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Blank Space. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

"Pensamientos".

Puntos a remarcar, etc.

En este capítulo se mencionará una girlband. Para entender el chiste malo, favor de leer el nombre de dicha banda a lo mexicano(? En español pue'(? ¡Nos leemos abajo!

 

You knew everything from the start and now you're blaming it all on me? I'm far from the bad thing you've imagined.

 

 

- - -

 

 

 

 

La claridad se filtraba por los grandes ventanales que el salón de clase tenía.

A veces, cuando los miraba, KyungSoo se preguntaba por qué a nadie se le había ocurrido poner cortinas oscuras. Porque por lo que siempre notaba, sus compañeros solían distraerse con el bonito paisaje, fuese la estación que fuese, mientras que a él… bueno a él solo le molestaba la naturaleza, por más amargado que ese hecho sonase.

Así que en días tan soleados y abrumadores como ese, el Do procuraba mantener la vista bien fija en el pizarrón o en su cuaderno de apuntes y sin embargo, ahí estaba, viendo, sin ver en realidad, a través de los cristales.

Afuera incluso había mariposas…

Pero él debía concentrarse en sus cuentas personales.

Las fichas para la universidad saldrían un par de meses después y lo cierto era, que le llenaba de nervios no poder completar la cantidad determinada de dinero a tiempo. Sabía que tenía amigos adinerados como BaekHyun y ZiTao, pero nunca se le había cruzado por la mente recurrir a ellos. KyungSoo podía serlo todo, menos interesado.

Si sus cuentas no estaban mal, dado que había tenido que gastar en el nuevo disco de su banda de chicas favorita y en pagar por la fractura de un insoportable cliente que accidentalmente se cayó, debía empezar a trabajar horas extras sin descanso durante el siguiente receso escolar.

Por más triste que eso fuese.

Los suyos eran sacrificios que se veía obligado a hacer.

Apretó los puños sobre su cuaderno, que ni se había molestado en abrir. BaekHyun siempre los invitaba a vacacionar a alguna de sus villas cerca de la playa. Demonios. Si tan solo esas chicas no hubiesen hecho comeback tan pronto…

—¿Joven Do?

Un escalofrío recorrió el cuerpo entero del aludido. Que maldijo por lo bajo y después levantó lentamente la cabeza para mirar con los ojos bien abiertos a su profesor de Filosofía.

Ese hombre lo odiaba tanto desde que a inicio de año KyungSoo lo había corregido mil veces, que jamás se perdería una oportunidad para humillarlo frente a todos sus compañeros.

Las risitas de todas las personas a quienes no les agradaba no se hicieron esperar. Así como los murmullos de suspenso que el resto de sus compañeros levantaron del suelo.

—¿Me repite la pregunta?

El hombre lo miró fijamente con el ceño fruncido, pero estaba sonriendo. Como si supiera que aunque repitiese lo que le había cuestionado, el alumno no tendría idea de qué responder.

—¿Cuáles son los hechos históricos que hacen tan importante a Anaxágoras?

Frustrado porque efectivamente no sabía la respuesta, el Do escondido los apretados puños bajo la butaca, tampoco iba a permitir que una persona como esa supiese que realmente lo había afectado.

KyungSoo no era de las personas que se dejaban. Y, aunque el nombre de Anaxágoras le sonaba vagamente familiar, tampoco era un genio como para haber memorizado todos sus apuntes.

—Si estaba usted prestando atención, no creo que sea un inconveniente respon…

El Do levantó rápidamente la mirada al no escucharlo terminar con su sentencia y arqueó una ceja al darse cuenta de que había dejado de mirarlo a él.

—¿Sí, Kim?

Siguiendo el hilo de la mirada del filósofo pirata, el de cabello negro se encontró con los coquetos ojos de JongIn, que había levantado la mano, mirando en su dirección.

—Anaxágoras, discípulo de Anaxímenes según lo dice el libro, abrió la primera escuela de filosofía en Atenas y fue quien sostuvo la postura de… — tan descarado como era, el moreno se tomó la libertad de buscar entre los párrafos de su libro de texto hasta encontrar lo que buscaba, señalándolo victoriosamente con un dedo. —Ah sí, la postura de la inmutabilidad del ser.

El anciano frunció tanto el ceño, que toda su cara se arrugó feamente.

