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Después de la guerra por Kuro Neko Braginskaya

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Notas del capitulo:

Aqui nuevo cap, que lo disfruten ^w^

No sé cuánto tiempo llevo encerrado ya. Esta oscuridad es agobiante, y el gran Ore-sama se está muriendo de hambre y sed, pero no pienso rendirme para que ese hijo de **** haga conmigo lo que quiera, aunque no sé durante cuánto tiempo más podré soportarlo. Mi cuerpo se siente pesado, el estómago me duele, la garganta me quema y tener los ojos abiertos me produce ansiedad al no poder ver nada. Lo peor es el silencio, el no poder hablar con nadie, la soledad. Si sigo así siento que el gran Ore-sama se volverá loco, pero eso es mejor que rendirse Kesese~.
Me acurruco más contra la pared para intentar obtener calor, ya que estamos en la jodida Rusia, a no-se-cuantos grados bajo cero y yo aún llevo los harapos que antes era mi awesome ropa que se destrozó en la pelea, que no suponen una gran barrera para el frío. Parecer que aquí se está a menos treinta grados en verano y a menos sesenta en invierno kesese~.
Mi awesomidad estaba medio dormido cuando una luz apareció, proveniente de la puerta la cual acababa de ser abierta por un gigante con una bufanda muy característica. Así es señoras y señores, Ivan Braginski alias Rusia por fin se ha dignado a pasarse por aquí. Aparece con una pequeña lamparita para iluminar la oscura celda, lo que provoca que el gran Ore-sama entrecierre los ojos, a veces es un poco molesto tener unos ojos tan sensibles a la luz. El grandullón se acerca con una expresión compungida en su rostro, y cuando llega hasta mi, se agacha hasta ponerse a mi altura. Me mira lastimeramente, con una suplica silenciosa en sus ojos violetas.
-Prusia...Gilbert...Por favor, te lo suplico, no te sigas destrozando así.
Yo simplemente agacho la cabeza, me niego a mirarle o a contestarle.
-No... No te pido gran cosa, ni siquiera tenía pensado torturarte ni nada parecido, así que por favor, en serio te lo suplico, acepta, aunque sea tan solo para salvarte a ti mismo.
Casi se me saltan las lágrimas al escucharle, y tengo la tentación de aceptar, sé que sería lo que más me convendría, antes de que se le acabe la paciencia y tenga un arranque de ira, pero es que el orgullo es tan grande... No soportaría el humillarme de esa manera, y menos después de que masacraran a los prusianos como lo hicieron.
Mi vista se empieza a nublar sin previo aviso, y antes de poder hacer o decir nada me desmayo, parece que mi cuerpo ha llegado a su límite.


