿Extrañarlo? ¿A él?

—No.

, por supuesto. Claro que lo había extrañado. La ausencia de miradas atosigantes había sido evidente, sus roses de piel por el pasillo lo habían dejado con un hueco. KyungSoo no había podido dejar de ver su teléfono celular en toda la mañana esperando por lo menos un mensaje, pese a que sabía que al otro no se le permitiría, no estando bajo el cuidado de un hombre que lo mantenía con la boca abierta y oh, demonios, debía sonar terriblemente patético, pero se llegó a sentir un poco celoso de ese hombre, incluso si éste era un Doctor.

La sonrisa de JongIn le advirtió que hubiese sido mucho mejor ser sincero. — ¿No? Eso no fue lo que me dijiste en un mensaje anoche.

Malditos impulsos nocturnos, ni siquiera él era capaz de controlarlos.

—¡Esa es una declaración muy fuerte!

Ojalá LuHan se pudriera en el infierno. Si pudiese maldecirlo mil veces, KyungSoo lo haría, provocándole diarrea, por supuesto.

—¡Bésalo, amigo! — Silbó SeHun, cortando la tensión con el eco de su exclamación.

Pensándolo bien, se había equivocado: El idiota si era la otra mitad de LuHan al final de cuentas.

—Kim JongIn, tienes que…

KyungSoo jamás pudo completar su oración, porque pronto el moreno estuvo a un centímetro de su rostro. Esa masculina fragancia robándole la respiración, sus labios traviesos y carnosos rozando tentativamente los suyos, haciendo sus mejillas arder.

—… irte.

Al bajito se le olvidó hasta el nombre.

Sus amigos los miraban atónitos, pero KyungSoo simplemente no podía pensar en ellos. Sus virginales labios, esos que habían estado esperando por el sujeto ideal, acababan de ser rozados por primera vez. Nunca creyó en las descripciones de los demás, tampoco en las de novelas cursis… Lo increíble era que eso ni siquiera podía llamarse beso y sus rodillas estaban temblando.

El agarre de Kim JongIn sobre su cintura era tan delicioso, posesivo como siempre supo que sería si en algún momento se entregaba a él. Y KyungSoo cada vez tenía menos dudas de lo mucho que el tipo valía la pena, sin mencionar el montón de vergonzosos momentos que seguramente le haría pasar en el Instituto, con lo poco que a él le gustaba hablar y lo mucho que a Kai actuar.

—Hubiese podido besarte realmente si hubiese querido, pero sabes que nunca lo haría sin saber que tú también lo quieres — murmuró bajito sobre su boca. Sus ojos chocolate siguiendo los suyos en lo que por una vez no resultó ser una persecución, porque Soo estaba hechizado en el color de los ajenos. — Y sé que lo quieres tanto como yo — se burló, esa jodida sonrisa adornando tan pecaminosa boca — pero no sería especial si fuera aquí.

El bajito parpadeó, agradeciendo que el moreno lo estuviese sujetando para no desplomarse pateticamene sobre el suelo.

—Voy a matarte… — Murmuró también, asegurándose de que únicamente él estuviese escuchando.

—Qué romántico eres, Hyung.

Un golpe suave en el estómago fue lo único que recibió al mismo tiempo en que LuHan se ponía a silbar con malicia, Kris empujando a Lay y JoonMyun dentro de la habitación para también poder entrar él.

—Bien hecho, señor pingüino. Ahora dejen de susurrarse promesas de amor frente a los pobres, ¿quieren? — El más alto espetó, cruzándose de brazos y recargándose sobre la puerta luego de haberla cerrado.

KyungSoo le sacó la lengua, uno de los actos más infantiles probablemente esbozados en toda su existencia. Kris se llevó las manos al pecho, como si lo hubiera atravesado una bala. — ¡Oh, maldición, ¿a dónde se ha ido el Do KyungSoo rudo que todos nosotros conocemos? Tienes que pasarme la receta, amigo.

—No entiendo para qué necesitarías tú una receta.

Para sorpresa de todos, fue Tao quien habló, todavía envuelto en las sábanas sobre la cama. Su mirada gélida hubiese sido capaz de congelar a cualquiera, de modo que resultó maravilloso que solo fuese dedicada a una persona incapaz de percatarse de ello.

—¡Qué bonitas cortinas tienes, BaekHyun!