—Disculpa, JongIn, pero no recuerdo habértelo preguntado a ti.

Lo único que el Kim hizo para defenderse, sin embargo, fue recargarse contra el respaldo de su silla de forma perezosa y dejar caer ambos brazos a sus costados. — Lo sé, pero era obvio que KyungSoo –“Do”, pensó el aludido- estaba confundido, con lo feos e idénticos que son los nombres de todos estos tipos, y usted todavía tiene que revisar la tarea, no me quedé haciéndola hasta tarde para que se gastara la clase entera en una pregunta irrelevante y se fuera sin revisarme.

El salón entero gruñó y, por el rabillo del ojo, el Do pudo ver como la mayoría de sus compañeros comenzaban a intercambiar cuadernos para pasarle la tarea a quienes evidentemente no la habían llevado y ahora estaban en problemas.

Cuando el profesor no habló más y se dio la vuelta para volver a su escritorio, JongIn le dedicó una dulce mirada a KyungSoo, que de inmediato volvió la vista al frente.

—¡Bien hecho, Kai! — Exclamó una voz sarcástica al fondo.

No recordaba haber escuchado a TaeMin estar en desacuerdo de algo que hiciese el nombrado en toda su vida. De hecho, KyungSoo estaba perfectamente seguro de que ese chico estaba irrevocablemente enamorado del moreno, tanto, que lo seguía a donde fuese como un perrito en busca de un poco de comida.

El profesor de filosofía comenzó a tomar asistencia y al mismo tiempo, los nombrados acudían al escritorio para que sus tareas fuesen revisadas. Por lo tanto, solo unos minutos tuvieron que pasar antes de que el Do fuese nombrado, así que éste tomó su cuaderno y lo llevó como todos los demás, siendo el suyo arrebatado más bruscamente, por supuesto, pero no era que le importase tampoco.

KyungSoo tuvo el tiempo de volver a su escritorio y ser visto con malos ojos mientras lo hacía, excepto los de JongIn, que se había sentado con su rebelde aura característica sobre la superficie de su mesita, y no le había quitado en todo el rato la mirada de encima.

El profesor ya había comenzado a llamar a los de apellido Kim cuando Soo se colgó la mochila al hombro, listo para retirarse de tan asfixiante clase, notando por el rabillo del ojo que JongIn ya tenía la mochila colgada a la espalda desde muchos minutos atrás…

Y no era que lo estuviese viendo por gusto, al contrario, KyugnSoo estaba acostumbrado a salir de clases cuando el otro estaba desprevenido porque odiaba que lo siguiera.

—Kim JongIn…

—¡Presente! — El moreno exclamó, bajando de un salto de donde se encontraba sentado y avanzando entre las butacas para llegar al frente.

KyungSoo suspiró, porque justamente había alcanzado a llegar a la puerta cuando eso sucedió. Y Kai todavía iba a demorarse entregando su tarea, así que eso le daba el tiempo suficiente como para huir.

O eso fue lo que pensó, hasta que la familiar y poco agraciada voz del profesor irrumpió en sus pensamientos.

—¿A dónde crees que vas, JongIn?

TaeMin había gritado casi al mismo tiempo que el profesor, por lo que los que todavía estaban en clase se echaron a reír con ganas.

KyungSoo no pudo contener su curiosidad y se giró, justo a tiempo para ver al moreno detenerse unos pasos atrás de los suyos.

¿Cuándo demonios…

—Me voy a mi siguiente clase, profe.

El hombre lo miró con exasperación. — La tarea, Kim.

—Oh — con una sonrisa ladina que Soo pudo apreciar perfectamente, el aludido se despeinó agraciadamente con una sola mano. — No la hice.

Otro de esos escalofríos terribles recorrió el cuerpo entero del pequeñito con cabello negro, que abrió bien los ojos al escuchar al moreno.

¿Qué demonios?

Sus compañeros comenzaron a carcajearse. JongIn simplemente se encogió de hombros y se volvió hacía él, por lo que KyungSoo se perdió de la expresión digna de fotografiarse del profesor de filosofía.

—KyungSoo, ¿podemos hablar?

El nombrado, con los ojos todavía bien abiertos, levantó las cejas hacía arriba, haciéndose ver como un idiota. Aunque él claramente no era el más idiota ahí.

