Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Después de la guerra por Kuro Neko Braginskaya

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siento haber tardado tanto

Después de comer, Ivan se fué, puesto que al parecer tenía mucho trabajo, y yo decidí tomar una siesta, limpiar esta casa tan grande fue agotador, aunque podría hacerlo mil veces más puesto que soy el gran Ore-sama kesese~ Una vez en mi habitación, me tiro a la cama sin ningún cuidado y me tapo hasta la cabeza, no sé como pueden sobrevivir con un clima tan frío, bueno, si lo sé, a base de vodka kesese~ Me acurruco entre las mantas y sonrío, este calorcito es muy agradable y casi sin darme cuenta, el sueño me atrapa.

-Dentro del sueño-

Estoy en uno de los pasillos que llevan a la sala de reuniones, veo al señorito podrido y con una sonrisa y Gilbird sobre mi cabeza decido acercarme a él para molestarle. En cuanto me vé, pone una cara de molestia, lo que hace que mi sonrisa y mi ego se incrementen.

-Hola, señorito podrido

-¿Qué quieres Gilbert?

-Nada kesese~ ¿Es que acaso no puedo acercarme a hablar contigo?

-No, me molestas Gilbert

-¿A sí? Deberías estar agradecido de que el gran Ore-sama se acerque a un señorito podrido como tu

-Eh tu, apártate de Roderich 

El pirado de Vash (Suiza) me apunta con una escopeta, y decido retirarme porque no llevo ninguna arma a mano, que si no se enteraba.

Me escondo detrás de una pared y les espio, tengo curiosidad de saber que es lo que quiere ese maniático de las armas con el señorito podrido, solo eso, no es que esté enamorado del señorito ni nada parecido kesese~ Les veo cogerse de la mano y besarse cuando creían que no les veía nadie ¿Pero acaso no se odiaban? Esto es extraño, por alguna razón las lágrimas caen de mis ojos, y mi corazón se siente como si se hubiese roto en miles de pedacitos.

-Cambio de escena dentro del sueño-

Ahora estoy en la puerta de la casa del señorito podrido, dentro de poco voy a combatir contra Rusia y tengo que partir dentro de poco, y aunque no voy a perder porque es imposible que el gran Ore-sama pierda, no quiero irme sin antes decirle unas cuantas cosas, aunque no me corresponda.

-Gilbert ¿Qué haces aquí?

Me recibe con el ceño fruncido y con el estúpido amante de las armas sin puntería detrás de él.

-Kesese~ el gran Ore-sama viene a decirte algo antes de irme...

-¿Y bien?- Ambos enarcan las cejas

-Yo... Ich liebe dich (te amo) 

-Gilbert... Yo...

-Ya sé que no me correspondes señorito podrido, sólo quería pedirte un amuleto de la suerte, aunque el gran Ore-sama no lo necesite kesese~

-¿Y qué es?

-Un beso... Solo uno, y me olvidare de esto que siento por ti.

Ellos se miran entre sí, y yo rezo a quién quiera que esté allá arriba para que al menos me conceda uno, no pido más. El señorito podrido aprovecha el momento en el que cierro los ojos para besarme, es un roce de labios suave e inocente, y sé que no puedo pedir más, no debo aprovecharme de mi suerte.

-Danke (gracias) No os volveré a molestar, el gran Ore-sama tiene cosas mejores que hacer kesese~ Como darle una paliza a Rusia.

-Gilbert...Lo siento... Ten cuidado, sigues siendo un gran amigo.

Hago un gesto con la mano sin volverme, porque entonces verían las lágrimas, y no quiero rebajarme tanto...

-Fin del sueño (Lo sé, muy largo y detallista, perdón)-

Me despierto con los ojos húmedos y rojos por haber llorado durante el sueño, no, durante el recuerdo. Esto pasó antes de que yo acabase en la casa de Ivan. Aún me duele, espero que el señorito podrido este bien, y que el maniático de las armas le cuide y no le haga llorar. 

Abro los ojos y me encuentro con la cara de Ivan, sus ojos violetas mirándome preocupado, como si no hubiese mañana.

-¿Qué pasa Gilbert?¿Te has hecho daño?¿Te duele algo?¿Has tenido una pesadilla?¿Te he hecho daño sin querer?¿He dicho algo que te ha ofendido?

-No, no ha pasado nada de eso, solo he tenido un sueño en el que he recordado algo doloroso para mi. A todo esto ¿Tu que haces aquí?

Él se lanza a abrazarme, haciendo que esconda mi cara en su pecho. He de admitir que esto es reconfortante, sobre todo cuando tienes el corazón roto.

-Ya he terminado mi trabajo, así que fui a hacer la cena, y una vez que terminé de hacerla vine a avisarte, y cuando entre a tu habitación te encontré dormido y llorando, así que esperé hasta que despertases, aunque no tardaste mucho.

Nos quedamos unos minutos en silencio, yo intentando retener mis lágrimas y mis sollozos y él acariciando mi pelo. Se sentía bastante bien. 

Decidí separarme de él, y me miro preocupado, yo simplemente sonreí como siempre.

-Bueno, así que dices que la cena está preparada ¿no? Pues vamos, que el gran Ore-sama se muere de hambre kesese~

Parecía que iba a decir algo, pero luego simplemente asintió y fuimos juntos al comedor, realmente no tengo ganas de explicarle porque estaba llorando. Además, no va conmigo el estar deprimido durante mucho tiempo. Durante la cena no hablamos mucho, aunque Ivan parecía querer decirme algo. Por fin, cuando ya íbamos a levantarnos a recoger la cena habló.

-Tu hermano... Te quiere de vuelta, aparte de estar luchando a capa y espada (entiéndase papeleo y discusiones) por Alemania, también está luchando a capa y espada para recuperarte, junto con Italia y Austria.

-¿Y... Y que vas a hacer?

Con tan solo oír su nombre mi corazón se estrujaba dolorosamente.

-No estoy por la labor de ceder a sus exigencias

-Ya veo...

-¿Les echas de menos?

-¿Sinceramente? Un poco, pero cuando estoy en casa, se dedican a regañarme y a decir que no haga esto, o lo otro, y mis "amigos" desde la guerra no quieren saber nada de mi, aunque en cierto modo es normal, ya que estamos en distintos bandos pero aún así... De todas formas eso no esta en las manos del gran Ore-sama kesese~ Ya sabía yo que no podían vivir sin mi.

-Gilbert...

Me giré y le vi mirarme con pena, no entiendo por qué, yo estoy muy bien, esté donde esté, no es como si necesitase nada de otras personas ni nada parecido kesese~ "Entonces, si eso es cierto, ¿por qué estas llorando otra vez?" Susurro una parte muy molesta de mi.

Se levanto y me volvió a abrazar, acariciándome la espalda esta vez, ¿Quién iba a decir que a Rusia le gustaba tanto el contacto físico?

Nos acostamos los dos en la misma cama, en mi cuarto, y por primera vez en mucho tiempo dormí abrazado a alguien, había olvidado lo bien que se sentía.

Notas finales:

Hasta aquí por ahora


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).