El aludido apenas reparó en la presencia del bailarín que semanas atrás le había pedido su ayuda, sobresaltándose: A Tao ese chico jamás le había caído muy bien.

—G-Gracias…

Que bonitas cortinas tienes — Tao lo arremedó por lo bajo, ganándose una vez más el montón de miradas furtivas, aunque aparentemente eso no le importó. — Al grano, ¿qué están haciendo ustedes aquí?

La pregunta iba más bien para dos personas, aunque no todos alcanzaron a notarlo. No era su casa, pero tanto BaekHyun como el resto de sus amigos decidieron callarse eso.

ChanYeol abrió la boca para explicarse, pero una vez más sus cuerdas vocales lo defraudaron, nadie tenía ni la más remota idea de cómo carajos a ese hombre se le encomendaban discursos en público. Chen había pensado en ayudarlo a empezar, de todas formas. — Todo esto es idea de Kai.

—Oye, gracias amigo.

JongDae se encogió de hombros, acercándose sigilosamente a XiuMin.

Cuando todas las miradas estuvieron sobre él, el moreno suspiró, parándose tras KyungSoo como si éste se hubiera transformado de pronto en su mejor escudo. — Bueno… Yo solo quería ver a KyungSoo. Me junté con Chen porque lo conocí hace una semana y me cayó muy bien, pero él trajo a su primo y a su amigo el grandote. Entonces conversando sobre cualquier cosa, salió el hecho de que extrañábamos a nuestros chicos.

—No soy tu chico. — KyungSoo no pudo evitar aclarar.

El de labios carnosos rodó los ojos antes de continuar, sabiendo ya que intentar discutir con ese chico no podía terminar bien en absoluto. — Luego resultó que todos ustedes se conocían, y entonces JongDae dijo que se juntarían por la noche: Yo lo propuse y todos estuvieron de acuerdo. — El carraspeó de JoonMyun le hizo poner los ojos en blanco — Bueno, no todos… Ese rubio de ahí no quería venir pero era el único con coche, con Yixing nos encontramos en el camino, pero a diferencia del tal Joonalgo, él es muy simpático, somos amigos.

Cabe destacar que Tao hizo una exclamación bastante desagradable cuando se refirieron a Lay como simpático, pero BaekHyun sonrió con tensión intentando restarle importancia.

—Pues yo no le veo ningún problema — LuHan comentó de pronto, rompiendo el silencio lleno de miradas incómodas en que se habían envuelto.

—¿Qué? — Tao no cabía en su asombro.

El ciervo se encogió de hombros. — Sé que se suponía que ésta debía ser una noche de chicas, Tao. También sé que fue tu idea, pero teniendo en cuenta que apenas hace unos minutos tú mismo habías mandado todo al carajo por tu depresión, supongo que no importa. SeHun ya estaba aquí impidiendo que nos pusiéramos a hablar de cursiladas, de cualquier modo… Tal vez solo deberíamos divertirnos.

—¡No veo cómo podríamos divertirnos los… uh, dos, cuatro, seis, ocho, diez, ¡doce, aquí dentro!

BaekHyun no hizo más que estremecerse ante la idea pese lo grande de su habitación, sin contar que por la forma en que estaba rodando los ojos en ese preciso instante, parecía que LuHan estaba a punto de sugerir abrir su precioso y atesorado closet para hacer más espacio. Aunque eso él jamás se los iba a permitir.

—¡Ay, Tao! — LuHan exclamó rodando los ojos, todo eso le hacía pensar a XiuMin que tenía un plan malvado secreto para quedarse con SeHun — Encontraremos alguna manera, no seas amargado.

El chino no respondió más, mordiéndose los labios ante cualquier cosa que estuviera a punto de escapársele de la garganta, BaekHyun lo agradeció.

—¡En realidad nosotros tenemos una idea!

La sonrisa de Yixing siempre había sido deslumbrante, Minseok lo detuvo con un ademán de mano todavía sentado dándole la espalda a la pared. — Espera… Nosotros siempre vemos una película en las pijamadas, ¿por qué no empezamos por ahí?

LuHan aplaudió emocionado, algunos de los nuevos no parecían tan entusiasmados por la idea, pero terminaron asintiendo de todos modos.

—¡Yo creo que deberíamos ver Cincuenta Sombras de Grey en pirata!

Tao le lanzó un cojín antes de que de su boca pudiese salir una sola palabra más. — Sí, afortunadamente aquí a nadie le importa tu opinión, LuHan.