—No. — Finalmente respondió, como un minuto más tarde, y se giró para largarse de ahí, pero el Kim fue mucho más rápido, adelantándosele y bloqueando la puerta con su cuerpo para que no se escapara. KyungSoo sujetó ambas manos a las correas de su mochila y suspiró… La necedad de ese hombre iba a terminar con la poca paciencia que tenía. —Muévete ahora. —Bramó.

—Dame dos minutos, es todo lo que necesito.

—Voy a llegar tarde a mi siguiente clase.

—Hyung, todavía quedan unos minutos y nuestra siguiente clase es solo en el piso de abajo.

Con el ceño fruncido, Soo puso ambas manos sobre el pecho del moreno y lo empujó con fuerza, no logrando nada más que hacer que el otro sonriera ante la idea de que él estaba tocándolo por su propia voluntad, así que apartó las manos antes de que el rubor en sus mejillas se volviese demasiado evidente.

—Si llego tarde a nuestra siguiente clase, estás muerto.

JongIn sonrió resplandecientemente, echando la cabeza hacia atrás para quitarse el flequillo rubio de la cara. — ¿Eso es un sí?

Impaciente y listo para largarse de ahí, el Do sacó su móvil del bolsillo derecho de su pantalón escolar. Se tomó su tiempo para desbloquearlo y poder ver la hora. Cuando volvió a mirarlo, JongIn tenía sus expectantes ojos sobre los suyos, como si estuviese esperando por una afirmación.

KyungSoo sonrió de lado y le mostró la pantalla del móvil. — Te queda un minuto.

El terror surcó la expresión del rostro moreno de un segundo a otro y el más bajito ocultó una sonrisa de satisfacción agachando la cabeza para volver a meterse el móvil al bolsillo.

—S-Sí, yo… Bueno, quería invitarte… Sí, invitarte.

La forma en que JongIn jugueteaba con el flequillo rubio lo ponía de nervios.

El pequeñito rodó los ojos, cruzándose rudamente –o lo que él creyó se veía rudo- de brazos frente al bailarín. Esa no era la primera vez que el Kim lo interceptaba para invitarlo a salir. KyungSoo ya se sabía de memoria hasta su tartamudeo y sus interminables manías.

—B-Bueno, sí, eso. Quería invitarte a la parroquia de Myeongdong —JongIn espetó como si lo hubiese estado ensayando, aunque probablemente así era. Soo arrugó la nariz, sintiéndose entre aturdido, por el hecho de que el moreno nunca había llegado tan lejos como para establecer un lugar, y sorprendido, por el lugar donde le pedía que se reuniesen. ¿Una parroquia? ¿Qué demonios? ¿Le había visto cara de santo o algo por el estilo? Kai tragó ruidosamente antes de continuar, la mirada del pequeñito se había vuelto demasiado profunda y sus brazos habían caído a sus costados — este viernes, si estás de acuerdo.

El de cabello negro lo miró como si se hubiese vuelto loco.

Kai se rascó la cabeza. — B-Bueno, y-yo obviamente pasaría por ti. No tengo un auto así que iríamos en metro... O puedes decirme de algún lugar donde quieras que nos encontremos antes, si eso te hace sentir más cómodo.

El bajito dejó de fruncir el ceño un segundo y después suspiró. — Supongamos que hipotéticamente acepto — Habló el ojón y el moreno casi da un salto emocionado, por lo que se vio obligado a intervenir — y estoy hablando muy hipotéticamente, Kim JongIn. — Recalcó con un tono severo que obligó al moreno a quedarse quieto. — ¿Qué te hace pensar que quiero ir a una parroquia contigo? Por más famosa que sea…

 La cabeza del bailarín se ladeó con extrañeza, o eso era lo que decía su expresión. —¿N-No quieres ir?

KyungSoo se volvió a cruzar de brazos. — ¿Por qué una parroquia? — Inquirió.

JongIn se rascó el cuero cabelludo, viéndose terriblemente aturdido. El pequeñito bufó, porque ahí el único aturdido debía ser él, así que comenzó a golpetear la punta de uno de sus pies una y otra vez contra el suelo, en señal de impaciencia.

El resto de sus compañeros también esperaban emocionados que respondiera eso. Habían tenido las orejas bien paradas para escuchar cada parte de la conversación.

—Uhm, es que yo… Uhm, bueno, escuché que te gustaría ir a misa.

