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Blank Space. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar.

Advertencia: Puede que el humor del capítulo no les haga tanta gracia(?, no estaba tan de humor al principio.

 

Dedicado a mi preciosa, hermosa y consentida Lu ♥, a quien amo. Así como a todo el ChanBaek House (también a Lanny, aunque ni lo lea xD).

 

“Tell me if I won, if I do, what’s my prize? I just want to have some fun… With you”.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

 

 

—¡Enhorabuena! — Kris se burló — hasta que uno de tus amigos no interpreta el papel de amargado, hermanito.

LuHan le lanzó una bolsa de frituras y el antiguo capitán del equipo de baloncesto la atrapó justo antes de que lo golpeara en la cara. — Buen pase, Lu.

El nombrado rodó los ojos, dejándose caer en el suelo con las piernas tentadoramente cruzadas para la vista de cualquiera que cayese por unos gloriosos muslos al desnudo. SeHun decidió sentarse cerca suyo para no tener que mirarlo y terminar flaqueando por algo imposible, porque él es Oh SeHun, macho entre machos y heterosexual entre homosexuales bastardos e increíblemente atractivos.

—¿Vienen a jugar o se toman de un shot la maldita botella?

Todos miraron a un emocionado Yixing tomar asiento e invitar al escandalizado JoonMyun a hacerlo también. Cabe decir que el adinerado no dejó de protestar ni cuando lo hizo, y que aunque KyungSoo mantuvo su ceño perfectamente fruncido no abrió los labios ni una sola vez. Tao, por su parte, fue el último en sentarse, frente a Kris, lanzándole miradas cargadas de desconfianza.

El moreno se frotó las manos maliciosamente antes de dedicarle un asentimiento de cabeza el antiguo basquetbolista, quien se incorporó solo un poco para poder gatear hasta el centro y depositar la botella ahí.

—¿Están listos, chicos?

—¡Sí capitán, estamos listos! — LuHan canturreó con una bobalicona sonrisa de oreja a oreja y todos los presentes rodaron los ojos.

Tao incluso dejó que el flequillo le cubriera la cara, por lo avergonzado que estaba de que semejante idiota fuese parte de su jodido grupo de amigos. El ciervo se encogió de hombros finalmente, dándoles a entender que poco le importaba lo que tuviesen que pensar.

—Bien, si nadie tiene más comentarios estúpidos qué hacer… — YiFan se mantuvo un segundo en suspenso, dejándolos a todos con la respiración ajetreada antes de finalmente poner el objeto a dar vueltas.

Durante un instante bastante aterrador, ninguno se movió. Tao incluso contuvo la respiración y LuHan fue el único en chillar de forma emocionada.

SeHun se miró las calcetas, porque en algún momento de la noche lo habían forzado a quitarse los zapatos, preguntándose por qué demonios había tenido que proponerle a Miyeok Hyung aumentar la tarifa. Probablemente era algo que no le gustaba admitir y que definitivamente jamás haría en voz alta, pero encontraba algo excitante en jugar al pepero game con ciertas personas sentadas en ese maldito círculo del demonio.

Cuando finalmente levantó la mirada, sus ojos alcanzaron a presenciar cómo la botella se detenía, señalando a las primeras dos víctimas de la noche, no sorprendiéndole en absoluto que él se tratase de una de ellas.

—¡No! — El chico con ojos de ciervo bramó de forma instantánea — ¡No, que se repita, no giró bien!

YiFan lo miró como si se le estuviese acabando la paciencia. — LuHan, no vamos a girar la puta botella hasta que los señale a ti y a este mocoso.

—¡¿Cómo que mocoso?! — Desviándose como siempre del tema, el chino se cruzó de brazos. — Se llama SeHun, Kris, y no es ningún mocoso. No digo que nos toque juntos pero es que… es que no giró bien, ¡fíjate!

—Pues aquí todos vimos cómo giró hasta caer en ellos dos, así que cállate y deja que el mocoso haga su maldita pregunta.

Rodando los ojos ante el apodo del mayor, el rubio se cruzó de brazos y miró con determinación a la persona sentada a su derecha. Era demasiado extraño que la botella se hubiese detenido en ese ángulo, pero estaba agradecido por ello. Pensó y pensó y afortunadamente no tuvo que darle muchas vueltas al asunto para encontrar una pregunta que el muchacho se negase rotundamente a responder.

—Entonces… — Se acomodó sobre la alfombra, levantando los ojos con interés y ganándose un montón de miradas interrogativas. — Solamente puedes darme una respuesta, Hyung.

Minseok lo miró por debajo del flequillo negro, los ojos bailando en un oscuro nerviosismo inquisitivo. SeHun se pasó la lengua por los labios, porque la sugerencia que le había hecho a su Hyung para que no se viese obligado a ingerir alcohol, iba a orillarlos a algo que extrañamente había estado deseando. La mirada asesina del tal JongDae no pasó desapercibida para él, pero la ignoró olímpicamente cuando sus dedos tamborilearon sobre la alfombra antes de preguntar:

—¿Cuál es tu sabor de helado favorito?

Hubo un silencio demasiado breve antes de que un par de los presentes estallasen en carcajadas, la mayoría realmente, excepto un LuHan con ojos preciosamente preocupados que revolotearon en dirección a su supuesto mejor amigo con la boca abierta en sorpresa.

—S-SeHunee…

No había una respuesta a eso.

SeHun había dado justo en el blanco y LuHan no podía comprender a qué demonios el rubio creía que estaba jugando.

Sentado junto a él, JongIn lo empujó juguetonamente por el hombro, incitándolo a darle una respuesta al más joven entre los presentes. — Vamos, nadie te criticará por eso.

Silenciosamente, Minseok apretó los puños, blanqueando sus nudillos antes de soltar un abatido suspiro. Era demasiado estúpido de admitir que no podía responder a eso, y le jodía tener que hacerlo precisamente con Chen estando presente pero la mirada penetrante de SeHun le aseguró que no tenía escapatoria.

— No tengo una respuesta — anunció, ganándose una mirada atónita por parte de Chen.

LuHan fue el primero en gatear hasta el centro para tomar la botella de licor entre sus manos y extendérsela al mayor, quien lo miró con un dejo de incredulidad con un toque de dolor en el destello de sus ojos.

—¿Prefieres tomar un shot de la botella o… — el menor dejó la pregunta en el aire cuando sus ojos se encontraron maliciosamente con los del mayor a medio camino.

XiuMin encontró la mueca en sus labios odiosa por primera vez, incluso cuando era lo más parecido a una sonrisa que había visto en ese siempre inexpresivo rostro. Sorprendentemente para todos en la habitación, él también sonrió y se puso de pie primero, llevándose consigo la caja de peperos.

—Terminemos con esto de una vez, Oh.

Decir que JongDae tenía ganas de asesinar a alguien, sería decir poco. ChanYeol se abstuvo de mimar a BaekHyun por un segundo, tan solo para sujetar a su mejor amigo y asegurarse de que ningún jodido homicidio fuese a suceder en la casa de su Baek, mucho menos en su habitación.

—No quieres ir a prisión — le recordó al castaño liso en un susurro, justamente cuando Minseok se agachó frente a SeHun, sus temblorosos y nerviosos dedos batallando para abrir la caja con los dulces.

El menor se la quitó entonces, nunca apartando la vista de los bonitos ojos de su Hyung y elevando la comisura de sus labios en un reto mientras sacaba una sola varita de chocolate sin envoltura.

—Justo ahora no estoy seguro de no querer — gruñó JongDae, poniendo toda su fuerza de voluntad en mantener el trasero sobre el suelo.

—¿Estás listo, Hyung?

Maldito idiota, había salido muchísimo más listo de lo que cualquiera hubiese podido pensar antes. LuHan se rehusó a ver tal cosa, enfurruñándose y cruzándose de brazos mientras les daba la espalda. Escuchó que KyungSoo le decía que era un maldito obvio, pero no le importó.

Intentando parecer interesante, Minseok asintió con determinación. — Vine al mundo listo, SeHunee.

SeHunee, JongDae miró sus puños apretados.

—Tres centímetros es el objetivo, chicos. — YiFan habló con una sonrisa, porque aparentemente no había nada que lo pusiese más feliz que escenitas de celos como las que afortunadamente le estaba tocando presenciar.

El menor se puso el dulce en la boca y Minseok mordió el otro extremo, avanzando lentamente hasta que sus labios estuvieron a un punto dulce de tocarse.

