Llegué a casa con total emoción, una amplia sonrisa de oreja a oreja adorna mis facciones. Me quito los zapatos antes de entrar y corro subiéndo las escaleras hasta donde está él, encontrándolo de lleno. -¡Siwonnie!, ¡Siwonnie!.- Grité con emoción mostrándole el nuevo artículo que me compré al venir a casa. -¡Mira! Es una almohada de Hello Kitty, justo como la quería.- Digo aún con ese tono de emoción que no podía contener. -También compré otras dos para las niñas.- Si, las niñas, nuestras hijas, dos gemelas que él y yo procreamos, que él y yo amamos y cuidamos, porque son nuestras hijas, hijas de sangre de Choi SiWon como dice él... -¿Te gusta? Dime que te gusta, sabes que amo Hello Kitty.- Abracé con fuerza la dicha almohada que compré, y sonriéndo suspiré. Alcé la mirada para poder verlo, acercandome lentamente, justo en medio de las cunas de nuestras hijas, en su habitación de ellas. Y cuando me acerqué lo suficiente, las lágrimas comenzarón a caer, a resbalar por mis mejillas. Dejé caer el objeto al suelo, y mi trémula mano se dirijió hacia el traje que colgado en medio de ambas cunas se encontraba. Sollocé. Di media vuelta y acaricié las pequeñas sábanas rosas que jamás serán usadas. Me recargué en el barandal de la pequeña cama y agaché mi cabeza, llorando sin poder detenerme, emitiéndo gritos de dolor, de sufrimiento. -¡¿Por qué me dejaste, Choi SiWon?!, ¿¡Por qué me abandonaste?!.- Gritaba desesperado, dándome suaves golpes en la frente con mi propia mano. -Yo en verdad te amaba... Aún lo hago... ¿Qué hice mal para que me dejaras?.-
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Este soy yo, HanGeng; y Choi SiWon me abandonó un día antes del nacimiento de nuestras hijas. Nunca terminé de comprender el porqué... ¿Por qué se fué? ¿Por qué justo un día antes del acontecimiento más importante de nuestras vidas? ¿Por qué cuando discutíamos no me hizo saber que ya no me quería? ¡¿Por qué me mintió tanto tiempo diciéndome que me amaba?! ¡¿ Por qué jugaste conmigo, Choi SiWon?!.
Recuerdo cuando los dos venimos a China. Recuerdo como al encontrarnos con mis padres, prometiste cuidar por siempre, de mí y de mis hijas.
Mi madre siempre pregunta por tí, te había empezado a tener mucho cariño y aprecio. Y yo, sin querer manchar esa imágen suya sobre tí, hasta ahora no sabe nada, cree que aún soy feliz contigo.
Cuando pregunta de mis hijas, sólo le hago saber que alguien más las cuida. No quiero hacer sufrir a mi madre...
Nuestras hijas... Me gustaría que sepas que las perdí. Eran lo único que me quedaba de tí, de tu recuerdo. Ellas jamás nacieron.
En el trabajo, todos me dicen que me veo tan alegre, tan soñador, tan inspirado. Pero nunca ven lo que se esconde detrás de la máscara. Un HanGeng con el corazón roto, que se ha vuelto loco.
Aquel cuarto, el cuarto de mis hijas, la sorpresa que una vez me diste como aniversario; mi más grande recuerdo. Y ese traje negro colgado en medio de la habitación. El traje negro con el que te casaste conmigo. Sólo eso necesito para imaginar que nada ha pasado, que sigo feliz contigo, los dos, cuidando de nuestras hijas, felices como siempre, siendo uno, amandonos por siempre.
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Lee SungMin es uno de mis mejores amigos. ¿Lo sabías? Y me he enterado que quieres cortejarlo... No sé que llega a dolerme más. Mis celos, mi miedo por que le hagas tal crueldad a mi mejor amigo. El que quieras quitármelo, o el amor que siento por tí, que aún yace en mí...
Me arrebataste a mí familia, ahora a mis amigos, mi felicidad, mi vida... ¡¿Por qué no te llevas de una vez mi amor por tí?!...
Te puedo ver todo el tiempo en la televisión, la única manera en la que sé de tí. Llorando, maldiciéndote, pero también amandote...
Te odio y te amo... Gracias por arruinarme la vida, mi amado Choi SiWon.
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