—Yo... Debo de irme, ShiYuán.— Contesta en un murmullo haciendose a un lado para tratar de irse, para huir de él, evitando todo contacto visual.
Y cuando comienza a alejarse, escucha la voz de SiWon haciendole una pregunta, ah, esa pregunta.
—¿Te hago daño?—
"¿¡Cómo te atreves a preguntarme eso?!"
Tan sólo eso piensa, pero de su boca jamás salió aquello.
Tragando en seco y se gira hacia él con una sonrisa tan extraña y hasta con cierto deje macabro que a SiWon extraña.
—¿Por qué debería de estarlo? Mi mejor amigo se ha casado~.—
Obvio sarcasmo.
SiWon con una mueca en el rostro, da un par de pasos más cerca de él, provocandole inclinarse hacia atrás, pero luego de ello su cuerpo queda inmóvil, no se aleja como creyó que lo haría.
Ha tomado su mano, acercandose poco más a él. Sólo traga saliva por tal nerviosismo.
Y SiWon sonríe. Una sonrisa limpia, pura. Mientras lo mira a los ojos.
Parece que sólo lo admira, y HanGeng sigue sin moverse. Pero justo en el momento en que el coreano acaricia su mejilla con el dorso de su mano; se siente tiritar, ruborizandose levemente, cerrando los ojos de improviso, girando el rostro queriendo evitarlo cuando lo nota acercarse más y más, poco a poco.
—Mi amor, te he buscado por todos lados.—
Se escucha la voz de su esposa, a lo que ambos de inmediato se separan, mirandola practicamente en pánico, y ella se queda en shock.
Un silencio que parece eterno domina la situación.
Nadie dice nada, y es que no saben ni que decir.
Quizá ella no alcanzó a ver lo que ocurría.
—Yo... Tengo que irme.— Dice HanGeng luego de un rato, sonriendo a aquella mujer. —Un gusto. Felicidades a ambos.—
Y con ello se aleja de allí. SiWon no hace más que mirarlo, queriendo decir algo para evitar que se vaya, pero nuevamente la voz de su esposa lo ha detenido.
—¿Pasa algo, mi Choi?—
SiWon sigue sin saber que decir, así que sólo sonríe y niega, tomando su mano. —Nada... Sólo sigamos en la fiesta. Es nuestro día.—
Y dicho esto comienzan a caminar regresando a la pista.
Ella sólo lo mira de soslayo. No dejaría pasar aquello.
Algo pasa, ella lo siente; y lo sabrá pase lo que pase.
A ella nadie la engaña.
-
HeeChul por fin cuelga la llamada, pudiendo ver luego a HanGeng salir del salón rápidamente. No pierde un segundo y va tras él, alcanzandolo en la puerta, ya fuera de allí.
—¡Hannie!—
Entonces el chino se detiene, siente las lágrimas caer por sus mejillas. Se gira hacia el mayor y se dedica a mirarlo sin importarle que lo viera llorar.
—Iba a besarme, Heenim... ¡A besarme!— Dice entre sollozos. —¿Es que acaso no le importa nada? ¿Olvida lo que me hizo sentir? ¡Lo que ahora me está haciendo sentir!—
HeeChul rápidamente se acerca a abrazarlo con fuerza, igual que antes, buscando protegerlo, brindandole su apoyo. —Es un maldito perro...— Dice él entre aquel abrazo, de nuevo sintiendo como si odiara a uno de sus mejores amigos.
—Me quedaré un tiempo en Corea...— Apenas musita HanGeng, comenzando a limpiarse las lágrimas luego de aquel corto silencio. —Tengo trabajo aquí.—
Heenim se separa un poco de él para poder ver al chino. —Sabes que eres bienvenido en mi casa.—
—Gracias.— Contesta con una suave sonrisa. —Sólo... Porfavor que SiWon no se entere.—
—Deja eso en mis manos~.—
-
Noche de bodas.
Ansiada por toda pareja de recién casados, como todos piensan.
La ahora esposa de SiWon se encuentra sobre su regazo, dandole suaves besos en la quijada, portando ya no más su vestido, sólo las medias, acariciando el torso de Siwon.
…l trata de concentrarse en aquello, pero pareciera como si ella no estuviese ahí. Su vista está clavada en la pared, recordando, recordando...
"ShiYuán~, eres tan buen amante..."
Esa frase... Esa frase retumba en su cabeza. Y cierra los ojos recordando cuando fue que Hankyung se la dijo.
Estaban los dos en una cama, acabando de hacer el amor, SiWon dejando suaves besos en su cabello, mientras el chino acariciaba su pecho, sonriendo tan enamorado.
Entonces de repente recuerda otro momento en su vida.
HanGeng llorando por teléfono, hablando con él, o más bien gritandole.
"No eres más que un bastardo..."
Y recordando aquello de inmediato abre los ojos, empujando a su esposa un poco, alejandose de ella, quedandose estupefacta a la reacción de su esposo, tan inesperada.
—Me sentí mal de repente, perdón.— Dice SiWon, cortante, directo, sin siquiera mirarla, levantandose de la cama para acomodarse la ropa y salir de inmediato de la habitación.
Ella aún no podía decir nada.
Debía aceptarlo, aquello la ha herido.
¿Qué está pasando con su Choi SiWon?
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Pareciera como si estuviese huyendo de alguien, no sabía a donde iba, sólo quería alejarse de esos pensamientos.
De inmediato le llegó una idea, así que sacando su móvil, inicia la llamada.
—¿Hyung? ¿Estás ocupado? Necesito hablar con alguien, porfavor.— Su tono de desesperación no se puede ocultar.
—También necesito hablar contigo... Dime donde estás y de inmediato iré.—
Contestando aquello, SiWon le dice la dirección a su mayor, tan sólo estando a unas cuantas cuadras del hotel, ni siquiera usando el auto.
Es una linda noche, después de todo.
Pues en lo que mira al cielo, con ambas manos en los bolsillos del pantalón, suspira profundamente.
Los recuerdos lo estan matando, y sobre todos esos sentimientos que regresan a él.
Ese dolor que sintió al tener que mentirle a HanGeng.
Porque la negación y el miedo lo carcomían.
Porque la resignación era su escapatoria.
—¿SiWon?~.—
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