—¡Oye, respétame, soy tu Hyung!

El panda le sacó la lengua. — ¡Pues no lo pareces!

—¿Qué hay de Frozen? —Opinó tímidamente el de mejillas regordetas.

Baek rodó los ojos. — No, Minseok Hyung, por favor no te traumes como tu tío HeeChul.

—Sí — opinó LuHan — te queremos pero no, Minee.

El mayor hizo un puchero pero no habló más. — Kung Fu Panda — Tao dijo.

—¡Cierra la boca! — Fue el turno de LuHan para devolverle el cojín.

Kris, cuya opinión nadie había pedido pero que nunca encontraba la manera de callarse, terminó sentado sigilosamente en el borde de la cama. — ¿Qué hay de Maze Runner?

—¡Esa me gusta, ya casi sale la dos! — BaekHyun exclamó gustoso.

—¡Prueba de fuego, maldito cranck!

Baek rodó los ojos, restándole importancia. — Lo que sea, esa es buena, ¿quién vota porque la veamos?

ChanYeol, que no podía dejar de estar de acuerdo con su pequeño y se moría de ganas porque las luces se apagaran para poder abrazarlo, fue el primero en alzar la mano, seguido por Minseok a quien después de su rechazo nada le importaba, Kris, LuHan, Yixing, un JoonMyun que alegaba que al menos merecían ver algo bueno y JongIn.

—¡Somos mayoría!

—¿Por qué nadie le pregunta a KyungSoo qué es lo que quiere ver?

LuHan reprimió una carcajada ante la pregunta del moreno. — Digamos que seguro él no quería que te enteraras, pero lo único que el chico siempre quiere ver es a Pororo y sus amigos.

—¡LuHan!

El resto se echó a reír y los brazos de Kai rodearon su cintura, acercándose para susurrarle al oído lo poco que le importaban sus gustos infantiles y recibiendo un codazo en el estomago como recompensa.

—¡Todos encuentren donde sentarse ahora!

Baek se levantó para buscar en sus repisas de películas coleccionadas la indicada, ChanYeol observaba todo en la habitación maravillado.

JongDae terminó de acercársele a XiuMin, finalmente olvidándose de la discreción y lanzándole a SeHun una mirada de desprecio porque no podía perder la oportunidad, obviamente.

Oh se dispuso a levantarse, encontrando sus ojos con la cara del mayor en el proceso y no pudiendo evitar echarse a reír se inclinó tiernamente sobre él. — ChuMin Hyung, tienes los labios mancha-

No pudo ni terminar su oración, porque JongDae lo empujó lejos y rodeó al azabache con sus posesivos brazos. — Manchados de queso, sí, y yo se los voy a limpiar a base de besos, sí, lo que oíste, yo. Ahora lárgate.

Oh SeHun se echó a reír porque Oh dios, creo que eso cierto eso que dicen de que uno enamorado se vuelve poeta, y XiuMin ocultó su avergonzado rostro entre los brazos de su… Bueno, su JongDae, porque todos los estaban mirando con picardía.

 

 

—Por tu propio bien más te vale no intentar nada.

Tao no tenía idea de cuándo y cómo, pero lo cierto era que había terminado casi al borde de la cama, junto a un desgraciado Kris, uno cuya maldita sonrisa él tenía ganas de masacrar, por cierto.

O comerse a besos.

¡No! ¡Tao, concéntrate!

—He escuchado eso antes esta noche.

Las comisuras de sus labios hacían que no pudiese confiar en él de todas formas. En vuelto en la única sábana que al último le habían dejado, todo por habérsele ocurrido ir al baño justo antes de que apagaran las luces y le pusieran play a la película, Tao no podía concentrarse en otra cosa que no fuera jamás permitir que sus hombros tocasen los de YiFan. Cosa que un acaramelado Kim JongDae no le estaba poniendo muy fácil moviéndose de un lado a otro mientras se atragantaba con las frituras favoritas de su… bueno, de su XiuMin. Definitivamente la frase de esos dos debía ser si yo engordo, tú engordas.

A dos de sus amigos la película les gustaba bastante, los había escuchado hablar de los libros también pero a él no le gustaba tanto leer.

Se trataba de un laberinto donde los habían puesto por un experimento de no sé qué cosas, Tao no podía seguir el hilo de las imágenes en la súper pantalla plana de BaekHyun tampoco.