El corazón del mayor latió inquieto, las manos sudándole y los dientes comenzando a castañearle por los nervios. SeHun parecía muy tranquilo, todo lo contrario a él, con los oscuros ojos danzando en curiosidad por lo que estaba a punto de pasar.

Avanzó entonces… Su labio superior rozando el del contrario y sus ojos se cerraron entonces, sintiendo como una gota de sudor resbalaba por su frente y se desvanecía en el puente de su nariz.

Lo siguiente que Minseok supo, fue que se encontraba en el suelo, sentado en el regazo de las delgaduchas piernas de un rabioso JongDae que lo rodeaba protectoramente con ambos brazos.

—Tres centímetros, cuatro. Qué importa — Chen le lanzó el trozó sobrante del chocolate a SeHun en los pies. — Minseok no jugará a eso contigo de nuevo, mocoso.

SeHun se echó a reír, sin dejarse afectar por el adjetivo calificativo con el que últimamente todo el mundo solía referirse a él. LuHan por poco y se lanza sobre ellos para separarlos, de no ser porque un jodidamente celoso JongDae se le adelantó, pero no importaba en absoluto porque Oh había conseguido ya lo que quería, y por más que lo pareciera, eso no era el trozo de chocolate que recogió del suelo.

—Bien, pensé que jugar no estaría mal porque Hyung no tiene novio pero es obvio que me equivoqué — el menor le lanzó una mirada expectante al de sonrisa gatuna ausente y ceño explícitamente fruncido. — Parece que sí tiene un novio.

Minseok abrió la boca, evidentemente escandalizado por lo anteriormente dicho pero JongDae le cubrió la boca inmediatamente con ambas manos, evitando que se le ocurriese soltar cualquier clase de estúpida negación.

—Sí, lo tiene, así que mantén tu boca lejos de la suya.

Los colores no tardaron en subírsele al rostro a XiuMin, quien inmediatamente dejó de moverse para intentar zafarse del agarre del castaño. Sí, lo tiene, había dicho. Que él, Minseok, tiene novio. Que es él, JongDae. Que están juntos. JongDae nunca se lo ha dicho pero lo ve de ese modo, realmente lo quiere de ese modo.

Una de las huesudas manos del de sonrisa gatuna se deslizó en busca de la suya, entrelazando cada uno de sus dedos cuando finalmente la encontró y Minseok le lanzó una mirada por debajo de sus pestañas. Con las mejillas rojas de vergüenza y los labios deliciosamente bañados en chocolate. Pensar que un estúpido mocoso estuvo a punto de tocar esa boca, hacía enloquecer a JongDae… Pensar que quizá otros labios hubiesen estado antes sobre los de Minseok… No.

Los dedos de su mano libre se movieron hacía arriba para limpiarle los restos de chocolate al mayor, quien pestañeó adorablemente y se apartó antes de que pudiese hacer cualquier movimiento.

Todas las miradas estaban sobre ellos, lo sabían. Cada par de ojos estaba mirándolos con picardía, pero era como si los dos se hubiesen sumergido en su propio mundo, escapando lejos de los murmullos maliciosos con respecto a sus personas.

—Dijiste que tú limpiarías mis labios a base de besos.

Fue el turno de JongDae para sentir sus mejillas calentarse, mirando por el rabillo del ojo a su alrededor antes de acercarse solo un poco más… — Tú… ¿Tú quieres?

Minseok asintió despacio, sintiendo un atrevido hormigueo en el estómago. Desde la primera vez que se besaron tan torpemente en la oscuridad de una sala aparentemente vacía en el cine, no habían compartido ningún otro beso.

La manera en que las pestañas del azabache se movían, lo adorable de sus regordetas mejillas acaloradas y la forma en que se pasó lentamente la lengua por el labio inferior, terminó por enloquecer a JongDae.

—Basta — Dijo, acercándose tan peligrosamente que sus respiraciones chocaron. — Yo seré quien limpie ese desastre entonces.

Y lo besó, bajo las luces de la habitación, bajo la atenta mirada de cada uno de los presentes. Lo besó con calidez apasionada, con las manos temblorosas sujetándole amorosamente el rostro como si fuese un muñeco de porcelana capaz de romperse, el más valioso de sus tesoros. Y Minseok le correspondió de inmediato, estremeciéndose bajo las caricias de una caliente lengua entre sus bocas, chupándole los labios con una deliciosa parsimonia que no cambiaría por nada.

Y la respiración les faltó demasiado pronto para su gusto, y tuvieron que abrir los ojos que antes cerraron por meros asuntos de inercia, mirando en lo profundo de los contrarios con tanta intensidad, que el resto de los presentes apartaron la vista para darles un poco de privacidad.

—Te quiero, no tienes que pensarlo dos veces.

El mayor asintió con una sonrisa gustosa y las mejillas tan rojas que pudo haberse desmayado allí mismo, pero dejó que los brazos de JongDae lo hiciesen sentir como en casa mientras ocultaba el apenado rostro en su pecho. JongDae lo quiere, lo quiere, lo quiere, a él. A nadie más que a él.

Fue YiFan quien se atrevió a carraspear, sin poder romper la burbuja amorosa en que esos dos se habían encerrado de todas formas.

—Uhm… Mocoso, deberías, uhm… — Señaló la botella, haciendo ademán de que el juego debía continuar. No era normal que esa clase de juegos se pusiesen tan intensos en la jodida primera ronda, ya había dos sujetos expulsando corazoncitos por sus cabezas y todavía no habían abierto el licor.

SeHun se hizo de la botella con una sonrisa victoriosa y la giró orgulloso de sus logros. La noche apenas comenzaba y había logrado conseguirle novio a su penoso Hyung de mejillas regordetas.

Cuando el movimiento giratorio se detuvo, fue el turno de YiFan para reprimir una exclamación. Aunque obviamente no tenía planes de hacer el ridículo tal como LuHan lo hizo, quien por cierto se cruzó de brazos y le mostró su mejor sonrisa cínica.

Ese maldito…

Tao suspiró, recargándose sobre sus dos manos con aire pensativo. — ¿Qué se supone que debo preguntarte cuando ya lo sé todo, SeHun?

Los dientes de Kris chirrearon por los celos que esa sola pregunta le causó. Observó cautelosamente al rubio encogerse de hombros en su dirección y le dieron muchas ganas de romperle cada uno de los dientes con su apretado puño.

Nunca pensando primero en sí mismo como se suponía debía ser, Tao se miró las uñas cuando espetó. — ¿Te atrae LuHan, aunque sea un poquito?

La sonrisa se le borró al menor casi instantáneamente mientras fruncía el ceño, gateó hasta el centro entonces, bajo la curiosa mirada del ciervo cuyas mejillas se habían teñido evidentemente de rojo.

Yixing fue quien comenzó a aplaudir cuando SeHun destapó la botella por primera vez, incitando a todos a seguirle el juego cuando empezó a exclamar la palabra shot repetitivamente. SeHun sorbió del cuello de la botella sin pensárselo dos veces, y LuHan sonrió contra todo pronóstico, porque el hecho de que no pudiese responder la pregunta con palabras, dejaba muchas posibilidades que desear.

—¡Al fin la maldita pijama party comienza! — Exclamó Kai, cohibiéndose un poco cuando KyungSoo le clavó las uñas en una pierna.

—¡Haz que giré, Tao! — Un renovado LuHan dijo emocionado, empujando un poco a uno de sus mejores amigos para que se apresurase.

El de ojeras rodó los ojos pero hizo la botella girar de todas formas. Se salió un poco de su órbita en el transcurso de su movimiento de rotación, pero se detuvo correctamente de todos modos.

—BaekHyun manda a su hermanito — KyungSoo se frotó las manos maliciosamente.

El primero de los aludidos miró a su hermano sentado al otro lado del círculo y no tuvo que pensar demasiado en una pregunta qué hacer. Había algo que realmente tenía demasiado tiempo deseando preguntar, pero jamás había encontrado la manera adecuada de hacerlo. Un solo vistazo a Tao le dijo que ese tampoco era momento correcto, sin embargo y BaekHyun recargó la cabeza sobre sus rodillas, agobiado por no saber qué decir.

—Supongo que podrías jugar al pepero con alguien… — Dijo y sonrió nerviosamente, ofreciéndole a todos una mirada de disculpa ante su repentina poca imaginación.

—¡No puedes hacer eso! — Se quejó Lay y Tao le lanzó una mirada fulminante por tan solo atreverse a abrir la maldita boca. — ¡Tienes que preguntarle algo!