Lee TaeMin tuvo que cubrirse la boca con ambas manos para contener una carcajada. Unos asientos más adelante, Kim KiBum, su amigo, casi se cae al escucharlo y el mismísimo profesor asomó la cabeza en dirección a los chicos en la puerta, con interés.

KyungSoo parpadeó.

Una.

Dos.

Tres veces.

Luego presionó con fuerza los labios, intentando suprimir una sonrisa, aunque ésta rápidamente se apoderaba de su boca con forma de corazón.

—¿I-Ir a m-misa?

JongIn frunció el ceño y asintió con determinación. — Sí, así que pensé que si tenías tantas ganas de ir podría llevarte. Investigué y en esa parroquia imparten las mejores misas, dicen que sales siendo otra persona y que cuando te confiesas…

KyungSoo puso ambas manos nuevamente sobre el pecho del moreno, logrando que parara con su parloteo incontrolable. El pequeñito agachó la cabeza entre sus brazos, sintiendo los colores subírsele al rostro de tanto que había estado aguantando reírse a carcajadas.

Tomó aire, se armó con una mirada asesina y luego levantó la mirada para ver al otro fijamente.

—M-Miss A. —Escupió, sintiendo su cuerpo temblar y su estómago vibrar.

Iba a morir si no se reía pronto.

El salón, al contrario de él, no se contuvo cuando lo escuchó. TaeMin escupió el agua que había estado bebiendo sobre la mochila carísima de KiBum y después tiró de su propia camisa para limpiarla con desesperación.

Esta vez, fue JongIn quien parpadeó, escuchando las carcajadas de toda el aula ir directo a sus oídos.

—Quiero i-ir a ver a M-Miss A. — KyungSoo concluyó, llevándose ambas manos al rostro para cubrirse. Su estómago dolía.

El bailarín palideció.

No pudiendo soportarlo más, el pequeñito lo empujó hacia atrás para que se quitara y se apresuró fuera del salón, dejándolo ahí parado, con todos riéndose como estúpidos.

Pero luego, cuando KyungSoo iba a mitad del pasillo, sorprendiéndolo con la poca vergüenza que tenía, y después de tomar una gran bocanada de aire, JongIn se asomó para gritar…

— ¡KyungSoo Hyung, ¿si te llevo a verlas aceptarás salir conmigo?!

—¡Eres un idiota, Kim JongIn!

Y el pequeño hobbit se echó a reír con ganas, como no recordaba haberlo en mucho tiempo, bajando rápidamente las escalaras y negando con la cabeza mientras lo hacía.

Definitivamente, JongIn ni tenía un límite, ni planeaba rendirse.

 

 

 

- - -

 

 

 

LuHan no podía evitar sentirse culpable.

Cuando vio aquellos zapatos sin plataforma en el último cubículo del baño, lo último que se le ocurrió pensar fue que Park ChanYeol fuese a estar ahí metido, escuchando atentamente la conversación que estaba a punto de mantener con BaekHyun.

Era miércoles y por primera vez desde que se habían vuelto un grupo inseparable, el chino no tenía ganas de ir a ninguna parte, mucho menos al cine, incluso si la entrada era al dos por uno.

Viendo a su mejor amigo recargado contra la superficie de su pupitre, lo único de lo que LuHan tenía ganas, era de volver en el tiempo y haberse mantenido con la boca cerrada.

Sabía perfectamente que el Byun tramaba algo con alguno de sus compañeros, y lo confirmó cuando el lunes por la mañana encontró una nota bajo el vaso de café que siempre esperaba por su mejor amigo.

Por supuesto que había mentido cuando le dijo al chico del delineador que no había leído la nota. A decir verdad, la había releído hasta grabarse cada una de las palabras, porque su objetivo sin lugar a dudas se había convertido en descubrir quién era el supuesto admirador secreto de Baek.

La actitud de éste, sin embargo, lo delató en cuanto llegó y se giró para mirar al chico de los anteojos y cabello revuelto. Precisamente por ello, LuHan había querido golpearse en la cabeza hasta morir cuando Park apareció en el último cubículo.

BaekHyun nunca se había enamorado, que él lo recordara.

Se pasaba los días enteros alegando que no tenía tiempo para cosas como esas, porque su trabajo era más importante. Y, aunque a LuHan le emocionaba mucho descubrir el contenido del preciado cuaderno rosa del Byun, mentiría si dijese que no había llegado a odiarlo.