Se preguntaba, tormentosamente, si YiFan estaría pensando en el chino sentado en uno de los sofás entre JoonMyun y SeHun, Yixing. Su cabeza no dejaba de dar vueltas en torno a esa pregunta, pero de algún modo, la inocente parte que todavía conservaba, le decía que Kris había podido elegir donde sentarse y se había quedado a su lado con un propósito.

No quería pensar demasiado en qué era, pese a ello.

 

 

BaekHyun nunca pensó que no fuese a estar prestándole atención a su película favorita jamás. La había visto por lo menos un millón de veces junto a Kris, y jamás se cansaba de hacerlo. Pero en ese momento, simplemente no podía concentrarse…

Sus ojos viajaban de la silueta apenas trazada con el reflejo de la luz a su lado a la pantalla, una y otra vez. Sabía que si continuaba de ese modo no iba a ganarse otra cosa que no fuera el cuello torcido, pero ChanYeol olía tan bien, que lo único que quería hacer era hacerse un ovillo entre sus piernas.

Ambos habían terminado colocándose sobre la alfombra, secretamente añorando un poco de privacidad en la oscuridad, los ojos de Park le habían dicho que estaba de acuerdo. Pero ahora, ahora todo parecía como una semana atrás en el cine, los dos sin poder pronunciar ni una sola palabra ni atreverse a tocarse todavía.

Y era difícil… Tan jodidamente difícil. BaekHyun no había probado esos dulces labios en lo que parecía ser una eternidad y se moría por volver a tocarlos.

Sus manos buscaron a tientas las del rizado, sin un pretexto, aunque tampoco era que lo necesitase. No paró sino hasta encontrar una de ellas colocada sobre su muslo y entrelazó tímidamente sus dedos, ni siquiera molestándose en fingir que veía la película.

ChanYeol agradeció la penumbra para que el muchacho no fuese a notar lo sonrojado que estaba, no era la primera vez que se tomaban de las manos y de todas formas él no podía evitar ponerse a sudar. Mentiría si dijese que le interesaba ver la película, desde el principio había estado solamente interesado en el compás de la respiración de su pequeño… Era una fortuna que al parecer, el chico hubiese estado todo ese tiempo pensando lo mismo. Con una timidez característica de su persona, el rizado se movió, abriendo sus piernas e intentando expresar con sus acciones lo que quería.

Afortunadamente para ambos, Baek fue lo suficientemente astuto como para captarlo, moviéndose tímidamente hasta colocarse entre las piernas del gigante. Los brazos del susodicho no tardaron demasiado en rodearlo, apegándolo a su espalda y deleitándolo con la vibración de sus alterados latidos.

Ponía nervioso a ChanYeol, realmente debía gustarle.

BaekHyun pudo haberse subido a una nube en ese preciso instante, y tampoco era que tuviese muchas ganas de bajarse.

—Te ves muy guapo con esa sudadera.

ChanYeol se río quedamente, procurando no llamar tanto la atención cuando recargó la cabeza sobre el hombro del pequeñito. — Y a mí me gusta tu pijama de conejitos, Baek.

 

 

—Pero, es que no entiendo… ¿Qué está pasando? — Yixing inquirió no muy bajito, provocando que SeHun quisiese arrancarse el cabello con exasperación y mejor se quitara del sillón, dejándole al bailarín estúpido a JuanMyun, el chico que lo había pillado masturbándose en el baño y que se avergonzó tanto de ver ahí cuando lo hubo reconocido.

El rubio bajito observó al más alto irse al otro sofá, donde LuHan permanecía tumbado mirando la pantalla de su celular con todo el desinterés del mundo. Suspiró… él no tenía a dónde ir.

La cama estaba llena, jamás se atrevería a invadir la privacidad de BaekHyun y ChanYeol en la alfombra, pues era chismoso no estúpido y, aunque bien podía irse tras SeHun y compartir el otro sofá junto a LuHan, JoonMyun no se consideraba tan malvado como para dejar a Yixing solo.

El unicornio jaló la manga de su suéter, como pidiéndole que por favor le hiciera caso, por lo que no le quedó más remedio que responder. — Alguien los encerró allí y ahora piensan que deben encontrar una salida.

—Pero… ¿Quién los encerró?

JoonMyun rodó los ojos. — Nadie lo sabe.

—Pero…

Ay no.

—¿Por qué salir? Les dan comida y ropa.