BaekHyun miró al pelinegro sobrante en la habitación, el bailarín, el chico que tan enamorado tuvo a su hermano durante cierta parte de su vida… Y fue entonces cuando supo que la pregunta estaba ahí, en la punta de la lengua, más afuera que adentro y que era demasiado tarde para intentar retenerla, así que la dejó ir.

—¿Todavía sientes algo por Lay?

JoonMyun levantó la mirada con interés por primera vez en toda la noche, Tao la bajó, completamente seguro de la respuesta que estaba a punto de obtener.

YiFan abrió la boca en primera instancia, pero no dijo nada. Se mantuvo con los ojos fijos en el bailarín cuya presencia apenas había tenido tiempo de notar en el transcurso de la velada. Estaba sonriéndole, como a modo de disculpa como siempre lo había hecho cuando esa pregunta era silenciosamente entonada por montones de personas en el pasado.

—No — dijo entonces, y no tuvo que pensar nada.

Tao lo miró por debajo del flequillo y, cuando sus miradas se encontraron a través de la habitación, apartó la suya, sintiendo como las mejillas se le calentaban y su estúpido corazón latía con un irreversible dejo de esperanza.

YiFan le sonrió con dulzura.

A Tao.

Estúpidos latidos imbéciles y maldito corazón idiota que nunca aprendería la lección.

—¿Sientes algo por alguien más?

Kris abrió la boca para darle una respuesta a las preguntas de su curioso hermano, pero ChanYeol se le adelantó a hablar con su tonó pacifico mientras le acariciaba el cabello a su bajito azabache. —Es solo una pregunta, cariño.

BaekHyun pudo haber sufrido un paro cardiaco ante lo ronco de su voz tan cerca de su oído, pero controló su temblorosa mandíbula y asintió rápidamente, sintiéndose estúpido por haberse olvidado de que estaban jugando por un momento.

YiFan se estiró para alcanzar la botella de todos modos y la destapó, tomando un sorbo largo bajo la mirada de todos y los aplausos fuera de lugar que Lay comenzó a dar mientras cantaba shot, shot, shot, cuando no correspondía hacerlo.

JoonMyun suspiró y apuntó con su dedo anular la botella en manos de su archienemigo. — Dejen de perder el tiempo y pongan a girar esa maldita cosa otra vez.

—Parece que alguien por fin está dejando de comportarse como un amargado — Canturreó JongDae, todavía sosteniendo a un amoroso Minseok entre sus brazos y su primo le sacó la lengua, cohibiéndose solo un poco ante el agarre repentino de Yixing con un brazo sobre sus hombros.

BaekHyun se apartó de ChanYeol solo un momento para hacer girar el objeto, no haciéndolo con demasiada fuerza por lo que ésta vez no tardó lo suficiente en detenerse como para darle un picoso suspenso a la situación.

—¡Yupi! — LuHan levantó los brazos con una sonrisa de oreja a oreja mientras zapateaba sin zapatos contra la alfombra. — Finalmente es mi turno, KyungSoo, tienes que besar a Kim Kai.

El tenebroso enano rodó los ojos y se miró las uñas con suficiencia, no dejando que el comentario absurdo del chino estúpido lo afectara en absoluto. — No sé si conozcas las reglas del juego o no, LuHan, pero según la maldita botella el que manda aquí soy yo.

El aludido pausó su momento de felicidad para mirar en dirección al objeto que tanta atención estaba recibiendo y suspiró ruidosamente, cayendo en la cuenta de que su amigo tenía razón.

—Y se llama JongIn — Soo dijo, dispersando el sonrojo de su cara en un zarandeo de cabeza. — ¿Planeas robarle la virginidad a SeHun?

Con los ojos bien abiertos, el mencionado se escandalizó evidentemente una vez hubo detectado el peligro en la pregunta. — ¡Yo no soy virgen!

KyungSoo puso los ojos en blanco, porque después de todo esos dos no eran tan diferentes. El moreno se carcajeó porque reírse de una estupidez como esa era totalmente natural para él — Tal vez planee robarte la otra virginidad, güey.

SeHun se quedó con la boca abierta y la garganta seca, pero LuHan asintió una y otra vez con una sonrisa gustosa. — ¡Por supuesto que eso es lo que va a pasar! Pero yo no voy a robarle nada, él es quien va a pedirme que suceda y yo, un alma tan bondadosa y altruista, accederé entonces.

Incapaz de soportar las estupideces del chino azabache más bajito, YiFan se estiró y le extendió la botella para que diera un maldito sorbo por su propia salud mental y se callase de una vez. LuHan se encogió de hombros y accedió, sacudiendo todo el cuerpo una vez lo hubo hecho y lanzándole una mirada erótica a un nervioso SeHun en el proceso. Porque le hubiese gustado mucho ponerse a negar y decir que eso eran pamplinas, pero ya ni siquiera él podía estar completamente seguro de ello.

Al final, Sehun también sorbió de la botella dos rondas consecutivas porque LuHan no dejaba de mandarle miraditas y él era de carne y hueso y la carne es débil, pero no la de los preciosos muslos de LuHan, esa lucía tan fuerte que repentinamente el menor se moría de ganas de lamerla.

Yixing los abucheó cuatro rondas después, con los brazos y piernas cruzadas. — ¡No es justo, ni yo ni Myunee hemos participado!

—Bueno, eso no es culpa nuestra sino de la botella, quer-querido Lay — hipeó YiFan, intentando contener una risita ebria y fallando en el intento.

—¡Pues por lo menos déjenme beber de esa cosa! — Se quejó el unicornio, gateando hasta el centro sin olvidarse de contornear las caderas para mostrarle un muy bonito primer plano de su redondo trasero a un sonrojado JoonMyun que tampoco hizo nada por apartar la mirada.

Cuando el ardiente líquido se derramó sobre los labios del bailarín, muchos de los presentes se relamieron los propios debido a lo excitante de la imagen y giraron sus rostros para distraerse con algo mucho más hermoso que eso. Tao, en el caso de YiFan, por mucho que el de ojeras llevase evitando mirarlo todo ese rato.

—¡Que siga la fiesta! — Lay exclamó con una sonrisa, tomando otro trago largo de la botella antes de taparla y volver a depositarla en el centro, haciéndola girar aunque no era su turno porque le quemaba la garganta y un par de tragos lo hacían quedar fuera de sí, por lo que se tambaleó hasta su sitio y cayó sentado en su propio trasero mientras le dedicaba al rubio millonario una sonrisita juguetona y movía ridículamente las cejas en un intento de juego de la seducción donde únicamente se ganó una ceja alzada por parte de JoonMyun.

—JoonMyun manda a ChanYeol — Kai dijo con voz alcoholizada, el rostro recargado en un hombro de KyungSoo, quien llevaba navegando con su cámara frontal un buen rato para conseguir buena iluminación.

Yixing empujó más fuerte de lo debido al primero de los dos, intentando ser juguetón y propasándose gracias al nivel del alcohol colándose en su sistema sanguíneo.

—¡Por fin es tu turno, Myunee!

El aludido suspiró y lo meditó durante un segundo, sujetándose los pies cruzados juntos antes de levantar la cabeza para mirar en los ojos de ChanYeol. — ¿Por qué BaekHyun?

El silencio inundó la habitación y todas las miradas cayeron sobre la mata de cabello rubio del adinerado.

—No me malinterpretes ni nada — intentó aclarar, jugando con los dedos de sus manos. — No soy nadie para cuestionar tus decisiones, pero siempre me he preguntado por qué él y no alguien más. Si eres tan diferente como se supone que eres no tendrías que haber caído como los demás pero lo hiciste.

El gigante abrió y cerró la boca, sintiéndose en una encrucijada: No había absolutamente nada que pudiese responder que no lo hiciese quedar como un completo idiota. El mismo completo idiota responsable de cada vaso de café Americano esperando por BaekHyun durante las fatigantes mañanas de escuela. Miró a JoonMyun con incredulidad, sabía que el chico era observador pero por el brillo curioso en sus ojos, tal vez lo era mucho más de lo que pensó. Sabía del café, sabía de sus motivos y quería dejarlos al desnudo. ChanYeol no entendía por qué, pero aunque no podía ver intenciones claras, tampoco le sabían malintencionadas.