Era tanta la obsesión de su amigo para con la libreta, que había días en los que tanto él como Minseok habían deseado poder prenderle fuego.

Lo que no sabían, y probablemente nunca se les sería revelado a ese paso, era por qué Baek había asumido por sí solo la responsabilidad de ir por la vida cazando chicos que se hacían llamar heterosexuales.

El misterio había llegado tan lejos, que por poco tres de los amigos se arrancaban los cabellos. Lo extraño era que Tao siempre sonreía cuando se hablaba del tema las noches de los sábados. Y lo hacía con complicidad, aunque intentase disimularlo.

Como si lo que ellos dijesen le resultase estúpido.

Como si se burlara de sus teorías.

Como si… supiera.

Y claro, más de una vez habían intentado hacer que el pequeño chino escupiera la sopa, sin tener éxito alguno. Si ZiTao sabía algo, estaba claro que jamás abriría la boca para decírselos, al menos no por voluntad propia.

Lo único que LuHan, KyungSoo y Minseok sabían, era que si Baek no encontrase algo o alguien que lo hiciese detenerse pronto, iba a terminar arrepintiéndose.

Y justo cuando ese milagroso alguien se dignó a aparecer…

Las ilusiones del Byun caían en pedazos frente a sus ojos y al chico solo le quedaba deslizar sus dedos sobre la nota que el otro había dejado en el café el día lunes que prometía ser tan perfecto.

LuHan había estado siendo muy observador, y aunque últimamente incluso parecían ser secanos, ahora Park no le dedicaba ni una sola mirada al bajito. A decir verdad, se sentaba recto y aparentemente incómodo.

A LuHan le daban ganas de ir a torcerle el cuello hasta que no tuviese más remedio que solo ver a Baek.

—No quiero ir al cine hoy, —el tipo en cuestión habló por primera vez en todo el día, y eso que ya casi era la hora de almorzar. LuHan se volvió de inmediato para dedicarle toda su atención a él y no al gigante tonto al que repentinamente quería moler a palos, porque tenía un instituto sumamente maternal cuando de sus amigos se trataba— ¿crees que KyungSoo lo entienda?

El de ojos bonitos necesitó meditarlo solo un segundo antes de negar con la cabeza.

BaekHyun suspiró profundamente. — Solo tengo ganas de llegar a casa y dormir hasta la graduación.

—Falta más de medio año para eso, Byun BaekHyun.

Sin tener cuidado por su delineado, el aludido se frotó los ojos. Lucía como si no hubiese dormido nada, como si se hubiese quedado pensando hasta muy tarde y eso solo hacía que el chino apretase los puños bajo su mesita, conteniendo las ganas de patear algo.

No le gustaba cuando su amigo lucía tan... ¿Cuál era la palabra? ¿Indefenso? ¿Afligido?

Triste de no poder hacer nada, el ciervo recorrió la silla ruidosamente con él sentado sobre ella y apoyó su mano sobre la espalda del menor, dándole un par de consoladoras palmaditas.

—Lo siento, creo que fue mi culpa.

Baek echó el cuello hacía atrás y cabeceó suavemente a su Hyung. — No te disculpes, solo estuvimos en el lugar incorrecto.

Un dulce puchero se formó en los labios del mayor, que rodeó rápidamente al otro con sus brazos, recostándose prácticamente sobre él.

—¿Y si hablas con él?

 

-

 

ChanYeol suspiró y volvió a mirar la pizarra fijamente.

Había volteado justo a tiempo para ver las demostraciones públicas de afecto de los dos chicos con cabello negro al final de aula y, era poco decir que se sentía terrible.

No quería ni mirar a BaekHyun, porque no sabía lo que el chico ahora estuviese pensando de él.

Que era un chismoso, tal vez. Que le diría a toda la escuela lo que escuchó, probablemente.

El Park sabía muy bien que era miércoles y que el Byun había insinuado que ese día podrían reunirse para ir juntos al cine, como la primera vez que se encontraron ahí. Y sin embargo, luego de lo ocurrido el día lunes, no tenía cara ni para mirarlo.

¿Qué se suponía que hiciese?