El rubio suspiró, encogiéndose de hombros. — No les gusta la idea de que los monstruos esos se los coman, yo creo.

Extrañamente, Lay permaneció en silencio y JoonMyun decidió disfrutar de ese instante de paz. Debía admitir que la película era interesante, pero él había ido a verla numerosas veces al cine, de modo que a final de cuentas había terminado aburrido.

Se concentró en las escenas que lo rodeaban, no pudiendo evitar que su curiosidad le ganara, intentaba superarlo pero su instinto chismoso siempre podía con él.

Todos parecían algo románticos, incluso SeHun, quien había terminado con la cabeza de LuHan sobre su regazo. JoonMyun, como todos en algún momento de la historia, cuestionó la heterosexualidad de Oh de inmediato. Incluso Tao, quien nunca había gustado del chico a su lado por alguna extraña razón, parecía haberse suavizado con Kris, pero ellos estaban tan lejos de la televisión que no podía estar del todo seguro dada la escasez de luz sobre sus cuerpos.

No iba a decir que no le sorprendió lo que había presenciado un rato atrás, cuando Kim JongIn casi se besuquea con KyungSoo frente a todos ellos luego del montón de rechazos, sin embargo y por primera vez, no sentía la absurda necesidad de abrir la aplicación de mensajería en su teléfono para contárselo a cualquiera.

Lo sumergido que estaba en sus pensamientos no lo dejó percatarse de la repentina cercanía del cuerpo del chino para con el suyo y, para cuando una corriente de aire caliente contra su cuello lo hizo estremecer, definitivamente era demasiado tarde.

—¿Q-Qué demonios estás haciendo?

Los labios del unicornio se deslizaron por su cuello, haciéndole cosquillas mientras un quedo shh se le escapaba de entre ellos. — Nadie tiene por qué enterarse.

El rubio se sonrojó inmediatamente, ladeando la cabeza para apartar al chico y terminando cautivo entre sus brazos.

—Nosotros no terminamos con nuestro asuntito el otro día.

Los recuerdos que había estado toda la tarde tratando de evitar, razón principal por la cual accedió a salir con su maldito primo infeliz, se materializaron demasiado rápido frente a sus ojos. La sonrisa traviesa de Yixing, su boca jugando sobre su piel, lo cálido de su lengua… Agua, mucha agua mojando sus camisas, y la huida ilegal, por supuesto. La ira se apoderó de su mente cuando recordó como el chico volvió a evitarlo luego de su encuentro a solas en el baño.

—Nosotros no tenemos ningún asuntito.

El chino río cerca de su oído, pasando su lengua cerca del lóbulo y poniéndose a jugar ahí. JoonMyun movió nerviosamente la cabeza, intentando percatarse de si alguien los estaba viendo.

—Me encanta cuando te enojas — le azabache ronroneó en su cuello, comenzando a succionarlo adiestradamente, pero el ricachón lo apartó casi de inmediato, lo que menos quería era tener una erección cuando las luces se encendiesen. — Creí que te gustaba ser indiscreto.

—No soy un puto cualquiera — El rubio escupió, fingiendo que volvía a prestarle atención a la película.

Yixing jugó sus cartas demasiado bien, sin embargo, acariciando su barbilla con las manos y obligándolo a volver a mirarlo. Podía ver el reflejo de sus emociones gracias a la luz de la televisión, más que deseo, el chico estaba intentando pedirle una disculpa con la mirada.

—Eso lo sé, Myunee.

Un cálido beso fue depositado tiernamente en su mejilla.

Yixing entrelazó uno a uno y de forma cuidadosa los dedos de sus manos, recargando un segundo después la cabeza en su hombro y volviendo a concentrarse en la película, pero el adinerado no protesto.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

Los chicos se encontraban discutiendo algo en ese momento, pero Tao no podía escucharlos del todo. Todavía no podía creer lo que sus ojos habían visto, aunque una parte suya le decía que tal vez solo se trató de las sombras manipulando la luz y haciendo de las suyas.

Pero no. No podía ser así. Él vio a Yixing restregándose contra el chismoso de JoonMyun, lo vio con sus propios ojos y no podía creer el descaro de ese chino por haberlo hecho en la casa de YiFan.

—Tenemos que jugar algo divertido ahora.

La voz de JongIn tenía peligro inyectada en ella. Habían encendido la luz apenas unos momentos atrás y muchos ahora se encontraban estirándose y preparándose para una segunda ronda.