Fue BaekHyun quien se apartó de entre sus piernas, para sorpresa de todos los espectadores. Gateando adorablemente sobre sus rodillas hasta al alcanzar el paquete de varitas de chocolate en el centro, una vez hubo tomado posesión de ellas, el azabache volvió para sentarse de rodillas frente al de orejas grandes, dedicándole una bonita sonrisa sin ningún indicio de flaqueo.

—Vamos a jugar — susurró y aunque las reglas decían que era JoonMyun quien decidiría con quién tenía qué hacerlo, nadie dijo ni una sola palabra cuando Baek se colocó un pepero entre los labios y cerró los ojos, esperando…

Nervioso, ChanYeol se acercó para comenzar a devorarlo de a poco, no entendiendo los motivos que orillaron a su pequeño a no querer escuchar una respuesta a esa pregunta allí mismo, en ese preciso instante en que pudo haberse sincerado, en que SuHo le dio la oportunidad…

La superficie de sus labios tocó la de BaekHyun y un cosquilleó indeseado floreció en su boca y murió hasta la punta de sus pies.

El bajito apretó los dientes entonces, trozando el chocolate y apartándose de su alcance mientras le arrebataba el trozo y se lo mostraba a todos los presentes. — ¡Son tres centímetros, estoy completamente seguro de ello, traigan la maldita botella para darle un sorbo!

YiFan se la pasó con una media sonrisa lastimera, completamente seguro de que la razón por la cual su hermano decidió que el silencio era la mejor respuesta, era el hecho de que él tampoco estaba preparado para dar las suyas. BaekHyun tragó rápidamente el líquido ardiente y tomó un sorbo más, girándose para tomar al gigante por la tela de su camisa y acercarlo precipitadamente a su boca antes de estampar sus labios contra los suyos y dejar el líquido escapársele de entre los labios para que él también lo probara.

Era increíblemente fuerte, pero sabía dulce de los labios de Baek. ChanYeol tragó también, mirándolo profundamente después y recibiendo ese pequeño cuerpo entre sus gigantones brazos sin motivo alguno.

—¡Bien hecho, BaekHyun! — Exclamó KyungSoo con sorna, lanzando la regla que había ido hasta quien sabe dónde a conseguir al suelo y a continuación el trozo de pepero. — Pero son tres punto cinco, necesitas algo mejor que eso.

El menor de los Byun soltó una carcajada ronca lo suficientemente contagiosa como para que todos se echaran a reír, ChanYeol incluido, sujetándolo con más fuerza entre sus brazos y depositando un beso tranquilo en su coronilla.

—ChanYeol… — Baek le susurró con una media sonrisa. — Gracias.

Y preguntar por qué le agradecía, estaba de más.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

La habitación estaba tan oscura, que por poco la incapacidad de ver le deja pensar que está flotando en un espacio vacío. Eso, por supuesto, de no ser por la calidez que emana el cuerpo pegado al suyo, el sonido de una respiración justo en su oído; calentándole la piel y acelerando cada una de sus hormonas.

Tao mentiría si dijese que tiene la más mínima idea de cómo demonios fue que terminó justo donde está. Con las manos tristemente pegadas a la pared, negándose a tocar un cuerpo que realmente se muere por acariciar. El cosquilleo en ellas lo atormenta, tentándolo a bajar la guardia pero él se rehúsa a hacerlo porque no muchos días atrás decidió ser fuerte, y esa, es una promesa que simplemente no puede romper.

Las cosas se salieron de control, está seguro de ello porque ninguna otra afirmación alguna vez fue tan conveniente como esa.

Nunca debió acceder a jugar el maldito juego que los forasteros proponían y, tanto BaekHyun como el resto de sus amigos, debieron apoyarlo cuando se mofó en sus caras llamando al juego patético.

Pero terminó siendo uno de los jugadores, de todas formas. Y en ese mismo instante, fue precisamente cuando los ojos de Wu YiFan centellearon con un dejo de malicia, el momento dado en que cayó en una trampa seguramente no demasiado elaborada.

El hombre sobre su cuerpo respiró hondo, exhalando después ruidosamente y los brazos de Tao casi ceden al deseo constante de rodear su espalda, pero se contiene en el último segundo, siéndose fiel a sí mismo.

—Para.

No le sorprende en absoluto lo grave de la voz saliendo de su garganta cuando habla, sabe que ha permanecido demasiado tiempo guardando silencio.

Pese a que su cuerpo se remueve, el sujeto no parece haber escuchado, porque continua respirando inconstantemente sobre su piel, calándole hasta el alma al más bajo.

—Te dije que pares.

Es entonces cuando los ojos del sujeto finalmente interceptan los suyos, y aún en la oscuridad, Tao los sabe preciosamente castaños y delineados. La luz que se cuela por las ranuras de la puerta cerrada a sus espaldas, dibuja los rasgos masculinamente afilados de su cara. Tiene la boca entreabierta y respira con dificultad, el pecho subiendo y bajando de forma irregular se lo dice. Las cosquillas en el estómago de Tao aumentan, y cierra los ojos deseando que al abrirlos pueda estar en un lugar diferente.

—Eres muy frio.

El más bajo parpadea, desprendiéndose demasiado pronto de la fantasía que lo llevaría a estar a salvo. ¿Realmente el sujeto más gélido entre su lista de conocidos lo había categorizado de ese modo? Aparentemente el alto se percata de ese mismo hecho a tiempo, porque zarandea la cabeza y sus cabellos azabaches le hacen cosquillas a Tao en las mejillas cuando se inclina sobre él.

—Estás siendo muy frio, eso… es… lo que quise decir.

Por primera vez, Tao no dio indicios de tener una respuesta lista y se mantuvo en silencio, ganándose la exasperación del muchacho cuya respiración ruidosa lo mantiene alerta e intranquilo. Es malditamente consciente de lo cerca que están, de las temperaturas elevadas en que sus cuerpos se encuentran y de lo condenadamente mal que está compartir el mismo oxigeno mediante bocanadas desesperadas, así como los dos saben lo mucho que Tao lucha por mantenerse alejado, su espalda incómodamente pegada contra la puerta y un gesto de repulsión en su boca cada vez que el otro se encuentra peligrosamente cerca.

—¿No piensas decir nada?

El silencio continua incluso después de la pregunta siendo lanzada. Y flota en el aire, en el reducido espacio que se los come mediante tinieblas de un lugar lo suficientemente estrecho como para volverlos un nivel más incómodo de en el que regularmente se encuentran.

—¿Y qué se supone que diga, YiFan gege?

El venenoso tono de voz con que pronuncia esa maldita palabra incluso parece ser repudiado por el aludido, que sisea cerca de su mejilla y lo obliga a empujarse más contra la puerta que por más que intente, no se abrirá.

—Tao…

—¿Se supone que te felicite por estar así de jodidamente borracho? ¿Se supone que haga comentarios alegres sobre el fascinante juego que se te ocurrió y por el cual estamos jodidamente metidos en este maldito lío?, o tal vez… Tal vez estés pensando que sería conveniente que yo hiciera algún estúpido comentario de lo atractivo que luces esta noche, pero eso no hace más que volverte un ingenuo, porque yo ni siquiera pienso que-

Una mano selló sus labios, mandando su jodido discurso nunca ensayado al demonio.

—Silencio, vaya — La voz de YiFan suena casi alegre antes de un suspiro prolongado. — Nunca creí que llegase a gustarme tanto quedarnos callados.

Tao movió la boca, así como el rostro de un lugar a otro, tratando por todos los medios de zafarse de su agarre sin tener que usar las manos porque está perfectamente al tanto de que una vez que lo toque, todo su autocontrol terminará por irse al carajo.

Kris observó profundamente dentro de sus ojos por más de un minuto, por lo que el menor terminó dejando de moverse un poco después. Frustrado por lo brutalmente débil que siempre se ve bajo las manos de Wu.

—Yo no planeé esto, ¿sí? No tenía ni idea de que… Oye, no ruedes los ojos de esa manera, sabes que me molesta.

Tao lo miró tan intensamente, que no tuvo que abrir la boca para hacerle saber al alto la sutil frase que en ese momento tanto le hubiese gustado decir: Como si me importara.

—Y sé que no te importa — Añadió Wu entonces, intentando respirar lo más lejos posible del rostro ajeno ya a sabiendas del olor alcohólico siendo desprendido de su boca. — Pero me parece que, uhm, me parece que…

Cuando el hombre permaneció casi un minuto mirando a la nada, el bajo finalmente se decidió a actuar, apartándose de su agarre gracias a la distracción y saboreando el oxígeno entrando por su boca cuando respiró abrumadoramente por ella antes de ponerse a bramar cual dragón enfurecido, pese a lo bien que los dos sabían quién era el dragón ahí.