Pararse frente a él como un idiota, rascarse la cabeza y decir: Hola, sé que estuve escuchando conversaciones que no me incumbían en absoluto antes, pero ¿todavía sigue en pie lo de ir al cine? Porque compré las entradas el domingo y no quiero gastarlas con nadie que no seas tú.

Ugh, patético.

Se llevó ambas manos al rostro, frotándoselo con frustración.

Lo mejor que pudo haber hecho al ver a BaekHyun marcharse de la cafetería tan alterado, era quedarse quieto en su lugar, no seguirlo para asegurarse de que estuviese bien. Y, aunque lo único que se le había ocurrido, en lugar de tocar la puerta del cubículo donde el otro se había encerrado y preguntarle si estaba bien, fue sentarse en el otro a esperar, ChanYeol estaba seguro de que si tuviese una máquina del tiempo, no lo hubiese hecho.

Y lo peor del asunto fue la forma en que salió tan descaradamente…

Se sintió tan frustrado cuando escuchó al bajito decir que nunca se enamoraría, tan impotente y tan cualquiera, que dejó que la molestia se apoderase de todo su cuerpo y actuara por su propia cuenta.

No fue sino hasta que estuvo en casa, tumbado sobre la cama, abrazando su preciado oso rilakkuma y mirando el techo con la pijama ya puesta, que se puso a reflexionar sobre el asunto. Y llegó a la conclusión de que por más que BaekHyun le gustase, eso no significaba en absoluto que el otro fuese a corresponderle de inmediato, sin ningún esfuerzo o trabajo duro.

ChanYeol había estado observando a Baek durante tanto tiempo, que sentía que lo conocía. Y el hecho de que su corazón se acelerase con el solo pensamiento de que era su alma gemela, fue lo que hizo que el Park se animase a entablar una conversación con el de pelo negro en el cine aquel miércoles…

Y BaekHyun probablemente jamás se había enamorado antes, y seguramente el amor no era un sentimiento para nada común en su vocabulario. Y ChanYeol se dijo a sí mismo que había sido un tonto por sentirse mal por lo que había escuchado, porque no había perseverado todavía lo suficiente, porque era totalmente normal que Baek negase sentimientos desconocidos de ese modo…

Porque aunque un destello en su mirada le decía que definitivamente le gustaba, aunque fuese un poco, ChanYeol no podía saber si era amor.

Lo único que podía saber a ciencia cierta, era que él quería que lo fuera y que si lo quería, debía esforzarse en que Baek notase lo parecidos que eran. Lo increíblemente bien que se llevarían estando juntos. Lo maravilloso que sería sostener su mano entre la suya mientras caminaban hacia un futuro incierto. Lo mucho que ChanYeol anhelaba que BaekHyun se diese cuenta de lo hermoso y valioso que en realidad era…

Una palmadita en el hombro lo despertó del trance en el que se había metido.

Y tuvo que quitarse las gafas de pasta gruesa y frotarse los ojos para asegurarse de que no estaba viendo mal. Chen se cruzó de brazos frente a él…

—¿Voy a tener que venir por ti todos los días?

El alto se levantó de inmediato, tomando su mochila del suelo para guardar en ella el último libro que se había molestado en sacar hacía, por lo que veía, un par de horas.

JongDae meció sus manos frente a su cara y luego aplaudió. El gigante frunció el ceño en su dirección, su amigo se burló. — Lo siento, lo siento, pero es que parece que has estado durmiendo en todas tus clases.

Dejando escapar un suspiro, el de risos incontrolables se colgó la mochila al hombro. — Tengo la sensación de que eso fue exactamente lo que sucedió.

Parándose junto a él, el castaño de su mejor amigo le palmeó el hombro esta vez con un toque de consuelo en los golpecitos. — Es normal distraerse algunas veces, no pasa nada, yo duermo en mis clases todo el tiempo.

ChanYeol rodó los ojos. — Eso no es premio de consolación, Chen, estuviste a punto de reprobar cuatro materias el otro semestre.

En lugar de avergonzarse, el bajito de los dos se irguió con orgullo. Cuando llegaron a pasos perezosos a la salida, el rizado comprobó con la mirada que ya solo quedaban unos pocos estudiantes en el aula, LuHan y BaekHyun, que lo miraba ansiosamente, entre ellos.

—¿Todavía quieres que te acompañe a devolver esas entradas para el cine?

Podría haberlo imaginado, pero le pareció que JongDae había exagerado un poco con el tono de voz en que prácticamente le gritó eso.