—Algo que pueda hacer sentado, por favor — Baek masculló, cómodamente acurrucado entre las piernas de su gigante, ya habiendo superado la vergüenza de que todos los vieran y se pusiesen a silbarles cursiladas.

—Uy sí, como tú pareces muy cómodo — canturreó Kris, pero se sentó frente a él a una distancia prudente de todos modos, observando como su hermano le sacaba la lengua en un gesto infantil.

Kai miró fijamente al más alto antes de sonreír. — Tu hermano y yo les tenemos a todos una propuesta.

XiuMin se desperezó estirando los brazos, mirando con sospecha como JongDae también se acomodaba en el suelo y fingía muy bien no saber de qué se trataba todo eso. — ¿Qué?

YiFan sacó su botella de licor de quién sabe dónde y JoonMyun, que por poco pensó se habían olvidado de esa estupidez, casi se desmalla.

—¡Olvídalo! — Tao bramó repentinamente, no confiaba en sí mismo sobrio, mucho menos borracho.

—¡Todavía no has escuchado lo que tenemos que decir! — Kai espetó, ganándose una ceja arqueada por parte de casi todos, por lo que prosiguió con una sonrisa, alejándose prudentemente de KyungSoo antes de que se le ocurriera ponerse agresivo por participar en eso. — ¿Conocen el juego de la botella, no? — la mayoría asintió — Pensamos en modificarlo un poco. Ya saben, la botella será esa, sí y nosotros haremos un círculo: El corcho manda y la punta obedece, quien obedece tiene la opción de responder a una pregunta, cualquiera que sea, o tomar un sorbo.

Debían admitir que la idea sonaba tanto tentadora, como peligrosa.

—¿Es esto un derivado de una Shot party?

YiFan les mostró sus dientes perlados. — Nosotros preferimos llamarlo Pijama party, pero sí.

Tao zarandeó la cabeza en negación, completamente en desacuerdo y por primera vez, él y JoonMyun estuvieron de acuerdo en algo. A Baek, sin embargo, le ganó la curiosidad…

—Suena… Interesante.

ChanYeol no era de los que bebían, pero tampoco de los que nunca lo habían hecho, así que simplemente sonrió.

—Podríamos incrementar la tarifa — Para sorpresa de todos, fue XiuMin quien habló.

A Chen, que extrañamente se había alejado para ver las repisas sin que nadie sospechara de sus acciones, no le gustó que se hubiese estado susurrando cosas con SeHun un segundo antes de tener una idea que suponía ser brillante.

El de mejillas regordetas les mostró una cajita que parecía haber estado manteniendo oculta. — Si quien obedece se rehúsa a responder la pregunta o darle un trago a la botella… Deberá jugar al pepero game con quién quien manda decida.

 

 

 

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Era la una y cincuenta y cinco de la madrugada cuando su teléfono celular vibró en su bolsillo trasero.

Había estado bailando un buen rato, restregando su cuerpo lenta y provocativamente contra el de la persona con quien siempre solía encontrarse en ese maldito club, pese a lo raro que había sido el hecho al principio. Las canciones se habían vuelto lentas pronto y, desafortunadamente, las cantantes por las que el bar se había hecho tan popular, habían anunciado que sus servicios terminarían dentro de media hora.

Su acompañante le acomodó el flequillo pasándole una mano con la frente, KiBum odiaba que hiciera eso pero tampoco era como si pudiese evitarlo. La mano del muchacho permanecía en su espalda baja, sujetándolo al ritmo de la música mientras le sonreía de esa forma tan resplandeciente que él tanto odiaba.

Y la odiaba precisamente porque le recordaba la maldita realidad en que vivía, la realidad en que ese tipo era el hermano mayor de su mejor amigo y se veían ahí a escondidas.

Triste pero conciso.

El castaño se aproximó a su oído, su respiración calma haciéndole cosquillas bajo el lóbulo de la oreja. — ¿No está tu móvil vibrando mucho?

Estúpida voz maravillosamente ronca. Era eso lo que amaba de los bares y ese hombre, la música era tan estruendosa que los obligaba a mantenerse increíblemente juntos y, su voz, la voz de ese chico… era absolutamente seductora.