—Sigues siendo muy astuto, gege. Casi haces que me olvide de lo borracho que estás, casi.

Kris frunció el ceño casi de inmediato. — Escucha, no me llames así si lo vas a hacer de esa forma.

—¡Oh, ¿y cómo es que debería entonarlo entonces?! — Se burló el bajito, bien sabiendo lo afilada que la mirada del otro estaba volviéndose y teniendo en cuenta cada uno de los problemas en que estaba metiéndose. Los ojos se le llenaron de lágrimas, él era incapaz de pararlas. — ¿Acaso crees que después de todo este tiempo todavía voy a mirarte con ojitos de imbécil enamorado, YiFan?

El silencio volvió a instalarse en la pequeña habitación, pero Tao no tuvo tiempo de concentrarse en él porque ahí estaban los malditos pinchazos de dolor, incitándolo a retorcerse bajo su propia desgracia y su jodida faceta de amargado permaneciendo sobre su cara, obligándolo a ser recto, fuerte, a mantenerse en pie.

—¿O debería decir gege?

La frente de Kris contra la suya derrumbó cada una de sus guardias apenas lo tocó, sin embargo, dejándolo con los ojos sorpresivamente abiertos y los labios del mismo modo aunque mudos, saboreando lo amargo de la falsedad de sus palabras.

—No, no deberías.

Tao parpadeó bajo la caricia de su aliento.

—No lo hagas, no quiero que me llames así.

Las manos de YiFan subieron, temblorosas, en su búsqueda, aferrándose a su rostro tan delicadamente como su estado alcoholizado le permitió. Y Tao se quedó quieto, demasiado atónito como para decir algo, perdido en los ojos ajenos que con tanto valor se había atrevido a mirar para mentir.

—No quiero que me llames de ese modo si no vas a mirarme con otros ojos antes — le susurró despacio, cerca pero sin acercarse lo suficiente como para alertar el herido sistema que el menor poseía. — No como antes, Tao, diferente.

Diferente.

Permanecieron inmóviles en la oscuridad, el tiempo incapaz de alertarles su transcurso, sus cuerpos tocándose inevitablemente y las manos tan cerca del uno como lejos estaban las del otro. A Tao se le escapó una lágrima, y Kris la detuvo en su mejilla, trazando el camino de regreso con uno de sus pulgares.

—Es la última — murmuró, con la voz ronca pero asegurándole de alguna forma al menor que estaba consciente. Que lo que decía no era producto de una borrachera, que sus palabras eran tan sinceras como él alguna vez había sido al entregarse a él, a ese hombre tan imperfecto que logró derrumbarlo y en ese preciso instante estaba sujetándolo tan fuerte para que no cayera, aferrándose a la esperanza con todas sus fuerzas. — No volverás a derramar ninguna lágrima por mí, no a menos que sean de felicidad.

Tao respiró silenciosamente, tragándose la fragancia que Kris siempre desprendía, más allá del alcohol con el que se había tragado sus tristezas más temprano.

—Voy a hacer que te enamores de mí, Tao, y vamos a estar juntos.

Los labios le temblaron al aludido, sus comisuras cayendo ante toda la tristeza que el cosquilleo en sus estómago emanaba.

Una de las manos de YiFan rodeó su cintura, trayéndolo más cerca de su cuerpo, conectando sus corazones en el espacio exacto en que sus latidos bombearon sangre a juego. Su aliento caliente dio contra su cuello, y demonios, las rodillas de Tao dejaron de funcionar pero estaba a salvo entre sus brazos.

—Y lo voy a hacer bien esta vez.

Su voz se apagó, pero la promesa quemó al rojo vivo sobre la piel de su cuello cuando sus labios la sellaron con un beso efímero.

 

 

- - - - -

 

 

 

SeHun le arrebató el móvil a LuHan antes de que pudiese cometer alguna estupidez mayor a todas las que ya había hecho en el transcurso de la madrugada.

Tal vez jugar a la maldita pijama party había sido un error después de todo: Ninguno de los presentes estaba del todo en sus cabales a esas alturas de la noche y él no acababa de entender cómo era que estaba caminando entre tambaleos siendo guiado por el chino fuera de la habitación, aunque tampoco es que fuese mucha diferencia ir afuera o quedarse en la habitación a medio destrozar, porque dentro únicamente quedaba el cuerpo de JoonMyun tirado sobre la alfombra, pues acababa de caerse cuando LuHan decidió que grabarlo sería realmente gracioso, y Yixing, cuya cabeza había encontrado un lugar fuera de la ventana y ninguno de ellos tenía idea de por qué. En algún momento del jodido juego, las reglas parecieron haber cambiado y los retos fueron permitidos en lugar de las preguntas. Fue entonces cuando un descabellado BaekHyun encerró a su hermano junto a Tao en el closet del servicio en el piso de abajo y tanto JongDae como JongIn terminaron saltando en ropa interior a la piscina. Lo único que la mente turbiamente nublada de Sehun podía esperar, era que no tuviesen ninguna clase de contusión en el agua y que el Hyung, XiuMin, quien seguramente era el más sobrio de todos, pudiese cuidar de ellos adecuadamente y mantener a salvo a ChanYeol de un furioso KyungSoo sin razón aparente. Quizá debieron hacerle más caso al ojón cuando dijo que no soportaba beber en absoluto…

Antes de que pudiese darse cuenta de lo que sucedía, LuHan lo empujó dentro de una habitación oscura e incluso en su confuso estado post borrachera, porque lo cierta era que YiFan se había terminado la jodida botella más temprano de lo que cualquiera de los presentes hubiese querido y los efectos del alcohol jamás habían sido demasiado eficientes en el mayor, SeHun se sintió ansioso por saber a dónde estaba siendo llevado por ese par de muslos tan deliciosamente trabajados que LuHan tenía.

—¿Dónde estamos?

El chino le respondió encendiendo la luz y las baldosas del baño lo cegaron momentáneamente, haciéndole punzar la cabeza. El azabache hizo más tenues las luces entonces, jugando con los tonos y mareándolo con los colores bajos y esa juguetona sonrisa que prometía problemas en sus labios.

—Es el baño de invitados — LuHan habló, y su voz sonaba demasiado concisa como para estar tan borracho como aparentaba. Cerró la puerta a sus espaldas, recargándose en ella. — Nadie nos molestará aquí, ni siquiera Minseok Hyung.

A SeHun no debió haberle gustado la manera borde en que se refirió a su supuesto mejor amigo, pero el tono que empleó en su voz era demasiado excitante como para pensarlo siquiera.

LuHan estaba ardiente dentro de esos bóxers color rosa, guapísimo con la piel bañada en una ligera capa de sudor y el cabello negro mojado. Estaba guapo, guapísimo y SeHun se sujetó al filo de la bañera cuando se encontró a sí mismo retrocediendo hasta obligarse a sí mismo a sentarse sobre ella.

La mirada del chino estaba penetrándolo.

Se lo comía con la mirada, lo deseaba tanto como Sehun y era difícil de admitir. No podía adivinar sus intenciones, ni siquiera podía ver fijamente dentro de esos pecaminosos ojos siempre brillantes. Lo único que SeHun sabía era que no podía moverse y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo.

—¿Por qué querías besarlo más temprano, Sehun?

No sonaba borracho, el aludido comenzaba a dudar de su estado de ebriedad en realidad. — ¿No se suponía que estabas cayéndote de ebrio?

—Te hice una pregunta — murmuró en respuesta, moviéndose lentamente en su dirección, como una serpiente que se desliza sobre el suelo con gracia a base de pasos serpenteantes sobre las baldosas. —Soy tu Hyung, aunque no me llames así, y debes responder a lo que te pregunto.

Joder… Ese maldito tono era tan espectacularmente sexy.

A SeHun le dolía la cabeza pero verlo acercarse de esa manera tan peculiarmente peligrosa lo hacía olvidarse absolutamente de todo. Porque se trataba de LuHan, el maldito chico que siempre lo ponía a prueba, el único capaz de calentarlo, el mismo que acababa de ponerse en cuclillas frente a él y le dedicó una mirada terriblemente ardiente desde abajo.

El rubio zarandeo la cabeza, perdido en esos malditos ojos brillantes.