Y un brillo singular en su sonrisa gatuna le dijo que no se equivocaba, así que el Park lo fulminó con la mirada mientras lo tomaba por el saco del uniforme y los arrastraba fuera de ahí.

—Si ya lo sabes, ¿para qué preguntas?

Chen se soltó de su agarre y se sacudió graciosamente el área antes de cruzarse de brazos, dedicándole al alto una mirada de superioridad que no pasó para nada desapercibida a los ojos de éste.

—Puedes ser un genio, pero no sabes nada, amigo mío. He estado hablando con Minseok-ee y, por lo que sé, — con aire juguetón, el castaño liso miró la hora en su móvil — ahora solo resta contar… Cinco, cuatro, tres, dos…

ChanYeol resopló, pensando que su amigo ya se había vuelto loco, cuando ocurrió.

Estaba a punto de bajar el último tramo de las escaleras, pero un tirón al saco de su uniforme lo detuvo justo antes de poder hacerlo. Y el alto se congeló justo donde estaba, mirando la sonrisa gatuna de JongDae ensancharse como cada vez que daba en el blanco… Así que se giró lentamente y entonces, el corazón casi se le sale del pecho.

El flequillo negro era lo suficientemente largo como para cubrirle los ojos, pero no las mejillas coloradas. Miraba sus zapatos como si fuese lo más interesante que pudiese hacer, pero el agarre a su saco únicamente se aferró cuando el Park se tambaleó hacía adelante, habiendo perdido un poco el equilibro por la sorpresa.

—¿Sabes? Creo que te esperaré en la entrada — el canturreo de Chen pasó vagamente por sus oídos, pero no estaba seguro de haberlo escuchado bien.

Los labios del chico vibraban y de esa forma, fue como ChanYeol se dio cuenta de que estaba temblando.

—P-Park…

—BaekHyun.

Se quedaron en silencio después del pequeño desliz de sus bocas. Ninguno se movió. BaekHyun no recordaba haber aguantado durante tanto tiempo la respiración, ni cuando era solo un niño jugando bajo el agua. Se sentía sofocado. Casi había tocado fondo… casi.

Porque la grande mano de Park se deslizó sobre la suya y la apartó lentamente de su saco, acariciándola en cada movimiento. Y Baek levantó la vista, sintiéndose sorprendido.

ChanYeol no estaba mirándolo con desprecio, como esperaba ver, ni tampoco soltó su mano después de tomarla.

Sus corazones latían con tanto desenfreno, que el torbellino de ruido que hacían, logró calmar el vacío del tan aterrador silencio que se veían obligados a compartir. Y ya no era incómodo como un segundo atrás, sino un inmenso mar de sensaciones placenteras que sus manos rozándose juntas descargaban al resto de sus cuerpos.

ChanYeol le sonrió, como aquel día en la biblioteca y aquella tarde en la oscuridad de una sala de cine. Le sonrió del mismo modo en que llevaba años haciéndolo, aunque BaekHyun casi nunca reparaba en ello. Casi… porque esa sonrisa era tan deslumbrante, que el mayor ahora podía asegurar que antes solo evitaba encontrarse con ella porque tenía miedo.

Miedo a lo desconocido.

Miedo a su corazón latiendo tan rápido.

Miedo a lo que estaba sintiendo.

—E-El lunes…

Pero ChanYeol no necesitaba escuchar nada de lo que sea que el Byun se hubiese estado preparando para decir, así que solo actúo como su corazón mandó y sus grandes brazos pronto estuvieron rodeando al bajito, como si lo estuviese protegiendo, como si no quisiese hacer otra cosa más que salvarlo.

Y en el fondo, muy en el fondo de todo lo que Baek desconocía, sabía que eso era precisamente lo que iba a terminar haciendo.

Nunca había sido abrazado de ese modo. Ni tampoco había tenido tiempo de imaginarlo, pero seguro si lo hubiese hecho, la sensación jamás se hubiese comparado a los brazos del gigante rodeando su cuerpo, haciéndolo sentir en casa, protegido, amado.

Un quedo shhh se escapó de los bonitos labios de ChanYeol y el de cabello negro solo pudo escucharlo en la lejanía… Estaba demasiado concentrado en cómo su cuerpo entero vibraba como loco, en la sensación incómodamente placentera que tenía en el vientre, en los latidos del gigante martilleando en sus oídos.