Me despierto lentamente, aún sin abrir los ojos, y siento debajo de mi una superficie suave, calentita y mullida. Entre la dulce somnolencia del sueño consigo comprender que, al parecer, Ivan se apiadó de mi, y eso me molesta, yo no accedí a esto, debería dejar de hacer las cosas sin el consentimiento de los demás. Me remuevo un poco, abro lentamente los ojos, y casi pego un salto del susto, ya que él está sentado en el borde de la cama, observándome con ojos preocupados, aunque la preocupación remite un poco al verme despertar.
-Creí que no despertarías, no vuelvas a darme un susto así da?
-...
-Toma, tienes ser ¿verdad?- Me tiende un vaso con agua, tengo ganas de rechazarlo, de decirle que no me fío de él, pero la sed puede más que el orgullo y termino aceptándolo, a lo que él me regala una sonrisa de verdad, no de las fingidas que siempre muestra.
-Ahora te traigo algo de comer, no te muevas, aún estas débil da?
No me atrevo a mirarle, no quiero que siga siendo tan amable con el gran Ore-sama, ya que entonces se hace difícil odiarle, entonces empezaré a perdonar y olvidar todo lo que hizo, excusándome en cosas como "no es mala persona", cosa que no me puedo permitir, demasiados hijos míos han muerto bajo sus manos, y eso no es algo que se olvide así como así. Todos los muertos que lucharon para proteger a su patria y a sus familias merecen ser recordados como héroes, los mayores que puedan haber existido. Me acurruco más dentro de la cama al recordar la última batalla, los muertos, los heridos gritando de dolor, esperando morir desangrados al no haber médicos, y el bando enemigo, saboreando su victoria. Intentaba proteger a todos los que podía, matar a todo ruso que se acercase, pero era difícil, ellos eran tantos y nosotros tan pocos, eso ya ni siquiera se podía considerar batalla, sino una masacre, eso es lo que fué, no tuvieron piedad de nosotros, aunque quizá nosotros tampoco la hubiésemos tenido con ellos si los papeles se hubiesen intercambiado, todo habría dependido de las órdenes. Recuerdo cuando ya todos estaban muertos, solo quedaba yo, manchado de sangre mía, de mis compañeros y de los enemigos. Él se acercó, me esposo y me dijo con su sonrisa escalofriante "Ahora perteneces a Rusia da?" Intente resistirme, pero todo fue en vano, y antes de dejarme inconsciente creo que le escuche susurrar un quedo " proshcheniye" lo que supe definir como "perdón" en ruso, lo que provocó una sonrisa sardónica en mi rostro.
Cuando vuelvo en mí, le veo con una bandeja con un plato que contiene lo que parece ser comida rusa, que bien 😏. Me mira curioso, yo le miro entre enfadado y desconfiado.
-¿En qué pensabas tan profundamente conejito? Te veías triste
-En nada que te interese, maldito bastardo. El awesome Gilbert tiene hambre, ¿me pasas la bandeja ya?- No tiene sentido que me siga llamando Prusia ¿cierto?
Ví su cara descomponerse ligeramente, sus manos se tornaron blancas de tanto apretar la bandeja debido a su furia, pero no me hizo nada, y eso me descolocó. Simplemente respiró hondo, tratando de calmarse, y una vez hecho me dejo la bandeja encima de la cama, mientras él se volvía a sentar en el borde.
-No comas muy rápido o vomitaras debido a que no has comido nada en una semana
El gran Ore-sama le fulminó con la mirada y estuve tentado de responderle con un "¿Y de quién es la culpa gilipollas?" Pero me reprimí, no quiero tentar a la suerte yque me acabase pegando una paliza.
Pruebo la extraña comida con desconfianza, y... Joder, creo que he visto el paraíso, ya me da igual si esta envenenada o tiene alguna cosa rara, así que empecé a zampármelo como si no hubiese mañana ante la divertida y atenta mirada de Ivan.
-¿Esta bueno? Te gusta da?
-No te creas tanto, solo me lo como porque tengo mucha hambre, no porque esté bueno- Miento descaradamente
-Lo que tu digas conejito jeje
Cuando termino de comer se levanta para llevarse la bandeja, casi parece como si yo fuese el dueño de la casa y él mi sirviente y no al revés. Al volver trae una cerveza en la mano y me la tiende con una sonrisa, no puedo evitar sorprenderme, ya que no pensé que fuese tan detallista. La acepto esta vez sin dudar y se lo agradezco con un gesto de cabeza. Él se queda de pie esta vez, por su expresión deduzco que está tratando de decirme algo, y no sabe como hacerlo.
-Si tienes algo que decir dilo ya, el gran Ore-sama se aburre. Por cierto, ¿dónde están los bálticos y tus hermanas? ¿No vivían contigo?
-Ellos... Se fueron, al parecer no es agradable vivir conmigo- No esperaba ver esto en mi vida, Rusia... Triste, supongo que no es divertido estar solo, pero no es nuestra culpa, él es temible, si no diese tanto miedo tendría más amigos. Lo que eso me recuerda...
-Hey, antes dijiste que tendría que hacer lo que me mandases-Respiro hondo, no me puedo creer que vaya a hacer esto- Te juro por el viejo Fritz que lo hago si me dices... Cómo va la guerra.
-...
-¿Y bien?
-No creo que te guste lo que vas a escuchar
-Me da igual, yo solo quiero saber como está West
-Alemania ha...ha sido dividida en dos, la RFA y la RDA. Una parte pertenece a los ingleses y la otra a los rusos.
No... No puede ser, W-West, él... Él no... No pu-puede estar muerto. Las lágrimas empiezan a caer al pensar en esa posibilidad, no ha podido dejar a Ita-chan sólo ¿verdad? No, no puede estar muerto. Intento auto-convencerme, pero la angustia no desaparece de mi pecho, y las lágrimas no paran.
-No llores- Se acerca a mi y me abraza, y por una vez se lo permito, más que nada porque estoy en shock- Tu hermano esta bien, un poco enfermo, pero bien, está luchando porque le devolvamos lo que le pertenece, e Italia está con él, apoyándole.
Por mucho que me cueste admitirlo, escuchar esto me calma, y me tranquiliza, si ellos están juntos entonces todo estará bien, necesito poder creer eso para salir adelante.
Nos quedamos un rato así, abrazados mientras él me acaricia el pelo y la espalda a modo de tranquilizante, y se sentía tan bien que acabe durmiéndome apoyando la cabeza en su hombro.