—Voy a repetir mi pregunta porque se trata de ti, SeHunee… — Su voz temblaba solo un poco porque decir que el alcohol no había hecho de las suyas con él, sería la más vil de las mentiras. — ¿Puedo llamarte así? Porque no parece molestarte cuando Minseok Hyung lo hace.

Estaba celoso. Estaba jodidamente celoso de Minseok y ni la sonrisa perfectamente ensayada que curvaba su boca era capaz de ocultárselo. LuHan moría de celos y SeHun sonrió victorioso ante la jodida idea que se había instalado en su cabeza.

—No puedes — dijo entonces, ganándose una ceja arriba por parte del azabache. — Él puede hacerlo, tú no… No quiero que me llames así, LuHan.

Observó por el rabillo del ojo los nudillos del mayor volverse blancos y fue el momento indicado para que sus manos tomaran posición de los hombros del muchacho. — Soy un hombre para ti, ¿no es así, Hyung? Soy un hombre, no SeHunee.

Los labios del pelinegro permanecieron entreabiertos, mudos ante lo que acababan de escuchar pero la mirada de SeHun se intensificó sobre su indefenso cuerpecito. — Mi intención no era besarlo, respondiendo a tu maldita pregunta. — Murmuró, sus ojos moviéndose sobre cada uno de los detalles en el bonito rostro del afeminado extranjero — No me sentí tentado a besar a alguien esta noche, eso claro hasta que…

La frase quedó inconclusa y LuHan tuvo ganas de romperle la cara al muchacho por haberla dejado de ese modo, pero en cambio se quedó quieto, sintiendo la zurda de SeHun subir lo suficientemente alto como para acariciarle el rostro. Le temblaban los dedos y había inseguridad en sus ojos, SeHun realmente estaba muriéndose de miedo pero lo deseaba, lo deseaba en ese momento y no estaba borracho aunque le doliera la cabeza, aunque estuviese cansado, lo deseaba tanto como LuHan, así que simplemente dejó de resistirse.

Sus labios no se tocaron durante demasiado tiempo, ni siquiera logró transmitirle lo que por durante tanto tiempo había buscado hacer. Y probablemente fue porque LuHan no estaba del todo en sus cabales pero a penas y sus bocas se rozaron se separó, robándole al menor el aliento y ganándose un ceño malditamente fruncido. No se movió más sin embargo, sus ojos apenas pestañeando para no perderse ningún detalle en los ojos del otro.

—Me gustas — LuHan le espetó con un hilo de voz, su cabeza descendiendo hasta caer sobre uno de sus muslos, restregándose delicadamente contra el. — Me gustas muchísimo SeHun, te vas a enamorar de mí.

Con la respiración a medio contener, el menor levantó una de las comisuras de sus labios en un intento de sonrisa. — Pruébalo.

 Un escalofrío recorrió la espalda del menor cuando LuHan le bajó la bragueta: Lo hizo despacio y sin despegar su mirada de la suya, con ese toque en los ojos que le susurró despacito a SeHun un acepto el reto.

Le abrió las piernas, sin prisa, sus manos saboreando el camino marcado por sus delgadas piernas y descendiendo hasta encontrarse con sus calcetas. Quitándoselas despreocupadamente, sin apresurarse, sin demostrarlo lo ansioso que realmente estaba por lo que estaba a punto de suceder. SeHun notó lo erradico de sus movimientos, por supuesto que lo hizo, así como estuvo a punto de resistirse cuando las manos del chico con ojos de ciervo empujaron sus caderas hacía arriba, buscando bajarle los pantalones de algo más que un tirón.

—No estás cooperando, cielo. — Murmuró, sus labios bajando para besarle la cadera. Tan condenadamente cerca de una parte suya casi despierta, que casi le flaquean las rodillas cuando se incorporó solo un poco para dejarse bajar el pantalón.

Cielo, cielo, cielo.

La palabra se repitió una y otra vez en su cabeza con ese tono meloso tan característico del chino. Una perlada gota de sudor bajó por su frente cuando LuHan tiró de sus pantalones finalmente, sacándoselos por los pies y olvidándolos en algún lugar nunca digno de su atención. El bóxer debía quedarle flojo, pero en su lugar una apretada erección creciente se abultaba justo en el centro.

Cuando el chino se relamió los labios, SeHun volvió a sentarse en el filo de la bañera y tragó en seco, preguntándose si realmente estaba a punto de hacer lo que estaba a punto de hacer… Pero los ojos de LuHan fijos en los suyos, tan ansiosos y deseosos disiparon sus dudas, logrando que se concentrase únicamente en esa gloriosa boquita que lo besó en los muslos hasta llegar a su pelvis, donde su mejilla acaricio con una lentitud jodidamente deliciosa su entrepierna.

Con la boca abierta, el menor arqueó la espalda y abrió la boca, omitiendo un gemido pornográficamente auditivo que a LuHan le hubiese encantado escuchar.

Sus manos acariciándole las piernas se lo dijeron. — Vamos, bebé, quiero escucharte, quiero saber cuándo quieres más o si es que deseas que me detenga.

Ni muerto, pensó el menor, sabiendo que no había manera alguna de que el muchacho se detuviese ahora que había comenzado y él ya estaba tan duro como una roca. Si LuHan podía ponerlo así con una simple mirada, SeHun no quería pensar en cómo iba todo eso a terminar.

LuHan podría decir que amaba sus suspiros pero tristemente pocas veces había tenido la oportunidad de deleitarse con ellos. De manera lenta y siempre seductora, su mano avanzó finalmente encontrando el duro miembro de SeHun bajo la ropa interior y, maldita sea, estaba tan condenadamente duro.

—¿Te gusta esto, SeHun? ¿Qué yo te toque?

No hubo una respuesta verbal, pero si un silbido placentero escapándosele de los labios que lo hizo sentirse mucho más excitado de lo que ya se sentía.

Cuando LuHan le quitó el bóxer, lo hizo con la boca, con parsimonia, como si tuviera ganas de ver a SeHun retorcerse con el trasero adolorido gracias a la superficie dura y helada sobre la que estaba sentado. El aire frio de la habitación golpeó el miembro del menor, terminando de erguirlo cuando finalmente estuvo frente a los ojos contrarios, esos que tan ansiosos parecían por no perder ningún detalle del apetitoso trozo de carne sensible que estaba a punto de devorar.

SeHun pudo haber muerto cuando las manos de LuHan se deslizaron sobre sus piernas, todo era tan peligrosamente nuevo que se sentía virgen de nuevo.

—Apuesto a que ningún hombre te la había chupado antes.

El menor tragó saliva, ansioso mientras negaba.

LuHan se mordió los labios con lujuria, su mano finalmente animándose a tocar el pene de SeHun desde la base, comenzando a frotar su eje con un delicioso vaivén más lento del que al menor le hubiese gustado.

—Temo decirte que va a gustarte tanto, que no vas a poder dejarme ir.

Su mano continuó moviéndose de arriba abajo, con SeHun levantando las caderas para contribuir en el vaivén y acelerar su proceso casi desesperadamente. El pulgar de LuHan acarició el glande, esparciendo el líquido pre-seminal para humedecer el recto miembro que sus labios se morían por probar. Había esperado tanto tiempo por ello que un par de segundos no le vendrían mal, no cuando sus caricias torturaban a SeHun, no cuando sabía que a partir de ese instante muchos más como ese podrían repetirse.

El alto se retorció un poco, abriendo más las rodillas e incitando al chico a acercarse más. Ni una sola vez había pronunciado su nombre hasta entonces pero estaba consiente de con quien estaba, su brillante mirada oscura se lo decía al más bajo.

La frente de SeHun estaba empapada, su expresión tan condenadamente excitante que LuHan no pudo contenerse más y acercó lentamente su boca a su pene mientras su lengua lo saboreaba, recorriendo su punta con una lentitud exquisita.

Era tan apetitoso como lucía, y eso que a penas y lo había probado.

—Joder…

El jadeo de SeHun se repitió en su cabeza, el mayor tomándose su tiempo para degustar su sabor: Su lengua subiendo y bajando de a poco, resbalando por toda su extensión apetitosa y finalmente juntando sus labios para succionar su punta, liberándola con un sonido lo suficientemente erótico como para erizar los vellos en las piernas de Oh, quien lo observó de forma atenta desde arriba concentrándose todo lo posible en no correrse de inmediato.

LuHan golpeó entonces el duro miembro de SeHun contra su mejilla, acariciándose después con el mismo y logrando que el menor casi se resbale de la tina.