—Está bien — el Park susurró, inclinando la cabeza para dejar que los cabellos del otro rozaran su rostro.

BaekHyun no pudo moverse aunque le hubiese gustado corresponder el abrazo. El aroma de ChanYeol estando tan cerca era tan hechizante… Lo único de lo que estaba seguro, era que le hubiese gustado permanecer de ese modo la vida entera.

Las grandes manos de Park recorrieron su pequeña espalda y se detuvieron en su cintura antes de apartarse lentamente. Y un puchero se dibujó inevitablemente en la boca de Baek, que la causó una sonrisa todavía más deslumbrante al más alto, si eso era posible.

—Yo, uhm, —el hecho de que se hubiese armando de valor para hacer lo que acababa de hacer, no significaba que la timidez se hubiese esfumado del cuerpo del grandote, al contrario, BaekHyun se maravilló al ver el rubor apoderarse rápidamente de sus temblorosas mejillas — l-lo pensé y, uhm,  c-creo que lo mejor es que vayamos al cine el s-sábado…

Oh, el bajito no tenía absolutamente nada que pensar, así que solo atinó a asentir tan rápido como le fue posible, al mismo tiempo que una dulce sonrisa se apoderaba de sus labios en su totalidad.

ChanYeol iba a empezar a juguetear con sus propias manos sin saber qué hacer con ellas cuando esta vez fue Baek quien estiró las suyas para atrapar las más grandes y no dejarlas ir.

Una oleada de vértigo recorrió sus cuerpos.

Y fue en ese preciso instante que descubrió que podría pasar la vida entera mirando a Park a los ojos del modo en que lo hacía.

Solo fijamente, transmitiendo todo lo que no estaba seguro de poder decir.

Y su sonrisa era un gracias mudo. Porque jamás podría expresar por qué. Solo tenía en cuenta el hecho de que sentía la agonía que había estado viviendo los últimos días desvanecerse y el peso sobre su espalda se había esfumado cuando sus manos se tocaron.

Y sabía que no quería dejarlo ir y que tampoco lo haría.

Que no quería equivocarse.

Que quería ser mejor para ChanYeol.

Así que solo se paró sobre las puntas de sus pies y sus labios alcanzaron la superficie suave de la mejilla de Park, que se estremeció al instante. Baek no sabía cómo agradecerle por una oportunidad que estaba decidido a no desperdiciar, así que solo se balanceó sobre sus pies y volvió a pararse frente a él, pestañeando tímidamente en su dirección, con las bonitas mejillas rojas expuestas.

Y eso… Esa preciosa imagen, fue suficiente para ChanYeol.

 

 

Notas finales:

Hola(?

Sé que mencioné la actualización doble y alguien incluso me dijo que sería como navidad <3 jajaja, pero me temo que no lo haré :c no acabé el siguiente capítulo, estuve cerca pero no lo logré. Lo que sí es que lo publicaré entre el sábado y lunes para que mantengan sus ojitos abiertos(? Me estoy poniendo cursi como mi LuHan ultra gay, así que prepárense para el azúcar y también el drama porque tenemos otras parejitas por aquí que no andan muy bien(?

Me han pateado mucho últimamente –la vuelven a patear- :c ya apláquense, que groseros(? Ni aguantan nada x’D

Normalmente yo no me río de lo que escribo cuando lo escribo, pero la parte de JongIn pudo conmigo xD creo que es un mal chiste, pero espero que sea tan malo que los haya hecho reír(? Ya me voy.

Sé que no he respondido a sus reviews pero sucede que mi compu enserio me bloquea el acceso a internet y no sé qué hacer, respondí lo que pude por el celu, pero en los comentarios más largos me pierdo y ustedes merecen una respuesta bien, los voy a responder en cuanto solucione bien mi problema, lo juro <3. Por ahora me enfoqué en subir como lo prometí porque me da miedo que se bloqueé la página y ya no pueda subir nada :'( Me esforcé muchísimo para subir esto :C Ojalá les guste el capítulo y de ser así, no se olviden de comentar que eso me motiva para aparecer por aquí frecuentemente.

8. -se va volando como Kris a hacer tarea, pero antes se come una deliciosa dona (envídiame, Taco, te amo, esto es para ti, beibe <3 xx)-


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