Justo en el momento exacto en que logró analizar las palabras, KiBum cayó en la cuenta de que las vibraciones se habían detenido. Así que con un gesto, le avisó al chico que no era más alto que él, que saldría de la pista para revisar que pasaba. Por supuesto, no le sorprendió el hecho de que una vez le dio la espalda, el chico rodeó su cintura con sus brazos y se pegó a él, adhiriéndose como otra capa de piel mientras lo seguía a dónde quiera que fuese.

Una vez estuvieron de vuelta en su mesa, aunque estremeciéndose por las caricias del aliento del otro tan cerca de su cuello, KiBum sacó su celular para darle una ojeada.

Y lo que vio le sacó una sonrisa, aunque rodó los ojos de todas formas porque no entendía qué hacia ese chico maquinando ideas de cómo conquistar a SeHun a esas horas de la madrugada, pese a lo acostumbrado que él estaba a recibir sus propuestas.

57 mensajes nuevos de LuHan ge.

—¿Quién es ese LuHan?

KiBum se mordió el labio inferior cuidando no deshacerse del tono de sus labios. — ¿Celoso?

No hubo respuesta. Sus dedos se deslizaron sobre la pantalla para abrir los mensajes, encontrándose con un montón de letras ahí desparramadas sin sentido.

—Pero qué demo-

Bajó y bajó, intentando encontrar algo coherente entre tanto mensaje hasta que se detuvo con sospecha mientras la aplicación cargaba las fotos que el otro había añadido al final de sus disparates.

Aparentemente LuHan había intentado escribir lo logré, pero lo único que había resultado de eso había sido un losdf logfre.

Sus delineados ojos se abrieron con sorpresa cuando las fotos finalmente cargaron.

Había una botella de alcohol vacía y cuerpos regados dentro de una habitación que él no conocía. Continuó avanzando en su galería, no creyéndose que el chico realmente hubiese ido a ponerse ebrio a una fiesta con desconocidos o algo por el estilo, sabía que LuHan era estúpido pero no tanto.

—¿No es ese Kim JoonMyun? Está en mi clase de vocalización.

Lo que su acompañante había señalado era un intento de foto que había salido borrosa, al final se encontraba un chico de greñas rubias como cayéndose al suelo, seguramente de borracho.

La foto de unos botones en el suelo lo hizo hacer una mueca de extrañeza. — ¿Qué crees que signifiquen esos botones, eh?

El castaño se encogió de hombros. — No sé, bebé.

Bebé, odiaba que lo llamase así porque parecían una pareja: Cosa que no era cierto y punto.

Finalmente, la última fotografía decidió cargar y pese a todo lo que el mundo entero decía que KiBum era y lo que no, su acompañante parecía seguir creyendo que era un niño inocente porque le cubrió los ojos casi de inmediato, aunque no lo suficientemente rápido para evitar que viera lo explícitamente fotografiado.

LuHan parecía estar de rodillas sobre un suelo de mosaicos.

Tenía la camisa desarreglada, el pelo batido y, curiosamente, la cara manchada con una sustancia viscosa.

 

Notas finales:

Hola 7u7

MUAJAJAJAJAJA. Yo tenía pensado que esta locura no se alargara tanto, pero cuando me di cuenta ya llevaba 26 hojas de Word escritas con tipo de letra Calibri y tamaño 11, así que decidí partirlo en dos.

Ya en el siguiente capítulo se enterarán de lo sucedido antes de que nuestro siempre informado KiBum recibiese ciertas fotografías cochinas. JAJAJA, LuHan me mata, perdón.

En fin… ¿Qué habrá pasado? ¿Qué habrá logrado LuHan? ¿Quién ganará en el pepero game? ¿Quién se pondrá más borracho? ¡¿Tendrá alguien sexo en el sagrado armario de Baek?! Y, por último pero no menos importante, ¿quién será el dulce galán de nuestro KiBum esta vez? Pronto les daré respuestas y amor. Espero que dejen reviews :c Yo lo amo a todos, la mera neta del planeta.

Gracias a quienes me comentaron cositas bien bonitas en el capítulo anterior ;_; ustedes son mis soles, yo ya se los he dicho. Me han subido un montón el ánimo y yo como siempre, les estoy eternamente agradecida.

Si hay errores perdón ;_; incluso aunque pongo mi Word al 201% en la pantalla de mi compu se me van algunas cosas y si lo corrigiera no publicaría ya(??

Fotos gheis: 16, 17.

Cuídense, muchos besos loquishos como LuHan.


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