—¿Quieres ver cómo lo hago, bebé?

Xi frotó nuevamente su longitud, más rápido y más conciso, logrando numerosos jadeos por parte del menor.

—Observa atentamente, vamos, mírame.

Los jugosos labios del mayor se curvaron en una sonrisa, acercándose para volver a succionar la hinchada cabeza de durazno de SeHun, sacado dentro la lengua y trazando interminables círculos a su alrededor.

—Sí, sí maldita sea, s-sí.

La voz finalmente se le había roto. Le lengua de LuHan lo recorrió una vez más, abriendo sus labios en la base ésta vez y descendiendo solo un poco más para succionar también sus desatendidos testículos. Cuando su boca finalmente volvió a subir, se cerró sobre la superficie del pene de SeHun, sintiéndolo palpitar dentro de su cavidad y deleitándose con su maravilloso sabor sin poder suprimir una maravillosa sonrisa de satisfacción.

LuHan guío las manos del menor lejos de la fría porcelana de la tina por primera vez, llevándolas hasta su cabello para que hiciera un lío con él. Probablemente el chico no fuese tan grueso como cualquiera hubiera esperado, pero era tan largo que podía tocar la campana de su garganta y lo menos que el mayor tenía ganas de sentir, era asco, de modo que se retiró de a poco, su lengua bailando dentro de su boca, frotándose contra la zona sensible del alto para hacerlo tocar el cielo con la punta de los dedos.

El vaivén lento se transformó en uno más rápido, sus manos tomando participación subiendo y bajando siguiendo a paso condenadamente veloz los movimientos de su boca. Siendo poco consiente de los gruñidos que había estado lanzando, el menor  tiró de su cabello más fuerte, usando sus caderas también para tomar el, follándole apasionadamente la boca.

Cada sonido fuera de sus labios era tan caliente, seguramente cualquiera hubiese muerto por estar en el lugar de LuHan. Pero no, era él quien tenía la oportunidad, era él quien realmente tenía el control.

Se sacó el palpitante miembro de la boca entonces, no cesando de bombearlo en busca de su liberación.

Las piernas se SeHun temblaban y sabía que estaba cerca, sus ojos dilatados y ahogados en lujuria eran capaces de hablar por sí solos. Y tan pronto como el miembro estuvo fuera, fue succionado una vez más, mimado, llenado de caricias húmedas y calientes.

Y Sehun se aferró con una sola mano a la tina, tirando del cabello negro de LuHan con la otra y evitando preguntarse dónde demonios había aprendido a hacer eso porque no quería tener que pensar en que LuHan hubiese tomado a alguien de esa forma antes.

LuHan era tan suyo como él era de él en ese momento, pensaría en las consecuencias después.

SeHun tiró la cabeza hacia atrás, entre aturdido y mareado, dejando escapar de entre sus labios finalmente lo que el otro había estado tan ansioso de escuchar.

—¡LuHan!

Fue lo único en lo que pudo pensar cuando una placentera sensación bajó por su vientre y se esfumó en su entrepierna, logrando que se corriera más rápido de lo pensado, un chorro de semen en la boca de LuHan, otro entre su nariz y su preciosa boca.

El chino se mantuvo con los ojos cerrados, respirando con dificultad y con las mejillas adorablemente teñidas de rojo.

SeHun se mordió el labio inferior cuando se sacó el móvil del chico de la bolsa y le hizo una silenciosa foto. Probablemente estaba mal, pero nadie tenía que enterarse de su pequeño secreto de todas formas.

—¿Vas a enviártela?

LuHan lo sorprendió abriendo los ojos, sonriéndole pese a haberlo atrapado con las manos en la masa.

—Yo… Uhm…

—No me malinterpretes, la idea de que tengas algo como eso es excitante pero quiero confiar en que será nuestro pequeño secreto. — Uno de sus brillantes ojos de ciervo se cerró en un guiño coqueto.

Aunque todo dejo de coquetería se esfumó cuando SeHun lo vio usar su propio pantalón para limpiarse la sustancia blanquecina de la cara. — Pudiste haberme avisado que ibas a venirte, pude habérmelo tragado todo entonces.

Avergonzado por sus palabras, SeHun se forzó a ponerse de pie pese a lo tembloroso de sus rodillas, subiéndose los bóxer desde los talones hasta la cintura.

—No digas cosas vergonzosas.

LuHan se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, viéndose un poco deprimido antes de mirar en su dirección con un dejo de timidez. — ¿Vas a verla?

—¿De qué hablas? — SeHun caminó hasta el lavabo para lavarse la cara.

—Cuando te masturbes… — Inquirió el otro a sus espaldas, afortunadamente, así no pudo verlo sonrojar del modo en que lo hizo. — ¿Lo harás? ¿Vas a pensar en mí?

Cuando se echó agua en la cara, SeHun deseó poder darse un baño completo, porque tan solo escuchar sus maliciosas palabras dichas con tal dejo de inocencia lo ponía caliente otra vez y eso no estaba bien.

—¿Cómo podría hacer eso cuando tengo que verte todos los días?

LuHan guardó silencio y el menor se frotó el rostro, preguntándose si había dicho algo mal cuando no obtuvo respuesta, así que se giró para enfrentarlo y se encontró con el chico ocultando su rostro entre sus piernas flexionadas.

—¿Soy tan feo para ti, SeHun?

El muchacho abrió la boca pero no respondió inmediatamente, ganándose un sollozo por parte del mayor.

No podía ser… No podía ser que incluso se había puesto a sí mismo en ridículo viéndose tan seguro cuando se arrodillo frente a él para que las cosas terminaran así. Sabía que con acciones como esa, SeHun no iba a enamorarse de él pero sabía también que estaba caliente y no planeaba dejarlo así. Había deseado tanto algo como eso que se olvidó de pensarlo dos veces y ahora, sin obtener una respuesta, todo se sentía como un grave error.

Una lágrima se le escapó entonces, en el momento justo en que una mano sujetó el filo de su rostro y lo obligó a mirarlo.

La mirada de SeHun era tan seria, que su corazón palpitó inquieto.

—No eres feo, LuHan pero tampoco eres bonito.

Una mueca surgió en los labios del mayor, un fallido intento de sonrisa que murió mucho antes de nacer.

SeHun suspiró, su aliento siendo absorbido por el compás de la respiración del otro.

—Eres hermoso.

Al carajo los botones de su camisa que perdió en algún momento, el maldito orgullo o la imagen siendo silenciosamente enviada a su propio teléfono móvil mientras lo miraba. Al carajo su propia heterosexualidad, no podía ver llorar a LuHan y la verdad se le escapó de los labios tan pronto como LuHan volvió a sonreírle.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

BaekHyun se recargó peligrosamente contra el barandal y ChanYeol se encargó de sujetarlo por la cintura para que no fuese más lejos.

KyungSoo lo había perseguido por toda la casa, soltando un montón de estupideces en forma de palabras, cosas que él no había logrado entender pero por las que había terminado huyendo con BaekHyun colgando de su brazo de todos modos. Y esa había sido justo la forma en que habían llegado ahí, al balcón del casi siempre vacío cuarto de su padre, con un Baek medio borracho amenazando silenciosamente con tirarse al primer piso.

—¡Quiero alcanzar las estrellas!

Cuando se giró para mirarlo, el gigante tomó su rostro entre sus manos y lo miró con expresión preocupada. — ¿Seguro que estás bien? Recuérdame no dejar que vuelvas a beber tanto.

Una risita bobalicona se le escapó al bajito, que se puso de puntitas para robarle un beso travieso de la boca.

—¿Por qué, ChanYeolee? ¡Es muy divertido!

El aludido frunció las cejas con preocupación, muy a su pesar cuando se sentía tan conmovido por el hecho de que el chico lo hubiese llamado de una forma tan cariñosamente bonita.

—¿Acaso no te diste cuenta de cómo estabas tambaleándote frente al balcón hace un momento? Es peligroso, BaekHyunee.

El bajito se encogió de hombros, restándole importancia por lo que ChanYeol abrió la boca para regañarlo pero los dedos de BaekHyun sobre sus labios le impidieron hablar. — ¿Eso importa? Te tengo a ti para protegerme, ChanYeol, tú eres mi superhéroe.

Las mejillas del alto se tiñeron de rojo.

¿Qué estaba diciendo ese pequeño?

