*POV Lay*
SE BUSCA:
- Un chico alto, de 1.73
- Piel blanca
- Ojos profundos
- Cejas marcadas
- Labios delineados
- Sonrisa inocente
- Cabello castaño
- Sociable
- Solidario
- Inteligente
- Gracioso
…Alguien que me quiera
Una vez terminada de leer la lista Tao me miró perplejo.
- Te pedí que me describiera a tu tipo ideal, no un príncipe azul que venga montado en un caballo dirigiéndose hacia el atardecer – regañó
- Ese es mi tipo ideal – concluí
- Lay – suspiró - ¿Pasa algo?
Me quedé en silencio – Yo solo quiero encontrar a alguien perfecto, que me ame y amarlo, algo así como tú y Kris, llevan 2 años saliendo y ya están comprometidos – se sonrojó – mejor me voy, ya me deprimí – me levanté del sillón
- ¡No te vayas! – exigió – No te pongas así
- Era solo una broma - *no lo es* - tengo cosas que hacer - *no es cierto*
- Bueno… entonces nos vemos
- Claro, Adiós!
Salí del departamento de Tao, como dije anteriormente, algo deprimido.
Caminé buen rato, meditando sobre mi vida, sin darme cuenta terminé llegando a la puerta de una cafetería, distrayéndome con su bonita apariencia, lo cual hizo que me tropezara con alguien que salía del establecimiento.
- Disculpa – dijo el chico, era notoriamente más alto que yo
- No, discúlpame a mí – hice una reverencia algo avergonzado
El chico volvió a entrar en el café, sacando a otro chico a rastras.
- ¿Cuánto decías que medías, Suho? – preguntó en tono burlón
- 1.73, ¡Deja de reprocharme que eres más alto, Chanyeol! – respondió el otro a regañadientes
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Al día siguiente, después del trabajo, de casualidad llegué a la cafetería que ayer me había cautivado.
Entré, provocando que la campanilla de la puerta sonara.
Me senté en una mesa y esperé a que me dieran el menú.
Finalmente me entregaron uno, el cual leía concentrado.
*TINGG*
Sonó nuevamente la campanilla.
- Olvidé mi saco, Baek – gritó el chico que entró
- Está en el perchero, Suho – respondió otro empleado
*Ese nombre lo he escuchado antes…*
Bajé el menú, intentando ver a la persona cuyo nombre ya había escuchado, pero solo puede ver una cosa.
Su piel blanca.
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Era de mañana, y de nuevo me encontraba en la cafetería de hace unos días.
Me había gustado el lugar.
A comparación de hace unos días, esta vez ya había un menú en mi mesa. Lo revisé, eligiendo que iba a ordenar.
- Disculpe, ¿qué va a ordenar? –
Levanté la mirada, posándola sobre sus profundos ojos.
- Y-y-y-y-y-y-y-y-yo… -
El chico frunció sus marcadas cejas.
- Emm… u-un… c-café –
El chico rió, arqueando sus delineados labios y dándole presencia a su inocente sonrisa.
- Claro – respondió
Esta persona se retiró en dirección a la cocina, arreglándose un mechón de su cabello castaño.
Terminé de tomar mi café, retirándome, no sin antes haber visto el gafete del mesero que me atendió, en el cual se leía: “Suho”.
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Era de noche, estaba en la cafetería… Me he dado cuenta que la frecuento mucho.
Como de costumbre pedí un café, acompañado de un libro que había empezado a leer hace unos días.
*TINGG*
Un grupo de chicos entraron, se les notaba de mi edad.
Intenté volver a mi lectura, sin embargo el bullicio que ocasionaban me lo impedía.
Bajé mi libro, mirando hacia donde estaban sentados, ahí se hallaba Suho, acompañado de 4 personas más, de las cuales solo reconocía dos.
Pasaron los minutos, los cuales se convirtieron en unas horas, en las cuales me dedicaba a ver de reojo a Suho, quien parecía manejar toda la conversación.
Seguro era muy sociable.
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Regresaba del trabajo, hacía frío, ya era tarde y estaba muy cansado, solo esperaba llegar a mi casa.
Crucé la pista, quedando frente a la cafetería de siempre.
Vi como alguien salía, era Suho, quien empezaba a cerrar el local.
De pronto un pordiosero pasó cerca del lugar, pidiendo alguna moneda.
Me quedé quieto, fuera del alcance de la vista de ambos, esperando a ver la reacción de Suho.
El pordiosero se acercó a él, pidiéndole limosna, Suho le hizo una seña y entró al café.
Minutos después apareció con un café, el cual le entregó para aliviar el frío.
Se nota que es muy solidario.
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Me acerqué al mostrador, esperando en la fila para pagar el café que había tomado, cuando de repente escuché una voz familiar hablar.
- Hola Sr. Choi – saludó Suho
- Hola Suho – respondió una señora sonriendo – que bueno que te encuentro! Podrías ayudar a Kyuhyun con su asesoría del mes, le va muy mal con álgebra
- Claro Sr. Choi
Sonreí por inercia.
Seguro Suho era inteligente.
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Casi como todas las noches de sábado pasaba a tomar algún café, cuando de pronto pude divisar al grupo usual de Suho, el cual ya acostumbraba ver.
Sin previo aviso se acercaron a mí, irrumpiendo en mis pensamientos.
- Disculpa… – me preguntó Suho
- S-si – respondí
- Bueno… ammm..
- Lay – le dije mi nombre
- Okey, Lay… Una pregunta
- ¿C-cual?
- ¿Sí o no que él se ve como Pororo? – preguntó poniendo al frente mío a un chico, de ojos grandes y un poco más bajo que yo, que efectivamente se parecía a Pororo.
Reí – S-si
Sus demás amigos estallaron en risa, sin poder respirar siquiera.
- Gracias… Lay – dijo antes de irse
Me quedé en medio de la acera, todavía hipnotizado por su presencia.
- Que gracioso – volví a reír
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Esta vez ya me hallaba de salida, dejando la usual propina a Suho por su trabajo.
Estaba a punto de retirarme cuando alguien me detuvo.
- Hola… Lay… - era Suho *se acordó de mi nombre* – He visto que pasas por aquí muy seguido – trague saliva - e-eres muy bonito – se sonrojó - ¿Te gustaría salir algún día?
- S-seguro
…Alguien que me quiera