Cuando despierto estoy solo en la cama, por la luz parece ser muy pronto, aunque no estoy seguro. Me levanto de un salto de la cama, y es cuando me fijo en que no llevo harapos manchados de sangre, sino un pijama bastante calentito hecho de lana, además de que ya no apesto a sangre, sino que huelo a limpio y fresco...¡Ese bastardo se atrevió a ducharme y a cambiarme de ropa! ¡Como le haya hecho algo al gran Ore-sama mientras estaba dormido le voy a meter su querida tubería por el culo! Me auto-chequeo para comprobar que no me ha tocado de más y cuando compruebo que no hay nada raro me tranquilizo.
Observo la habitación por primera vez, es bastante grande, al igual que los muebles, lo que me hace bufar molesto, aquí todo parece hecho tamaño XXL. Me fijo en una silla que hay al lado de la puerta, en la cual hay ropa limpia que supongo será para mi. Me cambio rápidamente para no sentir el frío y salgo de la habitación, observando que la casa está hecha un asco.
Normal, si los que normalmente limpiaban eran los bálticos y ahora no están, además de que ahora Rusia está muy ocupado, así que no tendrá tiempo de limpiar. Bueno, supongo que ya tengo algo que hacer. Empiezo a buscar los productos de limpieza, a la vez que aprovecho para conocer la casa y para chequear cuanta suciedad hay en cada habitación. Una vez encontrados, me pongo a limpiar, empezando por el comedor.
Unas cuantas horas después ya he conseguido dejar la casa como una patena, ya que soy tan awesome que lo hago todo perfecto en poco tiempo, y ahora me encuentro en la cocina intentando preparar el desayuno, cabe decir que cocinar no es lo mío, ya que los alimentos se quedan tan asombrados de mi awesomidad que sólo las salchichas y el puré de patata se sobreponen y consiguen hacerse deliciosos, y no hay ninguna de las dos cosas.
-¿Gilbert?- Al escucharle pego tal bote que se me cae la olla que tenía en la mano, provocando un estruendo nada agradable para mis awesome oídos- ¿Has sido tú quién ha limpiado?
-Por supuesto kesesese~ El gran Ore-sama ha dejado todo brillando
-No hacia falta que...
-Te lo prometí ¿no?- Dije cortándole- Tu me dabas información y yo te era de utilidad. Lo prometido es deuda.
-Anda, déjame a mi- Me aparta y empieza a coger utensilios para cocinar
-Pero...
-Esto es una recompensa por el gran trabajo. Bien hecho- Me sonríe con dulzura, una que jamás creí que él pudiera tener, lo que provoca que me sonroje y mire hacia el suelo, ¿Qué demonios me pasa?.

Notas finales:

Hasta pronto ;)


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