Zarandeando la cabeza con ternura, Park se inclinó sobre el rostro del pequeño antes de suspirar sobre su perfectamente definida boca. Los ojitos de cachorro del Byun le pidieron tiernamente que se acercara más, su trompita paradita rogando por un beso de su boca para volar al infinito manto estelar sobre sus cabezas.

—Estás borracho, BaekHyun.

Con un puchero, el bajito se puso de puntitas para llegar a su objetivo, pasándole las manos por el cuello. — Y tú demasiado alto, pero te quiero.

ChanYeol lo abrazó con fuerza, porque no quería tener que pensar que podría llegar a perder a alguien tan perfecto como BaekHyun.

 

 

 

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Todavía le dolía la cabeza y era lunes por la mañana.

Su cama no lo dejaría mentir, porque lo cierto era que se había pasado el domingo entero siendo un perezoso. Arrastrándose sobre cada centímetro de sus sábanas en su departamento de adolescente independiente, cuyos padres residiendo en su ciudad natal se pasan demasiado tiempo trabajando para pagarle el gusto como para tomarse la molestia de llamar para preguntar cómo está.

Y LuHan lo agradece, jamás se ha sentido como una persona dependiente de todas formas. Y aun cuando ha pasado el suficiente tiempo solo como para haber madurado, sabe también que está lejos de hacerlo y que lo que más extraña de su madre es la deliciosa comida; ya sea en el desayuno o la cena, calientita y siendo la combinación perfecta entre salado y dulce.

Obligándose a sí mismo a arrastrarse sobre sus pies, así fue como consiguió salir de la cama esa mismísima mañana para tomar una ducha. Demasiado refrescante, a decir verdad, porque olvidó que con el dinero que gastó en comida chatarra para sobrevivir a su perezoso domingo, debía pagar su boiler descompuesto.

Congelándose pese a la estación acalorada del año en que se encontraban, logró vestirse con el uniforme y salió además con un suéter cuello de tortuga por debajo del saco, ganándose miradas incrédulas por parte de los peatonales, y de compasión por parte de los vecinos que ya no podían sorprenderse más de sus patéticas acciones. Tomar el metro a la escuela, usualmente era la parte más sencilla de sus mañanas: Eso porque siempre se le hacía tarde y el siguiente metro al que debía tomar, únicamente estaba lleno con personas tan flojas como él a las que ya podía reconocer visualmente. Pero no esa mañana cuando se le hizo demasiado temprano y tuvo que lidiar con mantenerse a salvo de manos de pedófilos gordos que querían tocar su bonito trasero.

Porque era bonito, se dijo con una sonrisa risueña, por no decir de idiota, bien impresa en el rostro cuando salió de la estación en que debía bajarse para caminar junto a un montón de estudiantes más a su instituto de mala fama. Aunque no le gustaba admitir que él era parte de la jodida mala fama de su institución, todo gracias no solo a sus malas calificaciones sino a su grupo de amigos que más inocentes no podían ser pero de todos modos eran famosos en aulas de diversas instituciones.

LuHan se había enterado de ello en el metro, precisamente. Uno de esos días de frio en que se le ocurrió llevar una boina muy guay que se encargó de ocultarle el cabello, al menos de las chicas del asiento de enfrente, que no repararon en su presencia y tampoco se abstuvieron de los pésimos comentarios en contra del apuesto quinteto de zorras endemoniadas y malolientes de su instituto. Tampoco tuvo que esforzarse demasiado en saber que hablaban de ellos, tal vez el chino fuese idiota, pero no KyungSoo, a quien llamó esa misma noche y le comentó el asunto, el mismo que no lo golpeó muy duro en la cabeza solo porque nadie puede transportarse aún vía telefónica de un lugar a otro.

—¡Buenos días TaeMin!

El muchachito que tanto despreciaba a uno de sus mejores amigos, y viceversa, fue la primera persona con la que se encontró en el pasillo a la cual estuvo perfectamente dispuesto a saludar alegremente. No mentía cuando decía que no tenía ni idea de por qué ese chico y su mejor amigo tenían tantas ganas de unírseles a ellos en la cafetería, pero sí que le gustaba usarlos para que le hicieran los mandados.

TaeMin, sin embargo, no se dirigió a él con una venía respetuosa como todo el tiempo, sino que se veía tan perplejo, que incluso palideció como un fantasma.

—¡L-LuHan Hyung, e-espere aquí por favor!

Usualmente el aludido hubiese hecho caso omiso de sus peticiones, pero estaba tan de buen humor esa mañana que se detuvo en seco, asintiéndole a la nube de polvo que TaeMin había dejado por rastro antes de desaparecer por el pasillo.

Vaya que era extraño ese chico, pensó entonces todavía sonriendo y se miró los zapatos. Estaba llevando calcetas color de rosa bajo el pantalón y, secretamente, se preguntaba si alguna de las chicas que cotilleaban a sus espaldas lo había notado. Porque sinceramente a él le importaba un pepino porque era bonito, era bonito joder, muy bonito y SeHun se lo había dicho, SeHun lo pensaba, SeHun, SeHun, SeHun…

—¡LuHan Hyung!

Todas las estrellas y corazones en las que estuvo a punto de salir volando, se pincharon como si fuesen burbujas cuando alguien le gritó de ese modo, logrando un ceño fruncido en su cara y una expresión de todo menos carismática cuando se giró para encarar a un recién llegado KiBum que casi lo salpica con su saliva.

—¡¿Pero qué demonios te pasa, Bummie?!

Sorprendentemente no solo para él sino para todo el alumnado presente, KiBum no respondió, sino que se lo llevó rápidamente directo al baño, donde TaeMin cerró la puerta bajo su propio peso una vez estuvieron dentro.

LuHan intentando averiguar a qué se debía tanto jodido misterio cuando el más guapo de los azabaches se agachó para asegurarse de que no hubiese nadie en los cubículos.

—¡Oye, respóndeme, me estás poniendo nervioso!

KiBum se sacudió los pantalones del uniforme y lo miró con una ceja arriba. — ¿Yo te estoy poniendo nervioso, Hyung? ¡Aquí el único que nos tiene nerviosos eres tú!

—¿Qué estás diciendo? — Más confundido que antes, el mayor se cruzó de brazos frente a sus discípulos. — ¿Yo por qué?

TaeMin permaneció recargado sobre la puerta y dejó escapar un suspiro vacilante, su amigo mayor sacando su teléfono celular y buscando alguna cosa aparentemente relevante entre sus imágenes.

—¡Díganme algo! — LuHan hizo un puchero exigente. — ¡Son unos discípulos muy ma-

Cualquier cosa que hubiese planeado decir, no pudo pronunciarla pues su voz se cortó en el momento exacto en que KiBum le puso el celular frente a los ojos y una imagen suya muy comprometedora lo hizo sonrojar hasta las orejas.

 

 

Notas finales:

Tardé un mes doce días exactamente en escribir este capítulo xD

Tal vez les suene absurdo, pero no, no estoy en hiatus como por ahí mencioné alguna vez, simplemente no tenía tiempo y cuando lo tenía me sentía tan estresada que simplemente no podía escribir. Pero aquí estoy, a final de cuentas, reportándome con el fin de este largo capitulo dividido en dos partes.

Probablemente no pasaron tantas cosas como tenía planeado, pero las plasmaré en el capítulo 19. Donde comenzaré a revelar otra de las problemáticas de la trama, la más importante me supongo. Soy la penúltima de un grupo de amigas en superar: “18, el capítulo maldito”, solamente falta Lanny con Relax Kuma, pero yo sé que ella puede con eso.

Gracias por leer, espero que dejen su amor ( si es que todavía me quieren(¿?), y por qué no? También su odio en algún review, porque son muy importantes para mí y si ustedes me conocen lo sabrán. Afortunadamente tanto para mí como para ustedes, esta semana solo tengo clases el día Martes, por lo que puedo dedicarme seis días completitos a escribir. Yo espero tener actualización pronto, así como One Shots y esas cosas.

Yo sé que nadie me hace caso y me hundo en mi irrelevancia, pero igual quería hacer promoción a un par de fics de personitas a las que les tengo mucho amor y les recomiendo mucho leer:

  1. Relax Kuma por Lannyssi.
  2. 28 por Kannfx o Annie Park.
  3. Arcano por C-Sye.
  4. Texting at Night por OhBany.
  5. Something I need por Exopanqueques.
  6. Love Hangover por Jkvyam.

Y por supuesto todas las traducciones del Giant Beagle Team.

Ya saben que son mi sol y las luz de mis días, ai luv yu


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